La diversidad en Sudamérica se debe a los procesos de mestizaje que sufrió esta región a raíz de la conquista española, que devino en colonia. Allí coincidieron indígenas, negros y europeos, y luego, posterior a la independencia, influyeron procesos migratorios provenientes de diversas partes del mundo.
Sudamérica está conformada por 13 países: Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Guyana, Ecuador, Paraguay, Trinidad y Tobago, Perú, Uruguay, Surinam, Guayana Francesa (región francesa) y Venezuela.
La fusión étnica entre blancos europeos, negros africanos e indígenas americanos dio origen —entre muchos otros— a grupos sociales como los criollos, los mestizos, los mulatos, los llamados “salto atrás”, y otras variaciones.
Estas alianzas entre los diferentes grupos ayudaron a conformar las castas, que clasificaban a los individuos de acuerdo con el linaje, los padres y la clase social a la que pertenecían.
La conquista
Los imperios de España y Portugal fueron los primeros en asentarse en América. España logró mayor presencia en estos territorios y estableció los virreinatos de Perú, Nueva Granada y Río de la Plata.
Sudamérica cuenta con una amalgama cultural extensa e histórica que vincula estrechamente a numerosas civilizaciones. Antiguamente, las poblaciones aborígenes se desarrollaron ajenas a otras sociedades existentes en los demás subcontinentes. Una de las más destacadas corresponde a los incas.
Presencia de esclavos africanos
América del Sur fue crisol de las invasiones de los imperios europeos, especialmente de España y Portugal tras el descubrimiento de Cristóbal Colón y de suscribirse al Tratado de Tordesillas.
Desde África comenzó una intensa comercialización de personas para convertirlas en esclavas. Así, miles de africanos llegaron a América. De manera inevitable, esto provocó un proceso de mestizaje y transculturación que cambió el destino del nuevo continente.
Se fundaron numerosas ciudades que fueron organizadas en virreinatos, dependientes directos de la Corona española. Posteriormente, estos virreinatos se dividieron en núcleos más pequeños y se hicieron independientes.
Lucha contra los incas
Colombia dio paso a los españoles para enfrentar al poderoso Imperio inca, que gobernaba un territorio que se extendía desde Ecuador hasta la parte norte de Chile.
Los conquistadores españoles capitalizaron un conflicto de poder durante la guerra civil de los incas, en el cual el líder guerrero Atahualpa estableció vínculos con el conquistador Francisco Pizarro, quien luego lo traicionó y asesinó.
Esto hizo que aquellos pueblos sometidos por el inca Atahualpa simpatizaran con el invasor. Luego de la disputa de secesión, los españoles tuvieron acceso al sur.
El actual territorio de Chile fue tomado por Pedro de Valdivia en 1540. Michimalonco, uno de los líderes de los mapuches, acabó con la ciudad de Santiago, fundada por el español. A pesar de la resistencia de los mapuches (quienes asesinaron a Valdivia), el norte de Chile sucumbió al dominio de los españoles.
Creación de las colonias
Venezuela, Panamá y Colombia —ubicados en la costa caribeña— conforman el primer modelo administrativo establecido por España.
Carlos I de España creó el virreinato de Perú, que abarcó todo el territorio sudamericano conquistado por los españoles y gran pate de Centroamérica. Luego, en 1717 se crearon los virreinatos de la Nueva Granada y Río de la Plata.
En 1511 se crearon las capitanías de Brasil, una vez que expiraron las concesiones hechas por Portugal en 1503 a la Banca de Fugger para la explotación de madera.
Portugal extendió sus dominios hacia el occidente, abarcando casi toda la actual frontera brasileña. Cuando el emperador francés Napoleón desterró a la familia real portuguesa, estos establecieron su corte en Río de Janeiro.
El problema de la mano de obra
Esclavizar a los indígenas no dio los resultados esperados, ya que las enfermedades llevadas por los europeos propagaron epidemias que causaron la muerte de los aborígenes.
El sistema de encomiendas pretendió mejorar la condición de estas comunidades, pero tuvo como consecuencia que un número importante de negros africanos llegaran a la región como la nueva mano de obra esclava.
Además del negocio de los esclavos como mano de obra, se gestó otro paralelo: el contrabando pirata del que formaron parte campesinos españoles. El resultado fue la conformación de una nueva plataforma social que sustituyó a la mano de obra indígena, que desapareció de manera brutal.
Todo este movimiento político, económico y social fue caldo de cultivo para el surgimiento de una nueva raza caracterizada por su diversidad étnica y cultural, que es actualmente la distinción más significativa de esta cultura.
Mezcla de civilizaciones
En el continente americano, la pluralidad se aprecia en las diversas culturas y etnias, en las diferentes situaciones políticas, económicas y sociales que implican multiplicidad.
Evidentemente, existen claras diferencias que están determinadas por las particularidades históricas, la escala de transculturación y mestizaje, y las características de los productos culturales (folclore, artesanía, gastronomía, expresiones artísticas, entre otros).
Entonces, América es un continente variopinto, multicultural en su idiosincrasia, en sus mitos y en sus creaciones. Esto se puede apreciar en el legado artístico del Barroco americano, que sintetizó en sus diversas manifestaciones —en especial en la arquitectura— la mezcla de lo indígena con lo europeo.
Fenómeno determinante
El mestizaje ha sido considerado como uno de los fenómenos más relevantes de Occidente. América fue recipiente de un movimiento sociocultural significativo.
Los protagonistas de este proceso fueron los aborígenes de esta región, los colonos europeos y los negros traídos de África bajo la figura de esclavos.
El contacto entre estas civilizaciones gestó el llamado Nuevo Mundo, donde se crearon vínculos entre diferentes perspectivas, modos de vida y creencias. La noción de otredad fue inclusiva y América, enriquecida, se convirtió en una suerte de unidad en la diversidad.
Si bien devastó territorios culturales autóctonos, este encuentro de culturas también se enfrentó con creencias vigorosamente arraigadas que prevalecieron y, tras un antagonismo dialéctico, lograron encontrar coincidencias y se fusionaron con los nuevos elementos, resolviendo el conflicto y dando paso a una reinterpretación del pensamiento social.
A partir de la independencia de las diversas colonias españolas en América, y en el transcurso de los siglos XIX y XX, el subcontinente recibió, además, una inmensa migración procedente de todos los rincones: en el sur de Brasil, por ejemplo, se asentaron importantes colonias de alemanes, holandeses, franceses o japoneses.
En Argentina, una considerable ola migratoria italiana (a mediados del siglo XIX) cambió, incluso, la “tonada” del idioma español hablado en ese país. Y hacia el sur argentino y chileno, llegaron rusos, armenios, ingleses, ucranianos y alemanes. A Venezuela y Colombia llegaron sirios, palestinos, libaneses, además de españoles, portugueses, italianos, alemanes, etc.
Otro ejemplo es Perú, donde se asentó una gran colonia japonesa, que se integró de tal forma que generó cambios hasta en su gastronomía.
Referencias
- Mestizaje. Recuperado de es.wikipedia.org.
- Recondo, G. Diversidad, identidad cultural e integración en América Latina. Recuperado de mondialisations.org.
- Stavenhagen, R. La diversidad cultural en el desarrollo de las Américas. Recuperado de oas.org.
- Sandoval, P. Diversidad cultural, desarrollo y cohesión social. Recuperado de academia.edu.
- Colonización española de América. Recuperado de es.wikipedia.org.