¿Qué es la dermatilomanía?
La dermatilomanía es un trastorno mental caracterizado por una necesidad extrema por tocar, rascar, restregar o pellizcar la piel. Las personas que lo padecen son incapaces de resistirse a realizar dichas conductas, por lo que se rascan la piel de forma impulsiva para mitigar la ansiedad que le supone no hacerlo.
Evidentemente, sufrir esta alteración psicológica puede dañar enormemente la integridad de la persona, así como proporcionarle un elevado malestar y repercutirle notablemente en su día a día.
Relación entre la piel y las alteraciones mentales
La dermatilomanía es un trastorno psicopatológico descrito por primera vez por Willson bajo el nombre de skin picking. En esencia, se caracteriza por la necesidad o urgencia por tocar, rasca, pellizcar, friccionar, apretar, morder o excavar la piel con las uñas y/o herramientas accesorias, como pinzas o agujas.
Hoy en día, este trastorno aún es una entidad psicopatológica poco conocida y con muchas preguntas por responder. Durante los últimos años, se han abierto muchos debates sobre si esta alteración forma parte del espectro obsesivo-compulsivo o un trastorno del control del impulso.
Es decir, si la dermatilomanía consiste en una alteración en la que la persona realiza una acción compulsiva (rascarse) para mitigar la ansiedad que le provoca un pensamiento determinado, o una alteración en la que la persona es incapaz de controlar sus necesidades inmediatas de pellizcar su piel.
En la actualidad, parece haber un mayor consenso para la segunda opción, entendiendo la dermatilomanía como un trastorno en el que, ante la aparición de prurito u otras sensaciones cutáneas, como ardor u hormigueo, la persona siente una necesidad extrema de rascarse, por lo que acaba realizando la acción.
Sin embargo, la relación entre la piel y el sistema nervioso parece ser muy compleja, por lo que existen múltiples asociaciones entre alteraciones psicológicas y alteraciones cutáneas.
De hecho, el cerebro y la piel tienen muchos mecanismos asociativos, por lo que, a través de sus lesiones, la piel puede dar cuenta del estado emocional y mental de la persona.
Así, pues, una persona que padece alteraciones en la piel y en el estado mental, como es el caso de los individuos que padecen dermatilomanía, deben ser evaluados en su conjunto y orientar la explicación a las alteraciones padecidas en dos vertientes.
- Como un desorden dermatológico con aspectos psiquiátricos.
- Como un trastorno psiquiátrico con expresión dermatológica.
Características de la dermatilomanía
- Urgencia de rascar. La característica principal se basa en los sentimientos de necesidad y urgencia que experimenta la persona en determinados momentos de rascar, frotar o pellizcar su piel.
- Defectos, acné y otras afecciones dermatológicas. Normalmente, estas sensaciones de necesidad de rascarse aparecen como respuesta a la aparición de mínimas irregularidades o defectos en la piel, así como presencia de acné u otras formaciones cutáneas.
- Rascado compulsivo que produce daños. El rascado se hace de forma compulsiva, es decir, la persona no puede evitar rascarse la zona determinada, y se realiza con las uñas o algún utensilio. Evidentemente, este rascado suele provocar daños tisulares de distinta severidad, así como infecciones cutáneas, cicatrices definitivas y deformantes, y un significativo daño estético/emocional.
- Incapacidad de resistir. La persona no puede resistirse a efectuar las acciones de rascado, ya que si no lo hace no es capaz de librarse de la tensión que le supone no hacerlo. Así, pues, la persona empieza a rascarse la piel de forma totalmente impulsiva, sin poder reflexionar si debería hacerlo o no, y evidentemente, causando marcas y heridas en la zona cutánea.
- Impulsos de rascarse aparecen con observación de la piel. Posteriormente, los impulsos de rascarse no aparecen ante la detección de prurito, acné u otros elementos naturales de la piel, sino por la observación permanente de la propia piel. De este modo, la persona con dermatilomanía empieza a analizar de forma obsesiva el estado de la piel, hecho que hace que controlar o resistirse a sus ganas de rascarse se convierta en una tarea prácticamente imposible.
- Sensaciones de gratificación. Durante la observación, el nerviosismo, la tensión y la inquietud van aumentando, y solo puede disminuir si se lleva a cabo la acción. Cuando la persona realiza por fin la acción de rascar o pellizcar su piel impulsivamente, experimenta elevadas sensaciones de gratificación, placer y alivio. No obstante, a medida que va transcurriendo la acción de rascarse, los sentimientos de gratificación van disminuyendo, al tiempo que también desaparece la tensión.
- Similitud con adicciones. El patrón de funcionamiento de la dermatilomanía recibe sensaciones de tensión extremas, que se eliminan a través de la acción de friccionarse la piel, conducta que proporciona mucha gratificación en un inicio, pero que desaparece cuando ya no hay tanta tensión. Este patrón de conducta difiere poco del que realiza una persona adicta a una sustancia o una conducta determinada. A medida que va transcurriendo la acción de rascarse la piel, la gratificación desaparece, y en su lugar empiezan a aparecer sentimientos de culpa, arrepentimiento y dolor, los cuales incrementan progresivamente a medida que se prolonga la acción de rascarse. La persona que padece dermatilomanía siente vergüenza y autorreproche por las heridas y lesiones resultantes de sus comportamientos de rascado compulsivo, hecho que puede originar múltiples problemas personales y sociales.
Datos sobre la dermatilomanía
La dermatilomanía es un trastorno de control de impulsos en el que la persona es incapaz de resistirse a rascarse ciertas zonas de su piel debido a la tensión previa que le provoca la autoobservación y la detección de ciertos aspectos cutáneos.
Como se ha comentado, todavía en la actualidad existe poco conocimiento sobre este trastorno psicológico, sin embargo, hay autores que han realizado investigaciones que permiten extraer algunas conclusiones.
- Las sensaciones de tensión previa que describen los pacientes con dermatilomanía se eleva a niveles de entre el 79 y el 81%.
- Las zonas donde se ejecutan los rascados con mayor frecuencia es el rostro (granos y las espinillas) (93% de los casos), seguido de las picaduras de insectos (64%), de las costras (57%), las zonas infectadas (34%) y la piel sana (7-18%).
- Las conductas que realizan con mayor frecuencia las personas con dermatilomania son: apretar la piel (59-85%), rascar (55-77%), morder (32%), frotar (22%), excavar o remover (4-11%), y pinchar (2,6%).
- Los instrumentos que más se utilizan para hacer estas acciones son las uñas (73-80%), los dedos (51-71%), los dientes (35%), alfileres o broches (5-16%), pinzas (9-14%) y tijeras (5%).
- Las zonas del cuerpo más afectadas por las conductas compulsivas de la dermatilomania son la cara, los brazos, las piernas, el dorso y el tórax.
- Las personas con dermatilomanía tratan de cubrir las heridas ocasionadas a través de cosméticos en un 60% de los casos, con prendas de vestir en un 20% y con vendajes en un 17%.
Tratamiento de la dermatilomanía
Hoy en día no existe en la literatura un tratamiento único y totalmente eficaz para intervenir este tipo de psicopatologías. Sin embargo, los métodos que más se utilizan entre los servicios de salud mental son los siguientes.
- Tratamiento farmacológico. Normalmente, se suelen emplear antidepresivos, como los inhibidores selectivos de serotonina o la colomipramina, así como antagonista de los opioides y agentes glumatérgicos.
- Terapia de sustitución. Esta terapia se centra en buscar la causa subyacente del trastorno, así como los efectos que puede originar. Se ayuda al paciente a desarrollar habilidades para controlar el impulso sin dañarse y a ir reduciendo los comportamientos de rascado.
- Terapia cognitivo conductual. Esta terapia ha obtenido muy buenos resultados para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo, por lo que se esperan efectos similares en la intervención de la dermatilomanía. Con este tratamiento, se desarrollan técnicas conductuales que permiten prevenir la aparición de los actos impulsivos, y al mismo tiempo se trabajan los pensamientos obsesivos de rascarse para que estos sean experimentados con niveles inferiores de tensión y ansiedad.
Referencias
- Bloch, M., Elliot, M., Thompson, H., Koran, L. Fluoxetine in Pathologic Skin Picking. Psychosomatics.
- Bohne, A., Wilhelm, S., Keuthen, N., Baer, L., Jenike, M. Skin Picking in German Student. Behav. Modif.
- Gupta, M.A., Gupta, A.K. The use of antidepressant drugs in dermatology. JEADV.
- Keuthen, N., Deckersbach, T., Wilhelm, S., Hale, E., Fraim, C., Baer, L. et al. Repetitive Skin. Picking in a Student Population and Comparison with a Sample of Self. Injurious Skin. Pickers. Psychosomatics.
- Wilhelm, S., Keuthen, N.J., Deckersbach, T. Selfinjurious skin picking: clinical characteristics and comorbidity. J. Clin. Psychiatry.