¿Qué es la huella de carbono?
La huella de carbono es una medida de la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por los seres humanos a partir de las actividades de producción de productos y servicios. El monitoreo de esta variable se ha vuelto importante debido a su efecto sobre el calentamiento global y el cambio climático.
En diferentes acuerdos internacionales, los países industrializados han asumido el compromiso de lograr la reducción de las emisiones con el objetivo de evitar un incremento catastrófico de la temperatura del planeta en los años venideros.
Existen diferentes métodos para calcular la huella de carbono. Los métodos más comunes en la actualidad toman en cuenta las emisiones ocurridas en todo el ciclo de vida del producto, desde la obtención de la materia prima hasta su disposición final.
La reducción de la huella de carbono global requiere una aproximación integrada que combine la reducción del consumo energético, la disminución de la intensidad de gases de efecto invernadero de los sectores de uso final (transporte, industria, residencial, entre otros), la descarbonización del suministro de energía, la reducción de las emisiones netas y el mejoramiento de los sumideros de carbono.
¿Para qué sirve la huella de carbono?
La huella de carbono sirve para medir las emisiones de los GEI. Es un indicador que puede utilizarse como medida del impacto ambiental producido para obtener un producto o servicio específico.
Gases de efecto invernadero
Los gases de efecto invernadero son aquellos componentes gaseosos que absorben y reemiten radiación infrarroja.
La radiación solar está compuesta de ondas de frecuencia alta, que traspasan la atmósfera fácilmente. La superficie de la Tierra absorbe la energía solar y la reemite en forma de ondas de frecuencia más baja, que son absorbidas y reemitidas por los gases de efecto invernadero. Esta retención de ondas en la atmósfera hace que la temperatura de la Tierra aumente lentamente.
El incremento en las concentraciones de GEI se debe a las emisiones masivas producidas por las actividades industriales de producción de bienes y servicios, y por los elevados patrones de consumo asociado a las sociedades modernas.
Los principales gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono, el metano, los óxidos de nitrógeno y los clorofluorocarbonos.
¿Cómo se calcula?
La huella de carbono es un indicador de las emisiones de GEI que puede ser evaluado a través de diferentes métodos, con diferentes interpretaciones. Hay cuatro métodos principales.
Protocolo de gases efecto invernadero
Este protocolo fue implementado en 2001 por el World Business Council for Sustainable Development y el World Resources Institute. Es un método con enfoque corporativo utilizado a escala empresarial que ha logrado un gran nivel de reconocimiento mundial.
El indicador abarca todas las actividades realizadas por la empresa. Incluye las emisiones directas provenientes del uso de combustibles bajo control de la empresa y las emisiones indirectas por consumo de electricidad, así como las emisiones indirectas fuera del control de la empresa.
En el marco del protocolo de GEI se han desarrollado programas computacionales gratuitos para el cálculo de la huella de carbono, muy exitosos y altamente demandados.
Balance de carbono
El método de balance de carbono fue desarrollado en 2002 por la Agencia del Medio Ambiente y Energía de Francia. Tiene un enfoque corporativo, pero puede ser aplicado a una escala de empresas, de territorio o de productos. Este método para medir las emisiones es el indicador de referencia en Francia.
El método considera tanto las emisiones directas como las indirectas, vinculadas principalmente a las actividades productivas de las empresas, como el consumo energético, los requerimientos de transporte y las distancias recorridas, la cantidad de materia prima requerida, entre otras.
Al igual que el protocolo de gases de efecto invernadero, este método considera tanto las emisiones directas e indirectas bajo control de la empresa (por uso de combustible o consumo de energía), como las emisiones indirectas fuera del control de la empresa.
Especificaciones públicamente disponibles
El método de las especificaciones públicamente disponibles, también llamado PAS 2050 por sus siglas en inglés (Publicly Available Specification), surgió en 2007 como herramienta del gobierno inglés para la medición de emisiones de gases de efecto invernadero.
Su calculo se enfoca en emisiones de las actividades vinculadas a la producción de bienes y servicios a lo largo de todo su ciclo de vida.
El método PAS 2050 establece seis grandes grupos de actividades ocurridas durante el ciclo de vida de bienes y servicios, cuyas emisiones deben ser consideradas en el cálculo.
El método PAS 2060, publicado en 2010, es una variación del PAS 2050 para calcular las emisiones generadas a escala de organismos, territorios e individualidades.
Método compuesto de las cuentas contables
Este método puede aplicarse tanto a empresas como a productos. Permite utilizar los datos de las cuentas contables como las posibles fuentes de emisión de carbono, permitiendo relacionar el aspecto económico al ambiental.
Toma en cuenta las emisiones generadas en una organización, sin exceder sus propios límites, por lo tanto no incluye las emisiones de clientes, proveedores, consumidores, o provenientes del descarte del producto al final de su vida útil.
A diferencia de los otros métodos, este indicador permite el calculo tanto de la huella de carbono, en toneladas de CO2 por año, como de la huella ecológica, medida en superficie de terreno.
¿Cómo reducirla?
Los GEI generados por el uso de la energía fósil son el principal factor causante del cambio climático y del incremento de la temperatura del planeta, con profundos impactos ecológicos, sociales y económicos.
A continuación se desarrollan algunas acciones urgentes para promover una reducción de las emisiones a nivel global. Sin embargo, el único cambio que puede generar algún impacto real sobre el calentamiento global y el cambio climático es un viraje radical en los patrones de consumo y en los modelos de vida de las sociedades industrializadas.
Reducción del consumo energético
Para lograr una disminución en la huella de carbono global es imperativo reducir el consumo energético, siendo la quema de combustibles fósiles una de las principales causas de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los sectores que tienen una mayor demanda energética son el industrial, el transporte y el residencial. Así, el consumo energético de estos sectores debería reducirse para disminuir la huella de carbono global.
El sector transporte (uso de automóviles individuales y distribución de mercancías por vía terrestre, marítima y aérea), aporta toneladas de GEI a la atmósfera.
Algunas alternativas que ayudarían a disminuir la huella de carbono serían la electrificación de la mayoría de los medios de transporte, mejoras en la eficiencia del uso de combustible y el desarrollo de nuevos combustibles.
Sin embargo, ninguna alternativa puede soportar los patrones actuales de uso/consumo. Una disminución de la huella de carbono requiere de cambios en el estilo de vida, que priorice el transporte colectivo eléctrico y los trenes rápidos ante los vehículos particulares y los aviones.
Asimismo, se debe priorizar el consumo de productos locales ante los importados, que recorren miles de kilómetros entre el productor y el consumidor.
Descarbonización del sistemas energético
Los combustibles de origen fósil representan el 80% del total de la energía primaria usada. Para lograr una reducción significativa de la huella de carbono, este consumo debe reducirse a un 20 o 30% como máximo.
Esta reducción implica que el uso de los combustibles fósiles debe sustituirse por otras fuentes de energía renovables, como la eólica y la solar. El costo de esta tecnología ha disminuido en los últimos años, haciéndola una alternativa factible ante los combustibles fósiles.
Otra forma de decarbonizar la energía puede ser una combinación del uso de la energía de fósiles y la captura y almacenamiento de carbono, siendo esta opción la más factible en la mayoría de los escenarios.
Reducción de las emisiones netas y mejoramiento de los sumideros de carbono
La reducción de la huella de carbono también se puede lograr a través de la eliminación activa del CO2 de la atmósfera. La reforestación y el uso de la bioenergía pueden reducir los niveles de CO2 de la atmósfera.
Sin embargo, ambos están limitados por la cantidad de tierra disponible (requerida para la producción de alimentos) y por impactos ambientales y sociales. Estas alternativas tienen un potencial muy limitado para almacenamiento de CO2.
Por otro lado, también se ha evaluado el secuestro de CO2 en formaciones geológicas. Este método tiene la capacidad necesaria para almacenar grandes cantidades de gases de efecto invernadero, lo que permitiría reducir sus concentraciones atmosféricas de manera significativa.
Sin embargo, existen riesgos importantes asociados al almacenamiento permanente, como contaminación ambiental por fugas y actividades sísmicas.
Ejemplos
Huella de carbono de países desarrollados vs. países no desarrollados
La huella de carbono en países desarrollados es significativamente superior a la de los países no desarrollados. El 75% de las emisiones mundiales son producidas por solo 10 países.
La tasa mensual de emisiones per capita en países ricos es muy superior a las emisiones anuales per capita de países pobres.
Esta gran diferencia se fundamenta en la industrialización de la producción de bienes y servicios, y en los patrones de consumo y el estilo de vida de las sociedades desarrolladas.
Huella de carbono en los alimentos
Los alimentos importados tienen una mayor huella de carbono que los locales. El transporte (marítimo, terrestre o aéreo) demanda combustibles fósiles que genera gases de efecto invernadero.
Los alimentos cultivados bajo la agricultura industrial tienen una mayor huella de carbono que los producidos agroecológicamente. La agricultura industrial tiene una alta demanda de combustibles fósiles destinados a las maquinarias para la siembra, cosecha, transporte, procesamiento y almacenamiento de la producción.
La huella de carbono de la proteína animal producida bajo patrones de cría intensiva e industrial, tiene una mayor huella de carbono que los alimentos vegetales. Por un lado, a la cría del ganado hay que sumarle la huella de carbono del alimento, que podría estar destinado para las personas. Por otro lado, el ganado produce metano, uno de los gases de efecto invernadero.
Huella de carbono personal
Es la cantidad total de GEi que una persona produce debido a todas sus actividades (transporte para ir al trabajo y a su casa, preparación de sus alimentos, y el uso excesiovo de energias fósiles domésticas).
Huella de carbono de eventos
Es la cantidad de GEI que diversos eventos, como conciertos, conferencias, festivales, deportes, etc., generan en el ambiente debido a la manera en que se realizan (exceso de energía, alimentos de origen animal, calefacción o refrigeración de los ambientes, transporte de asistentes, etc.).
Referencias
- Schneider, H y Samaniego, J. La huella del carbono en la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Santiago de Chile.
- Espíndola, C. y Valderrama, J.O. Huella del Carbono. Parte 1: Conceptos, Métodos de Estimación y Complejidades Metodológicas. Información tecnológica.
- Flores, J.L. Políticas climáticas en países desarrollados: Impacto en América Latina. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Santiago de Chile.
- Oficina Española de Cambio Climático. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Guia para el cálculo de la huella de carbono y para la elaboración de un plan de mejora de una organización.
- UN Environment. Global Environment Outlook. GEO-6: Healthy Planet, Healthy People. Nairobi.