El origen del capitalismo se sitúa en Europa después de la caída del sistema feudal, cuando la manufactura y el comercio comenzaron a ser mucho más rentables y lucrativos que el trabajo agrícola.
Fue en Inglaterra, en el siglo XVII, cuando el papel del dinero comenzó a cambiar la sociedad, y se introdujo un cambio paulatino y constante, donde el comercio comenzó a tener cada vez más importancia.
Los burgos, pequeños asentamientos urbanísticos donde vivían artesanos, comerciantes y mercaderes, se convirtieron en focos de negocios, y sus habitantes se llamaron burgueses.
Factores para el surgimiento del capitalismo
Etimológicamente, la palabra capitalismo deriva de capital. Es un sistema económico y social que usufructúa la propiedad privada y ejerce el control de los medios de producción y el uso del dinero.
El Renacimiento y la Reforma protestante cuestionaron la cosmovisión del Estado feudal e introdujeron ideas de Estados Modernos-Nacionales que propiciaron las condiciones para el surgimiento del capitalismo.
Para el padre del liberalismo clásico, Adam Smith, las personas siempre han tendido a “realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras”, por esta razón, el capitalismo surgió espontáneamente en la Edad Moderna.
Karl Marx, en el Manifiesto Comunista, califica a la clase burguesa como una “clase revolucionaria” por oponerse al sistema feudal, pues instauró otro modo de producción y lo universalizó. Para Marx, la clase burguesa creó el capitalismo y a su vez las contradicciones que darían fin al mismo.
El capitalismo surge como una necesidad histórica del momento y respondió a diversos problemas sociales y económicos de la sociedad feudal.
Etapas históricas del capitalismo
Capitalismo comercial
Tuvo lugar entre los siglos XVI y XVIII. No hay que confundirlo con el comercio simple de mercancías, porque los mercaderes y el intercambio existen desde el inicio de la civilización humana.
El capitalismo comercial apareció por primera vez en Inglaterra con el comercio de puertos. La acumulación de riquezas generada a través del comercio introdujo gradualmente la estructura de la sociedad de mercado y fue complicando cada vez más las transacciones.
Capitalismo industrial
La segunda fase del capitalismo comienza con la Revolución industrial en la segunda mitad del siglo XVIII. Supuso una transformación económica, social y tecnológica que aumentó exponencialmente la acumulación de capitales y consolidó al capitalismo.
Los historiadores y sociólogos sostienen que por vez primera la población experimentó un aumento sostenido en el nivel de vida. A partir de ese momento se avanzó a esquemas de maquinarias en sustitución de la tracción animal y el trabajo manual.
Capitalismo financiero
El capitalismo monopolista surge en el siglo XX y perdura hasta nuestros días. El rápido incremento y multiplicación del capital provocó igualmente el desarrollo de la banca y entidades financieras.
Los banqueros y dueños de bolsas descubrieron que una de las formas de producir dinero es teniendo dinero. Anteriormente, la forma de producir dinero era bajo el esquema D-M-D (Dinero-Mercancía-Dinero) ahora pasó a ser D+D: D (Dinero + Dinero: Dinero).
El capitalismo contemporáneo integra estas tres etapas en función de la acumulación de capitales.
Mercantilismo
Nace como una forma de capitalismo nacionalista en el siglo XVI. Su principal característica era que unía los intereses del Estado con los industriales. Es decir, se valía del uso del aparato estatal para impulsar las empresas nacionales dentro y fuera del territorio.
Para el mercantilismo, la riqueza se incrementa a través de lo que denominaron la “balanza comercial positiva”, en la cual, si las exportaciones superan a las importaciones, se estaría dando lugar a la acumulación originaria de capital.
Weber y la Reforma protestante
El sociólogo y economista alemán Max Weber, en su libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo, en 1904, expone la influencia del elemento religioso en el surgimiento del capitalismo.
En este libro, estudió el protestantismo luterano y calvinista y su significación en la cultura. Para Weber, el calvinismo fue más determinante e influyente que el luteranismo en el modo de vida y moral de la burguesía en los siglos XV y XVI.
Weber pensaba que el capitalismo surgió porque el calvinismo pregonaba hábitos e ideas que favorecían el bienestar económico como condición para obtener redención. Calvino abogaba por la maximización del rendimiento y minimización del gasto no necesario.
Según Weber, Calvino, en su ética protestante, colocaba como una condición sine qua non el alcance de la prosperidad para acercarse más a Dios. Esto propició la idea masiva del trabajo y la acumulación del capital entre los calvinistas.
Algunos investigadores le atribuyen al protestantismo el acelerado crecimiento y expansión de los EE. UU., que pasó de ser una colonia del Reino Unido donde llegaron los protestantes, a ser –hoy en día y durante 200 años– la potencia capitalista y nación más rica del mundo.
Para Weber es el calvinismo lo que da lugar a la moral capitalista, el espíritu del progreso y la acumulación de riquezas. Esta concepción logró inculcar la idea de glorificar a Dios al tiempo que se tiene éxito en la vida económica.
Inicios del capitalismo y participación del Estado
En principio, el capitalismo y los procesos de modernización surgieron como iniciativa de las clases burguesas que se oponían al feudalismo. El Estado no jugó ningún papel en el desarrollo inicial del capitalismo europeo.
La primera doctrina política y económica que estudió el tema del Estado en la economía fue el liberalismo. Sus representantes más connotados son John Locke y Adam Smith. Los liberales clásicos sostienen que la intervención del Estado debe ser reducida a la mínima expresión.
El pensamiento liberal clásico establecía que el Estado solo debe ocuparse de las leyes para preservar la propiedad privada, las defensas de las libertades y el diseño de políticas para que el mercado se autorregule libremente.
Opuestamente, estaba la corriente marxista, cuyas ideas se llevaron a cabo en la Unión Soviética a partir de 1917. Bajo la visión de los autores marxistas, esta libre competencia y reducción del Estado dejaba a las mayorías sin derechos.
Por esta razón, las principales palancas de la economía debían ser manejadas por el Estado para garantizar el bienestar de la mayoría. Aunque después algunos teóricos denominarían al orden de la Unión Soviética como “capitalismo de Estado”.
Tras ver los efectos de un mercado sin control en 1929 y palpar la ineficiencia de los Estados demasiado grandes, los autores se plantearon otro camino.
Uno de los enfoques más aceptados es el del investigador John Keynes, el “keinesianismo”, en el cual debía existir un equilibrio entre las funciones del Estado en la economía y la libertad de los privados para ejercer sus labores.
El capitalismo en la historia
Todos los sistemas nuevos han surgido como resultado de la implosión y crisis de los sistemas viejos. Sin las guerras, las cruzadas, las pestes y el incremento en las necesidades materiales de la población, el tránsito al capitalismo seguramente hubiese sido pospuesto varios siglos.
El capitalismo significó un avance en el modo de producción y la generación de riquezas para los burgueses y los Estados nacionales, pero tiene una significativa deuda con el medio ambiente y los derechos de los trabajadores.
Para algunos investigadores, el capitalismo ha sido el causante de las guerras entre naciones y para otros el mayor avance del milenio.
Referencias
- Beaud, M. (2013). Historia Del Capitalismo. Editorial Ariel. Buenos Aires.
- Smith, Adam. (1776). La Riqueza De Las Naciones. Editorial William Strahan, Thomas Cadell.