La forma de vida de los aztecas, o mexicas, se centraba en la vida en familia y hogar, el cultivo de tierras, la práctica de la religión y la guerra, y el arte. El Imperio azteca fue una civilización que habitó en la región del centro y sur de México, en el período Posclásico Tardío, entre 1300 y 1521, aproximadamente.
El nombre azteca proviene de Aztlán, que significa “Tierra blanca”, y que hace alusión a sus orígenes al norte de México. Según los historiadores, y también según su propia tradición, los primeros aztecas fueron cazadores y recolectores del norte.
Estos se trasladaron hacia el sur, aprovechando el colapso de la civilización tolteca, y fundaron Tenochtitlán, la antigua ciudad capital del Imperio azteca, hoy Ciudad de México.
El idioma azteca
Los aztecas, que se llamaban a sí mismos colhua mexica, hablaban náhuatl, un idioma que llegó a extenderse hacia el norte, hasta el río Yellowstone en Estados Unidos, y hacia el sur, hasta Panamá.
Esto ocurrió en el momento de mayor esplendor de esta civilización, y su idioma se convirtió en la lengua franca de toda la región. Algo similar a lo ocurrido con el latín en Europa.
La vida en familia y en el hogar: el matrimonio
La vida de una nueva familia comenzaba con el matrimonio. Eran uniones arregladas por los padres y parientes de los esposos cuando aún eran niños.
Se decidían discutiendo con los líderes religiosos el signo solar de nacimiento de los consortes. Elegían el día del casamiento considerando el calendario azteca y también la opinión de los jóvenes casamenteros.
En la familia azteca, el hombre podía tener más de una esposa, pero su herencia quedaba solo para los hijos de la primera. El hogar era el ámbito de la mujer, donde desarrollaba todas sus actividades y tomaba las decisiones.
La sociedad azteca
La sociedad azteca era dominada por los hombres, considerados la cabeza del hogar. Las mujeres tuvieron más poder a nivel político en los primeros tiempos de esta civilización, pero más tarde, su mayor influencia fue en la familia. Las viudas ancianas eran tenidas como sabias, y se buscaba su consejo.
Los niños ayudaban en las tareas del hogar. Los varones eran educados en la escuela con un entrenamiento militar y las niñas aprendían los oficios y actividades de las mujeres adultas.
Agricultura y alimentación
Como Tenochtitlán fue fundada en una isla en el centro del lago Texcoco, los aztecas desarrollaron un notable sistema de agricultura, las chinampas, que consistía en rellenar de tierra los pantanos y sembrar en rectángulos, delimitados por estacas de ahuehuete. Estos rectángulos los llenaban de varas y pasto, y los cubrían con lodo. Las estacas arraigaban y contenían la tierra en los bordes. De este modo, las chinampas absorbían el agua del lago y el lodo funcionaba como abono.
Cultivaban de manera intensiva en toda la tierra disponible y lograron una alta productividad, lo que contribuyó enormemente con su prosperidad y riqueza.
Sus fértiles tierras producían habas, calabacines, tomates, pimientos, cacao, junto con el maíz, que era el cereal más común y el alimento principal.
Con el cacao hacían la bebida que llamaban xocolatl, luego conocida como chocolate. Los aztecas lo preparaban líquido y le agregaban chile picante.
Religión y guerra
Los aztecas creían en la fiereza del dios del Sol, Huitzilopochtli, quien luego de librar la batalla de cruzar el cielo cada día, regresaba al seno de su madre Coatlicue, la Tierra, para renovar fuerzas en su lucha contra la oscuridad.
Para garantizar la existencia humana, los aztecas, o hijos del sol, tenían que alimentarlo con sangre humana. Por este motivo, la guerra era una obligación religiosa, que utilizaban para obtener prisioneros y luego sacrificarlos.
Arte azteca
El apogeo de la civilización azteca llevó a la aparición de artistas de gran talento. Se destacaron en el trabajo del metal, en oro y plata, de una delicadeza extraordinaria: pendientes, brazaletes, anillos, collares, con detalles de águilas, tortugas, conchas y hasta dioses, son testimonio de la habilidad de los mejores artesanos.
También sobresalieron en la escultura de dioses en piedra y madera, a veces en tamaños monumentales, y otras veces pintados en brillantes colores.
Algunos artistas aztecas se volcaron a las miniaturas, reproduciendo plantas, insectos y ostras en materiales preciosos como la perla, la amatista, la obsidiana, el jade.
La turquesa era el material favorito de estos artistas, y con ella producían mosaicos para cubrir esculturas, como la calavera que representa al dios Tezcatlipoca y que se exhibe en el Museo Británico de Londres.
Referencias
- Aztec Society Family. Recuperado de aztec-history.com.
- Aztec People. Recuperado de britannica.com.