La principal forma de gobierno de Mesopotamia fue a través de la figura de un rey, que no dominaba toda la región, sino que existía uno por cada ciudad de tamaño considerable, gobernándola de forma independiente y según sus propios principios morales y religiosos.
Hay que recordar que Mesopotamia era una región donde se construyeron grandes ciudades, separadas por vastas extensiones de desierto o pantano, lo cual favoreció la creación de ciudades-estado, independientes entre sí.
Luchaban en una casi continua guerra, intentando apoderarse unas de las otras. Luego se sucedieron diversos imperios, que trataron de unificar la zona: el imperio sumerio, el acadio o el babilónico.
A pesar de esta aparente independencia, las ciudades compartían entre ellas ciertas estructuras formales de gobierno.
Mesopotamia es el nombre que se le ha dado a la región que hoy comprende Irak y parte de Siria, fue el hogar de civilizaciones como los sumerios, babilonios y asirios, asentados en distintas ciudades-estado, entre las que se contaban Babilonia, Sumeria, Uruk y Asiria.
El rey, el que gobernaba Mesopotamia
La historia registrada de Mesopotamia antigua se remonta a más de 3.000 años de duración, antes de la invasión y conquista del Imperio persa en el 539 a.C.
La sucesión de poder se realizaba dentro de las mismas dinastías monárquicas, de forma hereditaria. Algunos estudios manejan la posibilidad de una figura de poder subordinada, o paralela, al rey, que se encargaba de la administración y materialización de políticas dentro de la ciudad.
Con la expansión de Asiria y Babilonia, este funcionario cobró más importancia por debajo de la figura del monarca. Entre los tantos títulos que se le atribuyen, se encuentra uno que traduce como “gobernador”.
Si bien en Mesopotamia se creía que el poder del rey provenía de los dioses, a diferencia de los egipcios antiguos, los mesopotámicos no veían a sus reyes como dioses reales. La gran mayoría de los monarcas se denominaban a sí mismos como “gran rey” o “rey del universo”.
Historia y evolución política de Mesopotamia
La civilización sumeria fue la primera en desarrollar una sociedad organizada en la región. La invención de la escritura cuneiforme permitió brindar a los asuntos gubernamentales un registro y soporte formal.
A los gobiernos sumerios se les atribuye la primera forma de burocracia. A partir de esta etapa, a través de las primeras ciudades-estado fundadas –Ea, Eridu, Kis, Lagas, Uma, Ur y Uruk–, se instauró la figura del rey como gobernante absoluto.
La expansión del imperio sumerio permitió que se instaurasen nuevas ciudades y órdenes sociales. La escritura permitió no solo plasmar estos nacimientos, sino también desarrollar la jerarquía de poder.
La movilización y asentamientos de grupos nómadas, o la gran corriente migratoria árabe, fueron uno de los primeros indicios de tensión y conflicto, y que iniciaría un largo periodo de conquista e imposición de nuevas políticas.
Los constantes conflictos que enfrentaron las distintas ciudades-estado llevaron a un decaimiento del Imperio sumerio.
La llegada de Sargón I de Asiria y la fundación del imperio acadio sirvieron para instaurar un sistema de gobierno “independiente” entre ciudades bajo la figura de un emperador. Este periodo duraría unos 130 años aproximadamente (2350 a.C.-2220 a.C.).
Pasarían siglos de conflictos, escaramuzas e intentos de algunas ciudades o etnias por imponerse en la región, hasta la llegada de Hammurabi al trono de la entonces pequeña Babilonia.
La campaña expansionista que inició tuvo éxito y pudo adherir a su imperio la mayor parte de las ciudades existentes en Mesopotamia.
El reinado de Hammurabi no duró más de 100 años, antes de la sucesión de su hijo y la eventual caída de Babilonia a manos de otra cultura, los casitas.
Sin embargo, durante su reinado, Hammurabi unificó los códigos existentes hasta entonces y elaboró el primer cuerpo de leyes conocido como el Código de Hammurabi, el cual se basaba en un principio de reciprocidad, para poder ajusticiar un crimen cometido, impartiendo un castigo similar.
Estructura de gobierno
El concepto de ciudades-estado se mantuvo incluso durante el Imperio babilónico, y bajo el dominio del emperador, los antes reyes, o gobernantes de las distintas ciudades, pasaron a percibirse como administradores de estas regiones, obedeciendo a una voluntad superior de ser necesario.
Durante esta etapa, se desarrolló una especie de democracia primitiva, en el sentido que parte de una porción del poder se estratificaba en instituciones que, aunque no completamente definidas, brindaban a los ciudadanos, bajo ciertas condiciones, la posibilidad de tomar partido en algunas decisiones políticas.
Los ciudadanos participantes políticamente eran divididos en hombres “grandes” o “sabios” y hombres “pequeños”.
Se formaron pequeñas asambleas, pero muchos estudios afirman que aún es difícil conocer las actividades específicas y el alcance que tenían las resoluciones y proyectos ciudadanos en las ciudades-estado del Imperio.
Poder ciudadano
Algunas acciones que, se ha inferido, los ciudadanos pudieron ejercer:
1. Los ciudadanos podían elegir, hasta cierto punto, a su representante o señor en jefe.
2. Los ciudadanos podían esbozar una estructura militar, dirigir o proponer medidas de política extranjera, conducir una guerra, concluir un trato de paz, y tenían la misma responsabilidad que el cuerpo militar de defender la ciudad y el territorio correspondiente.
3. Los ciudadanos podían conformar cuerpos civiles con ciertas funciones legales reconocidas por el jefe administrador de la ciudad.
Estas funciones les permitían tratar asuntos de menor escala, como repartición de herencias y terrenos, conflictos laborales y disputas comerciales, venta de esclavos, resolución de crímenes como fraude y robo, pago de deudas y organización de proyectos comunales.
4. Los ciudadanos tenían la potestad de representar su ciudad-estado en ocasiones oficiales, y pudieron haber tenido cierto control sobre fondos comunales.
5. Los ciudadanos mantenían una responsabilidad cultual con el Imperio y debían destinar parte de su organización comunal a la realización de ceremonias.
Así como ocurrió con la caída del imperio sumerio, que conllevó cambios en las formas de gobernabilidad de las ciudades-estado de Mesopotamia, el constante levantamiento e imposición de algunas regiones sobre otras no permitieron que se desarrollara una estructura política definitiva que aguantase el paso de los años, de las guerras e invasiones, y de los gobernantes.
La invasión del Imperio persa fue determinante para terminar de desechar un modelo previo e instaurar el propio, enterrando así las conductas políticas de un buen número de civilizaciones previas, pero que ya comenzaban a tener elementos similares que se encontrarían mucho después en otras formas de gobierno monárquicas o participativas.
Referencias
- Held, C. C., & Cummings, J. T. (2013). Middle East Patterns: Places, People, and Politics. Hachette UK.
- Vidal, J. (2014). La divinización real en Mesopotamia: una teología política. Arys.