La mitomanía o mentira patológica es una condición psicológica que provoca a quienes la padecen la necesidad de mentir y tergiversar la realidad constantemente, para así conseguir que los demás les admiren o les presten atención. Los mitómanos son conscientes de que están mintiendo, pero en momentos muy puntuales pueden llegar a creerse sus propias historias.
La mitomanía fue descrita por primera vez por Anton Delbrück, un psiquiatra de origen suizo que estudió la mentira compulsiva en sus pacientes. Según este autor y las investigaciones posteriores sobre el tema, la principal motivación de los mentirosos patológicos es tratar de impresionar a los demás pretendiendo que llevan una vida emocionante, única y llena de aventuras.
Sin embargo, quienes sufren esta patología son perfectamente conscientes de que su existencia se aleja mucho de aquello que están contando. De hecho, suelen considerar que su vida es aburrida y vacía, por lo que sienten un fuerte rechazo hacia su rutina y tratan de escapar de la misma mediante sus mentiras.
En la mayoría de los casos, las historias de los individuos con mitomanía suenan perfectamente creíbles, por lo que es complicado identificarlas. Por eso, muchas veces quienes les rodean no descubren que han estado interactuando con un mentiroso patológico hasta que encuentran casualmente evidencia de que alguna de sus historias no es cierta.
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Síntomas
Para considerar que una persona tiene mitomanía, es necesario que mienta de forma repetida y constante. Sin embargo, además de esto también han de darse otros síntomas relacionados con el acto de tergiversar la verdad. A continuación veremos cuáles son los síntomas más comunes de las personas con esta patología.
1- Sus mentiras no parecen producir un beneficio concreto
En la mayoría de los casos, cuando las personas mienten lo hacen para evitar una consecuencia que creen que será negativa en su vida. Por ejemplo, un niño cuyos padres se comportan de manera violenta cuando saca malas notas podría mentir sobre los resultados de su último examen para evitar que se enfaden con él.
Las mentiras de las personas con mitomanía son diferentes. Estos individuos se inventan historias y tergiversan la verdad sin un objetivo aparente, en lugar de hacerlo para obtener un beneficio concreto. Esto suele desconcertar mucho a los individuos de su alrededor cuando les descubren, ya que no pueden entender por qué el mentiroso actúa de esta manera.
Así, por ejemplo, una persona con mitomanía podría hablar durante días sobre el nuevo coche que se ha comprado; y más tarde, sus interlocutores descubrirían que en realidad no ha adquirido un nuevo vehículo.
2- Las historias que cuentan suelen ser muy convincentes
Uno de los rasgos más importantes de las personas con mitomanía es que tienden a contar historias muy enrevesadas, dramáticas y llenas de detalles. A menudo incluyen elementos complicados de creer, y se alejan bastante de lo que suele ocurrir en la vida de la mayoría de la gente. Sin embargo, al mismo tiempo son capaces de convencer al resto de que lo que dicen es cierto.
Así, normalmente los mitómanos son personas muy carismáticas, con la capacidad de conmover a otros y hacerles creer que lo que cuentan es cierto. Por otro lado, suelen trabajar mucho en sus historias antes de transmitirlas, por lo que pueden responder a casi cualquier pregunta sobre ellas y dar una gran cantidad de detalles.
3- Son héroes o víctimas en sus propias historias
Las mentiras que cuentan las personas con mitomanía no suelen ser neutrales, sino que implican situaciones extrañas, poco habituales o muy exageradas. Por si esto fuera poco, en una gran mayoría de los casos estas historias les hacen quedar como individuos muy heroicos, o como víctimas de circunstancias muy negativas.
Por ejemplo, el mentiroso patológico puede inventarse una historia sobre que ha sufrido un atraco a mano armada mientras paseaba por la calle, y que le han robado todo su dinero; o puede hablar de que hace unos años consiguió ganar un millón de euros jugando en bolsa y luego lo perdió todo en una racha de mala suerte.
La intención al contar estas historias tan exageradas es conseguir crear emociones muy potentes en sus interlocutores, como pena, admiración, simpatía o aceptación.
4- En ocasiones se creen sus propias mentiras
En la mayoría de los casos, los mentirosos patológicos son perfectamente conscientes de que no están diciendo la verdad. Crean sus historias con el objetivo de engañar al resto, y por lo tanto se pasan mucho tiempo pensando sobre cómo manipular los hechos o qué mentiras van a ser las más efectivas para conseguir la validación emocional que buscan.
Sin embargo, diferentes investigaciones sobre este tema apuntan a que en ocasiones las personas con mitomanía son capaces de autoconvencerse de que algunas de sus historias son reales. En otros casos, estos individuos no se creen el contenido de sus mentiras, pero sí que interiorizan la visión que presentan de sí mismos en ellas.
Causas
Como suele ser habitual cuando hablamos de condiciones psicológicas, no se ha encontrado una única causa que pueda explicar la mitomanía por sí sola. De hecho, existe un fuerte debate sobre si esta patología puede considerarse un trastorno independiente, o si se trata más bien de un síntoma de otras enfermedades mentales más serias.
En estos momentos, el DSM – V (el manual diagnóstico más utilizado dentro del campo de la psicología) no incluye la mitomanía como una patología independiente. Por el contrario, dentro del campo de la salud mental las mentiras compulsivas se entienden como un síntoma de otros trastornos, como el bipolar, el de la personalidad narcisista, o el de la personalidad límite.
A un nivel más bajo, algunos investigadores creen que la necesidad de mentar de manera compulsiva está provocada por problemas de autoestima, por la existencia de traumas pasados, o por la necesidad de conseguir más atención de la que la persona está recibiendo en el presente.
Por otro lado, algunos psicólogos creen que el ambiente de la persona juega un papel muy importante en las mentiras compulsivas. Se cree que algunas culturas o entornos pueden premiar en mayor medida que otros el hecho de inventar historias grandiosas como forma de conseguir atención o reconocimiento, lo que haría más probable la aparición de la mitomanía.
Consecuencias
A pesar de que en muchos casos las mentiras pueden tener algunos beneficios a corto plazo, la mitomanía a menudo provoca serias consecuencias a la larga. Por ejemplo, las personas que sufren de esta condición pueden sentir un estrés muy elevado por el hecho de tener que acordarse de sus propias mentiras y los detalles de las mismas.
Por otra parte, los individuos con esta patología en muchas ocasiones sienten que tienen que llevar una vida que esté a la altura de sus propias invenciones, lo que la mayoría de las veces es prácticamente imposible.
De esta manera, sienten rechazo hacia las condiciones en las que viven, lo que paradójicamente empeora aún más su autoestima y por lo tanto los síntomas de la mitomanía.
A muy largo plazo, si no solucionan las causas subyacentes las personas con este trastorno suelen acabar desarrollando otros problemas más graves, relacionados con su bajo autoconcepto, la falta de honestidad en sus relaciones y su necesidad no resuesta de atención por parte de otras personas.
Consecuencias externas
Sin embargo, no todas las consecuencias negativas derivadas de la mitomanía tienen que ver con la autoestima o con el bienestar emocional de las personas afectadas. En muchas ocasiones, los individuos de su entorno acaban descubriendo las mentiras que estas les han estado contando, lo que suele provocar grandes problemas en sus relaciones.
Así, cuando las personas cercanas a un mitómano se dan cuenta de que este les ha estado mintiendo, suelen sentir un gran rechazo por él, lo que agrava aún más sus problemas de autoestima y necesidad de atención. Las mentiras también pueden causarles problemas laborales o incluso legales, lo que empeora todavía más la situación.
Tratamiento
El tratamiento de la mitomanía suele ser bastante complicado, principalmente porque las personas que padecen esta condición no suelen admitir que tienen un problema. Hacerlo implicaría reconocer que la vida que se han construido en su imaginación es falsa, y les obligaría a enfrentarse a su baja autoestima y a las causas subyacentes de la patología.
Sin embargo, una vez que estas personas deciden cambiar, existen muchos enfoques diferentes que pueden dar un buen resultado para acabar con la mentira patológica. La mayoría de ellos implicarán encontrar qué ha causado la mitomanía en primer lugar y trabajar sobre ello.
Así, por ejemplo, la terapia cognitivo – conductual intentará encontrar las creencias negativas que la persona alberga sobre sí misma y que la están llevando a pensar que mentir es su única salida. Un psicoanalista, por otro lado, optaría por detectar y resolver los traumas pasados que han acabado provocando la patología.
Por otro lado, como ya hemos visto, en algunas ocasiones la mitomanía es un síntoma de otras condiciones psicológicas más serias. En estos casos, la necesidad de mentir de forma compulsiva tenderá a desaparecer según se vayan resolviendo los problemas de fondo mediante una combinación de terapia y medicación.
Referencias
- “Compulsive lying” en: Good Therapy. Recuperado en: 31 Octubre 2019 de Good Therapy: goodtherapy.org.
- “What to know about pathological liars” en: Medical News Today. Recuperado en: 31 Octubre 2019 de Medical News Today: medicalnewstoday.com.
- “Mitomanía: síntomas, causas y tratamiento en niños y adultos” en: Psicología y Mente. Recuperado en: 31 Octubre 2019 de Psicología y Mente: psicologiaymente.com.
- “How Do I Cope with Someone Being a Pathological Liar?” en: Health Line. Recuperado en: 31 Octubre 2019 de Health Line: healthline.com.
- “Pathological lying” en: Wikipedia. Recuperado en: 31 Octubre 2019 de Wikipedia: en.wikipedia.org.