¿Quién fue José Clemente Orozco?
José Clemente Orozco (1883-1949) fue un artista plástico mexicano, mejor conocido por su trabajo como muralista. También hizo obras en litografía y caricaturas. Asistió a la Escuela de Agricultura, donde destacaba su talento para dibujar mapas topográficos. Estudió asimismo dibujo arquitectónico.
Es uno de los artistas mexicanos más famosos de la corriente muralista. Su trabajo tenía fuertes cimientos teóricos y su obra representaba el sufrimiento y la tragedia humana.
Orozco promovía sus inclinaciones políticas de izquierda con sus pinturas, especialmente representando los intereses de la clase obrera y campesinos.
Fue uno de los pocos muralistas que plasmó su obra también en frescos. Estuvo entre los fundadores del Colegio Nacional de México en 1943.
Biografía de José Clemente Orozco
Primeros años
José Clemente Orozco nació el 23 de noviembre de 1883 en Zapotlán el Grande, ahora Ciudad Guzmán, en Jalisco, México.
Fue uno de los cuatro hijos de Irineo Orozco Vázquez con Rosa Juliana Flores Navarro. Orozco estuvo en su ciudad natal hasta cumplir los dos años, de allí su familia se estableció en Guadalajara. Cinco años después, sus padres decidieron mudarse a la capital mexicana para mejorar la calidad de vida de la familia.
Los colores inundaron la vida de José Clemente desde muy temprano. Su padre tenía una fábrica de tintes, colorantes y jabones: no solo se dedicaba al comercio, también era editor de un medio titulado La Abeja, que reproducía en su propia imprenta.
Su madre pintaba y cantaba, y daba clases a otras mujeres. También fue ella quien le proporcionó la instrucción básica, y logró que a los 4 años ya José Clemente pudiese leer y escribir.
A pesar de que sus padres trabajaban duro y constantemente, la economía estaba colapsada por la Revolución mexicana, que afectaba a todos los sectores de la vida nacional. Por eso la familia tuvo que llevar siempre una vida humilde.
Inicios artísticos y formación académica
José Clemente Orozco acudía a la Escuela Anexa de la Normal, donde se formaban los maestros. Casualmente estaba a corta distancia de la imprenta en la que el ilustrador José Guadalupe Posada trabajaba. Desde que conoció su trabajo el muchacho se interesó en el arte.
Comenzó a estudiar en el turno de la tarde de la Academia San Carlos, para dedicarse a su recién hallada vocación artística. La influencia que tuvo en su carrera la obra de Posada fue reconocida y exaltada siempre por Orozco.
En 1897, por insistencia de su padre, Orozco se trasladó a San Jacinto a estudiar en la Escuela Agrícola y dejó a un lado el arte. Allí el único enlace que mantenía con su vocación era el dibujo de mapas topográficos con los que también obtenía dinero extra.
A los 21 años sufrió un accidente al manipular pólvora durante el Día de la Independencia. Allí perdió la mano izquierda, puesto que sufrió de gangrena y tuvieron que amputarla entera para salvar el resto de su brazo.
Por esos años murió su padre, víctima de fiebre reumática, y Orozco se sintió libre para dedicarse a la pintura. Aunque al mismo tiempo tuvo que encontrar algunos trabajos que le permitieran ser el sostén económico del hogar, como el de dibujante arquitectónico, retratista post-mortem y también en el taller gráfico de varios medios impresos, como el de El Imparcial.
Pintura
En ese momento, Orozco dejó a un lado los estudios de arquitectura y en 1906 se dedicó a estudiar arte tiempo completo en la Academia de Bellas Artes San Carlos y estuvo allí intermitentemente durante, aproximadamente, 8 años.
No fue sino hasta 1909 cuando Orozco decidió que solo viviría de su arte. En la academia recibió clases de Antonio Fabrés, que instruía a los jóvenes con la guía de su Europa natal, aunque los mexicanos quisieron hallar su propia identidad pictórica.
En la Academia San Carlos, Orozco conoció a algunos artistas muy importantes en su vida, como Gerardo Murillo, que se hacía llamar Dr. Atl, quien proponía que el arte mexicano debía desligarse del lastre europeo y mostrar sus propios paisajes, colores y tradiciones plásticas.
Comienzos muralistas
Orozco comenzó a experimentar con escenas típicas de los barrios pobres y colores representativos de la realidad mexicana. Así fue como comenzó el renacimiento del muralismo mexicano, encaminado por jóvenes que buscaban una verdad artística que pudieran sentir cercana.
En ese período, se dedicó a pintar caricaturas para algunas publicaciones, como El Hijo del Ahuizote y La Vanguardia. También hizo numerosos trabajos en acuarela y litografías.
En 1916 tuvo lugar su primera exposición individual, que llevó por título La casa de las lágrimas, en la librería Biblos. No tuvo mucho éxito, puesto que la temática era poco comprendida al estar cargada de sordidez y agresividad.
En su primera muestra presentó escenas de la zona roja de la capital mexicana y de la vida de las mujeres que trabajaban allí.
Ese mismo año conoció a quien se convertiría, en 1923, en su esposa, Margarita Valladares. Con ella Orozco tuvo tres hijos.
Primer viaje a Estados Unidos
Después de la mala recepción que tuvo La casa de las lágrimas, Orozco decidió irse al norte. Se mudó a San Francisco, en California, durante 1917. Aunque también estuvo algún tiempo en Nueva York.
Allí solamente consiguió pequeños trabajos y no el ansiado éxito. Entonces, en 1920 regresó a México, dos años después se le encomendó un trabajo en la Preparatoria Nacional, puesto que el gobierno buscaba realzar la identidad mexicana.
Algunas de las obras que Orozco plasmó en esa institución fueron La Trinidad, La trinchera y La destrucción del viejo orden. El gobierno revolucionario colaboró con el resurgimiento del muralismo mexicano puesto que eran los principales mecenas de sus artistas.
Los tres exponentes protagonistas en el movimiento muralista fueron Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Sin embargo, al último siempre lo distanciaría de sus compañeros su fascinación por el horror y el sufrimiento como inspiración en la obra de arte.
En 1925, Orozco realizó Omnisciencia, uno de sus murales más famosos, ubicado en la Casa de los Azulejos.
Regreso al norte
Dos años después volvió a Estados Unidos. En esa oportunidad dejó en México a su esposa e hijos. Estuvo en el país durante la Gran Depresión, por eso vivió de cerca el padecimiento económico de la nación.
Se hizo amigo de Alma Reed, una periodista que le abrió las puertas de los círculos intelectuales norteamericanos y mostró la obra del mexicano a sus conocidos.
Comenzó a hacer murales en Estados Unidos: el primero fue Prometeo (1930), en el Pomona College de Claremont, en California. También hizo otros trabajos en el Dartmouth College, como The Epic of American Civilization.
Otros espacios, como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, o la New School for Social Research de la misma ciudad, se hicieron con obras realizadas por Orozco en este período.
En 1932 realizó un tour por Europa, en el que se dedicó a conocer a fondo el arte del Viejo Continente.
Visitó España, Italia, Inglaterra y Francia. Permaneció durante más tiempo en los dos primeros, puesto que el carácter de los ingleses le parecía poco apasionado, y sus intereses artísticos principales fueron el barroco y el estudio del claroscuro.
Admiró las obras de Velázquez y Caravaggio. Finalmente, en Francia se encargó de conocer las tendencias más actuales del arte.
Regreso a México
En 1934 volvió a su tierra. Entonces ya contaba con el renombre que le brindaron sus años de trabajo en Estados Unidos, al igual que las obras que había dejado en México en los años 20.
En ese momento Orozco había logrado la madurez artística estudiando los clásicos y perfeccionando tanto su teoría como su práctica plástica, que tenía fuertes cimientos conceptuales.
El año de su regreso realizó una de sus piezas más famosas de ese período, Catarsis, en el Palacio de Bellas Artes, en la capital mexicana.
En Guadalajara dejó gran parte de su legado de esa época. Orozco vivió allí entre 1936 y 1939. En esos años realizó trabajos para la Universidad de Guadalajara, donde pintó dos murales.
También decoró el Palacio de Gobierno, pues allí se encuentra su obra bautizada como Miguel Hidalgo. Además, en el hospicio de la ciudad realizó una serie de murales al fresco.
Después se trasladó a Ciudad de México, donde hizo algunos trabajos, entre los que destacan sus frescos de la Suprema Corte de Justicia.
Últimos años
Durante la década de 1940, Orozco se interesó por la pintura de caballete, si bien nunca abandonó el muralismo. En 1943 fue uno de los miembros fundadores del Colegio Nacional de México y, tres años más tarde, recibió el Premio Nacional de Arte.
Algunos de sus últimos trabajos fueron los de la Sala de la Reforma del Museo Nacional de Historia y los de la Cámara de Diputados de Jalisco entre 1948 y 1949.
Muerte
José Clemente Orozco murió el 7 de septiembre de 1949 en Ciudad de México, por un paro cardiorrespiratorio.
Lo velaron en el Palacio de Bellas Artes y sus restos mortales fueron depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores, en la capital mexicana. Fue la primera vez que un pintor recibía este honor en México.
Estilo
José Clemente Orozco perteneció a la corriente del renacimiento del mural mexicano. Fue uno de sus más grandes exponentes, junto con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
No obstante, el estilo de Orozco se acercaba mucho más al expresionismo y a la pintura tradicional mexicana, desdeñando la temática de las máquinas que fascinó a sus contemporáneos.
Sus temas estaban íntimamente relacionados con el sufrimiento de las clases bajas, a las que representaba constantemente en su obra. Normalmente, la estética plástica de Orozco era oscura y considerada por algunos un tanto grotesca.
Obras
Algunos de los trabajos más importantes de Orozco fueron:
- Omnisciencia, La Casa de los Azulejos, Ciudad de México (1925).
- Murales de la Escuela Nacional Preparatoria, Ciudad de México (1926).
- Murales en New School of Social Research, Nueva York (1930).
- Prometeo, Pomona College, Claremont, California (1930).
- Baker Library, Dartmouth College, Hanover, New Hampshire (1934).
- Catarsis, Palacio de Bellas Artes (1934).
- Murales del Instituto Cultural Cabañas, Guadalajara (1935).
- Murales en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara, Jalisco (1936).
- Autorretrato (1937).
- Miguel Hidalgo, Palacio de Gobierno de Jalisco (1937).
- Murales en la Suprema Corte de Justicia, Ciudad de México (1941).
- Sala de la Reforma del Museo Nacional de Historia (1948).
- Media cúpula de la Cámara de Diputados de Jalisco (1949).
Referencias
- José Clemente Orozco. Recuperado de britannica.com.
- Orozco José Clemente. Recuperado de jalisco.gob.mx.