Las manifestaciones del Espíritu Santo en la Biblia expresan una realidad espiritual suprema, identificada como el poder, la energía, la fuerza o la acción de Dios para que se cumpla su voluntad.
Con múltiples interpretaciones y con concepciones diversas según cada escuela teológica, el Espíritu Santo es uno de los protagonistas esenciales de la Biblia, el libro sagrado del cristianismo.
Para religiones como el catolicismo, es la fuerza activa de Dios que se expresa en forma de poder y autoridad en los devotos de Cristo.
Normalmente, se lo representa con la forma de una paloma, ya que según el Evangelio: “Jesús salió del agua; y entonces se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios, que descendía en forma de paloma, y venía sobre Él” (Mateo, 3:16).
El Espíritu Santo es además la tercera persona de la Santísima Trinidad, que completan el Dios Padre y el Dios Hijo (Jesucristo). Existen diferentes discusiones teológicas sobre esta concepción, relacionadas con el origen de esa persona, su nombre y sobre todo si es la presencia de Dios o no. No obstante, la unanimidad entre las diversas confesiones del cristianismo en su mayoría le confieren al Espíritu Santo la procedencia a Dios.
A grandes rasgos, se puede identificar cuatro vertientes en relación con el Espíritu Santo, referidas así:
- Para los unitarios, se corresponde con una fuerza o cualidad divina, impersonal. Es “algo”, no “alguien”.
- Para los arrianos, el Espíritu Santo tiene una referencia identitaria espiritual de carácter excelso, pero a la que dota de una condición de criatura angélica.
- Los tinteístas conciben al Espíritu Santo como otro Dios, inferior al principal.
- Para los trinitarios, que corresponde a los católicos, los ortodoxos y la mayoría de las confesiones protestantes, es una persona divina que mantiene, sin embargo, la unicidad.
Manifestaciones del Espíritu Santo a lo largo de la Biblia
1. Lucas 11:9-13
“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y os será abierto. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abre. ¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?, o, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente? (…)”.
Esta cita del evangelista Lucas puede tomarse como una referencia del Espíritu Santo como fuerza y voluntad de Dios. Según el texto, él responderá a la llamada, estará para ayudar y enseñar a quien lo necesite cuando todo parezca terminado y el horizonte esté oscuro.
En este sentido, el Espíritu Santo es una fuerza a la que se le pide y se le ruega para que ayude al creyente, aunque no lo pueda ver.
2. Juan 14:16-18
“Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre; el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros (…)”.
Según este texto, Jesucristo está describiendo la Santísima Trinidad: Él, como Hijo, le pedirá a Dios Padre que dé a la humanidad “otro Consolador”, es decir, al “Espíritu de verdad”, que, aunque nadie pueda ver ni conocer, los iniciados (los apóstoles, los creyentes) sí.
El Espíritu Santo será el encargado de mantener el vínculo entre Jesucristo y el Padre. Es la presencia divina de Dios, manifestada también en Mateo 18:20: “Porque donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”.
3. Hechos 19:6
“Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres. Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios”.
En este pasaje la manifestación del Espíritu Santo hace referencia a la obediencia en la palabra de Dios para entrar en su reino y salvarse a través de Cristo.
4. Romanos 8:26
“Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles”.
En este pasaje, se explica que aunque la oración no sea exactamente la correcta, la manifestación del Espíritu Santo se hace presente al ser Él quien intercede por el ser humano.
5. Corintios 2:9-10
“Cosa que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, las cosas que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios”.
En este versículo de la Biblia, la manifestación del Espíritu Santo está en todos los hombres, porque es el único que puede conocer todos sus pensamientos.
6. Efesios 2:1
“Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.
En este pasaje bíblico el Espíritu Santo es el hálito sagrado que atraviesa a los hombres, cuya vida es su obra.
7. Epístola a Tito 3:5-6
“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador”.
Uno de los pasajes de la Biblia que contiene una gran verdad sobre el edificio de la fe. Dios es el Salvador, benigno, dueño de toda la gracia y el don perfecto y el Espíritu Santo su camino.
8. Hechos 2:38
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
En este breve versículo del sagrado libro canónico también se encuentra la contradicción de creer que la salvación se da en el bautismo. Según los teólogos, es un error creer en ello, pues la Biblia es clara en que la salvación es únicamente a través de la gracia de la fe en Jesucristo.
9. Gálatas 5:22-23
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.
En este pasaje bíblico se pone de manifiesto que el fruto del Espíritu Santo, como fuerza de Dios, transforma al ser humano en una persona mejor, superando sus propias limitaciones y mezquindades humanas.
El fruto del Espíritu Santo va limpiando, corrigiendo y reorientando al ser humano, que solo puede y debe colaborar con la fe y la creencia en Él.
10. Romanos 8: 13-17
“Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios”.
En este pasaje de la Biblia, Pablo explica que las leyes del mundo material no son suficientes para la salvación del alma, hay que vivir conforme indica Jesucristo y como guía el Espíritu Santo. Solo así una persona podrá ser llamada hija de Dios, digna de continuar la obra divina en la tierra.
Referencias
- La Sagrada Escritura. Recuperado de vatican.va.