El panteón de los dioses teotihuacanos (como Tláloc, Quetzalcóatl y Xipe Tótec) conformaron la base espiritual de la cosmogonía de los pueblos antiguos mexicanos. Teotihuacán fue una de las ciudades precolombinas más importantes, por lo que las deidades de esta zona tuvieron amplia trascendencia.
Si bien el origen de la ciudad aún es incierto, según los arqueólogos, ya en el siglo II d.C. se había establecido una aldea que empezó a ganar importancia como lugar de culto, en la cuenca de México. De esa época es la construcción de la Pirámide de la Luna. Su mayor apogeo ocurrió entre el 200 y el 650, cuando se convirtió en un importante centro comercial y político.
Teotihuacán es un apelativo náhuatl que significa “lugar de los dioses”. Así llamaban los aztecas a esta ciudad.
Elementos religiosos de la cultura teotihuacana
Rituales y calendarios
Las ceremonias de celebración se ajustaban a los solsticios, eclipses y equinoccios. Estos eran los eventos astronómicos con los que se asociaba la construcción de pirámides y templos, pues los dioses regían estos eventos.
Sacrificios humanos
Estas prácticas expresaban el compromiso y devoción a sus dioses al momento de elevar una pirámide. También se hacían para proteger y garantizar la abundancia en la ciudad.
Guerreros enemigos y traidores eran enterrados vivos, desangrados, decapitados o se les extraía el corazón.
Arquitectura
A continuación se describen algunas de estas construcciones, cuyas estructuras expresaban el profundo sentimiento religioso que profesaban a sus dioses:
Pirámide del Sol
Es una construcción de cinco niveles sobre la base de un túnel sagrado, encima de esta existía un pequeño templo. En el interior de la pirámide hay un pasadizo de 100 metros que conduce a una cámara de entierro. Se construyó alrededor del 150 d.C.
Pirámide de la Luna
Fue construida posteriormente a la del Sol y tiene una estructura similar, aunque no posee cámaras internas. En la base se pueden hallar ofrendas a los dioses, esculturas de animales en roca verde y también rocas de obsidiana.
Es probable que estas construcciones fueran el lugar de descanso para los sacrificios humanos. También se han encontrado allí restos de animales sacrificados.
Templo de Quetzalcóatl
Es una estructura monumental decorada con esculturas del dios del agua (Tláloc) y de la serpiente emplumada.
Ahí reposan hombres y mujeres sacrificados como celebración por la culminación de la obra. También se pueden hallar en su interior objetos religiosos y cuchillos de obsidiana.
Los principales dioses teotihuacanos
Quetzalcóatl
También conocido como la Serpiente emplumada, es el dios principal y representa la dualidad humana. El cuerpo físico y el alma están representados en la serpiente y en las plumas, respectivamente.
En estas características también se ven representadas la fuerza de la tierra y el cielo. Su principal atributo era el poder de la transformación. La cabeza rodeada de serpientes que emerge desde lo alto entre las plumas le confirió el nombre de Serpiente emplumada.
Tláloc
Es uno de los dioses más temidos y respetados por los pueblos mesoamericanos. Era el dios de la lluvia, de quien dependían los ciclos del agua necesarios para que crecieran sus cultivos.
A Tláloc también se le atribuía el poder del rayo. El territorio conferido a este dios era Tlalocán, lugar mitológico que según los teotihuacanos estaba ubicado hacia el este del universo.
Tláloc es representado con anteojeras y lengua bífida, como la de una serpiente. También tiene caracoles y conchas, que representan su carácter fértil. Es un dios dual: su otra cara la representa la diosa de los lagos y las corrientes de agua.
Chalchiuhtlicue
Es la otra cara de Tláloc. Esta diosa se asocia con la fertilidad y se representa con grandes orejeras, un poncho y una falda de jade con estampados geométricos. Su cuerpo se muestra robusto y calza unas sandalias.
Esta deidad está ataviada a la manera teotihuacana, con adornos en la cabeza. Está simbolizada en la imponente escultura que se encuentra muy cerca de la pirámide de la Luna, y que posteriormente fue trasladada al Museo Nacional, ubicado en la calle de Moneda, en Ciudad de México.
Huehuetéotl
Es el dios del fuego y está representado como un anciano desdentado, arrugado, barbudo y jorobado. Los hallazgos arqueológicos lo ubican como uno de los dioses más antiguos.
Después de que la ciudad de Cuicuilco fue destruida por una erupción volcánica, se encontraron figuras que presentan al dios sentado y con brasas a su espalda. El dios Huehuetéotl estaba asociado con el calendario solar. La representación de la deidad sobre brasas sugiere la furia del volcán de Xitle, que destruyó Cuicuilco.
Este dios representa la memoria del volcán. El brasero que lo precede se utiliza para colocar incienso o resinas aromáticas (copal), para así prenderles fuego. Sobre su cabeza hay una figura de rombo y sus manos reposan sobre sus piernas, una con el puño cerrado y la otra con la palma hacia el cielo.
Gran diosa de Teotihuacán, o Mujer araña
Fue venerada como la diosa de la oscuridad y del inframundo. Estaba representada con un tocado con la cara de un pájaro verde, parecido a un quetzal. Está rodeada de arañas y su cuerpo es de color amarillento. Además, lleva una pieza principal y muy característica que atraviesa su nariz: una barra alargada con tres círculos.
Justo debajo de esta barra cuelgan de tres a cinco “colmillos”: los más externos hacen una curva hacia el medio y el que está en el centro apunta hacia abajo.
De su cabeza surge una forma vegetal similar al árbol del mundo, y de las gotas de agua de sus ramas brota una cantidad de mariposas y arañas. Estas gotas ruedan por las manos de la diosa.
Xipe Tótec
Era el dios de las cosechas, de la enfermedad y de la orfebrería. Se le consideraba influyente en todos los aspectos vinculados con la vida, la muerte y la resurrección.
Xipe Tótec fue símbolo de la renovación y del desprendimiento, y sus acciones estaban enfocadas en regenerar el espíritu del ser humano.
Dios gordo
Según las investigaciones arqueológicas y antropológicas llevadas a cabo, esta divinidad también era la representación de la vida y la muerte.
Su aspecto era el de un hombre equilibrado y elegante. Su rostro era mofletudo y sereno, con los párpados entreabiertos y los pómulos afilados y pronunciados. Algunos investigadores indican que esta deidad estaba relacionada sobre todo con la muerte y que tenía una función funeraria.
Dios del pulque
En los rituales religiosos teotihuacanos se utilizaba una bebida alcohólica llamada pulque, y una de sus representaciones más comunes era la de un conejo.
Según la cosmovisión teotihuacana, existió un grupo de conejos sagrados que se reunían en las ceremonias. Algunos de estos respondían a los nombres de Macuiltochtli, Texcatzonatl, Tepoztécatl, Colhuatzincatl y Ometochtli.
Dios desollado
Este dios es comparado con Xipe Tótec. Se le representa con un cuchillo ensangrentado y cubierto de piel humana, así como con pequeñas cabezas cuyos ojos son punzados.
Es considerado el dios de las estaciones, la vegetación y la enfermedad. También se asocia con la dirección este del Universo, lugar por donde nace el Sol. De ahí viene el predominio del rojo en sus representaciones.
La concepción de este dios era muy peculiar: su relación con la agricultura viene por el hecho de que él mismo se desollaba para proporcionar alimento a los humanos. Esta acción se compara simbólicamente con la pérdida de la piel exterior que sufre el maíz antes de germinar.
Yacatecuhtli
Era el dios de los viajeros de negocios y de los comerciantes, y estaba representado con un haz de palos. Los comerciantes ataban sus productos y los rociaban con sangre de sus oídos para ofrendar a este dios.
Esta acción debía garantizar el éxito en los negocios y, además, los protegía de las bestias y ladrones del camino durante sus viajes.
Dios de la muerte
Otras esculturas encontradas fueron asociadas a la muerte y el inframundo. Una de estas en particular se trata de una escultura de color rojo en forma de círculo, labrada por ambas caras y con un cráneo a la mitad visto desde el frente. También tenía varios pliegues alrededor.
Esta representación se encontró frente a la pirámide del Sol, ubicada hacia el lado oeste. Se cree que la forma de esta escultura hace referencia a la ruta del Sol descarnado hacia Xibalbá, también conocido como el mundo de los muertos.
Nanahuatzin
Nanahuatzin era el dios de la humildad. Se sacrificó en la hoguera Teotezcalli, durante la “asamblea de Teotihuacán” y se convirtió en el Quinto Sol, según los mitos de creación teotihuacanos.
Referencias
- Los dioses teotihuacanos. Recuperado de queaprendemoshoy.com.
- Teotihuacán. Recuperado de es.wikipedia.org.