¿Quién fue Alfred Binet?
Alfred Binet (1857-1911) fue un psicólogo, pedagogo y grafólogo francés, conocido por sus aportes a la psicología experimental, diferencial, psicometría, y especialmente por sus contribuciones al desarrollo educativo.
Entre sus trabajos más destacados, y por el que es más reconocido, está el ser el creador, junto a Théodore Simon, del test de predicción del rendimiento escolar.
Esta prueba, diseñada para medir la inteligencia, fue la base para lo que hoy conocemos como tests de inteligencia, así como la creación del cociente de inteligencia (CI).
Biografía de Alfred Binet
Educación e influencias
Al finalizar la escuela secundaria en el liceo Louis-le-Grand de París, asistió a la Escuela de Leyes, que culminó en 1878.
Seis años después contrajo matrimonio, y en esa misma época comenzó sus estudios en medicina en la Universidad de París, con el apoyo de su suegro, el embriólogo francés Edouard Gérard Balbiani.
Sin embargo, se interesó por la psicología, y se preparó de forma autodidacta, leyendo artículos y obras de la disciplina.
Binet se interesó por los postulados del reconocido científico Charles Darwin y del filósofo escocés Alexander Bain. Pero quien marcó el rumbo de su carrera fue John Stuart Mill, especialmente por sus teorías sobre la inteligencia, tema que se convertiría en un elemento clave durante su carrera como psicólogo.
Inicios de su carrera
El inicio de su carrera profesional fue en 1883, como investigador en la clínica neurológica Pitié-Salpêtrière.
Binet llegó a esta institución gracias al médico francés Charles Féré, y trabajó bajo la dirección de Jean-Martin Charcot, presidente de la clínica, quien se convertiría en su mentor en el área de la hipnosis, de la cual era especialista.
Los trabajos de Charcot sobre la hipnosis tuvieron gran influencia sobre Binet. Y de su interés por la hipnosis resultó un trabajo que realizó en colaboración con Charles Féré. Ambos investigadores identificaron un fenómeno al que llamaron transferencia y la polarización perceptiva y emocional.
Lamentablemente, esta investigación no recibió la aprobación de los médicos especialistas. Se conoció que los sujetos de estudio tenían conocimiento sobre lo que se esperaba de ellos en el experimento, así que simplemente fingían.
Esto representó un fracaso para Binet y Féré, que debido a la presión de Charcot, debieron asumir públicamente el error, dejando al jefe de la investigación libre de cuestionamientos.
Binet había basado toda su carrera en esa investigación y al tener que retractarse decidió marcharse del laboratorio de La Salpêtrière en 1890. Este fracaso público marcó su desinterés por la hipnosis.
Interés por el desarrollo cognitivo
Tras el nacimiento de sus dos hijas, Madeleine (1885) y Alice (1887), el investigador se interesó por un nuevo tema: el desarrollo cognitivo.
En 1891 Binet conoció a Henri Beaunis, un fisiólogo y psicólogo que había creado un laboratorio de psicofisiología en 1889. Beaunis era el director y le ofreció a Binet un puesto como investigador y director asociado del lugar, que era el Laboratorio Experimental de Psicología de La Sorbona.
Fue en esta institución donde Binet empezó a investigar la relación entre el desarrollo físico y el desarrollo intelectual. Poco después de haber empezado su trabajo en este campo, comenzó a introducir estudiantes en el área de los procesos mentales.
En 1894 Binet se convirtió en el director del laboratorio, cargo que ocupó hasta su muerte. Ese mismo año, Binet y Beaunis fundaron la revista anual francesa sobre psicología, llamada L’Annee Psychologique.
Binet fue director y editor jefe de la revista. Además, durante esos primeros años dirigiendo el laboratorio, el psiquiatra Theodore Simon contactó a Binet para que fuera el tutor de su tesis doctoral. Este sería el inicio de una larga y fructífera relación entre ambos profesionales.
Investigaciones sobre el desarrollo cognitivo: el ajedrez y la inteligencia
En 1984, como director del Laboratorio Experimental de Psicología de La Sorbona, Binet contaba con total independencia para realizar sus investigaciones. Uno de sus primeros estudios psicológicos estuvo enfocado en el ajedrez. Su objetivo era indagar sobre las facultades cognitivas que tenían los ajedrecistas.
Según su hipótesis, la habilidad para jugar al ajedrez estaba determinada por una cualidad fenomenológica específica: la memoria visual.
Sin embargo, tras analizar el resultado de sus pruebas, concluyó que si bien la memoria influye, no lo es todo. Es decir, la memoria visual, en este caso, es solo una parte del proceso cognitivo que influye en el desarrollo de una partida de ajedrez.
Para llevar a cabo el estudio, se privó a los jugadores de su visión durante toda la partida. La idea era obligarlos a jugar de memoria. El investigador descubrió que a los jugadores amateur e incluso a algunos que llevaban un tiempo jugando, les resultó imposible jugar. Pero los jugadores expertos no tuvieron problemas para jugar bajo estas condiciones.
Con estas observaciones, Binet llegó a la conclusión de que para ser un buen ajedrecista no solo se necesitaba tener memoria visual, sino también contar con experiencia y creatividad. Descubrió que a pesar de que un jugador tuviera una buena memoria visual, podía tener un juego torpe si no contaba con otras habilidades.
Inteligencia
Binet también llevó a cabo investigaciones sobre el desarrollo cognitivo enfocado en la inteligencia. El nacimiento de sus hijas lo impulsó a trabajar en este campo.
En 1903 publicó un libro titulado L’analyse expérimentale de l’intelligence (Estudios experimentales sobre la inteligencia), donde analizó 20 sujetos. No obstante, los sujetos centrales de este trabajo fueron sus hijas, Madeleine, quien en el libro fue Marguerite, y Alice, que fue Armande.
Tras el análisis de cada una, Binet llegó a la conclusión de que Marguerite (Madeleine) era objetivista y Armande (Alice), subjetivista.
Marguerite pensaba de una forma precisa, tenía gran capacidad de atención, mente práctica, pero poca imaginación, y además tenía mucho interés por el mundo exterior.
En contraste, el proceso de pensamiento de Armande no estaba tan bien definido. Se distraía con facilidad, pero tenía una gran imaginación. Su sentido de observación era deficiente y tenía desapego del mundo exterior.
Introspección y extrospección
De esta manera, Binet logró desarrollar los conceptos de introspección y extrospección mucho antes de que Carl Jung hablara de los tipos psicológicos.
La investigación de Binet con sus hijas le sirvió para perfeccionar su concepción del desarrollo de la inteligencia, en especial en lo que se refería a la capacidad de atención y a la sugestión en el desarrollo intelectual.
Binet publicó más de 200 libros, artículos y reseñas en muchos campos de la psicología, como las que hoy día se conocen como psicología experimental, psicología del desarrollo, psicología educativa, psicología social y psicología diferencial.
Expertos en el área sugieren que estos trabajos pudieron haber influenciado a Jean Piaget, quien en 1920 trabajó con Théodore Simon, el colaborador de Binet.
Tests de inteligencia
En 1899, Binet se integró a la Société Libre pour l’Etude Psychologique de l’Enfant (Sociedad libre para el estudio psicológico del niño). Y en 1904, el Ministerio de Instrucción Pública de Francia estableció la escolarización obligatoria para todos los niños.
Al entrar en vigencia esta ley, se observó que los niños llegaban a la escuela con niveles de formación muy dispares. Por esta razón, clasificarlos según su edad resultó ineficaz.
Para buscar una solución a este problema, el gobierno francés creó una comisión, cuyo objetivo era diseñar una herramienta que permitiera identificar a los alumnos que podrían necesitar de una educación especial.
Binet y otros miembros de la sociedad fueron asignados para esta tarea.
Binet determinó que no era posible evaluar la inteligencia de una persona por medio de la medición de atributos físicos. Por ello, rechazó el método biométrico que defendía el psicólogo Francis Galton.
Primer test de inteligencia
Binet propuso un método en el que se calculaba la inteligencia sobre la base de una serie de tareas que exigían comprensión, dominio del vocabulario, capacidad aritmética, entre otras cosas.
Con base en esta idea, Binet elaboró un primer test capaz de diferenciar dos tipos de alumnos: aquellos que contaban con capacidades que les permitirían adaptarse al sistema educativo normal, y aquellos que necesitarían un refuerzo para adaptarse.
Además, esta prueba también señalaba las carencias de estos alumnos. Estos problemas aparecieron explicados en su libro L’Etude experimentale de l’intelligence (Estudios experimentales sobre la inteligencia).
Test de edad mental: escala Binet-Simon
Binet realizó una nueva investigación, pero esta vez contó con la colaboración de su antiguo alumno, Théodore Simon.
Los dos expertos trabajaron en la elaboración de un nuevo test que mediría la edad mental (capacidad promedio que posee un individuo —un niño— en una edad determinada). Así, en 1905 nació la primera escala Binet-Simon.
En 1908 esta escala fue revisada. En ese proceso se desecharon, modificaron y agregaron nuevos test. El objetivo era poder adaptar las exigencias de estas pruebas para poder aplicarlos a niños en edades comprendidas entre 3 y 13 años.
La escala creada por Binet y Simon estaba compuesta por treinta tareas de complejidad creciente.
Las más fáciles consistían en acciones como seguir una luz con los ojos o ser capaz de mover las manos siguiendo una serie de instrucciones. Este tipo de tareas podían resolverse sin dificultad por todos los niños, incluyendo aquellos que presentaban retraso severo.
En el caso de las tareas un poco más difíciles, se les pedía a los niños señalar de forma rápida algunas partes del cuerpo, o que contaran en reversa de tres en tres. Y en las tareas más complicadas se les pedía que establecieran diferencias entre dos objetos, que hicieran dibujos de memoria o que construyeran frases con grupos de tres palabras.
Finalmente, un último nivel de dificultad comprendía pedir a los niños que repitieran secuencias aleatorias de siete dígitos al revés, que encontraran rimas para una palabra determinada y que respondieran algunas preguntas.
Los resultados de estas pruebas darían la edad mental del niño, y se lograba determinar el lugar que debía ocupar en el sistema educativo. Binet remarcó en sus estudios que las diversas clases de inteligencia existentes solo podían ser estudiadas de forma cualitativa.
Además, señaló que el desarrollo intelectual progresivo de una persona estaba influenciado por el ambiente. Por ello llegó a la conclusión de que la inteligencia no era solo una cuestión genética, por lo que los retrasos en los niños podían ser reparados a través de un reforzamiento.
En 1911, Binet publicó la tercera revisión de la escala Binet-Simon, pero no estaba completa. El investigador nunca pudo terminarla porque murió de un derrame cerebral.
Posteriormente la escala Binet-Simon fue traducida al inglés y adaptada al sistema educativo estadounidense. Fue renombrada escala Stanford-Binet.