El flujo de materia y energía en los ecosistemas es vital para que se dé el intercambio necesario para que estos funcionen. Los ecosistemas requieren de energía que fluya y haga posible la transformación de la materia.
Los ecosistemas son sistemas complejos que intercambian materia y energía con el medio y que, como resultado de esto, lo modifican. Para comprender la dinámica de los ecosistemas y cómo funcionan, es fundamental establecer las conexiones entre el flujo de la energía y el ciclo de la materia.
Todos los procesos de la Tierra son resultado de flujos de energía y ciclos de la materia dentro y entre sus subsistemas.
Ciclo de la energía y la materia
La energía
La energía es la capacidad que tiene la materia para realizar un trabajo, en este caso, el trabajo de mantener sus funciones vitales. Es decir, que cuando algo se calienta, enfría o cambia su naturaleza, hay energía que se absorbe o se libera de alguna forma.
En ecología, los dos tipos principales de energía son la energía química y la solar. La primera es la energía que se libera o absorbe en un cambio químico, la segunda es la energía que emite el Sol.
Fotosíntesis
La fotosíntesis es el proceso mediante el cual las plantas captan la energía solar por la clorofila y la transforman en materia orgánica.
La quimiosíntesis
En los lugares donde no llega la luz solar (fondo de los mares, cuevas) hay organismos que obtienen energía de la oxidación del sulfuro de hidrógeno y lo transforman en materia orgánica, al igual que las plantas.
La materia y la energía
Un ecosistema es una comunidad de seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí. Desde el punto de vista de la energía, es la zona donde el flujo de la energía y el ciclo de la materia están en equilibrio dinámico.
La ruta de la energía y el ciclo de la materia se pueden establecer a través de la cadena alimentaria (trófica).
Las relaciones tróficas
Las relaciones tróficas son aquellas en las que los organismos ocupan una posición determinada respecto de dónde obtienen su energía (alimentos).
El primer lugar siempre lo ocupa un organismo autótrofo (organismo que origina la materia orgánica a través del Sol), es decir, un productor.
Los heterótrofos son los que obtienen su energía de los productores o de otros animales que han comido productores, es decir, que son consumidores y ocupan el segundo lugar en la cadena.
Estos últimos se clasifican según la cercanía con los productores. Así, los herbívoros que se alimentan directamente de los productores se denominan primarios, los carnívoros que se alimentan de herbívoros se llaman secundarios, a los carnívoros mayores que se alimentan de carnívoros menores se los denomina consumidores terciarios, y así sucesivamente.
El tercer lugar lo ocupan los descomponedores, organismos que obtienen la materia y la energía de otros seres vivos y la convierten en sustancias minerales inorgánicas, que luego pueden ser utilizadas por los productores para transformarlas en materia orgánica.
Conclusión
Sin flujo de energía y materia no existirían los ecosistemas. La energía les llega del Sol, los productores convierten esa energía en materia orgánica. Luego esa energía transformada se transfiere a lo largo de la cadena trófica a los consumidores y descomponedores.
En cada uno de esos niveles solo una parte pequeña de la energía queda disponible para el próximo nivel, ya que casi el 90% se consume en mantenimiento y respiración.
Referencias
- POFF, N. L., ALLAN, J. D., BAIN, M. B., KARR, J. R., PRESTEGAARD, K. L., RICHTER, B. D., & STROMBERG, J. C. (1997). The natural flow regime. BioScience.
- NEBEL, B. J., & WRIGHT, R. T. (1999). Ciencias ambientales: ecología y desarrollo sostenible. Pearson educación.
- ODUM, E. P. (1992). Ecología: bases científicas para un nuevo paradigma. Vedrá.