El lema más conocido de Porfirio Díaz fue “Orden y progreso”, frase que se convirtió posiblemente en la cita más popular del caudillo mexicano.
José de la Cruz Porfirio Díaz Mori (1830-1915) fue el presidente de México durante más de treinta años. A pesar de que en su campaña electoral proclamaba la “no reelección”, Díaz se mantuvo en el poder con un régimen dictatorial.
El lema “Orden y progreso” se convirtió en el factor con el que se justificó una forma de gobernar en América Latina, denominada dictaduras de orden y progreso, siendo Porfirio Díaz el pionero de este sistema de gobierno.
Origen del lema de Porfirio Díaz
El lema “Orden y progreso” fue creado por Augusto Comte, filósofo francés que fundó la filosofía positivista, que era al mismo tiempo un sistema político.
Sus ideales fueron difundidos a nivel mundial a mediados del siglo XIX, influyendo en países como México o Brasil, en cuya bandera aún se ve escrito el lema de Comte.
Por medio de su filosofía, Comte buscaba reconciliar a la sociedad de su siglo con la creciente modernización que los acechaba.
Contexto histórico
Antes de la llegada de Porfirio Díaz al poder, México se encontraba en una crisis política que frenaba el crecimiento económico y social. Siendo una nación rasgada por el caos de décadas pasadas, México contaba con un sistema burocrático corrupto.
Gobiernos anteriores contrajeron grandes deudas para el país e invirtieron poco en avances en agricultura y minería, siendo estos sus principales fuertes económicos.
Las alzadas armadas eran constantes y justificadas por la constitución, por lo que la inestabilidad política parecía irreparable. Solo dos presidencias anteriores a Porfirio Díaz culminaron sus periodos constitucionales, mientras que el resto duraron menos de un año y medio en el poder.
Porfirio Díaz era un caudillo mexicano nacido en una familia mestiza de campesinos. Ingresó a la fuerza militar y escaló rápidamente los altos mandos militares.
Llegó a la presidencia por medio de una revolución armada y militar, conforme al patrón político mexicano de previas administraciones.
Díaz creía que era necesario modernizar al país para su óptimo desarrollo. Este desarrollo provendría de empresas extranjeras que invertirían para explotar los recursos e impulsar la economía.
Sin embargo, para atraer inversión extranjera, Díaz debía pacificar al país del caos histórico que lo caracterizaba. Era entonces su lema gubernamental, “Orden y progreso”, la expresión implícita de su planificación gubernamental.
Para imponer el orden, Díaz comenzó por controlar los bandidos en la frontera de México con Estados Unidos. Tras la ejecución de sus líderes, otorgó mayor poder a los líderes agrícolas en áreas rurales.
A lo largo de sus años de mandato, Díaz mantuvo control de los alzamientos opositores, silenciándolos y ocasionalmente negociando la paz. Implementó el progreso a través de la intervención extranjera, la industrialización y el crecimiento infraestructural.
Fue durante el porfiriato que México entró en la era industrial, destacando el notable crecimiento de las vías ferroviarias. La exportación minera creció en un 650%, y el manejo financiero durante el porfiriato aumentó las riquezas y permitió un avance masivo de modernización a finales del siglo XIX en todo el país.
Referencias
- Land of the sun: Mexico in space and time. Historical Geographic e-book. Darmouth College.
- Bourdeau, M. (2015). Auguste Comte. The Stanford Encyclopedia of Philosophy,