¿Quién fue José de Iturrigaray?
José de Iturrigaray (1742-1815) fue un militar y administrador español, jefe del ejército de Andalucía, que fue virrey de Nueva España entre 1803 y 1808. También fue gobernador de Cádiz entre 1793 y 1798.
Durante su tiempo al mando, marcó la diferencia con los gobernantes anteriores, generando opiniones divididas entre los mexicanos nativos. Para muchos se caracterizó por su afición a enriquecerse más allá de los objetivos de la corona española, haciéndose fama de avaro e interesado.
Para otros contribuyó con la independencia de México, fungiendo como uno de los primeros virreyes que se enfocó modestamente en los intereses del pueblo y en recorrerlo de principio a fin, incluso planificando establecer un gobierno autónomo de España, acción que significó el fin de su puesto como mandatario.
Biografía de José de Iturrigaray
José de Iturrigaray y Aróstegui de Gaínza y Larrea nació el 27 de junio de 1742 en Cádiz, España. Comenzó a temprana edad una prolija carrera militar y política, iniciándose como cadete de infantería con 17 años en 1759.
Sus habilidades en el campo de batalla y en la toma de decisiones le valieron ascensos progresivos durante su lucha en las campañas de Portugal y Gibraltar, ascendiendo de cadete a alférez en 1762.
Entre 1779 y 1783 estuvo en batalla al frente de la guerra de España contra Inglaterra, siendo capitán de brigada. Formó parte de las gloriosas victorias de Perpiñán, el 3 de septiembre de 1793, al igual que en las campañas de Perestoltes, Bernes y Rivesaltes, mientras seguía escalando posiciones militares, pasando por los rangos de brigadier y mariscal de campo.
Dirigió importantes ataques tácticos y estratégicos durante la guerra entre la monarquía de Carlos IV de España contra la República Francesa, como el ataque al Coll de Banyuls y otras maniobras que garantizaron la resistencia la as fuerzas españolas en el campo de batalla.
Estos créditos le valieron el rango de teniente general y gobernador de Cádiz, que ocupó entre 1793 y 1798. Años después, Iturrigaray ya era comandante en jefe del Ejército de Andalucía en la guerra contra Portugal, en 1801.
Finalmente, en 1803 fue nombrado 56º virrey de Nueva España.
Virrey de Nueva España
Exaltado por su pasado y presente gloriosos, José de Iturrigaray llegó triunfal a Nueva España. Uno de sus primeros decretos fue separar la Alta de la Baja California y tomar el control de la producción de mercurio, materia prima para gestionar la actividad minera y principal fuente de riqueza en la época.
Los meses inmediatos a su llegada estuvieron marcados por una extensa gira nacional que recorrió las regiones de Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Villa de Guadalupe, Guanajuato, Tepeji del Río, San Juan del Río y Querétaro, entre muchas otras localidades.
Esta bitácora fue uno de los motivos principales por los que se le definió como un gobernante con simpatía hacia las costumbres de los pueblos originarios, e incluso alguien que habría visto con buenos ojos la independencia de México, pese a que las responsabilidades de su cargo indicaran todo lo contrario.
Hasta entonces, ningún otro virrey había hecho un recorrido tan profundo por la región. Sin embargo, existió siempre la división en las opiniones. Iturrigaray también tenía fama de escarbar en el presupuesto de la corona para su enriquecimiento personal.
Cuentan los historiadores que existe una versión de su llegada al puerto de Veracruz, en la que en su primera llegada a tierras mexicanas comerció unas telas que había logrado obtener libres de impuesto gracias a sus habilidades de persuasión con la corona.
Alegando que no tenía tiempo para fabricar sus atuendos, viajó con las telas y cumplió su plan: las vendió al mejor postor por un buen precio que sumó a su presupuesto individual.
Implementó medidas que contribuyeron al desarrollo de Nueva España. Permitió y legalizó para todo público las corridas de toros, cuyos ingresos controlaba desde los ayuntamientos y destinaba a la construcción de obras.
Una de ellas fue el puente Tresguerras que construyó en Celaya, y significó para la época un avance significativo con el que los locales pudieron transportar el metal de Guanajuato y Zacatecas hacia Ciudad de México.
La era de José de Iturrigaray como virrey de Nueva España también tuvo un acontecimiento espectacular para su registro histórico: su gestión coincidió con las fechas del gran viaje de exploración de Alexander von Humboldt, quien, acompañado por el médico español Francisco Javier Balmis, arribó a tierras mexicanas en 1803.
Ambos dejaron huella en su visita. Humboldt recolectó información valiosa que plasmó en varias páginas de su libro Cosmos, mientras que Balmis aprovechó la bitácora en tierras norteamericanas para vacunar a una gran cantidad de personas, como lo registran varios historiadores.
La debacle del virreinato
Francia e Inglaterra estaban en guerra, y la posición ambigua de España ante el conflicto por no declararse a favor de alguno de los dos, provocó que terminara financiando a ambos en secreto.
Esto generó una demanda económica superior al promedio, con la que se vieron afectados especialmente los pueblos de América, entre ellos Nueva España.
Además, la mala fama de desfalcador y corrupto que Iturrigaray llevaba a cuestas creció rápidamente. Una gran parte de los miembros del consejo y el pueblo en general, comulgaban con que dichas acusaciones de corrupción eran una verdad irrefutable.
A ello se sumó el aumento desmedido de los impuestos y recaudos para cubrir las exigencias de la monarquía española.
Todo resultó en una gran pobreza, deudas y descontento en la región de Nueva España, ocasionando una crisis que condujo a la debacle paulatina del virreinato.
Conspiración independentista
Hacia 1808, España fue invadida por el imperio de Napoleón Bonaparte. Las fuerzas del ejército francés atacaron estratégicamente Madrid y las ciudades principales para hacerse con el poder.
Este enfrentamiento, sumado a la presión napoleónica, provocó la abdicación del rey Carlos IV en favor de su hijo Fernando, quien asumiría el cargo bajo el nombre de Fernando VII, aunque poco después también abdicaría, esta vez a favor de Napoleón, quien cedió el mandato a su hermano José Bonaparte (José I).
Con la abdicación del rey y España sitiada, la noticia caló en Nueva España, generando caos e incertidumbre en el peor momento del virreinato. Tiempo después, llegaron a la capital enviados de Sevilla y Oviedo, solicitando a Iturrigaray la aceptación de dichas juntas para reconocer el gobierno de España.
Él se negó y su posición adversa desató rumores de independencia de la corona española, pese a que convocó una junta de gobierno para decidir los próximos movimientos.
Los bandos en el cabildo de Nueva España se dividieron: unos a favor de ideas liberales que sugerían el apoyo a la soberanía de los pueblos; otros conservadores —los realistas—, apegados a la tradición y basados en el derecho que pertenecía a las familias reales de gobernar por mandato divino.
José de Iturrigaray estaba en el medio y los rumores seguían fuera de control. Se presumió que se rebelaría ante España y establecería un gobierno independiente, declarándose virrey de Nueva España de forma autónoma. Para entonces ya había perdido mucha popularidad y su mandato estaba inmerso en una crisis socioeconómica muy grave.
Las sospechas independentistas no fueron bien recibidas por los realistas, quienes armaron una conspiración en su contra la noche del 15 de septiembre de 1808, y lo derrocaron con un golpe de Estado.
Fue enviado de vuelta a España para ser juzgado por traición a la corona española. Sin embargo, se declaró inocente en el primer juicio por falta de evidencia incriminatoria. Murió en Madrid el 22 de agosto de 1815.
Luego de su muerte, la sentencia del juicio pendiente fue dictada de forma póstuma y lo declararon culpable por actos de corrupción. Lo que vino después del virreinato de José de Iturrigaray se considera el origen de la guerra de independencia de México.
Referencias
- Campañas en los Pirineos a finales del siglo XVIII. Servicio Histórico Militar.
- Historia, Biografía y Geografía de México. Diccionario Porrúa.
- Portillo Valdés, J.M. Crisis atlántica: autonomía e independencia en la crisis de la monarquía hispana. Fundación Carolina, Centro de Estudios Hispánicos e Iberoamericanos.
- Serrano, J.A., Jáuregui, L. La corona en llamas. Conflictos económicos y sociales en la independencia iberoamericana.
- Fontana, J., Bernal, A.M. El comercio libre entre España y América Latina, 1765-1824. Fundación Banco Exterior.