¿Qué es la convivencia humana?
La convivencia humana es un proceso que implica demostrar respeto por el otro, consideración de las diferencias, compromiso, tolerancia y reconocimiento mutuo. Desde hace décadas es vista como la base para construir y reparar el tejido social. La convivencia humana representa la posibilidad de que grupos humanos coexistan en paz.
La Real Academia Española define la convivencia humana como aquella que implica vivir en compañía. Desde la etimología, se señala que el término ya permite deducir que es condición necesaria para el ser humano, dado que deriva de la palabra conviviere, cuyo significado es “cohabitar”.
Las personas son seres sociales por naturaleza, por tanto, siempre existirá la tendencia a exponerse a la socialización cotidiana para lograr convivir, concertando cada momento criterios para llegar a acuerdos.
Estos acuerdos serán unos más básicos que otros: unos serán más necesarios para avanzar e incluso superar conflictos que surgen a diario y que son concebidos de manera natural.
Existen autores que abordan el tema desde un enfoque menos pragmático o reduccionista y más antropológico e incluso filosófico, y consideran que la crisis de la humanidad enmarcada en la presencia de conflictos bélicos, discriminación y enfrentamientos en lo cotidiano entre grupos con ideales diferentes, es por no saber cómo se debe convivir.
Características de la convivencia humana
– No es opcional. Se parte del hecho de que ninguna persona puede vivir aislada. La comprobación de que el ser humano es un ser social está descrita desde las primeras sociedades primitivas y se hace palpable cuando se observa la espontaneidad en agruparse y la utilización de la comunicación como principal puente de diversos procesos personales y sociales. Es importante destacar que el conflicto nunca ha estado ausente y es positivo siempre y cuando estén presentes la reflexión, el entendimiento y, por tanto, los acuerdos.
– Fortalece la autovaloración. A partir de las relaciones sociales se puede generar el reconocimiento del otro y fortalecer el proceso de autoconocimiento, que no se genera en una sola dirección. En diversos estudios sobre las relaciones humanas se señala que la convivencia puede ser el punto de partida para aprender confianza, calidez, espontaneidad, emociones en general y fe, entre otros elementos. Al convivir se contrastan los propios valores y costumbres, se escogen opciones y se decide cómo actuar ante cada situación. Esto obliga a adquirir y reforzar referentes externos, y a fortalecer simultáneamente referentes individuales que en última instancia conforman la personalidad individual. La autovaloración surge poniendo a prueba quién es cada uno con relación al otro.
– Favorece el diálogo. El diálogo es un proceso en el que se establecen posturas y es posible tanto contrastar como defender ideas, así como exponer y dejar de manifiesto necesidades y solicitudes basadas en las mismas, considerar puntos de vista y llegar a acuerdos. Es claro que en la convivencia es necesario estar dispuestos a aprender a promover la fuerza de la cohesión social desde el entendimiento de unos y otros. Por tanto, se hace necesario desarrollar estrategias para ello y el diálogo es una de estas.
– Sirve de base para la ciudadanía. Las múltiples competencias de la ciudadanía —entre las que destacan el respeto, la autorregulación y el cumplimiento de normas que favorecen la institucionalidad, entre otras— se desarrollan y se potencian únicamente en la convivencia. Esto es así debido a que la convivencia necesita de autorreflexión e invocación de la responsabilidad personal para no limitarse solo a responsabilizar a los otros. Dicho escenario coloca un límite y pone de manifiesto lo que se persigue con cada actitud: entender que la responsabilidad es primero individual y luego social, y que debe perseguirse la defensa de los deberes y derechos de los ciudadanos a partir de la participación democrática de cada uno.
– Implica valores. La convivencia como fenómeno posee dimensiones individuales y sociales. Es individual cuando en el desarrollo de la persona se va poniendo a prueba la coexistencia de diferentes valores, tendencias, gustos, preferencias, características y sentimientos, hasta conformar creencias e ideas más propias que surgen de una combinación personal y moral. La dimensión social aparece porque el proceso de convivencia solo es posible en la socialización y ha quedado claro que este proceso no se puede separar quirúrgicamente de la educación y de la pedagogía debido a que es en la escuela donde la socialización —y, por ende, la convivencia— tiene un lugar privilegiado.
Ejemplos de convivencia humana
- Convivencia escolar. En los entornos educativos, la convivencia implica que estudiantes, profesores y personal administrativo interactúen de manera respetuosa. Resolución pacífica de conflictos, apoyo mutuo en el aprendizaje y la participación activa en actividades escolares son ejemplos de convivencia en el ámbito educativo.
- Vecindario amigable. Un vecindario donde sus habitantes interactúan de manera positiva, se conocen entre sí, comparten recursos y se ayudan mutuamente, es uno donde priva una buena convivencia. Pueden organizar eventos comunitarios, como barbacoas o reuniones, para fortalecer los lazos sociales.
- Colaboración laboral. En un entorno laboral, la convivencia implica la colaboración efectiva entre colegas. Trabajar juntos hacia objetivos comunes, respetar las habilidades y opiniones de los demás, y mantener un ambiente de trabajo positivo.
- Celebraciones culturales. La convivencia también se manifiesta en la celebración de eventos culturales y festividades donde las personas de diversas procedencias y creencias comparten experiencias, costumbres y tradiciones. Las fiestas patronales de los pueblos son un ejemplo.
¿Qué se necesita para la convivencia humana?
Para lograr la convivencia es imperativo que quienes comparten terrenos, quehaceres y actividades dentro de un sistema social estén obligados a supeditarse a unas normas.
Estas reglas son las únicas garantes de la prevención de conflictos que puedan ser perjudiciales para los integrantes, así como de las consecuencias emocionales de dichos enfrentamientos.
Hoy en día, la promoción de la convivencia es vista como base para la prevención de procesos más complejos de discriminación de todo orden: racial, económica, de género, entre otras.
En varios países la convivencia humana se asocia con patrones democráticos. Un ejemplo de ello es la educación para la democracia, entendida como un concepto organizador que además integra motivaciones éticas y valores.
Referencias
- Jares, X.R. Aprender a convivir. Recuperado de unirioja.es.
- López de Mesa, C. y Soto-Godoy, M.F. Factores asociados a la convivencia escolar en adolescentes. Recuperado de redalyc.org.
- Padilla, P.C. Convivencia Democrática en las Escuelas: apuntes para una reconceptualización. Recuperado de unirioja.es.
- Maturana, H.R. El sentido de lo humano. Recuperado de uchile.cl.
- Maturana, H.R. y Varela. F. El árbol del conocimiento: las bases biológicas del entendimiento humano. Recuperado de uchile.cl.