¿Quién fue Juan Montalvo?
Juan María Montalvo Fiallos (1832-1889) fue un ensayista y periodista ecuatoriano considerado uno de los más fecundos escritores que tuvo el Ecuador en el siglo XIX. Su pensamiento era liberal, defendía la libertad individual y el crecimiento económico con la participación de la empresa privada.
La corriente de su pensamiento y los múltiples documentos que escribió le valieron una vida llena de altibajos, alegrías y sinsabores. El riesgo que muchas veces corrió por su obra y su misantropía no permitieron que pudiera llevar una vida sosegada, hogareña y estable.
Fue un ávido lector desde temprana edad, por lo que no tuvo problema alguno en asimilar antiguos textos de historia, filosofía y literatura griega y romana. Con el paso de los años llegaron a sus manos obras de distintos continentes, textos que formaron el pensamiento que no temía difundir.
Su desaparición dejó a los gobernantes conservadores de la época, e incluso al clero en funciones, con un fuerte opositor menos. Aplicó sus ideas liberales en un tiempo en el que las antiguas maneras y tradiciones, junto a las ideas religiosas, dominaban el panorama. Sus despojos mortales reposan hoy día en su ciudad natal.
Biografía de Juan Montalvo
Primeros años
Juan Montalvo en Ambato, Ecuador, el 13 de abril de 1832. Su niñez discurrió tranquila entre su casa y la escuela, una deteriorada y pobremente mantenida propiedad de una sola planta.
Con el paso de los años y debido a la muerte de algunos de sus siete hermanos, se convirtió en el menor de los varones, lo que le valió cuidados y mimos extras de parte de sus familiares al momento de contraer viruela, a la corta edad de 4 años.
En 1843 tuvo que sufrir el destierro de su hermano mayor Francisco, debido a que este enfrentó al gobierno de turno en la palestra política.
Esta dura experiencia despertó en él un odio inagotable por la injusticia social y el abuso de poder. De allí nació el pensamiento y la forma de actuar de este escritor, elementos que mantuvo hasta su muerte.
Adolescencia
Tenía 13 años cuando su hermano volvió del destierro. De este reencuentro fraterno nació la invitación para viajar a Quito y seguir los estudios iniciados en Ambato.
El resto de sus hermanos fungieron como guías en el mundo de las letras, donde se adentró con gusto. Además de ello, el peso de su apellido —conseguido por el trabajo de sus hermanos— le proporcionó un muy favorable ambiente de estudios.
A los 14 años, en 1846, estudió gramática latina en el Colegio Convictorio de San Fernando, en Quito. Luego, en 1848, pasó al Seminario San Luis de los jesuitas, donde a los 19 presentó un examen para convertirse en maestro en Filosofía (equivalente a recibirse en educación media actualmente), posición que consiguió con éxito.
Continuó sus estudios y entró en la Universidad de Quito con la intención de recibirse en Derecho. En esta época conoció a muchos personajes que posteriormente fueron destacados en distintos ámbitos del Ecuador.
Futuros famosos poetas, filósofos y escritores desfilaron por su casa en intensas sesiones de intercambio de conocimientos o de debate sobre temas de interés común.
Madurez
A los 21 años tuvo que abandonar la carrera de Derecho al no aprobar el tercer curso. A raíz de esto decidió regresar a Ambato.
Regresar a su ciudad natal y soportar la tristeza de hermanos y padres fallecidos, hizo crecer en él la misantropía que ya sentía y lo impulsó a cultivarse con más ahínco en letras y en filosofía de manera autodidacta.
En ese momento ya Quito contaba con la publicación de periódicos semanales y eventuales que fueron el marco perfecto para muchos de sus ensayos. Entre estos estaban La razón, de 1848, El veterano, de 1849, La moral evangélica, de 1854, y El espectador, de 1855.
Sus viajes
Su primer viaje al continente europeo ocurrió en 1857, a raíz de su nombramiento como adjunto civil de la delegación de Ecuador en Roma, Italia.
Previo a su llegada a Italia, obtuvo su nombramiento como secretario del ministro plenipotenciario del Ecuador en París. Esto le hizo rodearse de las mentes más brillantes en literatura y filosofía de su entorno, acrecentando sus conocimientos.
Luego de su primer periplo al Viejo Mundo, regresó a su tierra natal en 1860. Entre las razones de su regreso destacaron la inestable situación política de la región y motivos de salud que lo aquejaban.
A su llegada dirigió una carta al gobernante en funciones, Gabriel García Moreno, en la que en tono altivo expresó sus opiniones sobre el gobierno de este personaje, e incluso daba consejos para recuperar a su nación de la terrible situación por la que pasaba.
Estas líneas de desaprobación fueron el punto de partida de una lucha constante entre Montalvo y Moreno que no desapareció con el transcurrir de los años.
En 1866 apareció su más recordada obra, El cosmopolita, una revista de la cual solo circularon 4 ejemplares, de talante literario y político, donde rechazaba el sistema que imperaba en su país.
De su vida sentimental
Durante el tiempo que estuvo en Ecuador, luego de su regreso de Italia, conoció a María Guzmán Suárez, madre de 2 de sus hijos.
Su fama de ligero con las mujeres no era infundada: años más tarde conoció a la señora Hernández, con quien tuvo otro par de hijos. Tiempo después conoció a Agustine Contoux, madre de un quinto hijo y se conoce que incluso tuvo un romance con Clotildina Cerda, joven española, aunque sin descendencia en este caso.
Lucha literaria
Producto de sus múltiples publicaciones y ataques literarios al gobierno, Montalvo decidió expatriarse a Colombia, pues temía por su vida. Desde allí conecto hacia Panamá para posteriormente llegar a Francia.
Todo este periodo se caracterizó por una apremiante situación económica en la que tuvo que depender de préstamos y ayudas de sus allegados.
Aunque su producción literaria creció, ello no pagaba sus cuentas, por lo que dedicó buen tiempo a establecer contacto con aquellas personas afines en pensamiento y en la posibilidad y disposición de ayudarle económicamente.
Su estadía en Europa fue breve y se vio en la necesidad de volver a Colombia, a la ciudad de Ipiales, donde permaneció 5 años (entre 1870 y 1875).
Luego del asesinato de García Moreno en 1875, regresó a Quito en 1876. En esta época tuvo como nuevo blanco al presidente en funciones, Antonio Borrero y Cortázar. En esos tiempos mantuvo reuniones con otros liberales que planeaban derrocar al mandatario.
Segundo exilio
Tras la caída de Borrero subió al poder el general Ignacio de Veintemilla, y Montalvo emprendió una campaña contra los que, a su parecer, fueron errores cometidos por el gobierno de turno. Estas publicaciones no fueron del agrado del dictador y Montalvo fue desterrado de su tierra en una segunda oportunidad.
Desde el exilio continuó en sus ataques contra el gobierno de Veintemilla, publicando sin cesar textos y ensayos. En 1881 decidió mudarse a París para alejarse cuanto pudiera de la influencia y del peligro que le significaba el dictador. Montalvo no volvió a su país.
Últimos días y fallecimiento
En 1888 en París contrajo una grave afección pulmonar que lo postró durante un mes entero. Luego de múltiples exámenes, el médico que lo atendía pudo diagnosticar un derrame en la pleura. Según los historiadores, las punciones necesarias para extraer el líquido infeccioso fueron realizadas sin que el paciente estuviera anestesiado.
Incluso, se le practicó una operación que se detalla en los informes que reposan en la Biblioteca Nacional del Ecuador. En esta se realizaron cortes con bisturí para llegar a las costillas y así drenar el líquido. Los registros indican que Montalvo resistió todo esto absolutamente consciente.
Esta operación lo mejoró por un breve periodo, pero la infección había avanzado a otros órganos de su cuerpo y ya era imposible detenerla.
Juan María Montalvo Fiallos murió el 17 de enero de 1889 en París. Actualmente sus restos descansan en un mausoleo construido especialmente en su ciudad natal, Ambato.
Pensamiento
Nacido de la confluencia de infinidad de autores, el pensamiento de Juan Montalvo apuntaba hacia el reconocimiento de la libertad del individuo y el respeto necesario a ese estado, así como el desprecio de todo aquello que coartara las libertades adquiridas de forma legítima.
Entre las bases de su obra se incluyen también escritos filosóficos que datan del Imperio romano o el griego.
Las obras del Romanticismo, que también pasaron por sus manos, alimentaron la necesidad de romper esquemas, de dar paso a la imaginación, a la fantasía y a las fuerzas desconocidas que habitan en cada persona.
Otra fuente de inspiración fue la literatura europea, especialmente de los pensadores franceses, que lograron mover la fibra en escritores hispanoamericanos antes, durante y después de las guerras de independencia libradas a lo largo del continente.
Temas frecuentes
La literatura producida por Montalvo abordaba diversidad de temas. Sin embargo, los que más destacaron fueron aquellos en contra del abuso de poder, la opresión imperialista, el despotismo ejercido por los gobiernos en curso de la época y el fanatismo generado e impulsado por la Iglesia.
Los principios liberales de Montalvo se compaginan con su idealismo. Hablaba de las bases de cualquier nación, que para él no podían ser otras que la moral de quienes eran escogidos para llevar las riendas, destacando esto último en todas sus publicaciones, a sabiendas de las graves fallas en conservadores y liberales.
El tema político
Despreciaba por igual a los gobernantes que acomodaban las leyes a su propio beneficio y a las tiranías que pasaban por encima de todas ellas, considerando que una de las condiciones necesarias para que exista una dictadura es que el pueblo esté dispuesto a soportarla por miedo o por apatía.
Concluía reflexionando que, entonces, son culpables de la tiranía tanto el pueblo como el tirano, en la misma medida. Asimismo, defendió también los derechos de la mujer y el de minorías existentes en su tierra: indígenas y afroamericanos.
El anticlericalismo
En este apartado debemos aclarar que el ataque al clero no venía dado por la religión o por las doctrinas que ellos fomentaban.
Venía del hecho de que el clero era una parte con un gran peso específico dentro del partido conservador que controlaba el poder en Ecuador y se aprovechaba de ello para dominar aún más a los ciudadanos.
A través de sus escritos, Montalvo pretendió concientizar sobre la necesidad de separar el ámbito religioso del político. Era tal el poder del clero en el Ecuador del siglo XIX que cualquier tipo de oposición a ellos podía ser considerada como herejía, y el gobierno podía actuar contra los ciudadanos bajo la orden del clero.
Montalvo también criticaba dura y abiertamente el desvío del interés clerical hacia los bienes materiales por encima de los espirituales, llegando incluso a negociar valores terrenales por beneficios celestiales.
Obras
Montalvo produjo una cantidad inmensa de escritos y ensayos, recogidos en los periódicos:
- La Razón (1848).
- El Veterano (1849).
- La Moral Evangélica (1854).
- El Esperctador (1856).
- El cosmopolita (1866-1869).
Ensayos políticos y religiosos
- El precursor del cosmopolita (1867).
- El masonismo negro (1868).
- Bailar sobre las ruinas (1868).
- El bárbaro de América en los pueblos civilizados de Europa.
- Diario de un loco.
- El libro de las pasiones (drama, 1935, póstumo).
- Judas (1873).
- La dictadura perpetua (1874).
- El último de los tiranos (1876).
- De las virtudes y los vicios.
- El regenerador (1876-1878).
- Las catilinareas (1880-1882).
- Siete tratados (1882-1883).
- Capítulos que se le olvidaron a Cervantes (novela, 1895).
- Geometría moral (1902, póstumo).
- Fisiología de la risa (1916, póstumo).
Referencias
- Juan Montalvo. Recuperado de britannica.com.
- Juan Montalvo. Recuperado de enciclopediadelecuador.com.
- Valdano, J. ¿Hay humor en Juan Montalvo? Recuperado de scielo.cl.