El nivel morfosintáctico se refiere al estudio de la manera en que se organizan las palabras para conformar frases lógicas que permitan transmitir un mensaje coherente. Este concepto es enfocado al análisis de cómo los distintos grupos humanos construyen las oraciones para comunicarse efectivamente entre sí.
Es otras palabras, el nivel morfosintáctico estudia la manera correcta en que se deben relacionar los tipos de palabras que encontramos en una oración (pronombres, verbos, adjetivos…). Una de las aplicaciones más comunes está en el estudio del desarrollo lingüístico infantil, para evidenciar el proceso de aprendizaje en el habla de los niños.
Para lograr lo descrito en el párrafo anterior, el nivel morfosintáctico parte desde el conocimiento básico de las palabras, cómo el niño las usa para formar frases y posteriormente oraciones hasta dar con un mensaje concreto.
Obviamente, este concepto se vincula directamente con la morfología de las palabras y la relación sintáctica entre ellas. De allí viene la palabra compuesta “morfosintaxis”. Su particularidad principal está en el enfoque de cómo se produce el aprendizaje de la lengua en los niños para lograr comunicarse sin ambigüedades.
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Cualidades generales del nivel morfosintáctico
Entre las cualidades generales del nivel morfosintáctico, destacan estas tres:
Estudia la vinculación correcta entre los elementos del lenguaje
Aplicado a los distintos grupos y subgrupos que conforman las sociedades humanas, este recurso determina qué tan bien estructurados están los diferentes dialectos. Para ello, se vale del análisis de frases (escritas o habladas) manejadas de manera cotidiana y determina si sus componentes tienen el orden lingüístico lógico.
Determina la efectividad de un mensaje
Luego de aplicar el nivel morfosintáctico a una oración particular, se puede determinar si esta es coherente o no. Por lo tanto, este recurso ayuda a saber si un mensaje resulta efectivo para aquellos a quienes va dirigido o si presenta ambigüedades.
Un ejemplo sería: “La casa son bonitas”. Si analizamos morfosintácticamente, podremos notar un error de número. Esto nos lleva a escribir dos posibles soluciones:
– O el locutor quiso decir: “Las casas son bonitas”.
– O el locutor quiso decir: “La casa es bonita”.
Permite conocer las cualidades de cada dialecto y subdialecto
El lenguaje está sujeto a lo que sus hablantes hacen con él. Por ende, cada grupo y subgrupo de personas tienen cualidades propias, lingüísticamente hablando.
Aplicar el nivel morfosintáctico en la manera de comunicarse de una comunidad, no solo permite ver qué errores pueden presentarse, sino también evidencia marcas dialectales propias de esa sociedad. Entendemos por marcas dialectales a las frases o palabras usadas por los habitantes de esa región.
Por ejemplo, el uso continuo del diminutivo –ito puede considerarse una marca dialectal o cualidad de ciertas comunidades si se presenta de manera muy seguida en el hablar o al escribir. Pueden hallarse las palabras:
– Caballito.
– Carrito.
– Niñito.
Nivel morfosintáctico en los niños
Al aplicar el estudio del nivel morfosintáctico en los niños, se evidencian las siguientes características generales:
Entonaciones no lingüísticas (0 a 6 meses)
Al analizar las expresiones de los niños en este periodo se puede notar que los sonidos que pronuncian suelen carecer de lógica. Esto es normal, pues están en un proceso de adecuación en el que repiten lo que escuchan con el poco dominio que aún poseen de sus cuerdas vocales.
Balbuceos (6- 9 meses)
Ya en esta etapa hay un mayor control de las cuerdas vocales. Además, el niño vincula los sonidos con acciones. Incluso, se puede ver que se manejan niveles de entonación y ritmo. Esto hace que lo que tratan de comunicar tenga mayor fuerza, a pesar de que no hay palabras o freses concretas.
Pre-conversación (9-10 meses)
En este periodo suele darse un salto medio en el proceso comunicativo de los niños. Se han documentado casos de niños que ya dicen palabras en esta etapa. Hay un mayor dominio de la vocalización, y luego de emitir sus balbuceos suelen esperar la respuesta de los adultos.
Aumento de la comprensión del lenguaje (11-12 meses)
Esta etapa suele significar un salto enorme. El niño ya entiende gran parte de lo que sus familiares dicen y su comunicación mejora considerablemente. Se evidencia mayor precisión al pronunciar y al entonar las palabras. De hecho, ya logra que se le entienda con varias palabras aisladas. Estas pueden ser: papá, mamá, tete (tetero).
Aparición de la “sobre extensión semántica” (12-18 meses)
Este es un fenómeno interesante que se presenta en esta etapa. Trata de que el niño vincula una sola palabra con los grupos de objetos o seres. Por ejemplo, con “gato”, señala a todos los animales. O con “papá2, señala a todos los hombres.
Frases simples, negación e interrogación (18-24 meses)
En esta etapa ya se evidencian frases de dos palabras. Además, los niños reconocen la negación y la implementan. El uso del “no” se vuelve repetitivo. Como dato interesante, también surgen las primeras frases interrogativas simples.
Avances progresivos en periodos posteriores (a años en adelante)
De a poco se va apreciando como cada niño va dominando de manera progresiva su idioma. Es importante acotar que el nivel morfosintáctico varía en cada infante. También se debe tomar en cuenta que cada avance está condicionado al entorno y cómo los niños son motivados.
Un entorno donde se habla de manera correcta y entendida de forma continua garantiza un desarrollo lingüístico rápido en los niños.
Recursos literarios del nivel morfosintáctico
Este apartado se vincula directamente con los usos especiales que una persona o comunidad le dan al lenguaje al momento de comunicarse. Entre los más comunes, tenemos:
Paralelismo
Esto se refiere a como algunas personas repiten estructuras al momento de hablar. Es común en poesía. Sin embargo, se presenta también en la cotidianidad.
Ejemplos
– Me gusta, me gusta, me gusta esa casa.
– Ella se ha ido, ella se ha alejado, ella se ha vuelto lluvia.
Antítesis
Se refiere a la presencia de conceptos contrarios en una misma frase. También es común en poesía. Sin embargo, hay comunidades que presentan este tipo de recurso literario en su hablar.
Hay un caso interesante en Venezuela. Allí, para decir “mucho”, ciertas comunidades dicen “mayor poco”. Como se entenderá, “poco” es un determinante que indica “baja cantidad de algo”. Y “mayor” es un adjetivo que indica grandeza. Y sí, ambas palabras se contradicen. Sin embargo, en varias localidades de Venezuela “mayor poco” es entendido como mucho.
Ejemplos
– Voy, vengo, me quedo quieto.
– Oscuridad y claridad, las quiero.
Hipérbole
Este recurso es muy común en el habla coloquial de los pueblos a nivel mundial. Se caracteriza por una exageración notable al momento de comunicar una idea o vivencia.
Ejemplos
– El carro era grandísimo, más grande que la casa.
– El avión voló bajito, casi que rozó el techo de la casa.
Metáfora
Este recurso se caracteriza por la sustitución de una palabra por otra. Se da por una relación de semejanza que la persona imagina o considera que poseen estos vocablos. Es muy usada en poesía, pero hay casos notables en el habla coloquial.
Ejemplos
– María, ángel mío, tus manos son suaves pañuelos. (Mujer angelical / manos delicadas).
– Ese hombre es un oso rabioso. (De carácter fuerte).
Referencias
- Morfosintaxis. (2020). España: Wikipedia. Recuperado de: es.wikipedia.org.
- Martínez, E. (2018). El Desarrollo de la Morfosintaxis en un Niño. (N/A): Savia. Recuperado de: saludsavia.com.
- Ferrer, M. (S. f.). Características morfosintácticas y léxicas del español hablado en Rosario. Argentina: Publications. Recuperado de: publications.iai.spk-berlin.de.
- Martín, B. (2016). Recursos literarios. (N/A): En un lugar de la lengua. Recuperado de: enunlugardelalengua.wordpress.com.
- Figuras morfosintácticas. (2014). (N/A): Retóricas. Recuperado de: retoricas.com.