La comunicación de nuestros antepasados se realizaba a través de los sentidos: la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición. Hace más de 100.000 años, el humano era físicamente incapaz de producir sonidos de habla.
Algunos científicos piensan que todos los idiomas surgieron de una lengua común hablada por nuestros antepasados en África. El lenguaje humano probablemente comenzó a desarrollarse hace unos 100.000 años, aunque los científicos no están de acuerdo sobre cómo surgió.
Algunos piensan que nuestros antepasados comenzaron a hablar cuando sus cerebros se hicieron grandes y suficientemente sofisticados. Otros, que el lenguaje evolucionó lentamente, a partir de gestos y sonidos utilizados por nuestros primeros antepasados homininos.
Aunque antes de desarrollar el lenguaje, los seres humanos podían producir sonidos vocálicos, su laringe no estaba lo suficientemente desarrollada para generar y controlar los intrincados sonidos del habla. Aún no se sabe a ciencia cierta qué provocó que la laringe humana se modificase para producir sonidos para que el ser humano empezase a hablar.
A pesar de la falta de registros, los científicos asumen que su forma de comunicación se asemejaba a la de los animales: gruñidos, gritos y diversos sonidos para intercambiar información referida al medio ambiente. También se comunicaban mediante gestos, posturas y expresiones faciales.
Las formas de comunicación de nuestros antepasados
Gruñidos y gritos
Incluso antes de que aprendieran a fabricar herramientas, los humanos prehistóricos se comunicaban como lo hacen otros animales bien desarrollados. Así, la comunicación de nuestros antepasados incluían gruñidos, sonidos guturales y gritos.
Como su laringe estaba subdesarrollada, eran capaces de hacer sonidos, pero no podían construir o pronunciar palabras.
Estos sonidos constituían señales y signos mutuamente entendidos, desarrollados por pequeños grupos que vivían juntos.
De esta manera, los investigadores han llegado a la conclusión de que los hombres y mujeres de las cavernas hacían ruidos onomatopéyicos, o sea, similares a los sonidos que oían en la naturaleza, como ruidos de animales, los producidos por los árboles balanceándose y los aullidos del viento. Se asume que se empleaban para comunicar sentimientos, estados de ánimo e ideas.
Gestos y otros movimientos corporales
Los gestos son, por naturaleza, efímeros, y no pudieron ser preservados hasta que las tecnologías modernas permitieron su grabación visual.
Sin embargo, se puede asumir que los seres humanos de la prehistoria contaban con ricos repertorios de gestos en sus interacciones sociales y en la manipulación de los elementos del entorno.
Así, solo es posible imaginar los gestos específicos y otros movimientos corporales que hacían para comunicar sentimientos y actitudes.
Lo mismo ocurre con las formas de comunicación visual que prevalecieron durante la caza colectiva, la guerra y la transmisión de técnicas transformadoras aplicadas a los materiales vegetales, animales y minerales.
Dicho esto, esta presunción está ampliamente apoyada por la gama de movimientos que el cuerpo humano puede realizar y por la naturaleza de los objetos con los cuales nuestros ancestros interactuaban.
Dibujos rupestres
Se calcula que las pinturas rupestres de los aborígenes de Australia pueden tener unos 35.000 años. Las encontradas en las cuevas de Francia y España pudieran tener unos 30.000 años de antigüedad. De igual modo, algunos descubrimientos en África se remontan a ese tiempo.
La más antigua hallada hasta ahora está en la cueva de Leang Tedongnge, en la isla de Célebes, Indonesia, que tiene 45.500 años.
Después de las primeras formas de lenguaje hablado, las imágenes fueron una de las primeras herramientas de comunicación de nuestros antepasados.
A través de las imágenes, los primeros humanos desarrollaron la capacidad de comunicarse a través del tiempo y sobre largas distancias. Estas imágenes se encuentran alrededor de todo el planeta cincelados, inscritos o pintados sobre rocas.
Señales de humo y fuego
Con el tiempo, el lenguaje se hizo más complejo a medida que el cerebro humano y los órganos del habla evolucionaron.
Los primeros grupos desarrollaron entonces otras formas de comunicación. Una de ellas implicaba el uso de señales de humo y fuego para comunicarse con grupos que estaban más lejos.
Referencias
- Bourke, J. (2004). Communication Technology. Washington: Ready-Ed Publications.
- Schmidt, W. D. y Rieck, D. A. (2000). Managing Media Services: Theory and Practice. Colorado: Libraries Unlimited.