¿Qué fue el virreinato de Nueva Granada?
El virreinato de Nueva Granada, o virreinato de Santafé, fue una entidad territorial de las colonias americanas del Imperio español. Los territorios que la conformaron fueron las actuales Colombia, Costa Rica, Venezuela, Ecuador y Panamá, y su capital fue Santafé de Bogotá.
En un principio, las Reales Audiencias, que fueron el antecedente de Nueva Granada, formaban parte del virreinato del Perú. El intento de reforma administrativa y de gestión económica llevado a cabo por la Corona española con los Borbones fue la principal causa de la formación del virreinato.
Este virreinato tuvo una historia corta y con varias fases. Fue creado en 1717 y disuelto, por causas económicas, en 1724. Posteriormente, en 1740, volvió a refundarse, hasta que el triunfo de las primeras rebeliones independentistas lo hizo desaparecer en 1810.
Finalmente, reapareció durante unos pocos años, cuando el rey Fernando VII intentó recuperar el dominio de la zona en 1816. Su abolición definitiva se produjo en 1822, cuando los territorios declararon su independencia.
Origen
Los primeros asentamientos españoles en la zona se remontan a 1514, concretamente en Santa Marta y Cartagena de Indias. Desde la costa comenzaron a expandirse hacia el interior y, en 1538, Gonzalo Jiménez de Quesada fundó la actual Bogotá, bautizada como Nuestra Señora de la Esperanza y, después, como Santafé de Bogotá.
En esos primeros años, la Corona de Castilla mantenía el control político mediante la Real Audiencia, un órgano judicial. En 1528, se creó la Real Audiencia de Nueva Granada. Más tarde, en 1550, apareció la Real Audiencia de Santafé de Bogotá dentro del virreinato del Perú, con jurisdicción sobre el Nuevo Reino de Granada.
Causas de la creación del virreinato
El antecedente del virreinato de Nueva Granada fue la instauración de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá en 1550. Esta Audiencia quedó bajo el mandato del virreinato del Perú y controlaba las gobernaciones de Popayán, Cartagena y Santa Marta.
La gran extensión del territorio desdibujaba la autoridad del virrey del Perú. Por eso, la Corona concedió gran autonomía a las gobernaciones de Nueva Granada, Tierra Firme, Venezuela o Nueva Andalucía, entre otras. Esto hizo elevar una petición al rey Felipe V solicitando la creación de un virreinato independiente.
Además de los problemas causados por la gran extensión del territorio, la Corona también tuvo en cuenta la ubicación estratégica entre los dos océanos, lo que permitía un mayor control de las actividades de piratería y de la amenaza británica en toda Sudamérica.
Otro beneficio que las autoridades españolas contemplaron fue la existencia de minas de oro y otras fuentes de riqueza, pues una gobernación local permitiría aprovecharlas de manera más eficiente.
Conflictos internos
A lo anterior hay que sumarle los conflictos constantes entre los presidentes de la Real Audiencia de Santafé y el arzobispado. La autoridad virreinal, situada en Lima, estaba demasiado lejos para controlar la situación.
Historia breve
El rey español envió unos visitadores para comprobar in situ la situación, quienes en 1717 recomendaron a Felipe V la creación de un virreinato independiente, que se oficializó el 13 de junio de 1718.
El primer virrey, con el que el virreinato dejó de ser provisional, llegó el 25 de noviembre de 1719.
La Real Cédula promulgada el 29 de abril de 1717, con la que se creaba el virreinato, le concedía un territorio de más de 600.000 kilómetros cuadrados, que abarcaba las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.
Primer virrey
El primer virrey de Nueva Granada fue Jorge de Villalonga. La orden que ratificaba su nombramiento fue recibida por el entonces presidente de la Audiencia, Pedrosa, acompañada por un pliego de instrucciones sobre cómo debía ser el gobierno. El punto principal era impulsar toda la normativa aprobada por Felipe V para las colonias.
Villalonga no logró llevar a cabo esa labor con éxito. Durante su mandato no pudo cambiar los aspectos negativos, ni satisfacer las demandas económicas esperadas por el Consejo de Indias.
Esto provocó que se comenzara a cuestionar la propia creación del vvrreinato. Pedrosa, por ejemplo, reclamó su supresión. Se argumentaba que era un gasto que la sociedad neogranadina no podía permitirse.
Disolución del virreinato
A la falta de éxito del virrey, se le unió la delicada situación económica en la que quedó España tras la guerra con la Cuádruple Alianza en 1724. Finalmente, el virreinato de Nueva Granada quedó disuelto y volvió a ser gobernado por una presidencia.
En esta ocasión, sin embargo, el presidente incorporaba también las funciones de gobernador y capitán general, lo cual le otorgaba las mismas atribuciones de virrey.
En principio, Nueva Granada volvió a depender del virreinato del Perú, aunque, en la práctica, el Consejo de Indias legisló que el presidente de la Audiencia gobernara con todo el poder que tenían los virreyes de Nueva España. De esta forma, fue totalmente autónomo.
Restablecimiento
En 1739 el virreinato de Nueva Granada volvió a establecerse. Los motivos aducidos por la Corona fueron la conversión de los indígenas, las relaciones con la Iglesia y la defensa de los puertos. A ellos se añadió la mejora del desarrollo económico de la colonia.
El 1740, la Real Audiencia de Quito se reincorporó de nuevo al virreinato y, dos años después, la Real Audiencia de Caracas pasó a depender del virreinato de Nueva Granada.
De esta época datan la creación de la Casa de la Moneda de Bogotá, la fundación de la primera biblioteca pública o la implantación del libre comercio.
La Expedición Botánica
En el ámbito cultural y científico, uno de los acontecimientos más importantes fue la Expedición Botánica. Fue impulsada por el virrey Antonio Caballero y Góngora, en 1783. Al frente se colocó al sacerdote José Celestino Mutis.
El propio virrey adelantó parte del dinero necesario de su bolsillo hasta que la Corte dio su aprobación. El objetivo principal fue investigar la flora colombiana y realizar observaciones astronómicas, físicas y geográficas.
Rebeliones
La invasión francesa de España y la coronación de José Bonaparte en sustitución de Fernando VII, provocó que en toda la América colonial estallasen insurrecciones. En Nueva Granada, un grupo de criollos se levantó en armas en agosto de 1809.
La insurrección tuvo lugar en Quito y los rebeldes crearon una Junta de Gobierno que desconocía a las autoridades coloniales pero se mantenía leal a Fernando VII. Tras esta, tuvo lugar otro levantamiento en Valledupar, Colombia.
La Junta de Gobierno de Cádiz, una de las formadas para resistir a los franceses, encargó a un Comisionado Regio, Antonio Villavicencio, que comunicara la sustitución del virrey Amar y Borbón.
El 22 de mayo, un movimiento revolucionario creó una nueva Junta de Gobierno en Cartagena. Lo mismo ocurrió el 3 de julio en Santiago de Calí, a la que seguiría Socorro y Pamplona.
El 30 de ese mismo mes, los sucesos conocidos como el Florero de Llorente, en Santa Fé, acabaron con el arresto del virrey y con la práctica disolución del virreinato.
Declaraciones de independencia
Esos primeros movimientos revolucionarios mantenían la fidelidad al rey de España. Pero comenzó a cambiar en julio de 1811, cuando la Junta de Caracas proclamó su independencia.
En Colombia, Cartagena tomó la iniciativa en el asunto. Tras su declaración de independencia, se sucedieron muchas otras en las demás ciudades de Nueva Granada.
Los meses que siguieron a estas declaraciones se caracterizaron por el conflicto abierto entre las diferentes opciones políticas. Federalistas y centralistas luchaban entre ellos y, juntos, contra los realistas.
Breve restauración del virreinato
Cuando Fernando VII pudo regresar al trono, una de sus prioridades fue recuperar el poder en las colonias. En 1815, Nueva Granada, Chile, Venezuela y el Río de la Plata estaban en manos independentistas, aunque también existían algunas Juntas partidarias del monarca.
Las tropas comandadas por Pablo Morillo, reforzadas por los efectivos enviados desde España, lograron recuperar la mayoría del territorio perdido en Nueva Granada y Venezuela. Tras esto, los españoles nombraron a un nuevo virrey: Juan de Sámano.
Independencia
Los años entre 1816 y 1819 son conocidos como la época del terror en Nueva Granada. Los españoles bloquearon varios puertos y reconquistaron territorios para restituir el virreinato a sus orígenes.
A pesar de la represión ejercida por los realistas, algunos grupos republicanos consiguieron resistir. Así, mantuvieron el poder en la Guayana venezolana y en el Casanare. El contraataque, no obstante, se produjo en 1819.
Ese año, Simón Bolívar y su ejército cruzaron las montañas que separan Casanare de Tunja y Santa Fe. Después de vencer en varias batallas, tomó Santa Fe el 10 de agosto de 1819.
Sámano huyó de la capital, dejando al virreinato sin autoridad, aunque los españoles todavía controlaban algunas ciudades y regiones, como Quito, Pasto, Cartagena de Indias, Caracas o Panamá.
En 1820, aprovechando una tregua, Bolívar declaró el nacimiento de la República de Colombia. Al año siguiente, regresaron las hostilidades, en las que los republicanos fueron ganando terreno. Para 1822, los realistas habían perdido el control de todo el virreinato de Nueva Granada, esta vez de forma definitiva.
Organización política y social
El virreinato fue la entidad territorial y administrativa más importante en los dominios españoles en América. Su objetivo era, principalmente, garantizar la autoridad de la Corona y maximizar los beneficios obtenidos en sus territorios.
Autoridades peninsulares
La autoridad principal del virreinato, y de todo el Imperio, era el rey de España, con poderes absolutos. Para mejorar el control de las colonias, la Corona creó la Casa de Contratación, que se ocupaba del comercio, y el Consejo de Indias, para asuntos judiciales y políticos.
El virrey
El virrey era el representante del rey en los territorios americanos. Debía frenar los abusos cometidos por los funcionarios y hacer cumplir la ley. Era nombrado por el monarca tras escuchar las recomendaciones del Consejo de Indias.
La Real Audiencia
Presidida por el virrey, la Real Audiencia era la máxima autoridad judicial en el virreinato. En Nueva Granada existieron varias, como las de Santafé de Bogotá, la de Panamá o la de Quito.
El cabildo
Los cabildos ocupaban el último nivel en la jerarquía del gobierno. Como autoridad municipal, su jurisdicción eran los pueblos virreinales. Estaban compuestos por regidores y alcaldes y sus funciones eran imponer los impuestos municipales, distribuir la tierra y controlar los precios de los productos en el mercado, entre otras.
Organización social
La organización social de Nueva Granada estaba dividida entre la república de los españoles y la república de los indios. En la primera se encontraban las clases sociales dominantes, comenzando por los blancos nacidos en España.
Tras estos, se colocaban los hijos de los españoles nacidos en el virreinato, los criollos. Aunque ganaron poder económica, la ley no permitía que ocuparan los cargos más importantes en el gobierno o la iglesia.
Los indígenas
Por debajo de estos grupos se encontraban los indígenas. Las leyes emitidas en España eran bastante protectoras, pero, en la práctica, apenas se cumplían.
Los esclavos
La necesidad de mano de obra en las minas, debida en parte a que los indígenas habían sido diezmados por epidemias y malos tratos, provocó la introducción de más de 2.000 esclavos africanos, que se ubicaban en el nivel inferior de la sociedad.
Un pequeño intento de protegerlos fue el llamado código negrero, que tenía el objetivo de paliar el desamparo que esta clase sufría y proteger a los propietarios en su evangelización.
Por último, estaba una serie de mezclas raciales sin apenas derechos, como la de indígenas o negros o la de españoles e indígenas.
Economía
La principal fuente de riqueza de Nueva Granada fue la extracción de minerales. Otras actividades económicas destacadas fueron la agricultura y el comercio.
La encomienda
La encomienda fue una de las instituciones características de la actividad económica en las colonias españolas.
Estas consistían en la concesión de grupos de indígenas a un encomendero, quien debía asumir su evangelización y construir viviendas para ellos. A cambio, los indígenas tenían que pagar un tributo trabajando para él o, como ocurrió después, en dinero o bienes.
En teoría, esta figura tenía como objetivo evitar los abusos hacia los indígenas. En la práctica, desembocó muchas veces en situaciones de semiesclavitud.
La mita
Los conquistadores se encontraron muchas veces con falta de mano de obra. La disminución del número de indígenas, víctimas de epidemias y abusos, provocaba que las haciendas, minas u obrajes no tuvieran trabajadores suficientes.
Para evitar eso, la Corona creó la mita, una figura que obligaba a un grupo de indígenas a trabajar por un tiempo, según la ley, a cambio de una remuneración.
La minería
La producción de oro fue la principal fuente de riqueza de Nueva Granada desde antes de convertirse en virreinato. Al principio, el trabajo era desarrollado por los indígenas, que fueron sustituidos en buena parte por esclavos negros a finales del siglo XVI.
Ya durante el virreinato, en el siglo XVIII, las exportaciones de oro aumentaron un 2,3% anual. Según los expertos, se trató del mejor siglo para Nueva Granada en este ámbito.
Las grandes minas pertenecían directamente a la Corona española. Las más pequeñas, por su parte, fueron explotadas por particulares, que debían pagar un impuesto a la Real Hacienda.
El comercio
Durante varios siglos, el comercio tuvo carácter de monopolio en las colonias españolas. Los puertos americanos solo podían realizar intercambios comerciales con la metrópolis, obviando al resto del continente americano.
La Corona creó la Casa de Contratación, con sede en Sevilla (España), para controlar todo lo relacionado con esta actividad. Desde Nueva Granada, la Casa recibía oro y enviaba vinos, aceites, aguardiente o telas.
Las reformas borbónicas eliminaron el monopolio, pero mantuvo fuertes cargas fiscales.
Virreyes de Nueva Granada
- 1: Jorge de Villalonga (1719-1724).
- 2: Sebastián de Eslava (1740-1749).
- 3: José Alfonso Pizarro (1749-1753).
- 4: José Solís Folch de Cardona (1753-1761).
- 5: Pedro Mesía de la Cerda (1761-1772).
- 6: Manuel Guirior (1772-1776).
- 7: Manuel Antonio Flórez Maldonado (1776-1781).
- 8: Juan de Torrezar Díaz Pimienta (1782).
- 9: Antonio Caballero y Góngora (1782-1789).
- 10: Francisco Gil de Taboada (1789-1790).
- 11: José Manuel de Ezpeleta (1790-1797).
- 12: Pedro Mendinueta (1797-1803).
- 13: Antonio José Amar y Borbón (1803-1810).
- 14: Francisco Xavier Venegas (1810).
- 15: Benito Pérez Brito (1812-1813).
- 16: Francisco José Montalvo y Ambulodi (1816-1818).
- 17: Juan de Sámano (1818-1819).
Referencias
- Viceroyalty of New Granada. Recuperado de britannica.com.
- New Granada, Viceroyalty Of. Recuperado de encyclopedia.com.