¿Qué es la atención voluntaria?
La atención voluntaria es la que se presta de manera consciente al escuchar, observar o leer algo activamente. Es un acto realizado con premeditación y que pretende conseguir un objetivo cognitivo. El nivel de concentración puede variar en el proceso de aprendizaje.
Esta no es una habilidad que se pueda desarrollar sin entrenamiento. La capacidad receptiva aumenta significativamente su rendimiento cuando los sujetos ponen en práctica acciones para mejorarla. De hecho, esta capacidad se aprende en la infancia.
Para entender la utilidad de la atención voluntaria es preciso acudir a los ejemplos prácticos. Esta se emplea de forma cotidiana con aquellos elementos que despiertan un interés en el oyente.
Cuando se trata de un tema que resulta interesante o cercano, la atención voluntaria no requiere de esfuerzo consciente. Se trata simplemente de perseguir estímulos que despiertan reacciones positivas en el cuerpo humano.
En cambio, hay ocasiones en las que se requiere de mayor esfuerzo mental y concentración en los estímulos, aunque no sean atractivos ni interesantes. Cuando ponemos nuestra atención de esta forma, hablamos de atención voluntaria.
Ejemplos de atención voluntaria
En la academia
El ejemplo más extendido es el del alumno que necesita prestar atención a su profesor para adquirir los datos necesarios. Su rendimiento en la escuela depende en gran medida de la escucha activa.
Dos de las ganancias derivadas de la atención voluntaria en el ámbito académico son asentar una base de conocimientos y convertir los temas a tratar en conceptos familiares.
En el trabajo
En el ámbito laboral, la atención voluntaria está vinculada con la consecución de objetivos. Es fundamental para conocer y terminar con éxito las tareas propias de un puesto de trabajo, tanto en la preparación como en la ejecución.
En la interacción social
Igual de importante resulta a la hora de establecer relaciones.
Por ejemplo, cuando dos amigos comparten anécdotas vacacionales, la atención voluntaria no solo facilita que la comunicación se dé en circunstancias óptimas, sino que también fomenta la bidireccionalidad.
Otros ejemplos
- Cuando aprendemos un idioma y mantenemos una conversación en esa lengua.
- Cuando leemos un texto y debemos entresacar las ideas principales y secundarias.
- Cuando vemos una película de temática complicada.
- Cuando leemos las instrucciones de ensamblaje de un aparato.
- Cuando asistimos a una conferencia.
Entrenamiento de la atención voluntaria
Dado que es una habilidad, se puede mejorar con dedicación. La atención voluntaria es ampliamente recomendada dadas las múltiples aplicaciones que se le pueden dar, tanto en el campo educativo como en el laboral y el social.
Las acciones mencionadas no son dependientes ni excluyentes. Cada una de ellas aporta una mejora por sí misma. Cuanta más actividad se dedique a entrenar el cerebro, mejores serán los resultados.
1. Cuidado físico
En primer plano se encuentra la dieta y el cuidado físico general. Mantener el cuerpo hidratado y con un nivel de nutrientes equilibrado asienta la base sobre la que se sostendrá la capacidad de atención.
2. Respiración consciente
Es importante controlar la respiración y el equilibrio del cuerpo. Así, la estabilidad y oxigenación del cerebro ayudan a la hora de activar los mecanismos de percepción.
3. Resolver ejercicios abstractos
Es posible enfrentarse a ejercicios que potencien la capacidad de abstracción y foco. Con la resolución de problemas mentales de dificultad creciente se le pueden dar al cerebro más herramientas para aumentar la atención voluntaria.
Referencias
- Key strategies for every productivity style to manage voluntary attention. Recuperado de carsontate.com.
- G.F. Stout. A Manual of Psychology. Recuperado de chestofbooks.com.