¿Qué son los hábitos de estudio?
Los hábitos de estudio son técnicas que mejoran el rendimiento académico y la habilidad de aprender. Son empleados por estudiantes de colegios, instituos y universidades para mejorar sus calificaciones y mejorar la capacidad de memorización.
El éxito académico y la seguridad con la que se afronta un examen depende de la planificación, la organización, del tiempo dedicado al estudio, tener un buen material, del control del estado emocional, entre otras cosas.
Unos buenos hábitos de estudio pueden hacer la diferencia entre el éxito o el fracaso académico, de allí su gran importancia.
Lista de hábitos de estudio y cómo desarrollarlos
1. Prepararse los exámenes con antelación
Si estudias un examen que tienes dentro de tres meses durante 3 horas semanales, lo aprenderás mucho mejor. Los conocimientos se asentarán en la memoria a largo plazo y los conservarás durante un largo tiempo.
Si estudias uno o tres días antes, puede que apruebes, pero los conocimientos se quedan en la memoria a corto plazo y terminan por perderse.
2. Estudia con energía y sin hambre
Tener hambre hará que estés distraído y sin energía, haciendo mucho más difícil la concentración. Por ello, es importante haber desayunado o comido antes de comenzar a estudiar.
Entre otros alimentos, las almendras y las frutas son buenas opciones.
3. Alternar los lugares de estudio
Si alternas los lugares donde estudias mejorarás la atención y la retención del aprendizaje.
Además, estudiar durante semanas en un mismo lugar puede llegar a ser aburrido. Alternar entre diversas bibliotecas o salas de estudio y tu casa es un buen hábito.
4. Ponerse exámenes ficticios
Ponerte preguntas o exámenes ficticios de prueba es mucho más efectivo que subrayar o releer. Te harás posibles preguntas y practicarás para la prueba real.
Además, probablemente en los “exámenes ficticios” te pondrás preguntas que coincidirán con las del examen real. Cuantos más intentos hagas, mejor.
5. Haz ejercicio o da paseos antes de los exámenes
Una investigación realizada en la Universidad de Illinois demostró que 20 minutos de ejercicio antes de un examen puede mejorar el rendimiento y el estado de ánimo.
6. Leer de manera comprensiva
Es importante leer con atención y comprender. Ello significa leer lento, profundo y de manera reflexiva.
Además, para un aprendizaje eficaz, debes ser capaz de darte cuenta de cuándo no comprendes lo que lees, para poder corregir conceptos erróneos. Leer bien implica profundizar en el contenido del texto, hacerse preguntas. Todo eso favorece la memorización del temario.
Las habilidades que forman parte de la comprensión lectora se denominan “metacomprensión”.
La metacomprensión es el conocimiento que tienes acerca de tu cognición y la conciencia acerca de cómo funciona. Si tu metacomprensión es alta, eres capaz de monitorear tu comprensión lectora de manera efectiva.
7. Planificarse
Es necesario planificarse si quieres ser efectivo y eficaz en el estudio. De este modo conseguirás mayor rendimiento invirtiendo menos esfuerzo.
Cuando planificas, tu tarea se resume en adaptar el estudio diario a lo fijado en el plan, de modo que dejas de improvisar y evitas la procrastinación cuando tienes muchas cosas por hacer.
Con la planificación fomentas la creación de un hábito, te permite concentrarte durante más tiempo, evitas la acumulación de trabajo para el último día y te permite ir más relajado.
Establece un calendario en papel y anota ahí cada cosa que sucede. Te permitirá ver qué te funciona, qué te hace perder tiempo, cuál es el tiempo que precisas para cumplir todas las metas, y te permitirá ajustarte mejor a tus necesidades reales.
8. Intentar estudiar todos los días el mismo tiempo
Es importante intentar estudiar todos los días el mismo tiempo, y si es posible, a la misma hora. Así favoreces la rutina y ayudas a que se convierta en un hábito estable.
Debes convertir el estudio en una práctica que te ayude a llevar adelante tus objetivos y a crear una manera de estudiar que te permita obtener confianza en ti mismo.
Intenta encontrar un equilibrio entre tu disponibilidad y tus horas óptimas de estudio (concentración) para intentar ajustar tu planificación.
Si te planificas adecuadamente, logras cumplirlo y además mantienes una rutina de estudio, evitarás estudiar la noche anterior al examen.
9. Tomar buenos apuntes y preguntar en clase
Para estudiar de manera adecuada y mantener unos buenos hábitos de estudio, debes cuidar también los apuntes que estudias, dado que de ellos depende también tu éxito académico.
Si dedicas tiempo a planificarte y a estudiar pero el material de base no es bueno, de poco servirá el esfuerzo invertido. Por todo ello, analiza la forma en la que tomas apuntes, intentando cuidar los aspectos en los que incides (ideas relevantes, coherencia, orden, limpieza…).
Cuando tomes notas, utiliza abreviaturas que te permitan ir más rápido y concentrarte más en lo que dice el profesor.
Cuando estés en clase, presta la máxima atención posible y despeja todas las dudas que tengas. Esto facilitará la comprensión del temario y te ahorrará tiempo a la hora de estudiar.
Además, acostúmbrate a buscar información sobre aquello que no entiendes. Utiliza internet, manuales de información, etc., pero asegúrate de que toda la información que estudias la comprendes y eres capaz de relacionarla con el temario.
10. Mantén el material de estudio actualizado
Cada día repasa lo visto en clase y no lo dejes todo para el último momento.
Si mantienes el material al día, podrás preguntar al momento cualquier duda que te surja, lo que evitará que antes del examen tengas gran cantidad de información que no comprendes y eres incapaz de manejar y memorizar.
Ten en cuenta también el tipo de examen al que te enfrentas, porque hay que adaptar el material a ello.
No es lo mismo tener un examen oral, donde es imprescindible una buena fluidez verbal, la capacidad de reacción o el dominio rápido de la materia, que un examen de desarrollo, de preguntas cortas o tipo test.
Prepárate para cada tipo de examen y practica los requisitos que precisas para cada uno de ellos.
11. Cuidar el lugar de estudio y eliminar los elementos distractores
Para favorecer la atención y concentración es importante que atiendas a tu lugar de estudio.
Elimina los elementos distractores: aparatos electrónicos, materiales que puedas tener encima de la mesa… Es imprescindible que tu lugar de estudio esté despejado.
Es recomendable que tenga iluminación natural, pero si no es posible y estudias con luz artificial, es más adecuada la luz azul. Ten en cuenta también la temperatura, pues influye en el estudio.
Dado que pasarás ahí mucho tiempo, tiene que ser un lugar cálido y cómodo. Cuida el silencio porque los ruidos te distraerán.
En cuanto a la música, puedes estudiar en silencio o con música suave de fondo, si te ayuda a concentrarte.
Cuando te sientes a estudiar, coge todos los elementos que vayas a necesitar y déjalos a tu alcance. Esto evitará que debas levantarte a por cosas que necesitas.
12. Establecer metas concretas
Comienza poco a poco. Es el modo de construir un aprendizaje significativo, de empezar a asimilarlo y no abandonarlo a los pocos días.
Las metas que establezcas deben ser realistas, específicas, claras y concretas. Debes saber qué objetivos debes cumplir, no solo a largo y medio plazo, también a corto plazo.
Cuando alcances cada uno de los objetivos, prémiate. Estos premios deben ser cosas pequeñas, que te ayuden a continuar dentro de la dinámica de estudio y que te motiven.
Por ejemplo, un premio puede ser hablar con un amigo, mirar un rato el móvil… Un premio no es, por ejemplo, levantarse a estirar las piernas o ir al baño. Tiene que ser algo que tenga valor para ti.
Si tienes tareas o trabajos muy complicados, distribúyelos en tareas más pequeñas, que no te bloquean ni paralizan y te permiten manejarlo mejor y seguir avanzando sin agobiarte por el volumen de trabajo.
13. Utilizar técnicas de estudio
Es recomendable utilizar técnicas de estudio: subrayado, resúmenes, mapas mentales, esquemas.
Todo ello ayuda a centrar la atención, a discriminar lo relevante de las ideas secundarias, facilita la comprensión y el estudio, y favorece la capacidad de análisis y síntesis.
Estas técnicas permiten reducir el tiempo de estudio y facilita los repasos en los momentos más próximos al examen. Planifícalos también en tu guía de estudio.
Por ejemplo, varios días después de haber estudiado un tema, guarda un espacio de tu tiempo para repasar temas pasados.
Conforme estudias, toma notas. Si haces un esquema general del material, que tenga coherencia y sentido para ti, recordar los detalles te será más sencillo.
Si hay ideas o conceptos que no logras retener, utiliza un sistema de fichas o post-it. Anótalos y déjalos en un lugar visible, de modo que puedas consultarlo asiduamente y favorezca la retención.
14. Hacer pequeños descansos
Es importante estudiar en varios periodos seguidos e intercalar pequeños descansos después de cada etapa.
Distribuye el tiempo para estudiar según una clave para ti: cada hora un descanso, o después de estudiar cada tema, etc.
Cuando distribuyas el material que estudiarás, asigna el tiempo tanto al estudio como a los descansos. Ten en cuenta que la atención se mantiene alrededor de 30-40 minutos.
Puedes, por ejemplo, descansar 5 minutos dentro de cada hora de estudio y cuando lleves ya alrededor de 3 horas, alarga más el descanso.
Una vez cumplido, refuérzate. Haz algo que te guste y que te ayude a desconectar.
A veces es adecuado estudiar en compañía porque, si ambos tenéis que cumplir vuestra planificación, estudiaréis el tiempo propuesto, os animaréis y podréis utilizar juntos los descansos para evadiros y hablar de otras cosas.
15. Dedicar más tiempo a las asignaturas difíciles
Es importante que a la hora de planificar tengas en cuenta qué asignaturas son más difíciles, y en cuáles de ellas tienes mayor volumen de material para estudiar. Esto te facilitará el trabajo y ayudará a optimizar recursos.
Ten en cuenta también que sería muy útil que pusieras el orden de estudio de cada asignatura según tu nivel de concentración: si estás más concentrado cuando comienzas a estudiar, estudia primero las asignaturas que requieren mayor complejidad.
Si eres de los que se distraen al principio y luego comienza a concentrarse, empieza por una asignatura sencilla y deja las complejas para más adelante.
16. Mantener una actitud positiva y automotivarse
Una actitud negativa, ansiedad o desánimo, se asocian a problemas de bajo rendimiento académico, a la pérdida de motivación y a la baja frecuencia de actividades relacionadas con el estudio, es decir, a falta de hábitos de estudio.
Mantener una actitud positiva, relajarse y hacer deporte, ayudará a calmar la ansiedad.
Referencias
- Barbero, M. I., Holgado, F. P., Vila, E., Chacón, S. (2007). Actitudes, hábitos de estudio y rendimiento en Matemáticas: diferencias por género. Psicothem.
- Gilbert Wrenn, C., Humber, W. J. Study habits associated with high and low scholarship. University of Minnesota.
- Hess, R. (1996). Study habits and metacomprehension. Departmen of Ecucation, Faculty of the University of Virgina.