¿Qué son los trastornos del sueño?
Los trastornos del sueño son afecciones que alteran los patrones del sueño. Algunos de ellos son lo suficientemente serios como para interferir con el funcionamiento físico, social, emocional y mental de quienes los sufren, y otros apenas suponen una molestia.
No existe una causa común para todos los trastornos del sueño que existen. Sin embargo, algunos factores parecen hacer más probable la aparición de todos ellos, siendo el estrés el más habitual. La edad, la presencia de otros problemas de salud, y algunos factores fisiológicos, se encuentran también entre las causas más frecuentes.
Existen muchos trastornos del sueño, pero los más comunes son el insomnio, el bruxismo, la apnea del sueño, la narcolepsia o hiperinsomnia, y la cataplexia. Algunos expertos también clasifican dentro de este grupo los terrores nocturnos o la enuresis (orinarse en la cama).
Es posible clasificar los trastornos del sueño en cuatro grupos distintos: disomnias, parasomnias, trastornos del sueño del ritmo circadiano, y enfermedades del sueño. Sin embargo, esta clasificación no es perfecta, y existe cierto debate sobre qué problemas pertenecen a cada uno de los grupos.
Trastornos del sueño más frecuentes
Insomnio
El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño, y este es de baja calidad. Hay quienes tienen dificultades para quedarse dormidos. Otrps se despiertan frecuentemente en mitad de la noche y no consiguen volver a dormirse, o se levantan antes de tiempo por la mañana.
Si se mantiene durante un periodo lo suficientemente largo, el insomnio provoca todo tipo de consecuencias negativas. Las más comunes son la sensación de que el sueño no ha sido reparador, falta general de energía a lo largo de la jornada, somnolencia y fatiga mental y física durante el día.
La falta de sueño también afecta al plano psicológico y emocional de las personas. Entre otros síntomas, resulta difícil mantener la concentración, presentan olvidos, cambios de humor repentinos, irritabilidad, comportamientos impulsivos, y descenso de la eficacia en todo tipo de tareas.
En casos muy extremos o crónicos, el insomnio puede incluso desembocar en depresión o ansiedad. También aumenta las probabilidades de sufrir enfermedades de todo tipo, o de tener un accidente laboral, de tráfico o en la vida cotidiana.
Causas y tratamiento
Las causas del insomnio varían enormemente de persona a persona. Algunos individuos pueden padecer insomnio debido a una condición psiquiátrica o física subyacente, mientras que en otros casos esta condición puede deberse a factores como el estrés o el ambiente. En algunos casos, incluso, aparece sin ninguna razón aparente.
Debido a ello, los tratamientos para el insomnio varían en función de cada caso. Si la falta de sueño está provocada por una excesiva preocupación, por ejemplo, el paciente tendrá que aprender técnicas para gestionar el estrés.
En cualquier caso, si el insomnio es muy grave y crónico, es posible que un médico recete pastillas para conciliar y mantener el sueño mientras se busca la causa del problema y se trabaja en solucionarlo.
Apnea del sueño
El principal síntoma es la interrupción de la respiración durante varios segundos mientras se está durmiendo, debido a un bloqueo en las vías del aire.
Diversos estudios sobre la apnea del sueño obstructiva apuntan a que aproximadamente el 25% de la población adulta sufre este síndrome debido a diferentes causas. El principal síntoma es la dificultad para respirar de manera normal mientras se está durmiendo, lo que provoca todo tipo de problemas a quienes lo sufren.
La apnea del sueño se produce debido a que los tejidos blandos del paladar se relajan mientras la persona está dormida. Cuando estos tejidos cuelgan en exceso, pueden bloquear parcial o totalmente las vías aéreas, impidiendo una respiración normal. Así, un observador externo puede escuchar ronquidos, jadeos o sonidos de asfixia.
El bloqueo de las vías respiratorias se produce varias veces por hora durante varios segundos cada vez. El cerebro tiene que “despertarse” parcialmente para respirar adecuadamente, por lo que la persona nunca llega a alcanzar las fases más profundas del sueño. Esto provoca consecuencias similares a las del insomnio, aunque no tan graves.
Si una persona sufre apnea durante un periodo de tiempo muy prolongado, su sistema circulatorio sufre un nivel de estrés mucho mayor de lo normal. Esto podría favorecer la aparición de problemas como infartos, insuficiencias cardíacas o arritmias a largo plazo.
Causas y tratamiento
Existen algunos factores que hacen más probable la aparición del trastorno. Entre los más importantes se encuentran el sobrepeso, la avanzada edad o el consumo frecuente de alcohol o tabaco.
Algunos individuos tienen una predisposición genética a sufrir este trastorno del sueño. Algunas de las causas de este tipo pueden ser tener la lengua o las amígdalas de un tamaño mayor de lo habitual, o una garganta excesivamente estrecha.
En función de la severidad de la apnea, el tratamiento puede consistir en la adopción de hábitos saludables. Generalmente, en los casos menos graves, la combinación de dieta, ejercicio, y el abandono de sustancias tóxicas, como tabaco o alcohol, son capaces de reducir los síntomas considerablemente.
En casos más graves, sin embargo, es posible que la persona tenga que someterse a algún tratamiento especializado para mejorar la calidad de su sueño. Los más comunes incluyen el uso de máscaras que inyectan aire a presión en las vías respiratorias, la cirugía, o el uso de dispositivos.
Narcolepsia
La narcolepsia es un trastorno neurológico que se caracteriza por la incapacidad del cerebro de controlar el ciclo natural de sueño y vigilia.
Los pacientes con narcolepsia tienen varios síntomas comunes. Entre los más destacados se encuentran la fatiga crónica diurna, y la aparición de “ataques de sueño” en los que la persona se queda dormida de manera repentina. Estos ataques pueden ocurrir en cualquier momento, incluso en medio de una actividad.
Los ataques de sueño no aparecen solo durante momentos de baja intensidad, sino que pueden darse incluso cuando la persona está muy activa. Generalmente duran entre varios segundos y varios minutos. Además, durante el tiempo en que el individuo está despierto, presenta síntomas de fatiga, como falta de concentración o sensación de embotamiento.
Las personas con narcolepsia pueden sufrir otros menos comunes, como parálisis del sueño, cataplexia (pérdida de funciones motoras en estado de vigilia), alucinaciones al ir a dormir o al despertarse, y sueño fragmentado.
Causas
Aunque hoy en día no se conocen las causas exactas de la narcolepsia, diversos estudios científicos han identificado algunos neurotransmisores que parecen estar directamente asociados con este trastorno. Se ha comprobado que los pacientes con narcolepsia tienen niveles más bajos de lo normal de una sustancia llamada hipocretina.
Algunas investigaciones muestran que los pacientes con narcolepsia tienen hasta un 95% menos de neuronas productoras de hipocretina que los individuos sin este trastorno. Este neurotransmisor se encarga de mantener el estado de vigilia, por lo que podría ser una de las causas principales de la aparición de la enfermedad.
Sin embargo, hoy en día aún no se sabe qué puede provocar la pérdida de las neuronas productoras de hipocretina. No parece haber un componente genético en la enfermedad. Se cree que puede tener que ver con una respuesta autoinmune, la presencia de tumores, o algún tipo de traumatismo craneal.
Tratamiento
No existe ninguna cura definitiva para la narcolepsia, ya que la pérdida de hipocretina no puede ser revertida y se considera una condición que estará presente de por vida. Sin embargo, el uso de algunos fármacos, sumado a cambios en el estilo de vida, pueden ayudar a las personas con este trastorno a llevar una vida prácticamente normal.
En cuanto a los tratamientos farmacológicos, lo más habitual es la prescripción de estimulantes que ayuden al paciente a mantenerse despierto durante el día. A pesar de que tienen algunos efectos secundarios, la mejora en la calidad de vida que se produce al utilizar estas sustancias es significativa.
Por otro lado, en algunas ocasiones también se prescriben otras sustancias, como antidepresivos y somníferos. Combinados, ambos tipos de medicamentos ayudan a la persona a dormir mejor durante la noche, a sentirse más descansada, y a evitar la sensación de fatiga extrema durante el día.
Por último, se ha comprobado que ciertos elementos del estilo de vida como hacer ejercicio regularmente y seguir un horario habitual de sueño pueden ayudar a reducir considerablemente los síntomas de la narcolepsia.
Parasomnias
Las parasomnias son un grupo de trastornos del sueño que tienen que ver con movimientos, comportamientos, emociones, percepciones o sueños anormales que ocurren mientras se está dormido, o mientras se pasa del estado de vigilia a las fases REM o No REM del sueño.
Generalmente, las parasomnias se dividen en dos grupos: las que tienen que ver con las fases No REM, y las relacionadas con la fase REM. No se sabe por qué se producen, aunque algunas condiciones, como el abuso de alcohol, la edad avanzada, o la falta de sueño hacen más probable que aparezcan.
Parasomnias relacionadas con la fase No REM
Las parasomnias No REM o NREM son trastornos del arousal que ocurren en la fase 3 del sueño, conocida como “sueño de ondas lentas”. Se producen cuando el cerebro del paciente sale de esta fase y se queda atrapado entre el sueño y el estado de vigilia. Esto provoca síntomas diferentes según cada persona.
Algunas de las parasomnias de este tipo más comunes son el despertar confuso, el sonambulismo y los terrores nocturnos. No tienen tratamiento, y por lo general tienden a desaparecer por sí solas.
El despertar confuso consiste en que la persona se despierta pero permanece en un estado de confusión total. Quienes lo sufren se sientan en la cama y tratan de orientarse, hasta que vuelven a dormirse. Estos episodios pueden durar hasta varios minutos, y generalmente el individuo no recuerda nada.
En el sonambulismo, la persona actúa como si estuviese despierta, a pesar de que su cerebro esté realmente dormido. Así, por ejemplo, un individuo podría levantarse y andar, mover objetos, desvestirse o incluso hablar. Sin embargo, si se le despierta, el paciente presenta confusión y no recuerda nada de lo ocurrido.
Los terrores nocturnos implican la aparición de movimientos similares a los del insomnio mientras la persona está teniendo pesadillas que producen un terror extremo. Resulta difícil despertarles o que recuperen totalmente la conciencia, y suele ser más frecuente en niños.
Parasomnias de la fase REM
También existen parasomnias que aparecen en la fase REM, donde se producen los sueños. La más común es la conocida como “trastorno del comportamiento de la fase REM”. Su principal síntoma es la presencia de tono muscular mientras se duerme, lo que provoca que la persona pueda actuar como si estuviese dentro de su sueño.
El mayor problema de esta parasomnia es que la persona puede llegar a hacerse mucho daño moviéndose mientras está soñando. En este sentido, el problema se parece al sonambulismo, con la diferencia de que el individuo recordará sus sueños y realizará acciones no aleatorias, relacionadas con lo que está experimentando en su mente.
No se conoce la causa de este trastorno, pero se cree que puede estar relacionada con problemas como la demencia, el Parkinson o el Alzheimer. De hecho, se cree que la aparición de esta parasomnia puede utilizarse para predecir la presencia en el futuro de alguna de estas enfermedades neurodegenerativas.
Referencias
- Sleep disorders. Recuperado de webmd.com.
- Sleep disorders. Recuperado de healthline.com.
- 8 Common (And Terrible) Sleep Disorders. Recuperado de fastcompany.com.
- Sleep disorders. Recuperado de en.wikipedia.org.