¿Qué es el porfiriato?
El porfiriato es el nombre del periodo histórico de México durante el que gobernó Porfirio Díaz, desde 1876 hasta 1911. Dentro de esta etapa hubo cuatro años, de 1880 a 1884, en los que el presidente fue Manuel González, aunque los historiadores coinciden en que era Díaz quien manejaba el gobierno.
Porfirio Díaz fue un militar y político que consiguió alcanzar el poder tras levantarse contra el gobierno de Lerdo de Tejada. A pesar de que antes de conseguir el poder abogó por el no reeleccionismo, después consiguió perpetuarse en el poder.
De hecho, su salida del poder no fue voluntaria, sino el resultado de un levantamiento liderado por Francisco I. Madero, considerado el inicio de la Revolución mexicana. Su gestión estuvo marcada por altibajos y claroscuros.
En lo positivo, la recuperación económica del país, la industrialización y la modernización de las infraestructuras. En lo negativo, las mejoras no incluyeron al pueblo, la corrupción, el autoritarismo y la represión política que provocó varias matanzas.
Origen del porfiriato
Porfirio Díaz nació en Oaxaca de Juárez en 1830 y, antes de ocupar la presidencia, destacó por su labor militar.
Su participación en la Segunda Intervención Francesa, especialmente con la creación de guerrillas que combatieron a los europeos en el estado de Oaxaca, lo hicieron muy conocido en el país. También fue uno de los protagonistas de la recuperación de Ciudad de México.
Sin embargo, el prestigio ganado no le sirvió para ganar elecciones presidenciales, a las que se presentó antes de tomar el poder. Estas derrotas le hicieron levantarse dos veces en armas contra los gobiernos elegidos.
Elecciones de 1867
La caída del emperador Maximiliano hizo que México recuperara su soberanía completa, sin interferencias del exterior. Benito Juárez ostentó la presidencia tras la derrota imperial.
Las siguientes elecciones fueron convocadas en 1867. Porfirio Díaz decidió presentarse contra Juárez, pero este venció por amplia mayoría. La derrota afectó al militar, que dejó por un tiempo la vida política.
Plan de La Noria
En las elecciones de 1871, Díaz decidió volver a presentarse. De nuevo, Benito Juárez fue su rival y a este dúo se le unió un nuevo oponente: Sebastián Lerdo de Tejada. El resultado volvió a ser favorable a Juárez, quedando Díaz en segunda posición.
En esta ocasión, Díaz no aceptó los resultados y comenzó a reclutar partidarios, especialmente entre los hacendados de su estado natal. El 8 de noviembre de ese mismo año proclamó el llamado Plan de La Noria, con el que instó a los militares mexicanos a derrocar a Juárez.
En un principio el avance de los rebeldes fue muy rápido, pero después empezaron las derrotas.
Elecciones extraordinarias
Cuando la derrota de Díaz parecía inevitable, se produjo la muerte de Benito Juárez. Lerdo de Tejada asumió la presidencia de manera provisional y Díaz dejó las armas al no tener ya mucho sentido continuar la lucha.
De esta forma, se convocaron unas nuevas elecciones en octubre de 1872. Díaz y Lerdo se enfrentaron ante las urnas, resultando este último ganador.
La Revolución de Tuxtepec
La historia volvió a repetirse en las elecciones de 1876. Lerdo de Tejada anunció su candidatura, al igual que Porfirio Díaz. Al mismo tiempo, los partidarios de Díaz comenzaron a manifestarse contra Lerdo, siendo brutalmente reprimidos.
Esta represión hizo que Díaz volviera a levantarse en armas en enero de 1876. Muchos militares y la Iglesia católica apoyaron esta vez la llamada Revolución de Tuxtepec.
Después de casi un año de guerra civil, el bando porfirista entró en la capital mexicana en noviembre. El 21 de ese mes se erigió como presidente interino. El 5 de mayo de 1877, y después de haber ganado por fin unas elecciones, Díaz se convirtió en presidente de México.
Historia del porfiriato
Primer mandato presidencial (1877-1880)
Durante este primer periodo en la presidencia, el político se esforzó en pacificar el país. Su lema fue “orden, paz y justicia”. Para conseguir este objetivo logró que el Congreso le diera poderes extraordinarios y usó al ejército para acabar con los caciques.
Sustituyó a numerosos jefes militares por otros de su confianza, para acabar con posibles rebeliones. En tan solo un año, las medidas tuvieron efecto y el país quedó pacificado.
Presidencia de Manuel González (1880-1884)
Aunque en la legislatura que duró desde 1880 a 1884, el presidente del país fue Manuel González, lo cierto es que era Díaz quien seguía dirigiendo el gobierno.
Lo más destacado durante su mandato fue la gran inversión en infraestructuras destinadas a modernizar el país. Así, el gobierno promovió la implantación del ferrocarril, al igual que el telégrafo. En el ámbito económico destaca la creación de dos grandes bancos, que posteriormente se fusionaron formando el Banco Nacional de México.
Frente a estos aspectos, González tuvo que lidiar con continuas acusaciones de corrupción y casi llegó a estallar una revolución en su contra. Díaz intervino y salvó la situación.
25 años de porfiriato (1884-1911)
Díaz recuperó la presidencia tras el intervalo de González, en 1884, y ya no abandonaría el puesto hasta 1911.
Al principio, las noticias económicas dieron muchas alegrías al gobierno y ayudaron a mantener la paz y la estabilidad. Las infraestructuras continuaron creciendo y se impulsó la minería y la producción agropecuaria.
Sin embargo, el descontento iba creciendo. El autoritarismo de Díaz y la desigualdad en el reparto de las riquezas generadas puso a buena parte de la población en su contra. La actuación del ejército en las huelgas de Cananea y Río Blanco expandió el descontento.
A esto hay que sumarle los efectos de la crisis económica internacional surgida en 1907, que también afectó a México. En 1910 estalló la Revolución mexicana y, tras vencer a los partidarios de Díaz, se dio por finalizado el porfiriato.
Características principales del porfiriato
Artes
Durante el porfiriato hubo un auge en las diversas áreas de expresión artística, y en general, estas se pueden dividir en dos períodos dentro del porfiriato. Durante el primer período, de 1876 a 1888, la inclinación fue hacia el nacionalismo, y más tarde, de 1888 a 1911, la tendencia fue una preferencia hacia la cultura francesa.
La literatura, la pintura y el teatro fueron las principales artes que se produjeron durante el porfiriato. Así, en la literatura tuvieron gran influencia del modernista Rubén Darío, y una gran parte de los escritores se inclinaron hacia un marcado sentimentalismo.
En las artes visuales, destacó el pintor José María Velasco, quien mayormente fue paisajista, retratando el Valle de México, haciendas, volcanes y personajes de la sociedad mexicana, así como escenas provinciales de Oaxaca.
En el teatro surgieron dos tendencias, una culta y otra popular, caracterizadas ambas por las condiciones socioeconómicas.
Educación
Durante el porfiriato se le dio especial importancia a la historia, y fue un medio para lograr la unión nacional. La filosofía que les animaba era la positivista, muy en boga en la época.
Se inauguró en 1887 la exhibición de monolitos prehispánicos en el museo nacional. Además, en 1901, el secretario de instrucción pública Justo Sierra creó en el museo los departamentos de etnografía y arqueología.
En 1904 se presentó la Escuela Mexicana de Arqueología, Historia y Etnografía, con muestras de la cultura prehispánica al mundo.
Para 1891, se promulgó la Ley Reglamentaria de Educación, que establecía la educación como laica, gratuita y obligatoria. A su vez, para controlar que los padres y tutores cumplieran la obligación de llevar a los niños a la escuela, se establecieron los Comités de Vigilancia.
El 26 de mayo de 1900 se promulgó la ley que creaba la Universidad Nacional de México (Actualmente UNAM). De esta forma, las escuelas de Medicina, Ingeniería y Jurisprudencia, que habían funcionado por separado durante más de 40 años, se reunían, junto con la Escuela Nacional Preparatoria, en una sola institución.
La Iglesia católica
Durante la Guerra de los Tres Años (1858-1861) en México, se expidieron un conjunto de leyes, conocidas como las leyes de reforma, cuyo objetivo fue separar a la iglesia del gobierno.
No obstante, la Iglesia católica recuperó gran parte del poder perdido con estas leyes. Porfirio Díaz se declaraba católico, y le devolvió privilegios a la iglesia.
Bajo el mandato de Porfirio Díaz, la Iglesia católica siguió obteniendo diezmos. Esta práctica afectó a los pequeños propietarios, debido a que la iglesia recibía semillas como diezmo de indígenas y los mismos pequeños propietarios.
Así, la iglesia vendía a precios bajos las semillas, prefiriendo los compradores sus precios a los de los productores.
Economía
Cuando Porfirio Díaz llegó al poder, heredó deudas considerables, nacionales y con el extranjero, además de una hacienda pública en quiebra. Por ello, los ministros de hacienda tomaron acciones para arreglar las finanzas, entre las cuales se encuentran: creación de nuevos impuestos que no obstaculizaban el comercio, mayor control de ingresos o reducción del gasto público, entre otras.
La administración de los recursos del país se hacía con participación pública y privada. En 1882 surgió el Banco Nacional de México, como resultado de la unión del Banco Mercantil Mexicano y el Banco Nacional Mexicano.
Este banco recaudaba impuestos, se encargaba de la Tesorería General y otorgaba préstamos al gobierno. El objetivo era que México ingresase a la economía internacional como exportador de productos agrícolas o minerales.
México se convirtió en un exportador importante de materias primas y se produjo en el país la primera Revolución industrial.
Actividad marítima y portuaria
Entre 1884 y 1889, la marina se encontraba en un estado deplorable. En 1897 se inauguró la Escuela Naval Militar, la cual preparaba oficiales para la marina de guerra. También se crearon las compañías Transatlántica Mexicana, la Mexicana de Navegación y la Naviera del Pacífico.
Debido al aumento del tráfico marítimo, se acondicionaron otros puertos como los de Veracruz, Manzanillo, Tampico, entre otros. Durante el gobierno de Díaz, la labor en el sector marítimo y portuario se hizo de manera continua.
Se construyeron diversos faros en las costas mexicanas, se estudió la mejor localización para el puerto de Campeche, y se hicieron mejoras en el puerto de Manzanillo.
Sociedad
La principal característica de la sociedad mexicana durante el porfiriato fue la profunda desigualdad social. La estabilidad económica se logró, pero a costa de dejar a buena parte de la población atrás y de la supresión de libertades.
Por una parte, Ciudad de México se consolidó como el centro cultural y político del país. Grandes obras arquitectónicas aparecieron y la alta sociedad disfrutaba de la cultura.
Pero los trabajadores nunca notaron la mejora económica. La explotación laboral fue la norma, y lo que ganaban no era suficiente.
Los pueblos indígenas también vieron disminuidos sus derechos. Parte de sus tierras les fueron arrebatadas y fueron vendidas a capitales extranjeros.
Represión y autoritarismo
La represión violenta fue ampliamente utilizada, primero con la excusa de pacificar el país y, después, para proteger el sistema económico creado por el porfiriato frente a las protestas de los trabajadores.
Por otra parte, una de las características más pronunciadas de este periodo fue el marcado autoritarismo y personalismo con el que Díaz llevó a cabo las tareas de gobierno.
Opositores, prensa y líderes obreros fueron arrestados. Los episodios más extremos de represión se dieron contra el pueblo de los yaquis (desterrados de Sonora a Yucatán) y contra los huelguistas de Cananea y Río Blanco.
Crisis
A principios del siglo XX el porfiriato comenzó a dar muestras de agotamiento. El clima social y la ralentización de la economía, hicieron que cada vez hubiera más descontento.
El presidente pareció dar muestras de aceptar unas elecciones democráticas. Así, en una célebre entrevista con el periodista estadounidense James Creelman concedida en 1908, afirmó que para las elecciones de 1910 era posible que se permitiera participar a algún partido de la oposición.
Estas palabras animaron a los contrarios al régimen y comenzaron a aparecer movimientos políticos para constituirse en partidos.
Francisco I. Madero
Entre los opositores destacó Francisco Ignacio Madero, quien se puso al frente del movimiento antiporfiriato. Presentó su candidatura a principios de 1910 y su campaña electoral fue un auténtico éxito.
Sin embargo, las palabras de Díaz no fueron más que un espejismo. Cuando el gobierno se dio cuenta de que Madero podía ser un rival muy difícil, empezó a arrestar a sus partidarios y, finalmente, al propio candidato.
Elecciones
Con esta situación, Porfirio venció en las votaciones. Madero tuvo que exiliarse a los Estados Unidos, desde donde lanzó el Plan de San Luis.
En su proclama desconoció a Díaz como presidente y animó a los mexicanos a levantarse contra él. La fecha elegida para el inicio de la revuelta fue el 20 de noviembre.
Fin del porfiriato
Las fuerzas de seguridad del gobierno reaccionaron al plan arrestando o asesinando a algunos de sus líderes, como Aquiles Serdán. Sin embargo, el levantamiento fue casi general, logrando grandes avances en pocos meses.
En abril de 1911 casi todos los estados tenían grupos revolucionarios activos. La batalla de Ciudad Juárez, con victoria de los opositores, hizo que Díaz comenzara a pensar su renuncia. Finalmente, a finales de mayo dimitió su gobierno en pleno.
Por fin, el 25 de mayo, con más de 1.000 personas manifestándose, la Cámara de Representantes aprobó la renuncia del presidente, que acabó exiliado. El porfiriato había terminado y comenzaba la Revolución mexicana.
Consecuencias del porfiriato
Estabilidad política
El porfiriato impuso de manera autoritaria el orden y la paz. Convencido de que la actividad política era un obstáculo para el progreso, Díaz la redujo al mínimo. Implementó la política “pan o palo”, ofreciendo a sus oponentes cargos en la administración pública.
Modernización
Se construyeron ferrocarriles utilizando fondos de inversión extranjera. Además, el suministro de electricidad a las ciudades, la creación de complejos industriales, la rehabilitación de instalaciones portuarias y el desarrollo de la minería de metales industriales abrieron las puertas a la modernización.
Crecimiento económico
La solidez de las finanzas mexicanas y la tranquilidad política y social atrajeron la inversión extranjera. Así, los fondos europeos y estadounidenses permitieron la construcción de la infraestructura requerida.
Distribución desigual de la riqueza
A pesar del éxito económico de México durante el porfiriato, sus consecuencias sociales fueron negativas. El ingreso real per cápita era muy bajo y los niveles de desempleo aumentaron debido a la mecanización.
Revolución mexicana
Toda esta situación económica y política desembocó en la Revolución mexicana.
Referencias
- Secretaría de la Defensa Nacional. El Porfiriato. Recuperado de gob.mx
- Cárdenas Ayala, E. El porfiriato: una etiqueta historiográfica. Recuperado de scielo.org.mx
- The Porfiriato: The stability and growth Mexico needed. Recuperado de journal.lib.uoguelph.ca