Los mitos de la región Andina de Colombia son originarios, en la mayoría de los casos, del departamento de Antioquia. Los relatos sobre seres sobrenaturales buscaban explicar ciertos sucesos misteriosos del pasado, o simplemente generar miedo.
Existen diversos grupos subculturales en esta región, por lo que también se debe considerar el hecho de que los personajes mitológicos de los relatos no siempre coinciden en su descripción, propósito y razón de ser. Estos varían según el departamento colombiano en donde se conoce la leyenda, y se debe, básicamente, a que tales relatos se transmiten oralmente, de generación en generación, y usualmente se añaden o quitan datos.
Personajes ficticios de hombres y mujeres son los protagonistas de estos mitos de la región Andina, con historias en algunos casos un poco escalofriantes.
El punto en común de casi todos los mitos de la región Andina de Colombia es que, en la mayoría de los casos, las personas que tienen comportamientos considerados inmorales o incorrectos serán los más propicios al ataque o aparición de estos seres.
Mitos y leyendas principales de la región Andina de Colombia
1. El Sombrerón
Se dice que este personaje aparece en el departamento de Antioquia. Se presenta ante las personas montado a caballo, y lo acompañan dos perros (mastines) encadenados al cuello. Sus víctimas nunca salen heridas o pierden la vida.
El Sombrerón persigue a apostadores y jugadores tramposos, peleadores, trasnochadores, padres perezosos que utilizan a sus hijos menores para trabajar, borrachos molestos y todo aquel que tenga un estilo de vida similar.
Suele aparecer principalmente en zonas rurales, aunque dicen haberlo visto por las calles de Medellín, especialmente las noches de los viernes y las madrugadas de los sábados.
Su modus operandi es el siguiente: el Sombrerón comienza a perseguir a sus víctimas al grito de “si te alcanzo, te lo pongo” (refiriéndose al sombrero).
Luego arroja su sombrero, que empieza a crecer hasta cubrir por completo el cuerpo de la víctima, que queda atrapada en el mismo.
Una vez cautiva la persona, esta pierde el conocimiento por el miedo tan grande que experimenta. Luego el sombrero regresa a su dueño, que desaparece junto con su caballo y sus perros en medio de un viento helado y nauseabundo.
2. La rodillona
Es un espectro burlón que aparece en los barrancos, con apariencia de una vieja sentada. Está encorvada porque tiene la cara entre las piernas, sus cabellos son grises, los ojos rojos, la nariz ganchuda y su risa es escalofriante. Se le ve un solo diente en la boca. A veces muestra actitud perversa con algunos a quienes se les aparece.
3. El Poira
El Poira (también conocido como el Mohán), es uno de los mitos de la región Andina, pertenecientes al departamento de Tolima, y se trata de un ser que practica brujería.
Vive en una cueva con entrada submarina, y entre sus pertenencias hay cofres con tesoros y joyas. Su apariencia es la de un humano de baja estatura, con manos y pies grandes y barba enmarañada.
Algunas de sus víctimas son los pescadores del río Magdalena, a los cuales ataca bajo el agua, robándoles los peces atrapados en sus atarrayas, enredando sus anzuelos y hasta volteándolos de sus canoas.
Sin embargo, sus principales víctimas son las mujeres. El Poira atrae a las mujeres a la cueva mediante la música, aunque también se dice que él mismo las seduce. Todos estos artilugios los consigue mediante el uso de su magia.
Sea cual sea el camino, no se vuelve a saber nada más de las mujeres que alguna vez visitaron su caverna. Cada mujer que visita el lugar quedará a merced de la magia del Poira, para convertirse en una pieza de oro que formará parte de su colección.
4. El Patetarro
Un día, en una pelea de machete, un hombre fue herido gravemente en una de sus piernas. Derrotado y humillado, no pudo soportar la vergüenza de perder delante del pueblo, por lo que decidió refugiarse en el socavón de una mina.
Al no recibir atención médica, este personaje tuvo que amputarse la pierna, colocando un tarro de guadua en su lugar a modo de prótesis. Pero el detalle está en que en ese tarro hacía sus necesidades fisiológicas.
Se dice entonces que el Patetarro deambula por las zonas rurales, esparciendo las heces que rebasan del tarro de guadua, donde luego se forman gusaneras que acaban con cualquier forma de vida vegetal.
5. María la Larga
Cuenta la leyenda que, una noche, una mujer alta y buenamoza se acercó a un grupo de hombres que bebían y pasaban un buen rato.
Los hombres notaron su presencia instantáneamente, y luego de un breve juego de coqueteos y miradas entre los hombres y la mujer, esta última empezó a alejarse del lugar. La mujer era tan bella que los hombres no pudieron resistirse y comenzaron a seguirla.
La mujer condujo al grupo de hombres hasta el cementerio, donde continuó el ánimo festivo. Uno de los hombres logró conquistarla y comenzó una ronda de besos y abrazos.
Fue entonces cuando la apariencia de la bella mujer cambió por la de un ser horripilante; su amante quiso desprenderse de ella, pero por más que lo intentó no pudo.
La mujer luego empezó a elevarse con el hombre aferrado a ella y, a una cierta altura, lo dejó caer, incrustándolo en lo alto de la torre de una vieja capilla. Finalmente, su figura se empezó a alargar y a desvanecerse en la noche oscura.
6. El cura sin cabeza
Se dice que un cura perdió la cabeza debido a una afilada horqueta del árbol al que saltó desde un balcón, el día en que se acostó con una mujer.
Ambos pensaron que los ruidos en la entrada de la casa eran del marido de la mujer que regresaba, cuando en realidad se trataba del ladrón que le robó el caballo, atado a la puerta junto al cofre.
Es un espanto cuya historia se origina en tiempos coloniales.
7. La Muelona
Este espectro es el de una mujer con grandes dientes que ataca a los hombres por las noches, principalmente a los borrachos.
La historia se remonta a una mujer de origen gitano que estableció su negocio de magia negra en el pueblo. Con distintos servicios de brujería, lograba disolver matrimonios y promover el libertinaje.
Su clientela principal era la gente rica del pueblo, por lo que en poco tiempo logró amasar una gran fortuna, abriendo luego un prostíbulo en la propiedad vecina.
Este nuevo negocio se volvió un éxito, pero su cuerpo no aguantó el ritmo desordenado de la vida que llevó durante varios años. Su cuerpo se llenó de úlceras y padeció una muerte dolorosa y en soledad.
Se dice entonces que su espíritu persigue a los hombres mujeriegos y borrachos, y los ataca directo al cuello con sus dientes prominentes, provocándoles la muerte.
8. El Mandiga
Es un espíritu terrible, considerado como otro Satanás. Hay gente que dice haberlo visto por las noches, caminando y fumando. Prefiere las casas de juego y los lugares viciosos, y los perversos lo ven como su protector.
9. El perro de San Francisco
Es una leyenda de los tiempos de la colonia, en Boyacá. En el antiguo convento de San Francisco había un enorme perro de piedra, que luego pasaría al batallón Bolívar. Los habitantes de Tunja decían que en la madrugada el perro cobraba vida, arrastraba cadenas, aullaba y ladraba terriblemente, y que espantaba a la gente con sus ojos de fuego si acaso caminaban por las cercanías del convento.
10. La Patasola
En el departamento de Caldas, los campesinos creen que la Patasola fue una mujer hermosísima a quien le gustaba el libertinaje, y por cruel y perversa, le amputaron una pierna y la lanzaron a una hoguera. Ella murió de la infección, y desde entonces vaga por matorrales y montañas, gritando. Detesta las hachas, los machetes y el fuego, y si se aparece de improviso, hay que nombrar estos objetos.
Referencias
- Granados, J. & Violi, D. (1999). Cuentos y leyendas de Colombia. Barcelona: Grupo Editorial Norma.
- Williams, R. & Guerrieri, K. (1999). Culture and customs of Colombia. Westport, Conn: Greenwood Press.
- Misas, R. (1994). Cursillo de mitología. Medellín u.a: Ed. Colina.