¿Qué es la competencia intraespecífica?
La competencia intraespecífica es un tipo de interacción donde miembros de la misma especie persiguen un recurso en común limitado. Hay que aclarar que la competencia es un tipo de interacción ecológica que no solo se aplica a los animales, también se aplica a los demás seres vivos, como las plantas.
La competencia ocurre por una amplia variedad de recursos, como el espacio disponible, la comida, los sitios de refugio, el territorio, las parejas, entre otros.
La competencia intraespecífica se opone al concepto de competencia interespecífica, donde la competencia por los recursos ocurre entre miembros de especies diferentes. Como las necesidades ecológicas de los individuos de la misma especie son claramente más parecidas que entre especies distintas, la competencia intraespecífica suele ser más fuerte.
Estos dos tipos de interacciones bióticas no son mutuamente excluyentes. Es decir, una misma especie experimenta competencia inter e intraespecífica, generando los complejos patrones de interacción que observamos en la naturaleza.
Características de la competencia intraespecífica
- En los ecosistemas, los individuos no permanecen aislados. Es común que los miembros de una especie tengan contacto con sus iguales y compitan.
- Cuando la capacidad de carga se satura, la competencia entre los individuos empieza a ser más fuerte (la capacidad de carga cuantifica cuál es el tamaño máximo de la población que el ambiente donde viven puede soportar, teniendo en cuenta la cantidad de recursos que existe). Este fenómeno puede ocasionar caídas drásticas en el tamaño poblacional. Por ello, este tipo de competencia es “dependiente de densidad”. A densidades bajas, la competencia no tiene un efecto marcado en la supervivencia de los integrantes, al contrario de lo que ocurre cuando la población aumenta su tamaño.
- A medida que la densidad de la población aumenta, los recursos disminuyen su disponibilidad, incrementando así la competencia entre los miembros de la especie.
- Una de las características de la competencia es la reducción del éxito reproductivo de los miembros que participan en dicha interacción. Si bien uno de los competidores obtendrá más recursos que su compañero más “débil” o desfavorecido, la interacción a largo plazo trae consecuencias negativas para ambas partes.
Tipos
Se han identificado dos tipos básicos de competencia intraespecífica:
Competencia intraespecífica por interferencia
En este tipo de competencia se establece una jerarquía dentro de los individuos de la población, mediante comportamientos de agresividad y opresión.
Por medio de interacciones directas, los miembros dominantes limitan el acceso a los recursos al resto de los miembros. El mismo tipo de competencia ocurre con los animales territoriales.
El éxito reproductivo es mayor en los individuos que tomaron la actitud agresiva y lograron dominar al grupo. En el caso de la búsqueda de pareja, la competencia por interferencia puede aplicar cuando uno o unos pocos machos restringen el acceso a las hembras.
Competencia intraespecífica por explotación
En el primer tipo de competencia, la lucha es directa, restringiendo el acceso de la variedad de recursos. En contraste, la competencia por explotación involucra el uso del recurso o de los recursos que están limitados, agotando la disponibilidad para los demás miembros de la población.
En este caso, las interacciones son indirectas, ya que la competencia se establece por la eliminación del recurso (en este caso, del alimento) y no por un contacto directo con el individuo.
Factores que afectan la competencia intraespecífica
Influencia de la edad de los competidores
Si pensamos en todos los escenarios posibles de la competencia entre miembros de la misma especie, debemos preguntarnos si la competencia ocurre entre los integrantes de una cohorte en particular o si se extiende a miembros de distintos grupos etarios, es decir, entre miembros de distintas edades.
En algunas especies, las observaciones del mundo natural sugieren que los miembros adultos y juveniles de una misma especie tienen pocas posibilidades de competir, ya que generalmente utilizan recursos diferentes.
Por ejemplo, en el caso de las anémonas, el uso de recursos está claramente delimitado. Los ejemplares adultos presentan tentáculos considerablemente más grandes que los juveniles.
El método de depredación de estos animales consiste en esperar la aparición de la presa y luego capturarla, por lo que individuos adultos tienen un rango de presa separado de las presas que los más jóvenes atrapan con sus pequeños tentáculos.
Esta tendencia se ha reportado en otros grupos de organismos. En los peces, los individuos adultos se ubican en hábitats específicos, existiendo una separación espacial de los recursos entre las clases etarias.
Disposición espacial de los competidores
El patrón de disposición en el ambiente físico de los miembros de la población afecta la competencia. Este hecho queda ilustrado en los depredadores, donde los organismos poseen territorios exclusivos en los que cada individuo caza y se alimenta.
A pesar de que ciertos individuos no logran la obtención de una región para ellos, los que sí lo consiguen logran asegurar la disponibilidad de presas hasta la reproducción. En este caso, la competencia no es directamente por el alimento, sino por el territorio.
Perspectiva evolutiva
A la luz de la teoría evolutiva darwiniana, la competencia intraespecífica tiene un papel protagónico en el mecanismo.
Cuando pensamos en selección natural, es casi imposible no evocar la famosa —y errada— frase “la supervivencia del más apto”. Instantáneamente, podemos relacionarla con enfrentamientos cuerpo a cuerpo de un carnívoro persiguiendo a su presa.
No obstante, el pensamiento correcto es relacionar la selección natural con la competencia intraespecífica, y no necesariamente de luchas, entre miembros de la misma especie (esto no quiere decir que las interacciones con diferentes especies no tengan consecuencias evolutivas).
Los individuos que “superan” a sus contrincantes, en término de la reproducción, son los que aumentan su frecuencia en la población.
Ejemplos
- Competencia entre las polillas del género Lymantria. En el noreste de los Estados Unidos es muy común la persistencia de una polilla considerada plaga del género Lymantría. Es un ejemplo de competencia intraespecífica extrema, ya que la población aumenta en tamaño rápidamente y este aumento desproporcionado agota los recursos. El ciclo de vida del insecto no está en concordancia con la disponibilidad de recursos, por ello, cuando las orugas logran completar la metamorfosis, ya no hay alimento disponible y la población decae con el mismo vigor con el que aumentó su número.
- Flamencos chilenos (Phoenicopterus chilensis). Se descubrió que los individuos que tienen pareja son mucho más agresivos que los que no la tienen. Los que tienen pareja pelean para proteger a los polluelos o a la pareja. Esto reduce la reproducción.
- Los colibríes defienden agresivamente las flores que están en su territorio de otros colibríes.
- Los peces beta (Betta slpendens) defienden los sitios donde están los nidos.
- Los gatos atacan y matan a sus crías para que la gata vuelva a estar en celo. Por eso, las gatas mudan constantemente a sus gatitos y hacen nido en otros lugares escondidos.
- Entre las truchas, suelen existir peleas fatales cuando hay exceso de población. Así, la tasa de mortalidad aumenta y la población se estabiliza.
Referencias
- Case, T. J., & Gilpin, M. E. Interference competition and niche theory. Proceedings of the National Academy of Sciences.
- Gilad, O. Encyclopedia of Ecology. Elsevier Science.
- Griffin, J. N., & Silliman, B. R. Resource partitioning and why it matters. Nature Education Knowledge.
- Lang, J. M. & Benbow, M. E. Species Interactions and Competition. Nature Education Knowledge.
- May, R., & McLean, A. R. Theoretical ecology: principles and applications. Oxford University Press on Demand.