Entre las estrategias de sustentabilidad para el manejo de recursos naturales destacan el compromiso regional con la protección ambiental, el conocimiento del capital natural local y las acciones individuales que todos podemos asumir para conservar el ambiente.
Según la ONU, las estrategias para alcanzar la sostenibilidad están enmarcadas dentro de los 17 objetivos del desarrollo sostenible (ODS) establecidos en la agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
Los ODS buscan terminar con la pobreza, proteger los recursos naturales del planeta y construir un mundo de paz y prosperidad para todas las personas.
Con relación al manejo de los recursos naturales, podemos resumir algunas estrategias planteadas en el marco de los ODS:
1-Unión global
Comisión sobre el Desarrollo Sostenible (CDS)
Es indispensable la interacción de los gobiernos del mundo y de las organizaciones no gubernamentales (ONGs) ambientalistas con organismos internacionales como la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible (CDS) de la ONU.
La CDS cumple funciones de coordinación entre la ONU y las naciones para alcanzar la transición hacia el desarrollo sostenible. Esto se genera a través del diseño de políticas públicas para la conservación de los recursos naturales nacionales, regionales y locales, tales como:
– Los cuerpos de agua superficiales y subterráneos.
– El suelo.
– El aire.
– Los bosques.
– La diversidad biológica.
– La integridad de los ecosistemas existentes.
2-Compromiso regional
Alianzas regionales
La existencia de alianzas entre organismos gubernamentales, privados, ONGs y de la sociedad civil en general, asegura la continuidad de los programas de conservación ambiental regionales.
Sustentación legal
Debe existir legislación en cada país que promueva las buenas prácticas industriales y urbanas, para evitar la contaminación y la sobreexplotación ambiental.
También deben existir organismos para el seguimiento y el control de todas las actividades que impliquen posibles daños ambientales.
3-Conocimiento del capital natural
La conservación y el uso racional de los recursos naturales comienza con un estudio riguroso de su disponibilidad en el ambiente, lo cual se denomina estudio de línea base.
Este tipo de estudio permite conocer el capital natural existente y su estado (contaminado, agotado o no). De esta forma es posible estimar la capacidad de carga del ambiente y las tasas de explotación posibles, buscando que estén en equilibrio con sus tasas de reposición natural.
4-Formación y compromiso de la sociedad civil
Deben establecerse campañas continuas de divulgación de la información ambiental pertinente para generar receptividad y sensibilidad en la población con respecto a este tema.
Estas campañas deben divulgar los estudios de línea base locales y generar el compromiso de mejorar las condiciones ambientales con programas a corto, mediano y largo plazo.
Por ejemplo, puede ser de mucha utilidad efectuar campañas de reforestación con especies nativas y de divulgación de formas de ahorrar electricidad y agua.
5-Acciones individuales
La sumatoria de pequeñas acciones cotidianas locales genera verdaderos cambios trascendentales globales.
¿Cómo podemos apoyar la transición hacia la sostenibilidad? Informándonos y compartiendo la información relacionada con la preservación y el buen uso de los recursos naturales. Podemos considerar las siguientes acciones concretas, tales como:
Ahorrar electricidad
– Instalar paneles solares y promover el uso de energías limpias, amigables con el ambiente.
– Sustituir electrodomésticos y bombillas de alto consumo energético.
– Usar regletas y desconectarlas cuando no se utilicen los equipos eléctricos conectados.
– Apagar equipos y luces mientras no sean necesarios.
– Disminuir el uso de secadores de cabello, secadora de ropa, lavadora y hornos eléctricos.
– Aislar puertas y ventanas para usar menos calefacción, y ajustar el termostato más alto durante el verano que en el invierno.
Disminuir nuestra huella hídrica
– Tomar duchas cortas, evitar usar bañeras y usar menos agua en el WC.
– Optimizar el lavado de vajillas y de ropa con cargas completas y lavado con mínima cantidad de agua.
Cuidar los árboles
– Disminuir el uso de papel imprimiendo lo estrictamente indispensable.
– Sembrar árboles nativos y cuidarlos hasta su desarrollo.
– Proteger los bosques de la tala, la quema y la deforestación.
Ser consumidores conscientes
– Apoyar con nuestro consumo a aquellas empresas que hayan comprobado usar prácticas sostenibles. Para ello debemos buscar información sobre los bienes y servicios y sus ciclos de vida.
– Consumir productos locales y naturales, lo menos procesados y empaquetados posible. Nuestro objetivo es no generar desechos; por tanto, debemos evitar adquirir demasiados productos.
– Consumir menos carne y pescado, cuya producción implica un gasto de recursos muy alto.
Disminuir nuestra huella de carbono
– Conocer nuestra huella de carbono —que puede calcularse en varias páginas web disponibles— y adoptar medios de transporte no contaminantes (como caminar, ir en bicicleta o usar transporte público).
– Promover el uso de fuentes de energía limpias, como los paneles solares.
Reciclar
– Cumplir con el programa de reciclaje de nuestra localidad; si no existe, promocionar su implementación. Por ejemplo, la materia orgánica puede generar abono para los suelos, y el papel, el plástico, el vidrio y el aluminio pueden ser reciclados por empresas especializadas.
Participar activamente en conjunto
– Ser garante del buen funcionamiento de los organismos gubernamentales, privados y ONGs a través de la participación conjunta en auditorías, acciones y campañas locales.
Referencias
- La guía de los vagos para salvar el mundo. Objetivos de desarrollo sostenible. Recuperado de: un.org