¿Quién fue José de La Mar?
José de La Mar (1776-1830) fue un militar y político nacido en Cuenca, actual Ecuador, pero cuya vida estuvo consagrada al Perú, nación en la que fue presidente en dos oportunidades. Era descendiente de españoles y fue llevado a España siendo muy joven para recibir educación. Allí se inclinó por la carrera militar, en la que se desenvolvió durante toda su vida.
Participó junto con el regimiento de Saboya en las acciones beligerantes entre España y Francia a finales del siglo XVIII. En esos enfrentamientos destacó y recibió el grado de capitán, en 1808. También luchó en Zaragoza contra los invasores franceses y obtuvo el rango de teniente coronel.
Biografía de José de La Mar
Primeros años
José de la Mar y Cortázar nació el 12 de mayo de 1776 en Cuenca, entonces parte de la Real Audiencia de Quito, hoy Ecuador.
Sus padres fueron Marcos La Mar, un español peninsular que servía como administrador de las Cajas Reales de Cuenca, y la guayaquileña Josefa Cortázar y Lavayen.
Se dice que La Mar descendía de una noble familia irlandesa y que su apellido provenía del título como duque de La Mar, por el desempeño náutico de uno de sus ancestros.
Desde muy joven vivió en España con su tío Francisco Cortázar, un importante político y jurista. Cortázar había servido como oidor de la Audiencia de Bogotá y regente de la de Quito.
Al llegar a Europa, José de La Mar fue inscrito en el Colegio de Nobles de Madrid. Allí lo prepararon en lo intelectual y también le dieron las nociones de la carrera militar que el joven siguió como profesión.
Carrera militar en Europa
Por la influencia de su tío, La Mar logró entrar a formar parte del regimiento de Saboya con el cargo de teniente. Allí recibió disciplina y experiencia en combate, puesto que en 1794, con menos de 20 años, participó en la batalla que se libró en el Rosellón y obtuvo el ascenso a capitán.
En 1808, La Mar estuvo presente como parte de las fuerzas españolas que defendían el país de la invasión napoleónica. Cuando fue designado a Zaragoza era teniente coronel, en esa plaza se sostuvo hasta que su superior tuvo que rendirse un año más tarde.
Luego estuvo en Valencia durante varios años a las órdenes del general Black y al frente de 4.000 hombres. Aunque lucharon con firmeza, tuvieron que rendirse ante el invasor en 1812. La Mar fue tomado como prisionero de guerra.
En 1813 logró escapar, tomó rumbo a Suiza y finalmente a Italia, donde estuvo varios años junto con su amigo, el príncipe Castel Franco, hasta que Fernando VII fue restablecido como monarca español.
Por su lealtad a la corona y su gallardía en batalla, José de La Mar fue recompensado por el rey de España, que le otorgó el grado de general de brigada y lo envió como sub-inspector general del virreinato del Perú, en la ciudad de Lima.
América realista
Cuando José de La Mar llegó a Lima y tomó posesión de su cargo, le hicieron propuestas para darle el poder si deponía al virrey. Él las rechazo inmediatamente puesto que su lealtad se hallaba con España y Fernando VII.
Mantuvo con éxito el control de los insurgentes en Lima durante un tiempo. En 1819 fue nombrado mariscal de campo, el cargo militar más alto que existía en el virreinato.
En 1821, los españoles tuvieron que refugiarse en la sierra tras la llegada de José de San Martín a Pisco. Mientras tanto, La Mar capituló su plaza en Callao, aunque pidió condiciones favorables para todos los peninsulares y realistas de la zona.
Aprovechó su llegada a Lima para renunciar a distinciones y grados militares otorgados por España ante el virrey La Serna. Desde entonces se unió a las fuerzas patriotas y rompió sus lazos con la corona española.
Causa liberal
Los ejércitos americanos lo acogieron rápidamente. San Martín lo nombró general de división el mismo 1821. Entonces La Mar se dirigió a Guayaquil.
Allí lo nombraron comandante general de Armas de la Ciudad, cargo otorgado por José Joaquín Olmedo, y aprobado previamente por Antonio José de Sucre.
Desde esa posición, logró la capitulación de Guayaquil y algunas naves que pasaron a manos de Perú. Sin embargo, la ciudad no pudo constituirse como estado independiente, sino que fue reclamada por la administración colombiana, cosa que no complació a La Mar, quien partió hacia Perú.
Junta Gubernativa
En septiembre de 1822, el Congreso Constituyente de la Nación quiso otorgar el mandato a San Martín, que lo rechazó casi de inmediato. El 21 del mismo mes, La Mar quedó seleccionado como presidente de la Junta Gubernativa del Perú.
La Mar viajó al sur y sufrió una derrota. La causa de la independencia se debilitaba puesto que cada quien tenía apetito de mando entre las filas patriotas. Al mismo tiempo, los realistas ganaban fuerza con el paso de los meses.
El 27 de febrero de 1823, apenas 5 meses después de su juramentación, concluyeron las actividades de José de La Mar como presidente de la Junta Gubernativa de Perú, pues fue disuelta.
En sustitución de ese organismo, los militares que encabezaron el motín de Balconcillos impusieron a José de la Riva Agüero como presidente de la República.
En ese tiempo, La Mar se mantuvo al frente de las tropas peruanas que seguían en la lucha por la independencia. Participó en la batalla de Junín el 6 de agosto y en la de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824.
La Mar convenció al general realista Canterac de que capitular tras la derrota en Ayacucho era la mejor opción y así fue hecho. En esa batalla fue primordial la labor que jugó el batallón peruano para sellar la victoria de los libertadores.
El 24 de febrero de 1825, La Mar fue seleccionado por Bolívar para presidir el Consejo de Gobierno de Lima. Sin embargo, en búsqueda de recuperar su buena salud, La Mar viajó a Guayaquil para descansar durante un tiempo y en su lugar quedó el general Santa Cruz.
Presidencia del Perú
El 10 de junio de 1827 José de la Mar fue nombrado presidente por el Congreso. El juramento lo prestó el vicepresidente Manuel Salazar. Cuando la comisión que había viajado a Guayaquil arribó con la noticia, La Mar no estaba interesado en aceptar el puesto.
A pesar de eso, lo hizo en agosto. Entonces, tuvo que hacer frente a revueltas que no reconocían su mando. La Mar siempre abogó por un plan de conciliación e incluso tuvo a bien otorgar un perdón para aquellos que participaron en el alzamiento en su contra.
Conflicto con Colombia
Las disputas territoriales entre Perú y Colombia ya venían alimentándose desde que se liberaron los territorios del actual Ecuador. Perú consideraba que tenía derechos sobre parte de las tierras que Colombia había reclamado para sí y los guayaquileños deseaban ser independientes.
En 1828, las tropas peruanas ocuparon Guayaquil. En ese momento, Sucre, que iba de paso entre Bolivia y Colombia, intentó servir como mediador ante Perú, pero sus esfuerzos fueron en vano ya que el choque era inevitable.
Se dio la batalla de Tarqui, y los colombianos resultaron vencedores, comandados por Juan José Flores y Antonio José de Sucre, ambos venezolanos.
Los dos bandos quedaron afectados después de la batalla en la que se perdieron las vidas de ilustres hombres que lucharon por la independencia americana.
Finalmente, se procedió a concluir el conflicto con la firma del tratado de Girón, que establecía varios puntos, entre los que estaba el de que los ejércitos peruanos abandonarían Quito y Guayaquil en corto tiempo.
En el Portete de Tarqui, donde tuvo lugar la batalla, se colocó una placa que rezaba “El ejército peruano de ocho mil soldados que invadió la tierra de sus libertadores fue vencido por cuatro mil bravos de Colombia el veinte y siete de febrero de mil ochocientos veinte y nueve”.
Eso fue considerado como una ofensa por José de La Mar, quien solicitó que fuese removida, aunque no tuvo éxito.
Regreso al Perú
Al volver a Piura, donde se reunieron las tropas restantes del ejército peruano, La Mar ordenó que se indultara a los desertores y que estos se presentaran ante las autoridades.
La noticia de su derrota dio paso a cientos de calumnias que se esparcieron por Lima. Al presidente peruano le llamaron desde inepto y débil, hasta desleal.
Golpe de estado
El 7 de junio de 1829 hubo un levantamiento. Militares rodearon la casa de José de La Mar y pretendían que él renunciara, a lo que se negó. Fue entonces forzado a dirigirse a Paita.
Se alegó que esa intervención militar ocurrió porque el Congreso debía haberse reunido un año antes. Además, se sumó el hecho de que La Mar no hubiese nacido en territorio peruano, y los rumores de que su participación en el conflicto con Colombia fue por intereses personales.
Esas acciones estuvieron guiadas por la mano del general Agustín Gamarra, que se encargó de cumplir el tratado de Girón al pie de la letra.
Al llegar a Paita, José de La Mar fue embarcado en la goleta Mercedes, junto con Pedro Bermúdez, el jefe militar. El trato que se le ofreció no fue justo, al considerar lo que La Mar había dado al Perú, ya que no se le concedieron ni siquiera las provisiones necesarias para su viaje con rumbo a Centroamérica.
Destierro
José de La Mar llegó a Punta de Arenas, en Costa Rica, el 24 de junio de 1829. De allí se trasladó a la capital, San José, donde fue bien recibido, y el presidente solicitó que fuese tratado como un héroe, pues consideraba que esto era lo menos que merecían sus glorias pasadas.
Su salud ya menguada siguió desmejorando rápidamente. No le faltaron contrariedades para colaborar con su decaimiento, como la duda de sus logros militares a cuenta de su última batalla, o la expulsión del país por el que abandonó todo.
Se mudó a Cartago, y trató de casarse con su sobrina Ángela Elizalde por poderes, pero no pudieron encontrarse, ya que él falleció antes de la llegada de la joven.
Su primera esposa, Josefa Rocafuerte, había muerto cerca de 1826, dejando a La Mar viudo y sin descendencia.
Muerte
José de La Mar falleció el 11 de octubre de 1830. Fue sepultado en la ciudad de Cartago, donde estuvo su última residencia.
Cuatro años después de su deceso, el presidente peruano Luis José Orbegoso propuso al Congreso que se solicitara la repatriación de los restos mortales de José de La Mar.
Sin embargo, no fue sino hasta 1843 que, por encargo de su amiga Francisca Otoya, fue llevado nuevamente a suelo peruano. Tres años después, Otoya entregó los restos al gobierno de su país, pero también estos eran reclamados por el Ecuador natal de La Mar.
En 1847, sus restos fueron depositados en un mausoleo en el Cementerio General de Lima.
Características de su gobierno
La primera vez que fue seleccionado como presidente de la Suprema Junta Gubernativa del Perú, en 1822, recibió el honor de ser el primer mandatario electo, aunque se tratase de un cuerpo colegiado el que realizó la elección de su persona para el cargo.
Entonces, después de un fracaso militar, su gestión fue cuestionada y los militares decidieron que un triunvirato no era la mejor forma de gobierno. Por eso se disolvió la Junta, a la que consideraron insuficiente, y a José de La Mar se le achacó debilidad por los españoles, puesto que había estado en ese bando antiguamente.
Pero José de La Mar pudo ejercer el poder de forma adecuada cuando fue escogido como presidente de la República en 1827. En esa oportunidad se lograron avances en materia de gobernabilidad.
Se realizó una suerte de memoria y cuenta en la que la administración de La Mar exponía ante el Congreso los gastos en los que había incurrido el gobierno.
Además, se promulgó la constitución de 1828, que dio paso a la construcción de una república más moderna, que se alejaba de las antiguas costumbres peninsulares. Esta carta magna fue mucho más inclusiva y progresista que la de 1823.
Otro punto importante fue la defensa limítrofe de Perú ante Colombia y la separación institucional con esta nación. Cuando ocurrió la ocupación de Bolivia y se ayudó a quitar el dominio colombiano sobre el país vecino, se eliminó también uno de los frentes de acción militar que podía ser usado contra Perú.
José de La Mar intentó constituir un estado sólido e independiente. Sin embargo, las intrigas siempre lo acecharon y en consecuencia su entrega al Perú se vio injustamente manchada durante algún tiempo.
Referencias
- José de la Mar. Recuperado de en.wikipedia.org.
- Villarán, M. Narración biográfica del gran mariscal José de La Mar. Lima: Imprenta de Eusebio Aranda.