La autoestima se desarrolla durante la infancia y la adolescencia. En este periodo, el individuo comienza a comparar su yo real con el yo ideal, y con todos aquellos que le rodean.
La autoestima es la capacidad que tenemos de valorar en su justa medida nuestras capacidades, de aceptarnos tal cual somos y de querernos con todas nuestras características humanas.
La autoestima está relacionada con el autoconcepto que todos tenemos de nosotros mismos. El autoconcepto es cómo nos vemos en todas las esferas de la vida: intelectual, física, relacional, personalidad, etc.
La forma en que interpretamos y valoramos ese autoconcepto tiene mucho que ver con una autoestima sana o no. En la medida en que nos juzguemos y nos valoremos con justeza, aceptando tanto las cosas positivas como negativas, las fortalezas y debilidades como un todo, tendremos una autoestima más fuerte.
¿Cómo se forma la autoestima?
La autoestima va ligada al autoconocimiento de la persona. Este es algo que el individuo, a través de la propia experiencia y de los sentimientos, va desarrollando a lo largo de su vida.
El niño no nace con la autoestima desarrollada, la va adquiriendo con el tiempo, a través de la relación con el entorno y el efecto que este tiene sobre él.
Para la formación de la autoestima es primordial la educación que el niño reciba, y ello aparece a partir de los estilos educativos que se den en la familia. Por ello, el establecimiento de las normas es, por ejemplo, un eje primordial en la educación de la autoestima.
A continuación, vamos a analizar dos etapas cruciales en el aprendizaje del ser humano y en la autoestima:
En la infancia
Desde que se nace se comienza a formar el autoconcepto. Este es el inicio de la observación y el análisis del propio cuerpo, donde la persona se da cuenta de que su cuerpo está compuesto por dos brazos, dos piernas y una cabeza, entre otras partes.
Es el momento de ir comprobando que absolutamente todos los individuos son distintos y que la propia sociedad establece parámetros donde se crean aceptaciones y rechazos entre las personas.
A partir de esta idea, el niño comienza a debatirse entre ser aceptado o ser rechazado.
En la adolescencia
La búsqueda de la propia identidad es lo que hace a la etapa de la adolescencia la más difícil entre todas las que desarrolla el ser humano a lo largo de su vida. Por ello, el apoyo de su entorno es necesario para forjar una autoestima adecuada en su desarrollo.
Se manifiesta un cambio completo, pues el adolescente abandona el hogar para buscar su independencia. Por ello, es imprescindible que en la infancia se trabaje la autoestima para que el joven pueda lograr pasar esta etapa con éxito.
¿Qué influye en la formación de la autoestima?
Las críticas son, sin lugar a dudas, constructoras o destructoras de la autoestima, según el caso.
Es por ello por lo que se suele citar a otras personas como los implicados en esta formación, pues, según el nivel de desarrollo de la autoestima, las críticas afectan de una u otra forma.
Las críticas es información que la persona guarda y evalúa, ya que la asume como propia y, de una forma u otra, le afecta.
Sin lugar a dudas, esta utilidad puede ser tanto positiva como negativa. Si es negativa puede dar paso a desorientar a la persona, haciéndola sentir mal y generándole inseguridad.
¿Cómo se desarrolla la autoestima?
Dentro del desarrollo de la autoestima se incluye el autoconcepto, que ya mencionamos, como un componente fundamental.
La posibilidad de formar una autoestima positiva o negativa siempre puede darse, ya que el individuo está en continua relación con el medio. La propia autoestima se mueve en los mismos contextos en los que lo hace la persona, desde la familia hasta la propia escuela.
Por tanto, es relevante su desarrollo, pues interviene en la creación de la personalidad del individuo. Si es positiva, favorecerá la autonomía de la persona y las relaciones interpersonales.
Además, también repercute en el sufrimiento de la persona ante diversas situaciones, pues puede darse el caso de que se genere una autoestima negativa, dando paso a distintos trastornos y problemas conductuales, entre otros.
¿Cómo es posible mejorar la autoestima?
Ante autoestimas bajas, se debe actuar de inmediato para mejorarla y que la persona pueda hacer su vida con normalidad. Por ello, se plantean a continuación una serie de pasos a seguir para modificar la conducta ante autoestimas negativas:
De lo negativo a lo positivo
Cambiar oraciones, pensamientos y sentencias negativas a positivas:
“No soy capaz de hacer esto” – “Necesito prepararme para hacer esto”.
Stop a la generalización
Las personas tienen fallos y, por tanto, no todas las acciones son negativas, ni se hacen del mismo modo. No podemos generalizar un comportamiento a partir de acciones concretas. Al generalizar, metemos en un mismo saco lo bueno y lo malo. Hay que discernir.
En el centro de lo positivo
Lo positivo debe de ser lo primordial, pues se debe apreciar y dar valor, ya que no es recomendable someter todas las acciones a evaluación constante.
Esto también significa no juzgarse continuamente. Somos humanos y nos equivocamos. Pero también seguimos adelante.
No usar comparaciones
El individuo debe ser consciente de sus propias características. Esto es debido a que cada persona tiene una característica propia y se deben reconocer las limitaciones, sin hacer comparaciones con otros.
Las comparaciones establecen valores superficiales, no profundizan. En este sentido, hacen mucho mal porque la atención se enfoca en lo más visible. Por eso hay que evitarlas.
Confianza propia
Conocer las propias limitaciones y fortalezas hace que desarrollemos más confianza en nuestras capacidades, en lo que se puede hacer y lo que no.
Por eso es tan importante enseñar a los niños desde pequeños a ver sus cualidades, a aceptar sus debilidades y a mejorarlas en lo posible.
Referencias
- FERRERAS CASADO, E. (2007). La autoestima. Anales de mecánica y electricidad.