¿Qué es una economía de guerra?
Una economía de guerra es el conjunto de acciones o medidas que emprende un país en un momento crítico determinado, que puede ser algún tipo de conflicto bélico o posterior a una situación de este tipo. No está ligado necesariamente a un evento bélico, también a profundas crisis económicas.
El término tiene su origen en la manera en la que se comportaban tradicionalmente los Estados ante una situación de guerra: básicamente focalizando el financiamiento a esta acción con la firme intención de obtener la victoria, pero disminuyendo la inversión en otros sectores de la economía o haciendo recortes importantes.
Aunque esta forma de actuar trata de no abandonar al ciudadano, sí influye directamente en el área fiscal, comercial y de bienes y servicios, entre otras áreas.
Es fundamental destacar que la economía de guerra la afronta cada país según las necesidades que se presenten a raíz de la coyuntura específica. Por ende, es difícil determinar un funcionamiento absoluto o único.
Sin embargo, se suelen mencionar ciertos rasgos generales que se producen con frecuencia en los casos de economía de guerra. Algunos de estos son el autoabastecimiento generado por la sustitución de importaciones, la producción de bienes de consumo y un mayor control estatal de la economía.
Como se explicó antes, cada Estado adopta medidas que dependerán de la circunstancia que le toque afrontar, así que las consecuencias que se generen también serán diversas e incluso impredecibles. Para algunos autores, los efectos positivos o negativos sobre un país también estarán ligados a diversos factores vinculados con la situación determinada.
¿Cómo funciona la economía de guerra?
La economía de guerra se basa en acciones delicadas y de índole excepcional que asume un Estado ante una circunstancia de necesidad generada por situaciones extremas, como es precisamente un conflicto bélico.
El Estado trata, en un primer momento, de autoabastecerse, o en la medida de lo posible, ofrecer a sus habitantes todos los productos y servicios que estos requieran en su vida diaria. Esta acción se lleva a cabo previendo que pudiese existir una posibilidad de bloqueo por parte del adversario que logre vulnerar a sus ciudadanos.
De esta forma se intenta mitigar la dependencia del exterior. Sin embargo, esto generalmente va de la mano de un racionamiento alimenticio, lo que implica que disminuye la oferta de alimentos al eliminar el factor importación. También suele haber medidas importantes relacionadas con el ahorro energético.
Asimismo, en un país bajo una economía de guerra, la producción industrial también se adecúa a las demandas que se desprenden de un conflicto bélico. Por consiguiente, los esfuerzos suelen enmarcarse en la producción de todo lo que se requiera en el marco del contexto especial.
Con respecto al control de la política monetaria, el Estado actúa en esta área con la finalidad de tratar de moderar la inflación. En una economía de guerra se puede observar la creación de nuevos impuestos, preferencias presupuestarias para el sector terciario por encima de los sectores primarios y secundarios, y proteccionismo.
En una economía de guerra también es común el financiamiento a través de los llamados bonos de guerra, con los que se busca obtener recursos de los propios ciudadanos.
A cambio de tasas de intereses favorables, estos adquieren los bonos y así el Estado puede tener otra fuente de ingreso para invertir en las áreas que considere primordiales en el marco del conflicto.
¿Cómo afecta la economía de guerra a un país?
Como se dijo anteriormente, las consecuencias de una economía de guerra pueden depender de diversos factores relacionados con las medidas que se adopten en el marco del conflicto.
Entre los elementos que tienen influencia en este contexto destacan el tiempo que duren las medidas implementadas, los daños en la infraestructura que se generen a raíz de la problemática y la afectación directa que sufre la población producto de la situación, entre otros.
No obstante, existen ejemplos históricos que reflejan cómo han sido afectados los países sometidos a este tipo de mecanismos implementados durante una situación crítica.
Algunas afectaciones que puede sufrir un país como consecuencia de la economía de guerra son:
- Surgimiento de mercados negros de productos con precios más elevados.
- Desmejoras generales en la calidad de vida de la ciudadanía.
- Dificultades para la adquisición de bienes y servicios básicos.
- Disminución en la calidad de la ingesta alimenticia.
- Producción nacional. Pueden darse casos en los que el control estatal no estimule la iniciativa privada, y así se generen complicaciones en el aparato productivo nacional.
Otras consecuencias de una economía de guerra
Impulso del desarrollo tecnológico
En ocasiones, la economía de guerra puede impulsar las investigaciones y los desarrollos tecnológicos, que a su vez potencian las capacidades del país una vez que cesa el conflicto o la situación excepcional.
Lo anterior es respaldado por la teoría económica conocida como keynesianismo, pues establece que el gasto militar contribuyó a la estabilización de los ciclos económicos, combatió recesiones y estimuló la demanda en los países con conflictos.
En este contexto, se pueden mencionar dos ejemplos históricos en los que puede observarse cómo las economías de guerra generaron consecuencias que resultaron positivas para sus naciones en algunos sectores.
El primero es el caso de la Gran Depresión de 1930, cuando Estados Unidos logró superar una circunstancia totalmente adversa en lo económico y pudo consolidarse posteriormente como una de las principales potencias mundiales.
Esto lo consiguió luego de focalizar sus esfuerzos en la industria armamentística y perfeccionar su maquinaria para incursionar en la Segunda Guerra Mundial.
También es producto de muchos estudios el caso de la industria alemana de los años 30 y 40, que se desarrolló en los campos de la medicina, el transporte, la logística y la tecnología. Estos avances también se atribuyen a las acciones implementadas en el marco del conflicto bélico en el que estuvieron inmersos.
Ejemplos de países con economía de guerra
- España. Durante la guerra civil y los años de la posguerra, España utilizó las cartillas de racionamiento, pues no había suficientes alimentos para todos.
- Unión Soviética. Durante todo el tiempo que existió la Unión Soviética, hubo una economía de guerra en todo el territorio. Era preciso racionar alimentos y demás servicios, y no había estímulo a la iniciativa personal.
- Cuba. Cuba, como parte de los países comunistas, y a consecuencia de la pobre industria nacional, racionó alimentos. Es una medida que actualmente prevalece, como política permanente de Estado.
- Venezuela. Debido a la profunda crisis económica y política que vive el Estado venezolano, y aunque no hay cartillas de racionamiento, el gobierno reparte cajas y bolsas de alimentos entre la población que no tiene recursos para comprarlos en las tiendas hipercaras del país.
- Ucrania. Este país eslavo vive una guerra por la invasión rusa a su territorio. Está obligada a racionar no solo los alimentos, sino la energía, de cara a que la población sobreviva los inviernos y el ejército soporte el ataque continuo de las fuerzas rusas. Y, claro está, que pueda defenderse y finalmente expulsar al país invasor.
Referencias
- Economía de Guerra. Recuperado de abcdelasemana.com.
- Economía de guerra. Recuperado de sumamente.com.mx.
- Los efectos económicos de la guerra. Recuperado de idus.us.es.
- Economics and Violent Conflict. Recuperado de unicef.org.
- ¿Qué es la economía de guerra? Recuperado de blog.caixabank.es.