¿Qué era la religión de los toltecas?
La religión de los toltecas fue el conjunto de creencias en las que este pueblo mesoamericano practicaba ciertas costumbres para agradar a sus dioses. Esta religión era politeísta, es decir, tenía varios dioses, como Quetzalcóatl o Tezcatlipoca.
Por otra parte, la cultura tolteca se caracterizó por tener una casta militar importante, que desplazó a la casta sacerdotal que solía ejercer el control administrativo y político en muchas de las civilizaciones antiguas.
La cultura tolteca precedió a la azteca en Mesoamérica y existió entre el 900 al 1200 d.C. Se establecieron en la meseta central de la zona que hoy ocupan los estados de Tlaxcala, México, Hidalgo, Morelos y Puebla, en México.
Tula (o Tollan) fue su capital, emplazada en un fértil valle regado por un río y protegida por una serie de colinas y cerros, como el Xicocot, por lo que la ciudad también era llamada Tollan-Xicocotitlan.
Características de la religión tolteca
– Religión politeísta. Creencia en múltiples dioses.
– Religión chamánica. Esto quiere decir que no ejercían sus prácticas religiosas en un lugar de culto permanente como un templo, sino que lo hacían en diversos lugares de acuerdo a las circunstancias, principalmente en ceremonias al aire libre.
– Religión panteísta. Significa que la naturaleza era divina, la presencia de los dioses también estaba en ella. Por ello, los toltecas adoraban al cielo, al agua, a la tierra, al sol como fuerza fecundante, etc.
– Religión dualista. Sus dioses principales son antagónicos y se contraponen: Quetzalcóatl es lo contrario de Tezcatlipoca.
– Religión esotérica. Mantenían en secreto parte de sus creencias y prácticas religiosas.
Los dioses toltecas
Al igual que muchos de los pueblos prehispánicos de Mesoamérica, los toltecas tenían múltiples dioses a los que adoraban. A continuación, los principales:
Quetzalcóatl
Es uno de los dioses más complejos y fascinantes de toda Mesoamérica. Se le consideraba como un monstruo reptil, siendo representado como una serpiente emplumada.
Sus funciones principales eran de fertilidad y creatividad, pero a medida que fue creciendo en importancia, se le fueron anexando otros atributos o funciones, como creador, Señor de los Vientos y Lucero de la Tarde, dios del planeta Venus y héroe cultural.
Según la leyenda, Quetzalcóatl regaló a la humanidad las semillas de cacao, para que se alimentasen.
Tezcatlipoca
En náhuatl significa espejo negro humeante, por lo que se le relaciona con los espejos de obsidiana que se utilizaban para fines místicos y adivinatorios.
Es el señor del cielo y de la tierra, fuente de vida, tutela y amparo del humano, origen del poder y la felicidad, dueño de las batallas, omnipresente, fuerte e invisible. Se le relacionaba con la noche y la oscuridad, por lo que es representado siempre de color negro.
Es el antagónico de Quetzalcóatl, al punto de que a veces este último es llamado Tezcatlipoca blanco. Es la clásica representación del bien y el mal, que en la religión católica occidental está representada por Dios y el Demonio.
La leyenda narra que Tezcatlipoca envió al exilio a Quetzalcóatl. Se le asociaba con el jaguar, animal relacionado con la brujería en las culturas mesoamericanas.
Centéoltl
En las mitologías de Mesoamérica era literalmente el dios del maíz. Originalmente, era una diosa y pasó a ser un dios dual, hombre-mujer, o simplemente la versión masculina, ya que la femenina pasó a ser Xicomecoahc.
Itzlacoliuhque
Era el dios de los desastres, la temperatura y la obsidiana, particularmente de los objetos de obsidiana en forma de cuchillos.
También se le identifica alternativamente como una parte de los dioses Quetzalcóatl o Tezcatlipoca.
Mixcoatl
Es el dios de la caza. Su nombre significa serpiente de nubes, y estaba también asociado con la Vía Láctea. Era el creador del fuego celeste, los hombres y la guerra.
Sus representaciones gráficas tienen ciertas variaciones, dependiendo del lugar geográfico en el que fueron realizadas.
Tláloc
Es el dios de la lluvia y la fertilidad, aunque es conocido con otros nombres en otras áreas de Mesoamérica.
Originalmente, representaba el agua terrestre, mientras que la serpiente emplumada representaba el agua celeste.
Es originario de la cultura de Teotihuacán. A la caída de la ciudad, pasó a Tula y de ahí su culto se esparció entre los pueblos náhuatl.
Tloque nahuaque
Deidad de la creación del universo, símbolo del inicio de todo lo existente y la noción filosófica de la palabra “téotl” entre los hombres.
Es considerado el padre de todo, de la inteligencia, el que pone orden al caos, armonizador de la vida y protector de la naturaleza.
Es el dios padre de la fe y la religión náhuatl, el principio creador de todo, dios abuelo del fuego y padre de Quetzalcóatl y Tezcatlipoca. Todos los pequeños dioses son partes de él.
Xipé totec
Usualmente, es mostrado luciendo la piel de otra persona o la suya propia que pareciera marcada por la viruela.
Esto se debe a la leyenda que cuenta que al principio de la creación Xipé Totec se sacrificó a sí mismo, arrancándose sus propios ojos y desollándose vivo para que el maíz pudiera germinar y que su pueblo pudiera subsistir.
Es hijo de la primera pareja divina y hermano de Quetzalcóatl y Tezcatlipoca. Simboliza el verdor de la naturaleza que retorna cada año y representa a los trabajadores del oro.
Costumbres religiosas
Sacrificios humanos
Los sacrificios humanos fueron costumbres religiosas habituales para los toltecas. Para ellos era una forma de comunión y servicio a los dioses, ya que consideraban que sus vidas dependían y existían gracias a ellos.
Se cree que las principales ofrendas humanas fueron cautivos de guerra, aunque hallazgos más recientes hacen pensar que también se ofrecían niños entre 5 y 15 años.
Estos hallazgos permiten saber que la forma de sacrificarlos era degollándolos y los sacrificaban de forma colectiva.
Costumbres funerarias
Los descubrimientos arqueológicos permiten asegurar que había dos tipos de entierros: de cúbito dorsal o posición fetal, o bien eran incinerados y las cenizas enterradas en vasijas.
Los cráneos estaban deformados artificialmente en forma tubular y los dientes estaban trabajados.
Referencias
- Revista de la Coordinación Nacional de Arqueología. Recuperado de revistas.inah.gob.mx.
- Jorge Javier Hernández Gallardo. Historia Prehispánica II. Recuperado de ipesad.edu.mx