Las leyendas etiológicas son aquellas que narran el origen de elementos inherentes a la naturaleza, como los ríos, los lagos, las montañas, los bosques, los océanos, los animales, las selvas, etc.
Por definición, las leyendas tratan de explicar y justificar el origen y razón de ser de elementos reales. Para ello, se recurre a la ficción, introduciendo en la narración detalles ficticios o irreales.
Generalmente, se basan en personajes individuales, a quienes muchas veces se atribuyen rasgos sobrenaturales, que es una de las características de las leyendas.
Las leyendas suelen transmitirse por tradición oral. En muchos casos, es difícil establecer el origen de muchas de ellas. Pueden utilizarse con fines educativos y divulgativos o para exaltar a personajes célebres. En el caso de las leyendas etiológicas, hay un vínculo mucho más estrecho con el mundo rural, el campo y la agricultura.
Ejemplos de leyendas etiológicas
La leyenda del origen del cerro Prieto
Esta leyenda etiológica explica el origen de este volcán mexicano. Cuenta la leyenda que una hechicera habitaba una cueva en la zona del cerro Prieto.
Los indios cucapá eran los pobladores originales del cerro. La hechicera los había ido matando uno a uno dentro de su cueva siguiendo rituales mágicos.
Cuando solo quedaba una última familia con vida, la hechicera mató a la hija. Cuando su hermano lo descubrió, se dejó arrastrar por ella al interior de la cueva y una vez allí, la mató.
La familia al completo prendió fuego al cuerpo de la hechicera y del fuego, las cenizas y el humo surgió la estructura volcánica que conforma el cerro Prieto.
La leyenda del origen de Tenochtitlán
Esta leyenda trata de explicar, ni más ni menos, el origen de la ciudad más grande e importante de México.
Según este relato etiológico, los aztecas vagaron durante más de un siglo en busca de la tierra que les había sido prometida por el dios Huitzilopochtli.
Una vez llegaron al Valle de México, descubrieron un gran ojo de agua rodeado por fuentes, sauces blancos y cañas blancas. Del agua comenzaron a salir ranas y peces blancos, y se convencieron los aztecas de que habían llegado a su destino.
Entonces, decidieron esperar a que su dios les diese instrucciones. El dios les indicó el lugar donde debían hallar un águila que, en efecto, encontraron.
Así supieron, por boca de varios sacerdotes allí presentes, que ese era el lugar prometido, la tierra maravillosa que deberían poblar y nombrar Tenochtitlán.
La leyenda del cenote Zaci
Los cenotes son pozos de agua, conocidos por ese nombre en México. Surgen de la erosión de la piedra caliza. Zaci era un lugar donde vivían dos jóvenes enamorados.
Ella se llamaba Sac-Nicte y él, Hul-Kin. Como sus familias estaban enfrentadas, el padre del joven lo envió a otra aldea y fue obligado a casarse con otra joven.
La madre de ella, hechicera, utilizó diversos conjuros para traerle de vuelta, en vano. Apenada, la joven se lanzó una noche al pozo con una piedra atada al cuello.
En la distancia, él sintió un fuerte dolor en el pecho, regresó a su aldea y se lanzó al pozo con ella, muriendo los dos ahogados.
Origen de los volcanes Popocatepetl e Iztaccíhuatl
Iztaccíhuatl era la hija del una princesa que se enamoró de Popocatepetl, un famoso guerrero. El padre de ella lo envió a Oaxaca a luchar contra los enemigos. Una noticia falsa llegó al valle de México, que decía que Popocatepetl había muerto. Iztaccíhuatl cayó en una profunda depresión y murió de tristeza. Cuando llegó Popocatepetl, muy triste, llevó el cuerpo de la princesa a un monte, y los dioses la convirtieron en un volcán inactivo.
Él tomó una antorcha y juró mantener el fuego de su amor para siempre, y por ello los dioses lo convirtieron en volcán. Los dos permanecen juntos.
Origen de las montañas Huascarán y Huandoy
Son dos montañas en la cordillera andina peruana. La hija del dios Inti, Huandoy, se enamoró de un humano, Huascarán, contra los deseos de Inti. Se casaron en secreto, y cuando se enteró, Inti, furioso, los castigó, condenándolos a vivir separados para siempre.
Los convirtió en dos montañas de granito, y para enfriar su ardiente amor, los cubrió de nieves perpetuas y puso un enorme valle entre ambos. Dice la leyenda que los dos lloran eternamente, y sus lágrimas ruedan por las montañas y caen, formando la laguna Llanganuco.
Leyenda del Nahuel Huapi y las aves acuáticas
En la Patagonia argentina está el lago Nahuel Huapí. Cuenta la leyenda que en sus riberas vivían dos pueblos, los puelches y los poyas. Allí vivía Maitén, una hermosa y virtuosa joven. Dos hijos del cacique puelche se enamoraron de ella, pero ella los rechazó amablemente, diciendo que estaba enamorada de Coyán, un joven de su pueblo.
Los jóvenes pidieron ayuda a una hechicera, y esta, durmiendo con brebajes a Maitén, la puso en una canoa y la dejó en el lago. El lago, de común tranquilo, comenzó a encresparse y unas olas gigantescas zarandearon la canoa. Al darse cuenta de que era Maitén quien iba allí, los jóvenes llamaron a Coyán, que se lanzó al lago a salvarla. La tormenta era muy grande, y ambos, abrazados, cayeron en un remolino.
Del lago, repentinamente tranquilo, surgieron dos aves, las macas, y desde entonces siempre hay una pareja de macas en el mismo lugar, donde tienen sus crías. Los lugareños dicen que son aves del amor eterno.
Referencias
- The Legend of the Foundation of Tenochtitlán on Inside Mexico. Recuperado de inside-mexico.com.
- Myths & Legends on Inside Mexico. Recuperado de inside-mexico.com.
- Spence, L. (2010). The Myths of Mexico and Peru. Cosimo Classics, New York.
- Tenochtitlán: Legend of Aztec Capital. Recuperado de livescience.com.