La caída del Imperio romano se debió a diversas causas y factores que convergieron para que este inmenso imperio perdiese su autoridad en el vasto territorio que ocupaba. El Imperio romano se mantuvo desde el año 27 a.C. hasta el 476 d.C.
Durante su época más poderosa, los territorios romanos se extendieron por las tierras del oeste y sur de Europa (junto al mar Mediterráneo), Britania, Asia Menor y norte de África, donde se incluía a Egipto.
Las pérdidas masivas de territorio comenzaron en 386 d.C., con una invasión a larga escala de godos y otros pueblos bárbaros. En el 395, después de ganar dos guerras civiles muy destructivas, el emperador Teodosio murió, produciendo un colapso en el ejército. Además, los territorios que aún estaban plagados de godos quedaron en manos de sus dos hijos, incapaces de gobernar.
Los invasores habían establecido su propio poder en la mayoría del área occidental del Imperio, que nunca tuvo la fuerza para levantarse nuevamente.
Hubo motivos económicos, militares y políticos que influyeron en el declive y desaparición de uno de los imperios más influyentes de la historia occidental. Su caída marcó el final de la Edad Antigua y el comienzo de la Edad Media.
Las 10 causas más importantes de la caída del Imperio romano
1. Mala administración y derroche
Debido a la extensa territorialidad del Imperio y de la recaudación de impuestos, el Imperio romano fue el más grande de la Antigüedad. Sin embargo, en los siglos II y III se enfrentó a muchos conflictos, como el surgimiento del Imperio sasánida, que minó muchos recursos bélicos y económicos. Además, los emperadores y los senadores ya no mostraban interés en el servicio militar, lo que debilitó la fuerza del ejército.
Por otra parte, el gasto público aumentó y se utilizaron muy mal tanto las riquezas como el poder y la milicia, demostrando una gran incompetencia para gobernar.
2. Salud pública y enfermedades
A partir del 250 se desató en Roma una epidemia de peste, la llamada peste de Cipriano. Si bien se controló, hubo una gran mortandad, que fue debilitando al Imperio.
3. Insuficientes bienes para todos
Otro factor que contribuyó a la caída del Imperio romano fue la creciente población, cuyas necesidades eran cada vez más difíciles de cubrir. Construyeron caminos maravillosos, puentes y acueductos, además de establecer también el primer sistema de medicina en beneficio de los pobres.
Sin embargo, no fueron capaces de proveer suficientes bienes para toda la población, al tiempo que las conquistas de otros territorios disminuían. Y no solo eso, fueron incapaces de mantener el territorio ya conquistado. En 271, Roma abandonó Dacia, al norte del Danubio, por no poder mantener las fronteras seguras.
4. Inflación
La economía romana sufrió inflación justo después del reinado del emperador Marco Aurelio, en el 180. Cuando las conquistas del Imperio romano se detuvieron, el flujo de oro de los nuevos territorios hacia Roma también disminuyó.
Además, los romanos habían gastado mucho oro para pagar por sus lujosos bienes, por lo tanto, había menos materia prima para acuñar monedas. De este modo, mientras la cantidad de oro usado en las monedas iba disminuyendo, las monedas se convertían en algo menos valioso.
Para sostener esta pérdida de valor, los mercaderes elevaron los precios de los bienes que comerciaban. Debido a esta medida, muchas personas dejaron de usar monedas y comenzaron a realizar trueques.
5. Decadencia urbana
Los romanos acaudalados vivían en domus, o casas con paredes de mármol, pisos hechos de azulejos de múltiples colores y ventanas. Pero la mayoría de los romanos no vivía así.
La población común vivía en casas pequeñas y malolientes, en edificios de seis o más pisos conocidos como islas. Cada isla cubría una manzana completa. Al principio había más de 44.000 departamentos dentro de los muros de Roma.
Los departamentos del primer piso no eran ocupados por los pobres, ya que el arriendo era más caro. Pero mientras más alta fuera la escalera endeble que tenían que subir, más barato era el arriendo. Los departamentos altos que arrendaban los más pobres eran espacios insalubres, sin ventilación, con hacinamiento, peligrosos y demasiado calurosos. También hubo muchísima gente viviendo en las calles.
6. Un Imperio dividido
El gran tamaño del Imperio romano generó una profunda inestabilidad política y obligó a que se dividiera, para facilitar las tareas administrativas. Así, después de la muerte de Teodosio I, en el 395, Roma se dividió en dos: el Imperio romano de Occidente, y el Imperio romano de Oriente. Cada uno tenía intereses propios, enfrentándose, lo que generó una progresiva debilitación de todo el imperio.
El Imperio romano de Occidente, con centro en Roma, sufría continuas invasiones de los pueblos bárbaros (en el 410 tuvo una serie de invasiones visigodas que saqueó la ciudad). En contraste, el de Oriente, con centro en Bizancio, era floreciente debido al comercio de las especias. De allí surgiría el Imperio bizantino, de gran fuerza en la Edad Media.
7. Invasiones bárbaras
Roma recibió a los bárbaros, término utilizado para los extranjeros y grupos que llegaron al Imperio romano. Estos sirvieron como proveedores de impuestos o soldados para la milicia, incluso algunos de ellos alcanzaron puestos de poder.
Sin embargo, Roma comenzó a perder territorios a manos de estos bárbaros (vándalos, godos, hunos, etc.), en especial en África del norte, que nunca logró recuperar.
Las debilidades que el mismo sistema tenía en su interior, incluyendo ciudades decadentes (tanto en términos materiales como morales), la falta de impuestos, la sobrepoblación, un liderazgo inadecuado, y lo más importante, una defensa pobre, hicieron al Imperio susceptible a las invasiones. Roma no fue capaz de resistir.
Un ejemplo de esto fue la caída del último emperador romano, Rómulo Augústulo, a manos de Odoacro, quien había sido comandante del ejército romano. Ingresando a la ciudad sin encontrar oposición, Odoacro destronó fácilmente al joven emperador, de apenas 16 años.
Al tomar la ciudad, Odoacro se convirtió en el líder de lo único que quedaba del poderoso Imperio romano, la península de Italia. Para este momento, Roma ya había perdido el control de Britania, Hispania, Galia y el norte de África.
8. Demasiado gasto militar
Mantener una armada para defender las fronteras del Imperio romano de los constantes ataques de los bárbaros era un gasto permanente para el Estado. Los fondos destinados a mantener la milicia dejaban muy pocos recursos para otras actividades vitales, como brindar albergues públicos, mantener caminos de calidad y mejorar los acueductos.
Los romanos, frustrados por estas decadentes condiciones de vida, perdieron el deseo de defender su Imperio. Por esto, el ejército tuvo que comenzar a contratar soldados extranjeros, reclutados de otros países o de las hordas bárbaras. Un ejército así no solo era muy poco fiable, sino tremendamente caro.
Los emperadores se vieron obligados a aumentar los impuestos frecuentemente y esto, de nuevo, conllevó inflación económica.
9. Surgimiento del cristianismo
El famoso historiador británico Edward Gibbon explica que una de las razones para la caída romana fue la adopción del cristianismo, lo que hizo que los romanos se volvieran “blandos”. De ser una República brutal y testaruda, con una férrea resistencia a los invasores, se convirtieron en una población más interesada en la vida después de la muerte, que vivir en el presente.
Por otra parte, se destinaron muchos recursos económicos a construir monasterios y a sostener la vida religiosa. Actualmente, esta teoría no es muy aceptada entre los historiadores, pues antes los templos a los dioses romanos tampoco habían sido baratos. Pero los poderes de los dioses romanos fueron transferidos al dios cristiano con mucha facilidad. Eso transformó definitivamente el carácter y el espíritu del Imperio romano.
10. Corrupción política
Roma es famosa por algunos emperadores cuestionables, entre ellos Nerón y Calígula, por mencionar algunos. Escoger un nuevo emperador significaba una gran dificultad y el Imperio romano nunca determinó claramente (a diferencia de los griegos) cómo debía escogerse un nuevo regente.
La elección siempre era un debate entre el Senado, la Guardia Pretoriana y el ejército común. Eventualmente, la Guardia Pretoriana comenzó a tener todo el poder para elegir al nuevo emperador, quien posteriormente los recompensaba.
Esto comenzó a generar problemas, como en el 186, cuando entre los pretorianos hubo una conspiración para asesinar a Cómodo, el nuevo emperador.
El Imperio romano tuvo 37 emperadores que fueron asesinados a lo largo de 25 años.
Referencias
- Fall of the Roman Empire. Recuperado de rome.info.
- Fall of the western Roman Empire. Recuperado de Wikipedia.org.
- Causes for the fall of the Roman Empire. Recuperado de tribuneandtriumphs.org.
- Reasons for the fall of Rome. Recuperado de thoughtco.com.
- Fall of the Roman Empire. Recuperado de ancient.eu.