Mi novia/o me dejó. Una ruptura amorosa es una de las situaciones más complicadas de gestionar y superar. En esos momentos, los sentimientos de tristeza afloran con facilidad y alcanzar el bienestar se convierte en una tarea muy compleja.
Asimismo, cuando la decisión de terminar la relación sentimental la hace solo un miembro de la pareja, la situación emocional de la otra persona puede resultar incluso más delicada.
Este hecho se explica por dos motivos principales. En primer lugar, a diferencia de la persona que rompe, el miembro de la pareja “a quien han dejado” no suele presentar ningún tipo de deseo o interés en que la relación termine.
Por otro lado, cuando alguien es dejado por su pareja, suele ser habitual que desarrolle sentimientos de culpabilidad. Es usual que centre el pensamiento en los aspectos negativos y en analizar las cosas que han motivado a la pareja la decisión de terminar la relación.
En este sentido, la autoestima del rechazado puede verse en entredicho, hecho que puede llevar a alteraciones psicológicas y emocionales significativas. Por este motivo, resulta importante saber gestionar adecuadamente esos momentos, y actuar de la forma más saludable posible.
10 consejos para salir adelante en una ruptura amorosa
1. Aceptar la ruptura
El primer paso que se debe efectuar para superar una ruptura sentimental consiste en aceptar que la relación ha terminado.
Es común que en los primeros momentos aparezcan pensamientos y sentimientos de negación. Esto resulta altamente prevalente por la sencilla razón de que la persona no quiere que la relación termine.
Así pues, la primera reacción suele caracterizarse por rechazar una realidad que no se desea y que no permite cumplir las necesidades personales.
Sin embargo, prolongar la negación puede resultar altamente complejo. Ante una ruptura sentimental es indispensable que la persona desarrolle un proceso de duelo sano y adaptado, y esto no se puede conseguir si no se supera la primera fase de negación.
2. Distribuir la culpa
Otro elemento importante en los momentos iniciales de la ruptura consiste en evaluar y distribuir la culpa de forma razonable y equitativa. De forma general, cuando a alguien le dejan, el sentimiento de culpa suele centrarse única y exclusivamente en uno mismo.
Suele ser habitual que ante este tipo de situaciones la persona desarrolle pensamientos sobre lo que ha hecho mal y los motivos por los cuales su pareja ya no le quiere.
No obstante, centrar la atención y analizar la situación de esta forma es muy peligroso. De hecho, es un procedimiento muy autodestructivo que puede pasar factura con el paso del tiempo. Y es que cuando alguien se autorresponsabiliza de decisiones externas, pone en juego buena parte de su autoestima y de su estado emocional.
La culpa de lo que ha pasado debe analizarse de forma tranquila y razonada, sin dejar que los sentimientos desarrollados tomen el control total del proceso.
3. Realizar el proceso de duelo
Más allá de la aceptación de la ruptura y de la distribución ecuánime de las responsabilidades, toda separación sentimental requiere la elaboración de un proceso de duelo.
En este sentido, si la pareja acaba de irse, no se puede pretender superarlo de un día para otro y que los sentimientos de tristeza que se experimenta desaparezcan inmediatamente.
De hecho, es una práctica habitual cuando la ruptura sentimental va acompañada de sentimientos de rabia, enfado u odio hacia la expareja. Sin embargo, este tipo de respuesta emocional suele volverse en contra.
Las personas que tratan de auto-convencerse de haber superado la ruptura con facilidad, en realidad están evitando el proceso de duelo y, por lo tanto, no elaboran la pérdida.
Si se experimenta una gran vorágine de sentimientos, no hay que preocuparse. Esta respuesta resulta normal y beneficiosa. El yo de ahora lo tiene que pasar mal para que el yo del futuro pueda superar por completo la ruptura.
4. No enmascarar las emociones
Una reacción típica en las rupturas sentimentales, especialmente cuando quien ha tomado la decisión de terminar la relación es el otro, consiste en tratar de evitar las emociones.
Mucha gente cree que obviar los sentimientos de tristeza y pensar que todo va bien es la vía más rápida para superar la pérdida e iniciar una nueva vida.
No obstante, el funcionamiento psicológico humano resulta demasiado complejo como para encontrar soluciones tan sencillas ante situaciones delicadas como las rupturas sentimentales.
De hecho, enmascarar las emociones es una práctica que inhibe el proceso de duelo y, por lo tanto, impide superar la pérdida producida.
Resulta conveniente que en los momentos en que se necesite, se expresen las emociones y los sentimientos que se experimentan.
Esto no quiere decir que se deben liberar las emociones sin ningún tipo de filtro y dejar que se apoderen del funcionamiento y del estado psicológico por completo, pero sí implica la búsqueda de situaciones y momentos concretos en los que se pueda liberar la tensión acumulada.
5. Detectar los pensamientos
Una vez han pasado los primeros momentos de la ruptura, donde todo resulta emocionalmente muy intenso e incontrolable, suele aparecer una etapa de mayor calma.
No obstante, esta etapa en la que quizá no se llora tanto y la desesperación ha menguado, resulta altamente importante. En estos momentos la tristeza suele intensificarse y los sentimientos de culpa pueden tomar el control, por lo que resulta crucial realizar un poco de trabajo psicológico.
Hay que tener claro que el estado de ánimo y las emociones se encuentran moduladas principalmente por los pensamientos. En este sentido, resulta conveniente no dejar que aparezcan constantemente de forma automática e incontrolable, y dedicar algo de tiempo en detectar y analizar lo que se piensa.
6. Analizar y modificar los pensamientos
Una vez detectados los pensamientos principales, la persona se dará cuenta de que la mayoría de ellos están centrados en la ruptura. Asimismo, se percatará de que buena parte de los pensamientos presentan un carácter negativo.
A pesar de que tener pensamientos negativos después de una ruptura sentimental resulta inevitable, es fundamental que sean lo más cuerdos y razonables posibles. En este sentido, suele ser beneficioso analizar con detalle qué es lo que se piensa, con el objetivo de evitar pensamientos extremistas y poco razonables.
Desarrollar una cierta distancia entre lo que se siente y lo que se piensa suele ser de gran ayuda. Una cosa son los sentimientos de tristeza y otra el análisis de la situación.
El estado emocional no debe gobernar por completo las opiniones y los pensamientos sobre la ruptura.
7. Buscar apoyo
Realizar el punto anterior puede constituir una tarea bastante compleja. En momentos en los que uno se siente mejor suele ser más sencillo analizar los hechos de forma razonable, pero cuando el estado emocional es intenso resulta más complejo.
Asimismo, ante un estado emocional neutro, un solo pensamiento negativo sobre la ruptura puede desembocar de inmediato en un cúmulo de emociones negativas y una visión catastrofista sobre lo sucedido.
Por este motivo, resulta imprescindible buscar apoyo. Tener gente alrededor que acompañe durante el proceso de duelo ayuda a eliminar buena parte de los sentimientos de culpa, adoptar una visión más calmada acerca de la ruptura e incluso experimentar emociones positivas.
8. Evitar los refugios emocionales
En contrapartida al punto anterior, suele ser altamente dañino buscar elementos en los que refugiarse tras la ruptura. Hay personas que en esos momentos se centran únicamente en el trabajo o en otro tipo de actividades.
No obstante, en estos casos la conducta solo persigue un único objetivo: evitar el proceso de duelo y la experimentación de sentimientos y emociones negativas. Por este motivo, resulta desaconsejable refugiarse en el trabajo o en otros aspectos de la vida. La ruptura se debe elaborar y para ello es necesario permitir que la tristeza aparezca.
9. Buscar distracciones
Aunque no es bueno refugiarse en actividades para evitar pensar y sentir acerca de la ruptura, resulta muy beneficioso encontrar distracciones.
Tener ciertas actividades durante el día que permitan experimentar sensaciones positivas constituye una de las principales fuentes de energía para superar la ruptura.
10. Buscar alternativas
Finalmente, para superar una ruptura hay que tener en cuenta los aspectos más prácticos. Cuando uno tiene una relación, invierte una buena parte de su tiempo en hacer cosas con su pareja.
Esta situación cambia totalmente cuando la relación termina, por lo que resulta de vital importancia encontrar elementos que puedan sustituir las actividades que se hacían con la pareja. Quedar más con los amigos, realizar más actividades con familiares o empezar actividades de ocio o de deporte nuevas suelen ser elementos de ayuda.
Referencias
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- Elisardo Becoña et al. Guías de tratamiento y guías para la práctica clínica psicológica: Una visión desde la clínica. Papeles del Psicólogo.
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