El dadaísmo fue un movimiento artístico y literario que pretendía demoler las bases de las ideas sobre el arte que existían al comienzo del siglo XX. Nació en la ciudad de Zurich, Suiza, en 1916, en el Cabaret Voltaire. Algunos de sus representantes fueron Tristan Tzara (el más emblemático), Wieland Herzfelde o Hugo Ball (considerado su fundador).
El mundo se encontraba en plena Primera Guerra Mundial y la ciudad recibía a muchísimos exiliados que huían del conflicto en sus países natales. En esa ciudad confluyó gran parte de la intelectualidad europea de la época, hecho que permitió que el movimiento ganara talentosos adeptos rápidamente.
El dadaísmo fue una respuesta a la sociedad burguesa, a la brutalidad de la guerra y, sobre todo, al arte que esto generaba. Se propuso entonces la destrucción de todos los códigos y sistemas artísticos del momento. Su principal propuesta fue abrir espacios a la imaginación, alejándose del positivismo y de la racionalidad para explicar la realidad.
Se inscribe en las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX, y fue un movimiento “antiartístico, antiliterario y antipoético”, cuestionando la misma idea del arte y de la propia existencia del movimiento.
Los poemas dadaístas carecen de sentido lógico, no tienen signos de puntuación y pretendían protestar contra las rígidas convenciones literarias de la época. Son difíciles de entender. Constituían una serie de palabras, una tras otra, sin ilación. Había un profundo sentido del humor y un tono burlesco hacia lo considerado “gran arte”.
Este movimiento tuvo una gran repercusión entre los intelectuales y artistas del momento, y a él se unieron o simpatizaron persnajes tan importantes como André Breton o Louis Aragon, y contó con la presencia de poetas, pintores y escultores de la talla de Jean Arp, Marcel Duchamp o Juliette Roche.
El primer panfleto publicado por los dadaístas, en 1916, tuvo colaboraciones de Guillaume Apollinaire, Pablo Picasso, Filippo Tommaso Marinetti, Amedeo Modigliani y Vasil Kandinski. En 1917 se abrió la Galería Dadá.
Sus formas expresivas propugnan el sinsentido, el escándalo, la no razón, la provocación, y se manifiesta contra la razón, la eternidad de los principios, lo universal, la belleza, la pureza de los conceptos abstractos, apostando por la absoluta libertad individual, la espontaneidad, lo efímero, la contradicción y la imaginación desenfrenada.
De hecho, el posterior surrealismo tomaría algunas propuestas del dadaísmo.
Lista de poemas del dadaísmo y sus autores
Tristan Tzara
Para hacer un poema dadaísta
Coja un periódico.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que quiera darle a su poema.
Recorte el artículo.
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.
Agítela suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente
en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendido del vulgo.
Cuando los perros atraviesan el aire en un diamante como las ideas y el apéndice de la meninge señala la hora de despertar programa
premios son ayer conviniendo en seguida cuadros
apreciar el sueño época de los ojos
pomposamente que recitar el evangelio género se oscurece
grupo el apoteosis imaginar dice él fatalidad poder de los colores
talló perchas alelado la realidad un encanto espectador todos al esfuerzo de la ya no es 10 a 12
durante divagación caracoleos desciende presión
volver de locos uno tras otro sillas sobre un monstruo aplastando el escenario
celebrar pero sus 160 adeptos en paso en los puestos en mi nacrado
fastuoso de tierra plátanos sostuvo esclarecerse
júbilo demandar reunidos casi
de ha la uno tanto que le invocaba de las visiones
de los canta esta ríe
sale situación desaparece describe aquella 25 danza salve
disimuló todo de no es fue
magnífica la ascensión tiene la banda mejor luz cuya suntuosidad escena me music-hall
reaparece siguiendo instante se agitar vivir
negocios que no prestaba 1 manera palabras vienen esa gente
Anochece
Vuelven los pescaderos con las estrellas del agua
reparten comida a los pobres
ensartan rosarios para los ciegos
los emperadores salen de los parques
a esta hora que se asemeja
a la vejez de los grabados
y los criados bañan a los perros de caza
la luz se pone los guantes
ábrete pues ventana
y sal noche del cuarto como el hueso del melocotón.
Dios peina la lana de los enamorados sumisos
pinta los pájaros con tinta
cambia la guardia en la luna.
-Vamos a cazar escarabajos
para guardarlos en una caja.
-Vamos al río para hacer vasos de barro.
-Vamos a la fuente para besarte.
-Vamos al parque comunal
hasta que cante el gallo
para escandalizar a la ciudad
o al establo para acostarnos
para que te pinche la hierba seca
y oír el rumiar de las vacas
que después añorarán a los terneros.
Vamos vamos vamos.
Wieland Herzfelde
Canto funebrulicular
Wantía quantía wantía
Ahí está sentada mi tía
Desde que Ephraim se tragó la hucha
Deambula – ayayay –
Por ahí y no paga impuestos.
¡Wirt bañado en sudor masajea su culo
Con aplicación!
Safte vita rati rota sqa momofantieja,
¿Qué lloras tú, tía vieja?
¡Oelisante ha muerto! ¡Oelisante ha muerto!
¡Cielosantodiosmíocrucifixiónsacramentoschockmiseriaextrema!
Me debía todavía quince con cincuenta centavos.
Hugo Ball
El sol
Entre mis párpados avanza un carrito de niño.
Entre mis párpados va un hombre con un caniche.
Un grupo de árboles se torna un fajo de serpientes y silba por el cielo.
Una piedra sostiene una charla. Árboles en fuego verde. Islas flotantes.
Temblor y tintineo de conchas y cabeza de pescado como en el fondo del mar.
Mis piernas se extienden hasta el horizonte. Cruje una carroza
Muy a lo lejos. Mis botas sobresalen por encima el horizonte como torres
De una ciudad que se hunde. Soy el gigante Goliat. Queso de cabra digiero.
Soy un ternerito de mamut. Me olfatean los verdes erizos de pasto.
La hierba tiende sables y puentes y arcoíris verdes sobre mi barriga.
Mis orejas son conchas gigantes rosadas, bien abiertas. Mi cuerpo se hincha
Con los ruidos que quedaron presos adentro.
Escucho los balidos
Del inmenso Pan. Escucho la música bermeja del sol. Él permanece arriba
A la izquierda. Bermellón caen sus rasgones hacia la noche del mundo.
Cuando desciende aplasta la ciudad y las torres de la iglesia
Y todos los jardines colmados de crocus y jacintos, y habrá un sonido semejante
a las tonterías que disparan las trompetas de niños.
Pero hay en el aire un ventarrón de púrpura, yema de amarillo
y verde botella. Bamboleos, que un puño naranja aferra en largos hilos,
y un cantar de cuellos de ave que retozan por las ramas.
Un andamiaje muy tierno de banderas infantiles.
Mañana el sol será cargado en un vehículo de ruedas enormes
Y conducido a la galería de arte Caspari. Un negro cabeza de toro
Con la nuca abultada, nariz chata y paso amplio, llevará cincuenta
Asnos blancos y chispeantes, que tiran del carro en la construcción de las pirámides.
Se agolparán muchos países de colores sanguíneos.
Nanas y nodrizas,
Enfermos en ascensores, una grulla con zancos, dos bailarinas de San Vito.
Un señor con corbata de moño de seda y un guardia de rojos olores.
No puedo sostenerme: estoy lleno de dicha. Los marcos de las ventanas
Revientan. Cuelga una niñera de una ventana hasta el ombligo.
No puedo ayudarme: los domos se revientan con fugas de los órganos. Quiero
crear un nuevo sol. Quiero chocar los dos uno con otro
cual cimbales y alcanzarle la mano a mi dama. Nos esfumaremos
en una litera violeta sobre los techos de nuestra ciudad solamarilla
cual pantallas de papel de seda en la ventisca.
Emmy Hennings
Después del cabaret
Me voy a casa pronto por la mañana.
El reloj marca las cinco, ya se hace de día,
pero aún está encendida la luz en el hotel.
El cabaret por fin ha cerrado.
En una esquina niños se acurrucan,
ya van al mercado las obreras
a la iglesia se va en silencio y de viejo.
Desde la torre repican las campanas,
y una puta con rizos salvajes
deambula todavía por allí, trasnochada y helada.
Ámame de manera pura por todos mis pecados.
Mira, he estado despierta más de una noche.
Tercer poema en “Die letzte Freude”
Y por las noches en plena oscuridad caen imágenes de las paredes y alguien ríe de forma tan fresca y amplia babosean tras de mi con manos largas. Y una mujer con pelo verde que me mira entristecida y dice que una vez fue madre, lamentablemente yo no puedo concebir. ‹Presiono espinas en mi corazón y mantengo la calma en silencio y lamentar quiero cada punzada porque así lo quiero.›
Georges Ribemont-Dessaignes
– ¡Oh! –
Depositó su sombrero en el suelo y lo llenó de tierra
Y sembró allí con el dedo una lágrima.
Un gran geranio surgió, tan grande.
Dentro del follaje maduró un número indefinido de calabazas
Abrió una boca llena de dientes con coronas de oro y dijo:
¡I griega!
Sacudió las ramas del sauce de Babilonia que refrescaba el aire
Y su mujer encinta, a través de la piel de su vientre,
Mostró al niño una luna creciente nacida muerta
Le puso en la cabeza el sombrero importado de Alemania.
La mujer abortó de Mozart,
Mientras pasaba en un coche blindado
Un arpista,
Y en mitad del cielo, palomas,
Tiernas palomas mejicanas, comían cantáridas.
Trombón de vara
Tengo en la cabeza un molinillo que gira con el viento
Y me eleva el agua a la boca
Y a los ojos
Para los deseos y los éxtasis
Tengo en las orejas un cucurucho lleno de color a ajenjo
Y en la nariz un loro verde que agita las alas
Y grita a las armas
Cuando caen del cielo semillas de girasol
La ausencia de acero en el corazón
Al fondo de las viejas realidades deshuesadas y corrompidas
Es parcial para las mareas lunáticas
Y en el cine soy capitán y alsaciana
Tengo en el vientre una pequeña máquina agrícola
Que siega y ata hilos eléctricos
Los cocos que arroja el mono melancolía
Caen como salivazos en el agua
Donde florecen en forma de petunias
Tengo en el estómago una ocarina y tengo el hígado virginal
Alimento a mi poeta con los pies de una pianista
Cuyos dientes son pares e impares
Y en las tardes de los tristes domingos
A las tórtolas enamoradas que se ríen como en el infierno
Les arrojo los sueños morganáticos.
Francis Picabia
Hilandera
Es preciso asir el tiempo por los cabellos
Aparejar las hélices subconscientes
En el espacio del secreto.
Es preciso acariciar lo probable
Y creer en la imposibilidad
De los caminos que se cruzan.
Es preciso aprender a sopesar
Diez gramos de blanco, cinco gramos de negro,
En espera escarlata.
Es preciso saber caer desde abajo
Para favorecer el cenit
De los días privilegiados.
Es necesario amar las cuatro bocas
Que flotan alrededor de la sedosa duda
De los príncipes muertos.
Labios prolongados
Sobre la boca del hachís
en el cuello de la cama
escotada hasta el ojal cotillón
doble efecto susurrado
yo he visto yo
la sopa de cebolla
rajada como un gong
gran rebaja.
Kurt Schwitters
A Ana Flor
Oh, tú, amada de mis 27 sentidos, ¡te amo!
Tú, de ti, te a ti, yo a ti, tú a mí
¿nosotros?
Este, a propósito, no es el lugar.
Quién eres, mujer incontada, eres, ¿eres tú?
La gente dice que serías.
Déjalos hablar, no saben cómo se sostiene el campanario.
Llevas el sombrero en los pies y andas sobre las manos,
Sobre las manos andas.
Hola, divide tu vestido rojo en pliegues blancos,
Roja te amo, Ana Flor, roja te amo.
Tú, de ti, te a ti, yo a ti, tú a mí
¿nosotros?
Su lugar está, a propósito, en la brasa fría.
Ana Flor, roja Ana Flor, ¿qué dice la gente?
ADIVINANZA:
1.) Ana Flor tiene un pájaro.
2.) Ana Flor es roja.
3.) De qué color es el pájaro.
Azul es el color de tu pelo amarillo,
Rojo es el color de tu pájaro verde.
Tú, simple muchacha con tu vestido de siempre,
Tú, querido animal verde, ¡te amo!
Tú, de ti, te a ti, yo a ti, tú a mí
¿nosotros?
Su lugar, a propósito, está
en el brasero.
Ana Flor, Ana, ¡A – N – A!
Vierto gota a gota tu nombre.
Tu nombre gotea como sebo blando.
¿Sabes, Ana, sabes ya,
Que puedes ser leída hacia atrás y hacia adelante?
Y tú, tú, la más maravillosa de todas,
Tú eres por detrás como por delante:
A – N – A
Sebo gotea CARICIAS por mi espalda.
Ana Flor,
Tú, animal goteante,
¡Yo te amo!
Man Ray y Christian Morgnstern
Canción nocturna de los peces
La nieve ha caído
una gran página blanca permanece abierta,
negros árboles desnudos brotan de entre el blanco,
palabras escritas en negro sobre blanco:
un lenguaje muerto.
Hombres y mujeres vestidos caminan sobre
palabras formándose a sí mismas en negro sobre blanco:
un lenguaje vivo.
Walter Serner
Hay que leer a Shakespeare
Hay que leer a Shakespeare
Era un verdadero idiota
Pero leed a Francis Picabia
Leed a Ribemont-Dessaignes
Leed a Tristan Tzara
Y no leeréis más.
Decid Sí
Decid “¡Sí!”
Y decid “¡No!”
Y ahora decid “¿Por qué no?”
Gracias
Me siento mejor
Philippe Soupault
Hacia la noche
Es tarde
en la sombra y en el viento
un grito asciende con la noche
No espero a nadie
a nadie
ni siquiera a un recuerdo
Hace ya tiempo que pasó la hora
pero ese grito que lleva el viento
y empuja hacia adelante
viene de un lugar que está más allá
por encima del sueño
No espero a nadie
pero aquí está la noche
coronada por el fuego
de los ojos de todos los muertos
silenciosos
Y todo lo que debía desaparecer
todo lo perdido
hay que volver a encontrarlo
por encima del sueño
hacia la noche.
Servidumbres
Era de noche ayer
pero los anuncios luminosos cantan
los árboles se estiran
la estatua de cera del peluquero me sonríe
Prohibido escupir
Prohibido fumar
rayos de sol en las manos me has dicho
hay catorce
Invento calles desconocidas
nuevos continentes florecen
los periódicos saldrán mañana
Cuidado con la pintura
Iré a pasear desnudo con el bastón en la mano.
Richard Hüelsenbeck
Planicie
Vejiga de cerdo timbal cinabrio cru cru cru
Theosophia pneumatica
El gran arte espiritual = poème bruitiste interpretado
por primera vez por Richard Hüelsenbeck DaDa
o o birribán birribán el buey da vueltas sin parar o
trabajos de perforación para piezas de minas de mortero ligeras 7,6 cm. Chauceur
porcentaje soda calc. 98/100%
perro de muestra damo birridamo holla di funga qualla di mango damai da
dai umbala damo
brrs pffi commencer Abrr Kpppi commence principio principio
se he fe en casa preguntado
trabajo
trabajjo
brä brä brä brä brä brä brä brä brä
sokobauno sokobauno.
André Breton
Habrá
De dónde proviene ese murmullo de fuente
Aunque la llave no se quedó en la puerta
Cómo hacer para desplazar estas inmensas piedras negras
Ese día temblaré por haber perdido un rastro
En uno de los barrios intrincados del Lyon
Una bocanada de menta sucedió cuando yo iba a cumplir
veinte años
Ante mí el hinótico sendero con una mujer sombríamente
feliz
Por lo demás las costumbres van cambiando mucho
La gran prohibición será levantada
Una libélula la gente correrá a escucharme en 1950
En esta encrucijada
Lo más hermoso que he conocido es el vértigo
Y cada 25 de mayo al atardecer el viejo Delescluze
Con su máscara augusta baja al Chateau-d’Eau
Parece como si alguien estuviese barajando cartas de espejo
en la sombra.
Guerra
Yo miro a la Bestia mientras se lame
Para confundirse mejor con todo lo que le rodea
Sus ojos color de oleaje
De súbito son la charca de donde sale la ropa sucia de los detritus
La charca que detiene siempre al hombre
Con su pequeña plaza de la Ópera en el vientre
Pues la fosforescencia es la clave de los ojos de la Bestia
Que se lame
Y su lengua
Asestada no se sabe nunca de antemano hacia dónde
Es una encrucijada de hoguera
Desde debajo de ellas contempla su palacio hecho de lámparas metidas en sacos
Y bajo la bóveda azul de rey contemplo
Arquillos desdorados en perspectiva uno metido en otro
Mientras corre el aliento hecho con la generalización hasta el
Infinito de uno de eso miserables con el torso desnudo
Que se presentan en la plaza pública tragando antorchas
De petróleo entre su agria lluvia de monedas
Las pústulas de la bestia resplandecen con esas hecatombes de
Jóvenes con los cuales se hacía el Número
Los flancos protegidos para las reverberantes escamas que son los ejércitos
Inclinados cada uno de los cuales gira a la perfección sobre su bisagra
Aunque ellos dependen de unos de otros no menos que los gallos
Que se insultan en la aurora de estercolero a estercolero
Se pone de relieve el defecto de la conciencia pero sin embargo
Algunos se obstinan en sostener que va a amanecer
La puerta quiero decir la Bestia se lame bajo el ala
Y convulsionándose de risa se ven a los rateros al fondo de una taberna
El espejismo con el cual se había fabricado la bondad se resuelve
En un yacimiento de mercurio
Podría muy bien lamerse de un solo golpe
He creído que la Bestia se revolvía hacia mí he vuelto a ver la suciedad del relámpago
Qué blanca es en sus membranas en el claro de sus bosques de
Abedules donde se organiza la vigilancia
En los cordajes de su barcos en cuya proa se hunde una mujer
Que el cansancio del amor ha engalanado con su antifaz verde
Falsa alarma la Bestia guarda sus garras en una corona eréctil alrededor de sus senos
Trato de no vacilar demasiado cuando ella menea la col
Que es a la vez carroza biselada y latigazo
Entre el calor sofocante de la cicindela
Desde su litera manchada de sangre negra y de oro la luna afila
Uno de su cuernos en el árbol entusiasta del agravio
Halagada
La Bestia se lame el sexo no he dicho nada.
Jean Arp
El padre, la madre, el hijo, la hija
El padre se ha colgado
en lugar del péndulo.
La madre es muda.
La hija es muda.
El hijo es mudo.
Los tres siguen
el tic tac del padre.
La madre es de aire.
El padre vuela a través de la madre.
El hijo es uno de los cuervos
de la plaza San Marcos en Venecia.
La hija es una paloma mensajera.
La hija es dulce.
El padre se come a la hija.
La madre corta al padre en dos
se come una mitad
y ofrece la otra al hijo.
El hijo es una coma.
La hija no tiene pies ni cabeza.
La madre es un huevo espoleado.
De la boca del padre
cuelgan colas de palabras.
El hijo es una pala rota.
El padre no tiene más remedio
que trabajar la tierra
con su larga lengua.
La madre sigue el ejemplo de Cristóbal Colón.
Camina sobre las manos desnudas
y atrapa con los pies desnudos
un huevo de aire tras otro.
La hija remienda el desgaste de un eco.
La madre es un cielo gris
por el que vuela bajo muy bajo
un padre de papel secante
cubierto de manchas de tinta.
El hijo es una nube.
Cuando llora, llueve.
La hija es una lágrima imberbe.
Las piedras domésticas
las piedras son entrañas
bravo bravo
las piedras son troncos de aire
las piedras son ramas de agua
sobre la piedra que ocupa el lugar de la boca
brota una espina
bravo
una voz de piedra
está frente a frente
y codo a codo
con una mirada de piedra
las piedras sufren los tormentos de la carne
las piedras son nubes
pues su segunda naturaleza
baila sobre su tercera nariz
bravo bravo
cuando las piedras se rascan
las uñas brotan en las raíces
las piedras tienen orejas
para comer la hora exacta.
Giuseppe Ungaretti
Vagabundo
En ninguna parte de la tierra me puedo arraigar.
A cada nuevo clima que encuentro descubro desfalleciente
que una vez ya le estuve habituado.
Y me separo siempre extranjero.
Naciendo tornado de épocas demasiado vividas.
Gozar un solo minuto de vida inicial.
Busco un país inocente.
La madre
Y cuando el corazón de un último latido
haya hecho caer el muro de sombra,
para conducirme, madre, hasta el Señor,
como una vez me darás la mano.
De rodillas, decidida,
serás una estatua delante del Eterno,
como ya te veía
cuando estabas todavía en la vida.
Alzarás temblorosa los viejos brazos,
como cuando expiraste
diciendo: Dios mío, heme aquí.
Y sólo cuando me haya perdonado
te entrarán deseos de mirarme.
Recordarás haberme esperado tanto
y tendrás en los ojos un rápido suspiro.
Zain Guimerl
Primer manifiesto Agu
En un principio la emoción fue.
Agú. Lo elemental. La voz alógica.
El primer grito de la carne.
Hoy solo queda la palabra, sobajeada y sobajeada.
Lunar postizo, colorete.
Otros poemas de interés
Referencias
- Dada. The Art Story. Recuperado de theartstory.org.
- Martinique, E. Stumbling Across Dada Poetry. Recuperado de widewalls.ch.