Los elementos naturales son aquellos factores que surgen en la naturaleza con independencia de la acción humana. Asimismo, son identificados como principios fundamentales en la conformación y funcionamiento del Universo.
En un comienzo, el ser humano identificó cuatro elementos naturales en el mundo físico que lo rodeaba: agua, tierra, aire y fuego. Muchas civilizaciones identificaron de igual forma esos elementos naturales esenciales en Persia, India, China, Japón y otras.
En la civilización Occidental la reflexión filosófica sobre los elementos naturales surgió en la Antigua Grecia con los filósofos anteriores a Sócrates. Entre estos filósofos llamados presocráticos, el primero fue Tales de Mileto (siglo VII a. C), el padre de la filosofía griega.
Tales de Mileto propuso que todo en el Universo se sustentaba en la materia y que la vida surgía y dependía del agua. A partir de esta propuesta, se empezó a desarrollar una corriente del pensamiento basada en descubrir el origen material del universo.
Los discípulos de Tales y otros filósofos griegos llegaron a postular cada uno de los elementos naturales como posible arché (comienzo del universo). Más tarde, otro filósofo griego llamado Empédocles de Agrigento integró los cuatro elementos en una teoría del origen y funcionamiento del universo.
Estos pensadores trataron de explicar el funcionamiento del mundo más allá de la creencia en los dioses y así fundaron las bases de la ciencia. Más adelante, Platón (discípulo del filósofo Sócrates), propuso la existencia de un quinto elemento.
Posteriormente, el griego Aristóteles planteó la teoría de los cinco elementos naturales en Occidente, conocido como éter (materia que llena el espacio del universo). Esta teoría tuvo vigencia hasta el siglo XVIII, cuando se empezó a buscar una explicación científica al origen y funcionamiento del universo. Sin embargo, el planteamiento de los cinco elementos se sigue manejando en la cultura popular y en la simbología.
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Los 4 elementos naturales principales
Agua
Es un elemento abundante en la naturaleza y es esencial para la vida, de hecho toda célula está compuesta en un 80% por agua. En el agua surgió la vida y sin ella no puede existir, siendo un elemento cuyas transformaciones de estado vemos a diario.
La misma pasa de estado líquido a sólido (hielo), así como de líquido a gas (vapor de agua) y puede condensarse para producir lluvia. De tal forma que no es extraño que cuando Tales reflexionó sobre el origen de todo, haya seleccionado a este elemento natural.
Los elementos naturales también incidieron en la medicina antigua, y para Hipócrates (padre de la medicina occidental) el agua se asociaba a la flema en su teoría de los cuatro humores del cuerpo humano.
En lo simbólico, la Astrología considera que el agua representa a los signos de Escorpio y Piscis.
En la cultura japonesa el agua representa lo que fluye y no tiene forma definida, y llevándolo al plano emocional es el adaptarse y cambiar. Este elemento también representa la paciencia y la paz interior, de hecho el sonido del agua brinda tranquilidad.
Fuego
Representa al plasma como estado de la materia y posee una capacidad destructiva que siempre ha fascinado a la humanidad. En diversas culturas se ha considerado una fuerza purificadora, es por ello que aún hoy muchas de ellas practican la cremación.
En la filosofía griega presocrática (antes de Sócrates) fue Heráclito quien postuló a este elemento natural como el origen de todo. Este filósofo consideraba como fuego a toda forma de energía, tanto la que consume la madera o funde el metal, como la energía interior que nos da vida.
El médico Hipócrates consideraba que el fuego se asociaba al humor que denominó bilis amarilla, reflejando el calor y sequedad en el cuerpo.
Para los chinos el fuego representaba al fénix rojo como criatura celestial, al crecimiento, el calor y por ende al verano. En la astrología, al elemento fuego corresponden los signos zodiacales de Aries, Leo y Sagitario.
Aire
El aire representa al estado de la materia de lo gaseoso, y es el elemento vital sin el que es imposible sobrevivir. Fue Anaxímenes (discípulo de Tales) también de la ciudad de Mileto, quien propuso como arché o principio del universo al aire.
El aire siempre ha sido asociado al aliento divino, a la respiración, a lo que da la vida y la quita. Este elemento natural representa en lo simbólico al espíritu, lo que no se ve pero está allí. Dentro de la medicina hipocrática el aire representa a la sangre como uno de los cuatro humores.
En la astrología incluye a los signos zodiacales de Géminis, Libra y Acuario. En la concepción tradicional china no se considera este elemento natural, pero en la japonesa el aire o viento implica el crecimiento, la expansión mental y la libertad.
Tierra
La tierra es lo sólido y al mismo tiempo la que nos da el sustento a través de su fertilidad, por lo que Empédocles la representó con la diosa Hera, representante de la tierra fértil. Entre los griegos antiguos fue Jenófanes de Colofón el que postuló la tierra como el elemento primordial.
En el sistema médico de Hipócrates la tierra representa a la bilis negra o melancolía, mientras que en la astrología es el elemento de los signos zodiacales de Tauro, Virgo y Capricornio. Por su parte, en Japón el elemento tierra representa solidez, así como la resistencia al movimiento y al cambio, es decir la estabilidad.
En China el animal celestial que simboliza a la tierra es el Dragón Amarillo, el más venerado de los dragones. Al asociarla a este símbolo, la cultura china reconoce a este elemento como fuente de riqueza, solidez y fiabilidad.
El quinto elemento
Algunos pensadores consideraron que la teoría de los cuatro elementos naturales era insuficiente para explicar el origen y funcionamiento del universo. Así, Anaximandro (discípulo de Tales), señaló como principio u origen de todo al ápeiron, la materia infinita e ilimitada que era un quinto elemento.
También Platón habló de un aire mucho más translúcido que el terrestre, como un elemento más allá de la esfera terrestre. Sin embargo, es Aristóteles quien concretó una teoría de los cinco elementos que tuvo vigencia casi hasta el siglo XVIII.
Según Aristóteles, los cuerpos celestes no podían estar formados de los mismos elementos terrestres, por lo que tenía que existir un elemento superior y primordial. Este quinto elemento es el éter, referido como la quintaesencia, siendo la materia que constituye el universo más allá de la esfera terrestre.
Este a diferencia de los cuatro elementos clásicos provenientes de la filosofía presocrática, no estaba sujeto a cambio, era inmutable. No es ni frío, ni seco, ni caliente, ni húmedo, no tiene movimientos libres sino que su movimiento es circular y perpetuo.
China
En la antigua China la interpretación de los elementos naturales difiere de la occidental, ya que aunque consideró 5 elementos, no coinciden exactamente. Así, hay correspondencia directa con el agua, la tierra y el fuego.
No obstante, el aire o viento es representado por el elemento madera y el éter equivale al elemento metal. Esto porque en la filosofía china, estos más que elementos son fases o procesos de la naturaleza.
Para los chinos, lo fundamental son las relaciones que se dan entre los distintos elementos por ciclos de generación o creación. La madera alimenta al fuego y el fuego produce cenizas que van a la tierra que alberga minerales y estos alimentan al agua que da vida a la madera.
Japón
La concepción de los elementos naturales en la cultura japonesa es similar en muchos aspectos a la griega. Sin embargo, el quinto elemento para los japoneses, llamado Kū o sora se identifica con el vacío, abarcando el cielo, el espíritu, el pensamiento y todo aquello que se considere energía pura.
Hinduismo
En los Vedas, concretamente en el Ayurveda, se habla de los cinco grandes elementos (pancha mahabhuta), donde el quinto es el espacio o éter. En la cultura hindú, el orden de creación parte del quinto elemento, del cual surge el aire y de este el fuego o energía que origina al agua y esta a la tierra.
El éter o la quintaesencia
En Occidente la idea del éter perduró en su concepción aristotélica hasta el siglo XVII, aunque en la física moderna se siguió manejando la posible existencia de un elemento que llenaba el vacío del espacio interestelar. La misma se planteó como una hipótesis para explicar el desplazamiento de la luz en el universo y otros fenómenos físicos.
Incluso el científico Albert Einstein llegó a sustentar la posible existencia de un éter para explicar las propiedades físicas del espacio vacío. Finalmente, las teorías de Maxwell, Broglie y del propio Einstein desecharon la necesidad del éter para explicar los fenómenos físicos en el espacio.
El término quinto elemento o quintaesencia perdura sin embargo a nivel simbólico, por ejemplo para denominar a la energía oscura. Un tipo de energía que se plantea existe en el universo y que actualmente la física hace esfuerzos por identificar y comprender.
Referencias
- Aristóteles. Física. Introducción, traducción y notas de De Echandía, G.R. (1995). Editorial Gredos.
- García-Escrivá. V. (2016). Los nombres divinos de los cuatro elementos. Comunicación en el VII Congreso Internacional de Análisis Textual. Trama y Fondo. Universidad Complutense.
- Picinelli, F. (1999). El mundo simbólico. Los cuatro elementos. El Colegio de Michoacán.
- Ráez-Padilla, J. (2015). Tierra, agua, aire y fuego. Manual de simbología. Septem Ediciones.
- Walker, J.M. (1999). La Grecia antigua. Edimat Libros.