Hay muchos gases que resultan tóxicos para el ser humano. Por ejemplo, el monóxido de carbono, el óxido nítrico o el sulfuro de hidrógeno son gases peligrosos que pueden causar enfermedades.
Cuando se piensa un poco en la pregunta, la respuesta más acertada sería que todos los gases son peligrosos. La parte interesante es responder el por qué. Evidentemente, existen gases que son tóxicos, otros que son corrosivos y otros que son inflamables y causan explosiones.
La compañía canadiense International Sensor Technology publicó en su sitio web una lista de más de 50 gases que representan un riesgo y, sin embargo, dicha lista no está completa.
En un principio, todo gas, hasta el más inofensivo, representa un riesgo dependiendo de su concentración y la ventilación del lugar donde se encuentre, puesto que tiene la capacidad de desplazar al oxígeno y sofocar a la víctima.
Inclusive el mismo oxígeno es altamente peligroso porque, como agente oxidante, su presencia aviva la flama en un incendio, y a pesar de que es el compuesto esencial para la vida, también las reacciones oxidativas destruyen las células, provocando el envejecimiento, y en última instancia la muerte.
Manejo de gases
Uno de los factores que hace que un gas sea peligroso es su manejo inadecuado. Una persona inexperta o descuidada puede ponerse a sí misma o a los demás en riesgo al manejar inadecuadamente un gas.
No solo eso, el manejo inadecuado de los gases puede contribuir a la contaminación del medio ambiente si no se siguen las regulaciones establecidas.
El riesgo que se puede presentar cuando se maneja o se usa un gas puede clasificarse en tres categorías diferentes:
1. Gases tóxicos
Estos gases son dañinos para los seres humanos cuando son inhalados o ingeridos en diversas cantidades.
Esto incluye gases como amoníaco, cloro, azufre y muchos otros. La definición oficial de gas tóxico es:
“Un gas o vapor comprimido que tiene una concentración letal media (LC50) en el aire de 200 partes por millón (ppm) en volumen, o 2 miligramos por litro de niebla, humo o polvo, cuando se administra por inhalación continua durante una hora (o menos si la muerte ocurre en una hora) a ratas albinas que pesan entre 200 y 300 gramos cada una”.
La toxicidad de un gas dependerá de su concentración. Incluso puede haber envenenamiento por gases técnicamente inofensivos, como el nitrógeno o los gases nobles, si la concentración es alta y no existe una ventilación apropiada.
Es fundamental ser especialmente cuidadoso con el manejo de gases tóxicos y evitar la mínima exposición.
Hay que usar el equipo adecuado, como respiradores artificiales y trabajar bajo campana. En caso de accidente se debe aplicar las técnicas adecuadas de primeros auxilios y conseguir atención médica inmediata.
2. Gases inflamables
Estos gases son capaces de quemar en ciertas concentraciones. Los gases inflamables solo queman en presencia de oxígeno.
Ejemplos de gases inflamables son el metano, el propano, el butano y el acetileno. Muchos de estos gases carecen de aroma, lo que incrementa su peligro. Se han reportado casos de envenenamiento o incendios por fugas de gas.
Los gases también pueden ser combustibles. Esta categoría de gases peligrosos incluye todos los gases que pueden explotar en determinadas concentraciones. Al igual que los gases inflamables, el gas combustible requiere la presencia de oxígeno.
Se debe ser cuidadoso con las fuentes de ignición cuando se maneja este tipo de gas y nunca se debe fumar en presencia de ellos. Es recomendable trabajar bajo campana.
Los gases se almacenan y se transportan en bombonas presurizadas. El mal uso de estas bombonas puede provocar explosiones.
Inclusive los gases de uso doméstico, como insecticidas y aromatizantes, pueden representar un riesgo si se almacenan cerca de una fuente de calor que expanda el gas causando una explosión.
3. Gases oxidantes
Este tipo de gases tienen la propiedad de aumentar la llama. La presencia de estos gases aumenta el riesgo de incendio y además pueden reaccionar violentamente causando explosiones.
Deben de manejarse con extremo cuidado y almacenarse lejos de sustancias oxidantes, ácidos o bases fuertes.
Usos de los gases
El otro factor que puede hacer peligroso un gas es su empleo inadecuado. Por supuesto, el peor uso que se le puede dar a un gas es para lastimar o matar a otros.
Desde el amanecer de la humanidad, la gente ha buscado nuevas maneras de matarse unos a otros. Ya en el 600 a.C., los atenienses envenenaban los pozos de los espartanos, que más tarde intentaron lanzar gases tóxicos de azufre sobre los muros de Atenas, con la esperanza de llenar la ciudad de humo tóxico.
Gengis Kan usó ese mismo truco, lanzando azufre en catapultas durante el asedio de las ciudades fortificadas alrededor de 1200 d.C.
Aunque los productos químicos se han utilizado como herramientas de guerra durante miles de años, la guerra química moderna tiene su génesis en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial.
Durante la Primera Guerra Mundial, el cloro y los gases de fosgeno fueron liberados de los botes en el campo de batalla y dispersados por el viento.
Estos productos químicos se fabricaron en grandes cantidades a principios del siglo y se desplegaron como armas durante el período prolongado de la guerra de trincheras.
El primer ataque a gran escala con gas cloro se produjo el 22 de abril de 1915 en Ypres, en Bélgica. Los Aliados vieron cómo los gases podrían ser efectivos, y comenzaron a usarlos. Ambos lados pasaron a utilizar el fosgeno, un agente de asfixia, y el gas mostaza, que causa quemaduras dolorosas y ampollas.
Referencias
- SAFETY DATA SHEET Oxygen. Recuperado de airgas.com.
- Deadly and Controversial Chemical Weapons. Recuperado de thebalance.com.