Es importante saber cómo solucionar problemas de la vida, de pareja, personales, laborales o familiares, ya que la vida suele pasar por etapas tranquilas y etapas con obstáculos a vencer.
La madurez emocional supone comprender que los problemas van y vienen y que la mejor forma de enfrentarse a ellos es aceptarlos y buscar soluciones, sin perder tiempo quejándose.
Cuando surge un problema, se puede adoptar tres formas de resolverlos:
– Impulsiva: es la opción más fácil y que a corto plazo se puede realizar. Traerá resultados negativos, ya que no se piensa en otras opciones que podrían ser mejores, ni en las consecuencias de cada una.
– Evitativa: no se afronta el problema y se evita. Esta forma también traerá consecuencias negativas, puesto que el problema no se resolverá solo.
– Racional: la persona trata de definir el problema, no se queja, se centra en la solución, genera alternativas de acción y toma una para finalmente resolver el problema. Esta es la forma que conviene aprender, es la más adaptativa y la que mejores resultados dará.
Cuando surge un problema, lo normal es tener un sentimiento negativo: sentirse triste o preocupado.
Sin embargo, comienza a ser desadaptativo cuando se le empieza a dar vueltas al problema días, meses e incluso años, y no se toman decisiones o se buscan soluciones eficaces.
El enfoque que te ayudará para solucionar problemas
El enfoque más correcto, constructivo y que dará resultados infinitamente mejores para la vida es el contrario a centrarse en el problema: es centrarse en la solución del problema.
Si cada vez que surge un problema se adopta este enfoque, se podrán resolver de forma más rápida y efectiva, y además se obtendrán mejores resultados.
Lo que hace mucha gente es:
1) SURGE EL PROBLEMA -> 2) SE PREOCUPA, 3) SE QUEJA, 4) PIENSA SOBRE EL PROBLEMA Y SUS CONSECUENCIAS NEGATIVAS
Lo más adaptativo para tener una mejor calidad de vida es:
1) SURGE EL PROBLEMA -> 2) PIENSA EN LAS SOLUCIONES Y EN ACTUAR
Cosas a recordar para resolver mejor los problemas
Hay varios aspectos de la solución de problemas que conviene saber:
– Los problemas son comunes y se encontrarán durante toda la vida.
Habrá épocas con más y otras con menos, aunque siempre será responsabilidad propia elegir:
a) Quejarse y dejar el problema que se resuelva solo o que alguien venga a resolverlo.
b) O resolverlos, poniendo el foco de atención en la solución.
Al resolver un problema, será muy importante la autoeficacia (creencia de que se puede resolver el problema y de que las acciones llevarán al estado o solución deseada, la autoestima y la autoconfianza).
– No se pueden resolver todos los problemas solo y habrá gente que podrá ayudar en algunos casos.
– Diferenciar los problemas urgentes, en los que hay que tomar una solución pronto, de los que se pueden dejar para un poco más adelante.
– Reto: si se tiene la creencia de que el problema es un reto, habrá más motivación para la búsqueda de una solución, se entrará en acción y se resolverá antes.
– No actuar de forma impulsiva. Algunos problemas llevan tiempo resolverse.
Técnica de solución de problemas (4 pasos)
Con esta técnica de solución de problemas se aprenderá a:
– Resolver problemas personales, de pareja, laborales y en general cualquier problema.
– Tomar decisiones: en la actualidad la gente tiene tantas opciones que eso mismo resulta problemático y provoca estrés. Se pueden elegir cientos de carreras, cursos, dónde vivir, qué piso elegir…
– Tratar problemas psicológicos: en el mundo de la psicología profesional también es una técnica usada para combatir ansiedad, depresión, obesidad, estrés…
Estos son los 4 pasos:
1. Identificar el problema
Es fundamental definir el problema en términos precisos si se quiere tomar la mejor opción para resolverlo y tomar soluciones que se adecúen a él.
Si un médico sabe qué enfermedad específica tiene su paciente, podrá darle el medicamento más apropiado, aunque si no sabe qué enfermedad es, tendrá miles de medicamentos a elegir. Es lo mismo con el problema y su solución.
Hay que empezar por preguntarse concretamente. Por ejemplo, en el caso de alguien que se siente descontento por acudir diariamente al trabajo:
– ¿Qué es lo que no me gusta de mi trabajo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿En qué momentos de mi trabajo no me siento bien? ¿Qué cosas sí me gustan de mi trabajo? ¿Cuáles son mis pensamientos en esos momentos? ¿Cómo me puedo sentir mejor?
Habrá que llegar a afirmaciones claras como: “No me gusta mi trabajo cuando mi jefe me habla de forma agresiva”.
Se debe obtener información del problema, basada en hechos y descrita concretamente.
Clarificarlo de forma que sea un problema objetivo, ya que uno puede tener ideas irracionales que no se corresponden con la realidad. Puede que alguien considere que es un problema el estar pasado de peso, o que su pareja no le preste atención, y que eso no se corresponda con la realidad.
¿Qué es lo más importante a resolver? Si por ejemplo se considera que se tienen problemas al hablar en público. ¿Es el tono de voz? ¿Te pones nervioso y no sabes qué decir? ¿Tienes pensamientos negativos? ¿Qué favorece la aparición del problema?
2. Buscar soluciones
Al buscar soluciones, conviene seguir estos principios:
– Actuar de forma diferente: si se intenta resolver el problema de la misma forma y se observa que no da resultados, lo mejor es cambiar y probar otras formas de resolverlo.
– Librarse de lo convencional: un problema puede ser resuelto de muchas formas y la mejor no tiene por qué ser la que se ha aprendido por tradición.
– Brainstorming: lanzar todas las ideas que se pasen por la cabeza. Pensar en todas las opciones que surjan, sin evaluarlas. Al hacerlo, será un pretexto para abandonar o evitar el problema. Aquí es importante mostrarse fuerte y no dejarse influenciar, en el caso de que alguien diga frases como “eso no va a funcionar”.
– Pedir ayuda: si tras un tiempo prudencial no se obtiene ninguna alternativa, se puede pedir ayuda a alguna persona cercana o a un profesional.
Si se han generado pocas alternativas, es bueno tomarse un tiempo y se puede:
– Observar qué acciones han tomado personas en situaciones similares.
– Combinar nuevas alternativas y crear una nueva.
– Cada alternativa puede ser dividida en comportamientos específicos.
¿Qué has hecho en situaciones parecidas?
3. Toma de decisiones
Una vez se tengan todas las soluciones que han surgido, se evaluarán y se tomará una decisión, eligiendo la más viable y la que más beneficios proporcione.
Para saber qué opción elegir de todas las alternativas generadas, se puede acudir a los siguientes criterios:
– La alternativa que en mayor grado resuelva el problema.
– La alternativa que menor esfuerzo y menos tiempo requiera.
– La que mayor bienestar emocional genere, en la propia persona y en los demás.
También hay que tener en cuenta que no hay que limitarse a una simple solución, y se pueden escoger dos o una combinación de dos o tres.
4. Acción y resultados
Este paso es la realización de la acción concreta y es recomendable tener en cuenta los siguientes puntos:
– En algunos casos, se habrá elegido una alternativa en la cual será necesario entrenarse. Si, por ejemplo, el problema es que el trabajo no da felicidad, y se ha tomado la alternativa de comenzar un negocio, pero no se tiene experiencia y no se sabe cómo, habrá que formarse antes de tomar acción. También se puede tomar acción y aprender por cuenta propia, aunque esta última opción no es aplicable en todos los casos.
– Observarse mientras se realiza la acción, esto servirá para ir corrigiendo lo que se considere que se puede mejorar, y hacerlo distinto en el futuro.
– Evaluación: cuando la acción que lleva a la solución del problema haya terminado, la persona deberá evaluar ella misma los resultados. Si considera que ha cometido algún error, debe determinar cuál es y corregirlo con otra acción. Si lo ha realizado todo bien, es recomendable darse un premio (o autorrefuerzo) para consolidar esa forma de comportamiento.
– El premio o autorrefuerzo es fundamental para que establecer esa forma de tomar soluciones como permanente en el comportamiento. Se puede hacer con halagos hacia sí misma (por ejemplo: “lo he hecho muy bien, qué bien lo he hecho, estoy orgulloso/a de mí mismo”) o con recompensas externas, como una buena cena o una salida al cine.