Explicamos qué fue la Revolución mexicana, sus características, causas, etapas y consecuencias.
¿Qué fue la Revolución mexicana?
La Revolución mexicana fue un conflicto armado que comenzó el 20 de noviembre de 1910. Ese día, varios grupos se levantaron contra Porfirio Díaz, quien estaba en el poder desde 1876.
El porfiriato se caracterizó por el crecimiento económico, pero a costa de aumentar las desigualdades y de un gobierno dictatorial y represivo. Al acercarse las elecciones de 1910, sus opositores pensaron que Díaz iba a permitir votaciones limpias. Esto no fue así, por lo que llamaron a las armas para acabar con su gobierno.
El protagonista de esa primera etapa de la Revolución fue Francisco I. Madero, apoyado por líderes como Emiliano Zapata y Francisco Villa. Tras derrocar a Díaz, Madero consiguió la presidencia. Un golpe de Estado encabezado por Victoriano Huerta acabó con su gobierno y con su vida. Ante esto, los antiguos revolucionarios volvieron a las armas.
En pocos meses, Huerta fue expulsado del poder. Sin embargo, pronto comenzaron los enfrentamientos entre los revolucionarios. Durante unos años, la situación se mantuvo inestable. Según algunos historiadores, la Revolución no terminó hasta la promulgación de la Constitución de 1917, aunque otros la alargan hasta los años 20 o 30 del siglo XX.
En todo caso, fue un periodo muy complejo y de extrema violencia social, donde se sucedieron diversos líderes, que fueron asesinados a su vez.
Características de la Revolución mexicana
- Nació del descontento generalizado por las desigualdades económicas, sociales y políticas.
- Promovía un movimiento agrario originado por el empobrecimiento de los campesinos y los trabajadores agrícolas.
- Se buscaban cambios significativos a la Constitución mexicana.
- Existió una generación de propaganda, música, pintura, literatura y fotografía de temática revolucionaria.
- Fue una época de una gran violencia, con ejecuciones de soldados y asesinatos de líderes políticos, como los de Madero (1913), Zapata (1919), Carranza (1920), Villa (1923) u Obregón (1928).
- No solo participaron guerrilleros combatientes de ambos bandos, sino también hombres, mujeres y niños civiles.
- El país en pleno estuvo bajo la violencia de diversas facciones. En el norte, los grupos villistas, y en el sur, los zapatistas.
Causas de la Revolución mexicana
- Gobierno despótico de Porfirio Díaz. El porfiriato promovió la estabilidad, el crecimiento económico y el auge industrial, pero lo hizo a costa de los sectores más desfavorecidos de la población. Díaz, por otra parte, había llegado al gobierno posicionándose en contra de la reelección, algo que no cumplió y terminó gobernando durante más de 30 años. Su gobierno se deslizó muy pronto hacia el autoritarismo, con una amplia presencia de los militares.
- Progreso basado en capital extranjero. Díaz estableció una serie de medidas muy favorables para fomentar la llegada de inversión extranjera, entre ellas, mano de obra a bajo costo o, en ocasiones, prácticamente esclava. La estrategia de Díaz fue un éxito y la inversión exterior comenzó a llegar. Esto causó que buena parte de los recursos mexicanos quedara en manos de empresas europeas y estadounidenses, que se quedaron con algunos de los sectores estratégicos, como la minería o los ferrocarriles.
- Política agraria. El gobierno de Díaz también favoreció a las clases altas en sus políticas agrícolas. Una de las leyes más controvertidas en este ámbito fue la “Ley de deslinde y colonización de tierras baldías”. Durante los 10 años que estuvo vigente, esta norma permitía traspasar y adjudicar tierras consideradas baldías sin tener que pagar ninguna indemnización por ellas. El resultado fue que los pequeños campesinos perdieron sus tierras. Grandes empresas extranjeras se encargaron de delimitar los terrenos que consideraban baldíos, sin que nadie controlara el proceso. Al final, la mayoría de esos terrenos quedaron en manos de unos pocos propietarios.
- Causas sociales. El porfiriato ofreció a los empresarios trabajadores sin ningún derecho laboral, con salarios muy bajos o, directamente, sin cobrar nada. Esta explotación, presente en las haciendas, las minas, la construcción y en las fábricas, fue uno de los factores que provocaron el estallido revolucionario.
- Corrupción. Muchos historiadores consideran el porfiriato como una etapa de corrupción institucionalizada. Díaz y el resto de su gobierno daban privilegios a familiares y amigos. Era una manera de asegurar su fidelidad y su apoyo para mantenerse en el poder. Aparte de esto, Díaz utilizó dinero público para pagar la deuda con otros países. También lo usó para financiar inversiones privadas en varios negocios, como en la minería, la banca o la industria ferroviaria.
- Surgimiento de partidos. Tras la entrevista concedida por Díaz en la que dejaba entrever la posibilidad de permitir la participación de otros partidos políticos a las elecciones de 1910, varios grupos comenzaron a organizarse con la intención de presentarse. Al final, se configuraron dos grandes candidaturas para las elecciones. Por una parte, el Partido Científico, con Porfirio Díaz como candidato, y, por otra, el Partido Antirreeleccionista, con Francisco I. Madero como presidenciable.
Etapas de la Revolución mexicana
- Etapa precursora (antes de 1910). Esta etapa se refiere a los años previos al inicio oficial de la Revolución en 1910. Durante este período, comenzaron a surgir voces de oposición contra el régimen de Porfirio Díaz. Figuras como Francisco Madero y Ricardo Flores Magón expresaron su descontento y llamaron a la reforma política y social. Así, luego de una entrevista a Díaz concedida a un reportero estadounidense, donde dijo que permitiría elecciones plurales, Madero fundó el Partido Antirreleccionista, con el que hizo una campaña muy exitosa. En todas partes era recibido por multitudes, algo que preocupó a Díaz. El dictador decidió evitar el enfrentamiento electoral y ordenó detener a su rival el 7 de junio del mismo 1910. Madero acabó preso en San Luís de Potosí, desde donde vio cómo Díaz se proclamaba vencedor de las elecciones. En octubre de 1910, Madero escapó de la cárcel y se dirigió a Estados Unidos. Para ese momento, ya sabía que el único recurso para derrocar a Díaz era tomar las armas.
- Lucha maderista (1910-1911). La Revolución mexicana inició oficialmente el 20 de noviembre de 1910, cuando Francisco Madero proclamó el Plan de San Luis, en el que llamaba a un levantamiento armado contra el gobierno de Porfirio Díaz. Esta etapa se caracterizó por la lucha del movimiento maderista para derrocar al presidente Díaz y restaurar el orden constitucional.
- Dictadura de Victoriano Huerta (1911-1914). Tras la renuncia de Porfirio Díaz en mayo de 1911, se estableció un gobierno provisional encabezado por Francisco León de la Barra. Madero fue elegido presidente en noviembre de 1911, pero su mandato enfrentó desafíos internos y externos. La lucha por el poder entre distintos líderes y facciones revolucionarias llevó a una etapa de graves conflictos internos. En 1913, Madero fue derrocado y asesinado, y Victoriano Huerta se autoproclamó presidente, lo que provocó la rebelión de distintos grupos revolucionarios.
- Etapa convencionista, Convención de Aguascalientes (1914-1915). Durante esta etapa, diversas fuerzas rebeldes, como los zapatistas, villistas y carrancistas, se reunieron en la Convención de Aguascalientes en 1914 para buscar una solución pacífica y acordar un gobierno provisional. Sin embargo, las diferencias entre las facciones llevaron a una escalada de conflictos y la fragmentación de la Convención.
- Etapa constitucionalista (1915-1917). Después de la disolución de la Convención de Aguascalientes, el liderazgo quedó nuevamente dividido. Venustiano Carranza emergió como líder del movimiento constitucionalista y estableció su gobierno en Veracruz. Durante esta etapa, Carranza promulgó una nueva Constitución para México en 1917, que incluía importantes reformas agrarias y laborales.
- Etapa posrevolucionaria (1920 en adelante). En esta última etapa, la Revolución mexicana entró en una fase de consolidación y estabilización. Álvaro Obregón se convirtió en presidente de México y lideró la reconstrucción del país. La lucha armada disminuyó gradualmente, y se buscó un mayor consenso político y social. Sin embargo, el proceso de consolidación fue complejo, y el país enfrentó retos económicos y políticos en su transición hacia una nación más estable y moderna.
Hay que mencionar que las etapas de la Revolución mexicana no están claramente definidas. Hay historiadores que ubican el fin de la Revolución con la promulgación de la Constitución de 1917. Otros, en 1928, con el asesinato de Álvaro Obregón, y algunos más lo sitúan hasta los años 40.
Además, después de 1917, siguieron sucediéndose los asesinatos de los principales líderes: el primero fue Francisco Madero, el 22 de febrero de 1913, Emiliano Zapata, el 10 de abril de 1919. Venustiano Carranza, el 21 de mayo de 1920. Pancho Villa, el 20 de julio de 1923. y Álvaro Obregón, el 17 de julio de 1928.
Una vez caídos los principales líderes revolucionarios, los siguientes conflictos fueron de índole ideológica. Así, por ejemplo, Plutarco Elías Calles tuvo que afrontar rebeliones alentadas por la Iglesia, conflicto conocido como Guerra cristera.
Consecuencias de la revolución
- Promulgación de una nueva constitución. Los trabajos para redactar la nueva Constitución se prolongaron durante dos meses. El Congreso Constituyente se reunió en Querétaro para crear una Carta Magna que recogiera los derechos fundamentales de los mexicanos. Esta Constitución está catalogada como liberal, especialmente para la época en la que se redactó. Así, concedía al Estado el derecho a expropiar tierras para usarlas para el beneficio común y reconocía los derechos de los indígenas sobre sus antiguos terrenos comunales.
- Ley de reforma agraria. Los datos de la propiedad de la tierra antes de la Revolución, en 1910, señalaban que el territorio estaba en manos del 5% de la población. Esto había sido un problema recurrente desde la época colonial, agravado por las leyes promulgadas por Díaz que despojaron a indígenas y pequeños campesinos de sus propiedades. Ya en 1912, algunos revolucionarios habían comenzado a repartir tierras en las zonas que controlaban. En 1915, las tres facciones más importantes de la revolución, constitucionalistas, zapatistas y villistas, promulgaron leyes agrarias, que coincidían en su propósito de devolver las tierras expropiadas a campesinos e indígenas. Con el paso de los años, se realizaron otros intentos para promover programas de desarrollo rural, dedicado a los pequeños propietarios. De esta forma, se intentaba reducir las ventajas de los grandes terratenientes. Según los cálculos de los expertos, entre 1911 y 1922, se entregaron 100 millones de hectáreas a los sectores indígenas y campesinos.
- Expansión de la educación. Aunque Porfirio Díaz había impulsado la educación universitaria, México ofrecía una gran desigualdad educativa entre las clases altas y las más desfavorecidas. Además, la Iglesia católica mantenía una gran influencia en las escuelas, sin que el sector público cubriera toda la demanda. Con la Revolución mexicana, esta situación cambió, poco a poco. Se promovió la enseñanza laica y el sistema educativo se centró en transmitir valores democráticos y el respeto por los derechos humanos. Se promulgaron diversas leyes para el acceso a la educación básica, haciendo hincapié en áreas rurales y comunidades indígenas.
- Nacionalización del petróleo. Las facilidades otorgadas por el porfiriato a la inversión extranjera provocaron que la mayoría de la riqueza del subsuelo estuviera en manos de empresas estadounidenses y europeas. Una vez que la Revolución triunfó, la situación cambió. La Constitución de 1917 dio el primer paso para devolver esos recursos a manos mexicanas: diferenció entre la propiedad del suelo y la del subsuelo. La primera podía estar en manos privadas, pero la segunda, junto con sus riquezas, siempre debía pertenecer a la nación, aunque esta podía realizar concesiones para su explotación. Más adelante, el presidente Lázaro Cárdenas terminó de nacionalizar los yacimientos petroleros mexicanos, haciendo que su explotación pasara a ser realizada por empresas públicas.
- Desplazamiento de la población. Una de las consecuencias negativas de la Revolución mexicana, causada por los enfrentamientos bélicos, fue el desplazamiento de población desde el campo a las ciudades. La Revolución tuvo, desde el principio, mucha presencia en las zonas rurales. Por ese motivo, los episodios de violencia fueron muy habituales en esas áreas. Parte de la población trató de huir del conflicto trasladándose a las ciudades. Estos desplazados tuvieron complicado integrarse en el mercado laboral urbano. El resultado fue un crecimiento notable de la desigualdad social.
- Aparición del Partido Nacional Revolucionario. En 1929, parte de las corrientes ideológicas herederas de la Revolución se unificaron. El resultado fue la creación del Partido Nacional Revolucionario, que luego se convertiría en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
- Impacto artístico y literario. Los diversos gobiernos promovieron el arte y la cultura. La Revolución fue uno de los motivos recurrentes, y lo acontecido entre 1910 y 1917 creó una corriente estética y artística que marcó el mundo cultural del país. Entre los autores más importantes que se inspiraron en este tema se encuentran Mariano Azuela, José Vasconcelos, Rafael M. Muñoz o Martín Luis Guzmán. A partir de 1928, apareció el género denominado novela revolucionaria, y algo parecido ocurriría con el cine y la fotografía.
Personajes principales
La Revolución mexicana tuvo numerosos líderes. Algunos, como los hermanos Serdán, tuvieron protagonismo en los inicios del levantamiento, y otros sobrevivieron a todo el proceso revolucionario.
Entre los más conocidos se encuentran Francisco Madero, Emiliano Zapata, Pancho Villa y Pascual Orozco.
Porfirio Díaz (1830-1915)
Su largo gobierno, el porfiriato, fue el factor que hizo estallar la Revolución. Díaz permaneció en el poder entre 1884 y 1911, con un pequeño paréntesis de cuatro años.
En su comienzo, la Revolución mexicana fue un levantamiento en su contra. Díaz, en una entrevista concedida a un periodista estadounidense, había prometido elecciones libres para 1910, pero incumplió su palabra. El líder opositor, Francisco Madero, fue encarcelado y Díaz volvió a ser elegido para el cargo.
Madero escapó de la cárcel y llamó al levantamiento. Un año después, Díaz tuvo que aceptar su derrota y exiliarse en Francia. En París vivió hasta el momento de su muerte, cuatro años después de haber sido derrocado.
Francisco Madero (1873-1913)
Francisco I. Madero fue el iniciador de la Revolución mexicana y se convirtió en el primer presidente después de Díaz.
Poco antes de las elecciones previstas para 1910, Madero fue uno de los fundadores del Partido Antireeleccionista. Como su candidato presidencial, recorrió el país buscando el voto para acabar con la dictadura porfirista.
Díaz, al comprobar la popularidad de su rival, ordenó su arresto, acusándolo de incitación a la rebelión y de injuriar a las autoridades.
Tras la reelección de Porfirio como presidente, Madero, según algunas versiones, logró huir de la cárcel y llegar a Estados Unidos. Desde allí, llamó a todos los mexicanos a que se levantaran en armas contra el gobierno.
En pocos meses, los revolucionarios consiguieron su propósito y Madero fue elegido presidente. Durante su mandato tuvo que hacer frente a sus antiguos compañeros de revolución, que lo consideraban demasiado moderado.
Sin embargo, fueron los conservadores los que acabarían con su presidencia y con su vida. Un golpe de Estado, encabezado por Victoriano Huerta, estableció una nueva dictadura en el país.
Victoriano Huerta (1854-1916)
Victoriano Huerta había destacado como militar durante las épocas anteriores a la Revolución. Por ese motivo, Madero acudió a él para acabar con los levantamientos que se estaban produciendo en su contra por parte de algunos revolucionarios.
Al mismo tiempo, Huerta formaba parte de una conspiración de antiguos porfiristas para recuperar el poder, entre ellos Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz.
Después de los sangrientos sucesos conocidos como la Decena Trágica, Huerta maniobró para hacerse con la presidencia. En los escasos 17 meses que duró su dictadura, se le atribuyen 35 asesinatos de rivales políticos, empezando por el de Madero y su vicepresidente, Pino Suárez.
Venustiano Carranza (1859-1920)
La llegada al poder de Huerta marcó el inicio de la segunda etapa de la Revolución mexicana. El entonces gobernador de Coahuila, Victoriano Carranza, se erigió enseguida en el líder de los opositores a Huerta.
Carranza promulgó el Plan de Guadalupe, que llamaba a los mexicanos a derrocar al dictador. Igualmente, logró el permiso del congreso estatal para formar una fuerza militar llamada Ejército Constitucionalista.
En su lucha contra Huerta, Carranza obtuvo el apoyo de muchos destacados revolucionarios, desde Álvaro Obregón a Pancho Villa y Emiliano Zapata. Entre todos, lograron un rápido avance hacia la capital, obligando a Huerta a renunciar a la presidencia en julio de 1914.
A pesar de esta victoria, los revolucionarios pronto volvieron a enfrentarse entre ellos. Para intentar paliar las diferencias, Carranza convocó, en octubre de 1914, la Convención de Aguascalientes.
La Convención no logró su objetivo de llegar a un acuerdo pacífico, por lo que se desataron las hostilidades entre ellos. Carranza salió victorioso, haciéndose con la presidencia. Su logro principal fue la promulgación de la Constitución de 1917.
En 1920, Obregón, Elías Calles y Adolfo de la Huerta desconocieron a Carranza. Finalmente, fue asesinado en Puebla.
Emiliano Zapata (1879-1919)
Emiliano Zapata fue de los pocos revolucionarios sin ambiciones presidenciales. Su objetivo siempre fue conseguir una reforma agraria que beneficiara a campesinos e indígenas. Desde el sur, se unió a Madero tras la caída de Porfirio Díaz. Sin embargo, el líder agrarista pretendía que el reparto de tierras entre los campesinos comenzara de inmediato y consideraba la posición de Madero demasiado moderada.
Con el golpe de Estado de Huerta, Zapata apoyó a Carranza para acabar con el dictador. Una vez logrado esto, se alió con Villa para asegurar que sus medidas agraristas se llevaran a cabo.
Sin participar activamente en los enfrentamientos entre Villa y Carranza, Zapata regresó a Morelos, donde puso en marcha sus teorías sobre un gobierno campesino.
Carranza, que había derrotado a Villa, consideraba a Zapata un peligro y ordenó atacar sus posiciones. Para 1918, la capacidad de combate de Zapata era prácticamente nula. Además, Carranza promulgó una ley de reforma agraria que apaciguó mucho a los campesinos, dejando a Zapata sin buena parte de sus bases.
A pesar de eso, Carranza temía la popularidad de Zapata. Por ese motivo, preparó una trampa en la Hacienda de Chinameca, Morelos, donde Emiliano Zapata fue asesinado.
Francisco Villa (1878-1923)
El nombre real de Francisco (Pancho) Villa fue José Doroteo Arango Arámbula. En 1910 se unió a Madero para combatir a Díaz. Junto con Zapata, lideró el sector agrarista de la Revolución. Él mismo había sido un campesino de escasos recursos, pero, al estallar la rebelión, llevaba varios años fugitivo de la justicia.
Al contrario que Zapata, Villa no se enfrentó a Madero cuando este llegó a la presidencia, aunque también consideraba sus reformas demasiado tímidas. A la muerte del presidente, se unió a Carranza para derrocar a Huerta. Después de derrotar a Huerta, Villa y Carranza se enfrentaron por el control de la Revolución.
Villa sufrió numerosos atentados tras su derrota frente a Carranza. El revolucionario había salido ileso de todos ellos hasta que, el 20 de julio de 1923, fue tiroteado y muerto en Parral. El instigador del asesinato fue Álvaro Obregón, que temía que Villa apoyara a Adolfo de la Huerta para la presidencia frente a su candidato, Plutarco Elias Calles.
Aparte de sus funciones militares, Villa puso en marcha dos proyectos muy ambiciosos en su zona de influencia: crear escuelas, más de 50 solo en Chihuahua capital, y el establecimiento de colonias militares.
Pascual Orozco (1882-1915)
Pascual Orozco estuvo presente desde el principio de la rebelión, cuando apoyó a Madero en su lucha contra Porfirio Díaz. También tuvo ambiciones de poder. Sus partidarios, los orozquistas, protagonizaron algunos enfrentamientos con los constitucionalistas y con los otros grupos que se disputaban la presidencia.
Sus derrotas en esos enfrentamientos le hicieron abandonar el país. Fuera de México, en Texas, murió a manos del ejército estadounidense, cuando trataba de invadir un rancho.
Álvaro Obregón (1880-1928)
Tras derrotar a Carranza, Álvaro Obregón se convirtió en el hombre fuerte del país. Su principal mérito fue acabar con la violencia revolucionaria que no permitía mejorar las condiciones de vida de la población.
Antes, durante la propia Revolución, Obregón había destacado por sus cualidades militares, especialmente por su visión estratégica. Una vez llegó a la presidencia, se dedicó a consolidar las conquistas sociales.
Obregón y Plutarco Elías Calles marcaron la década de los 20, con ambos alternándose en el poder. El momento más conflictivo se debió a la política anticlerical del segundo, que provocó el enfrentamiento conocido como Guerra cristera, entre católicos y partidarios del gobierno.
Aunque ya se había retirado, Elías Calles le convenció de que volviera a presentarse a las elecciones de 1928. Obregón aceptó, lo que generó una sublevación de los católicos, además de varios atentados. Ganó las elecciones, pero no llegó a ocupar la presidencia de nuevo. Un fanático católico lo asesinó mientras se encontraba en un restaurante.
Referencias
- La Revolución Mexicana. Recuperado de lahistoriamexicana.mx.
- Revolución Mexicana. Recuperado de edomex.gob.mx.
- Revolución Mexicana, el gran movimiento social del Siglo XX. Recuperado de gob.mx.