¿Qué es el tensor de la fascia lata?
El tensor de la fascia lata es un músculo largo y fusiforme de la pierna, que se encuentra en una posición lateral y externa. Está anclado a la pelvis y llega hasta el fémur, y su longitud varía según la persona. Su función principal es la de abrir la pierna hacia afuera y rotarla.
El tensor de la fascia lata tiene múltiples funciones al trabajar, junto con otros músculos. Por ejemplo, en la deambulación, ayuda a numerosos músculos del glúteo y de la pierna a mantener la estabilidad del cuerpo. Y todo ello pese a su pequeño tamaño.
Su inervación e irrigación sanguínea están íntimamente relacionados con los de los músculos glúteos. El tensor de la fascia lata es además un músculo que cobra especial importancia en el área traumatológica al momento de identificar estructuras anatómicas durante las cirugías.
Origen e inserción del tensor de la fascia lata
El tensor de la fascia lata es un músculo que pertenece al grupo de los músculos glúteos. Tanto en su origen como en su función, se relaciona con el músculo glúteo mayor.
El músculo comienza en la porción anterior de la pelvis, en la llamada cresta ilíaca, que es la parte anterior del ala de la misma. Se encuentra inmerso en una banda gruesa de tejido conectivo que se llama fascia lata o banda iliotibial.
La fascia lata es una estructura de tejido fibroso que envuelve al tensor de la fascia lata. Al llegar al fémur, el músculo se une con esta banda en un haz tendinoso que termina en la tibia.
Así, el tensor de la fascia lata presenta una trayectoria descendente por la parte externa de la pierna y termina en el fémur, donde se une a la fascia lata, hasta llegar a la tibia, que es su inserción final.
Irrigación e inervación del tensor de la fascia lata
El tensor de la fascia lata está agrupado entre los músculos glúteos. Esto se debe a que su función, su origen, su irrigación y su inervación están íntimamente relacionados con los de estos músculos.
- Irrigación. La irrigación comprende la nutrición sanguínea de los órganos. En el caso del tensor de la fascia lata, su principal aporte sanguíneo viene de parte de la arteria glútea superior. Esta es una gruesa arteria que nace de la división posterior de un importante vaso sanguíneo de los miembros inferiores, que es la arteria ilíaca interna. La glútea superior se encarga también de proporcionar irrigación sanguínea a los músculos glúteo medio y glúteo mayor.
- Inervación. Cuando hablamos de inervación, nos referimos a la distribución de las raíces nerviosas en los distintos órganos del cuerpo para su funcionamiento. El tensor de la fascia lata recibe inervación del nervio glúteo mayor que se forma a partir de las gruesas raíces nerviosas lumbares y sacras, L4-L5-S1. Este nervio proporciona inervación a los músculos glúteos mayor y menor, así como al tensor de la fascia lata.
Funciones del tensor de la fascia lata
- Sostén. La función principal del tensor de la fascia lata es mantener la tensión de la fascia lata o tracto iliotibial. A través de esta función, logra la estabilidad del cuerpo, sobre todo cuando hay flexión de la espalda.
- Rotación interna de la cadera. También puede participar en la rotación interna de la cadera. Ayuda a girar la pierna hacia adentro, aunque esta no es su principal función.
- Flexión y abducción de la cadera. Es uno de los músculos principales responsables de la flexión y abducción de la cadera, es decir, ayuda a levantar la pierna hacia adelante y hacia afuera desde el cuerpo. Estos movimientos son importantes para actividades como caminar, correr y levantar la pierna lateralmente.
- Estabilización de la pelvis. Contribuye a la estabilidad de la pelvis al contraerse para evitar la inclinación lateral excesiva de la pelvis durante la bipedestación y el movimiento. Esto es crucial para mantener el equilibrio y prevenir lesiones durante la actividad física.
- Apoyo durante la marcha. Mientras se camina, el tensor de la fascia lata trabaja en conjunto con otros músculos de la cadera y el muslo para estabilizar la pelvis y controlar el movimiento de la pierna, lo que contribuye a mantener un patrón de marcha suave y eficiente.
Importancia clínica del tensor de la fascia lata
Debido a que el tensor de la fascia lata ayuda en movimientos de la cadera y a la estabilidad de la pelvis, cuando hay alguna lesión en cualquier parte de su recorrido, los síntomas son importantes. Las lesiones de este músculo pueden ocurrir a cualquier persona, sin embargo, son más comunes en deportistas, especialmente corredores y ciclistas.
Cuando se inflama la parte inferior del músculo, que se inserta en el fémur, ocurre el síndrome de la fascia lata, también conocido como síndrome de la cintilla iliotibial o síndrome del corredor.
Esta condición ocurre por la sobrecarga sobre la porción del músculo que descansa sobre el fémur. Se caracteriza por dolor en la parte lateral de la rodilla, que mejora con el reposo y empeora con la actividad. También es característica la presencia de un sonido de roce en la rodilla.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico del síndrome de la fascia lata es básicamente clínico a través del examen físico que realiza el traumatólogo en un paciente en el que se sospecha esta lesión.
Una vez diagnosticada la afección, debe orientarse el enfoque terapéutico según los síntomas y limitaciones que presente el paciente.
La primera parte del tratamiento es conservador. Es decir, se evitan los procedimientos invasivos, como inyecciones o cirugías, y se comienza un plan con terapia con frío, analgésicos y rehabilitación física.
La terapia física consiste en ejercicios especiales para lograr el calentamiento y estiramiento adecuados del músculo. Si se nota mucha inflamación, en algunos casos se considera la inyección de corticosteroides que sirven como antiinflamatorios locales.
En caso de que esta primera fase del tratamiento fracase y el paciente continúe con los síntomas, se comienza la segunda etapa terapéutica, donde se aplican métodos como el ultrasonido y la terapia con ondas eléctricas y estimulación muscular.
En los casos donde la terapia conservadora no es eficiente, debe considerarse la terapia quirúrgica. Sin embargo, estos son casos raros y la mayoría de los individuos que presentan el síndrome mejoran con las terapias mencionadas.
Referencias
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