¿Quién fue Heródoto?
Heródoto de Halicarnaso (484-425 a.C.) fue un historiador y geógrafo griego. Es considerado el padre de la historia como disciplina en Occidente porque fue pionero en la redacción estructurada y razonada de las acciones humanas.
Para llevar a cabo sus investigaciones geográficas e históricas, Heródoto se dedicó a viajar, y con ello obtuvo datos que le permitieron escribir una obra magnífica, de valor histórico y literario.
Uno de los temas que decidió estudiar de manera profunda fue el desarrollo de las acciones bélicas entre los persas y los griegos.
Según los expertos, se puede afirmar que Heródoto se caracterizó por tres elementos: en primer lugar, fue un intelectual, puesto que sus textos demuestran una eximia habilidad para describir minuciosamente.
Segundo, fue el primero en describir las tradiciones y costumbres de los grupos pertenecientes a la Hélade de manera detallada y rigurosa, por lo que se le considera pionero en los estudios antropológicos-etnográficos.
Por último, inició los estudios históricos culturales, ya que no solo describió a los pueblos “bárbaros“, sino que intentó comprender el conflicto bélico mediante el estudio de los diferentes grupos humanos que se encontraban en disputa.
Por estas y otras razones, este historiador griego ha sido estudiado de manera amplia. Sin embargo, también recibió muchas críticas debido a que en reiteradas ocasiones no mostraba una adecuada rigurosidad e interpretaba libremente (equivocándose) las costumbres extranjeras.
Biografía de Heródoto
Halicarnaso bajo el yugo del tirano Ligdamis
Se cree que Heródoto nació en el 484 a.C. en la ciudad jonia de Halicarnaso (actual Bodrum, en Turquía), en el Asia Menor. En ese entonces, Halicarnaso se encontraba bajo el dominio persa, gobernada por el tirano Ligdamis.
En consecuencia, los padres de Heródoto eran súbditos de la autoridad persa, aunque eran griegos de sangre, y es probable que la familia hubiese pertenecido en algún momento a la aristocracia de la ciudad.
Durante una revuelta contra Ligdamis un tío de Heródoto fue asesinado, por lo que la familia decidió irse a Samos. Gracias a este cambio, el futuro historiador pudo mantener contacto directo con el mundo cultural de los jonios. Alli, Heródoto pudo aprender el griego jónico, con el que redactó posteriormente sus textos.
Según algunas fuentes, en el 454 a.C. regresó junto con su familia a Halicarnaso para participar en el derrocamiento de Ligdamis, asesinado en esa misma fecha.
Tras esto, partició en la fundación de la colonia de Turios, lo que ocurrió entre 444 y 443 a.C. Algunos historiadores aseguran que Heródoto formó parte de las expediciones fundadoras que dirigió Pericles, pero no se ha podido comprobar.
La era de Pericles
Tras la caída de Ligdamis, Heródoto realizó varios viajes y conoció diferentes ciudades griegas, en las que solía leer sus textos. Incluso se le ofreció una suma considerable de dinero para que realizara una lectura en el Ágora de Atenas.
En aquel momento Atenas se encontraba regida por Pericles, lo que le permitió a Heródoto vivir los años dorados de esa ciudad, uno de los mejores momentos políticos y culturales de Atenas.
En este viaje el historiador conoció a dos grandes pensadores atenienses: Protágoras —quien pregonaba la revolución sofística— y Sófocles —considerado el mejor poeta trágico del momento.
Las tragedias de Sófocles fueron una fuerte influencia para los textos posteriores de Heródoto, quien incorporó el estilo epopéyico a sus obras.
También conoció algunas ciudades de Egipto, y recorrer parte de Fenicia y Mesopotamia, y visitó el país de los escitas.
Últimos años
A Heródoto se lo describe como un hombre observador, curioso e inteligente, con una formación erudita y enciclopédica. Viajó muchísimo, pues tenía un deseo insaciable por conocer y aumentar su conocimiento.
El escritor Aristófanes hizo una parodia de la obra de Heródoto en el 425 a.C., lo que da a entender que sus Historias ya eran muy populares para aquel momento.
Se sabe poco sobre sus últimos años. Algunos establecen que se mantuvo viajando hasta el final de sus días. Sus últimos textos sobre Grecia están basados en los acontecimientos del 430, por lo que se considera que el escritor debió fallecer en la ciudad de Turios entre el 426 y el 421 a.C.
Viajes realizados
Viaje hacia Babilonia
Según algunos textos, Heródoto se dirigió a Babilonia entre 454 y 449 a.C. Durante su trayecto hacia esta ciudad, el historiador realizó una parada en la colonia fenicia ubicada en la costa de Siria, situada a pocos kilómetros de la famosa Alejandría. Posteriormente se dirigió hacia el este, con la intención de recorrer el río Éufrates, para así llegar a Babilonia.
Según sus textos, Babilonia estaba constituida por una gran fortaleza, interceptada por un río que se extendía a lo largo del territorio, por lo que dividía a la ciudad en dos partes. Sobre esta ciudad, Heródoto hizo especial énfasis en el desarrollo arquitectónico y en las costumbres de sus habitantes.
Además, estableció que el clima de esa región resultaba propicio para el cultivo de distintos tipos de cereales, y que estas cosechas prosperaban gracias al río que abastecía a toda la antigua urbe.
Viaje hacia Egipto
Tras visitar Babilonia, Heródoto decidió volver a su hogar. No obstante, a los pocos años decidió realizar una tercera expedición (la primera había sido hacia Atenas), escogiendo como destino Egipto.
Una de las cosas que más le llamaba la atención sobre la cultura egipcia era su religión, por lo que decidió pasar tiempo con los sacerdotes egipcios. Así conocería la diferencia entre los sacerdotes griegos y los egipcios.
Uno de los aspectos que más asombró a Heródoto fue el río Nilo, pues le causaba curiosidad el hecho de que su inundación ocurriese de forma regular y natural.
Esta información era desconocida en Grecia hasta ese momento. En verano, los ríos griegos se tornaban poco profundos, mientras que en el país egipcio el ciclo hídrico era completamente opuesto.
Fascinado por este fenómeno, Heródoto se dirigió rio arriba con la finalidad de encontrar la fuente del Nilo. El autor presentó diversas teorías sobre el origen de esas aguas, aunque todas eran erradas.
A pesar de esto, los historiadores no niegan la importancia de ese viaje para el conocimiento occidental, pues Heródoto fue el primero en describir y registrar las diferentes teorías, tanto propias como locales, sobre los orígenes del gran río.
Aportes
En geografía
En la obra Historias de Heródoto, el escritor estableció su punto de vista sobre el área terrestre. Su propuesta se diferenciaba de los planteamientos de Hecateo, quien estableció que la Tierra estaba rodeada en su totalidad por una corriente oceánica.
Para Heródoto era más aceptable la propuesta homérica, que establecía que la Tierra estaba compuesta por un disco plano, por el que el Sol realizaba un viaje constante de este a oeste.
Asimismo, el autor intentó delimitar una correspondencia de naturaleza simétrica sobre la distribución de la Tierra teniendo en cuenta la dirección del río Ister (actual Danubio) y el Nilo. Sin embargo, sus conocimientos sobre el Nilo estaban repletos de errores.
Heródoto tuvo la idea de considerar que el Caspio era un mar interior, lo que era una visión opuesta al argumento de Hecateo, para quien dicho mar en realidad era un brazo perteneciente al océano norte.
Aportaciones de carácter matemático
Es necesario aclarar que las aportaciones de Heródoto no fueron propiamente matemáticas, puesto que sus conocimientos estaban dirigidos hacia la geografía matemática, una rama de la disciplina encargada de estudiar la representación matemática del planeta.
Heródoto se encargó de trazar la longitud del meridiano, por lo que realizó un dibujo del meridiano de Asuán, Troda, Meroe, Alejandría y Borístenes.
Esto lo convirtió en uno de los primeros intelectuales griegos en realizar un bosquejo de longitudes y latitudes del mundo.
Obras
Sobre la obra de Heródoto muchos historiadores e investigadores han sacado diversas conclusiones. Por ejemplo, para Fritz Wagner, este geógrafo fue más allá de la explicación racional de los mitos, de anotar siguiendo el patrón de crónica y de la descripción de los diferentes territorios, pues demostró una curiosidad etnológica excepcional.
Otro autor, como Mario Orellana, propuso que la riqueza de los textos de Heródoto reside en el hecho de que el historiador supo reconocer entre los pueblos “bárbaros” un conjunto de rasgos culturales y sociales, demostrando así lo distintos que eran unos pueblos de otros.
En otras palabras, su investigación no solo se mantuvo en el margen de los hechos bélicos entre helenos y persas, sino que además realizó una exposición de los pueblos que conformaron el amplio Imperio persa.
Los nueve libros de la historia y sus divisiones
La obra de Heródoto se titula Los nueve libros de la Historia, una colección de nueve libros que se dividen, a su vez, en un total de 28 temas o logos.
Estructura de la obra
En el primer libro, el autor abordó todo lo correspondiente a la historia de Creso, Ciro el Grande y los acontecimientos entre Babilonia y Persia. En el segundo, el autor describió la geografía de Egipto, sus costumbres y los animales de esta región, y el trabajo de la momificación.
En el tercero, explicó la conquista de los egipcios por parte de Cambises, así como también los golpes de Darío y los acontecimientos en Samos.
En el cuarto, abordó lo concerniente al país de los escitas (actuales Rusia y Ucrania), con especial énfasis en la campaña persa contra este territorio. También describió la conquista persa de Libia.
En el quinto, narró la conquista de Tracia, los sucesos relacionados con la rebelión jónica y con Esparta. También abordó algunos sucesos atenienses y lo que aconteció durante la revuelta jónica.
El sexto, le muestra al lector la reconquista de Jonia por los persas, y algunos elementos de Grecia. Uno de los sucesos más importantes se encuentra en este texto: describió minuciosamente la batalla de Maratón.
En el séptimo libro, redactó los preparativos persas para la batalla, por lo que también mencionó las costumbres de Jerjes. También narró la manera en la que los persas entraron a Europa y la cruzaron. Además, se puede encontrar una detallada descripción sobre la batalla de las Termópilas.
En el octavo, narró la batalla naval ocurrida en Artemisio, y dio algunas especificaciones sobre la batalla de Salamina y el reino de Macedonia. Por último, en el noveno libro, abordó la batalla de Platea, la liberación de los jonios y la fundación del Imperio ateniense.
Heródoto sobre su propia obra
En la introducción de su libro, Heródoto argumentó que su trabajo investigativo tenía como finalidad recordar las grandes obras realizadas por los hombres, para que de ese modo las hazañas y proezas (tanto de los bárbaros como de los helenos) no quedasen en el olvido.
Por esta razón decidió estudiar a profundidad las distintas sociedades que conformaban el Imperio de los medas, remontándose no solo a los hechos bélicos sino a sus antecedentes. A pesar de la derrota de los persas, Heródoto deseó registrar sus acciones, pues estas también fueron audaces y valientes.
Las costumbres y la sociabilidad
En el primer libro, titulado Clío, describió el pueblo de los lidios, cuyo atractivo principal residía en que en ese territorio se podían encontrar pepitas de oro.
Pudo establecer que había muchas similitudes entre los lidios y los griegos, con excepción de que aquella cultura tenía como costumbre normalizada el “prostituir” a sus hijas con la finalidad de ganar más dinero para la familia y para la dote matrimonial de la joven.
Sobre los persas
En cuanto a la cultura del Imperio persa, Heródoto afirmó que eran los ciudadanos que más aceptaban las costumbres extranjeras. Por eso adoptaron el traje medo, pues les parecía más atractivo que el suyo propio, y también utilizaban los petos egipcios para la guerra.
Heródoto advirtió que los persas mantenían relaciones homosexuales, cuestión que aprendieron de la cultura griega, según su opinión. Además, gustaban de tener varias esposas legítimas, intentando poseer también un número elevado de concubinas.
Teniendo esto en cuenta, se puede establecer que el autor mostró una sensata preocupación por las costumbres sociales del otro. No obstante, la descripción de dichas costumbres las llevó a cabo siempre a partir de la comparación con las formas helénicas.
Sobre los egipcios
La egipcia fue la cultura preferida de Heródoto, ya que el escritor se extendió de manera contundente en la descripción de esa ciudad y desarrolló su redacción con un cuidado especial.
Sobre esta cultura, el historiador afirmó que era la que tenía más maravillas que ofrecer comparado con cualquier otro país, y que su belleza superaba cualquier tipo de ponderación.
Quedó asombrado con las distintas costumbres egipcias, como por ejemplo, el hecho de que las mujeres en esa cultura tuviesen la facultad de desempeñar labores de mano de obra, mientras que los hombres podían quedarse tejiendo en la casa.
Además, a Heródoto le causó asombro la escritura de los egipcios, completamente distinta a la griega. En la cultura egipcia solo los hombres podían ser sacerdotes y únicamente ellos podían llevar el cabello largo, mientras que el resto de los hombres debían raparse.
Referencias
- Berruecos, B. Heródoto en la historia de la filosofía griega. Recuperado de diposit.ub.edu.
- Heródoto. Los nueve libros de la Historia. Recuperado de biblioteca.org,ar.