¿Qué es la prehistoria?
La prehistoria es el periodo que comenzó con la aparición de los primeros antecesores del Homo sapiens hasta la invención de la escritura, sobre el 3300 a.C. Esta definición cronológica es discutida por muchos historiadores, ya que los acontecimientos señalados como principio y fin no ocurrieron al mismo tiempo en todas las civilizaciones.
En lo que sí existe consenso es en considerar este periodo como el más largo de la historia de la humanidad. Los seres humanos evolucionaron, comenzaron a utilizar el lenguaje oral, domesticaron animales e inventaron la agricultura.
Los expertos dividen la prehistoria en dos grandes periodos: la Edad de Piedra y la Edad de los Metales, aunque algunas corrientes historiográficas denominan esta última como Protohistoria. La Edad de Piedra está dividida a su vez en Paleolítico, Mesolítico y Neolítico, mientras que la de los Metales comprende la Edad del Cobre, la del Bronce y la del Hierro.
El primitivo ser humano experimentó grandes cambios en su comportamiento. Muchos grupos humanos tenían una organización tribal y eran nómadas. La aparición de la agricultura en diversos puntos del planeta, ligada al cambio climático, propició asentamientos más fijos. A partir de allí, comenzarían a desarrollarse algunos de los hábitos culturales más característicos de la especie, como la religión o el arte.
Etapas de la prehistoria
No existe consenso científico para establecer en qué momento comenzó la prehistoria. Además, la falta de documentos escritos hace que todos los estudios sobre este periodo se basen en los restos arqueológicos encontrados.
En cambio, casi todos los expertos señalan que finalizó con la aparición de la escritura, sobre el 3300 a.C. Esa fecha es considerada como el principio de la Historia.
La prehistoria es el periodo más extenso, cronológicamente hablando. Por ese motivo, a la hora de estudiarla se ha dividido en varias etapas. La primera es la Edad de Piedra, subdividida a su vez en Paleolítico, Mesolítico y Neolítico.
La segunda etapa sería la Edad de los Metales. No todos los historiadores la incluyen dentro de la prehistoria, ya que algunos prefieren categorizarla como un periodo diferente: la Protohistoria. A su vez, la Edad de los Metales se divide en la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.
Un aspecto que hay que tener en cuenta con la cronología de estas etapas es que no sucedieron al mismo tiempo en todas las regiones del planeta. Por ese motivo, existen diferencias notables entre, por ejemplo, la prehistoria africana y la americana.
- Edad de Piedra. La Edad de Piedra es el periodo en el que el humano utilizó la piedra para elaborar herramientas e instrumentos, y se divide en Paleolítico, Mesolítico y Neolítico. Se acepta que pudo comenzar en África hace alrededor de 2.8 millones de años.
- Paleolítico. La palabras significa “piedra antigua”, y es la etapa más larga de toda la prehistoria. En este periodo, el ser humano comenzó a elaborar algunas herramientas en África. La fecha de su inicio depende del lugar del planeta, mientras que su finalización se produjo en el 12000 AP (antes del presente). La población humana era eminentemente nómada. La búsqueda de alimentos y la lucha por sobrevivir obligaba a estos grupos a trasladarse de un lugar a otro. Uno de los acontecimientos más destacados acaecidos durante este periodo fue el descubrimiento del fuego, algo que cambió los hábitos de los primeros seres humanos, su cerebro y marcó su evolución. A efectos de estudiarlo mejor, los expertos han dividido el Paleolítico en tres fases diferentes.
- Paleolítico Inferior, en el que el ser humano fue evolucionando lentamente.
- Paleolítico Medio, comenzó cuando empezaron a fabricarse las primeras herramientas, incluidas armas que ayudaron al ser humano a sobrevivir.
- Paleolítico Superior, que duró hasta aproximadamente el 12000 AP. Durante esta etapa surgieron algunas de la primeras culturas humanas, como la Magdaleniense, la Gravetiense o la Solutrense.
- Mesolítico. El Mesolítico fue el periodo de transición entre el Paleolítico y el Neolítico, como indica su nombre (entre piedras). Comenzó sobre el 12000 AP y tuvo una duración de 3.000 años, aunque las fechas varían dependiendo del lugar del planeta que se tome como referencia. El final de la era glaciar que había tenido lugar durante el Pleistoceno permitió al ser humano mejorar sus condiciones de vida. Uno de las consecuencias fue que abandonaron las cuevas y empezaron a vivir en el exterior. Aunque aún no se puede considerar como una actividad principal, en esta etapa comenzó a practicarse una agricultura reducida. Poco a poco, esto hizo que algunos grupos abandonaran el nomadismo y se asentaran en lugares fijos. Esto, sin embargo, no se extendió hasta el Neolítico. Los historiadores dividen este periodo en dos partes: el Epipaleolítico y el Protoneolítico.
- Neolítico. El nombre de este periodo se puede traducir como “Piedra Nueva”. Esta denominación se debe a que el humano empezó a pulir la piedra y darle nuevos usos. Este fue uno de los factores, aunque no el único, que convirtió al Neolítico en una etapa de profunda transformación para el ser humano. Otro de los factores fue el cambio del clima que había comenzado en el Mesolítico y que continuó en esta etapa. El calor provocó que se derritieran parte de los hielos que cubrían grandes zonas de Europa, Asia y América y grandes extensiones de tundra se transformaron en bosques. Los animales migraron buscando adaptarse, lo que repercutió negativamente en la caza. Por otra parte, se extendieron especies vegetales comestibles, como el mijo, el arroz, la cebada, el trigo o el maíz. El desarrollo de la agricultura y la ganadería fue fundamental para la transición desde el nomadismo hacia el sedentarismo. Todos estos cambios generaron lo que los expertos llaman “revolución neolítica”. La principal consecuencia fue la aparición de los primeros asentamientos humanos y, con ellos, una organización social, política y económica bastante más compleja. Desde este momento, lo obtenido de la agricultura empezó a desplazar a la caza como principal medio de subsistencia.
- Paleolítico. La palabras significa “piedra antigua”, y es la etapa más larga de toda la prehistoria. En este periodo, el ser humano comenzó a elaborar algunas herramientas en África. La fecha de su inicio depende del lugar del planeta, mientras que su finalización se produjo en el 12000 AP (antes del presente). La población humana era eminentemente nómada. La búsqueda de alimentos y la lucha por sobrevivir obligaba a estos grupos a trasladarse de un lugar a otro. Uno de los acontecimientos más destacados acaecidos durante este periodo fue el descubrimiento del fuego, algo que cambió los hábitos de los primeros seres humanos, su cerebro y marcó su evolución. A efectos de estudiarlo mejor, los expertos han dividido el Paleolítico en tres fases diferentes.
- Edad de los Metales. La Edad de los Metales inició, aproximadamente, en el 6000 AP, y se divide en Edad del Cobre, del Bronce y del Hierro.
- Edad del Cobre. El final del Neolítico supuso también el comienzo de una nueva era, la Edad de los Metales. Dentro de esta, la primera etapa se denomina Calcolítico o Edad del Cobre, ya que este fue el primer metal que se comenzó a utilizar masivamente. No existen datos exactos sobre cuándo empezó a trabajarse el cobre, pero algunos descubrimientos apuntan a que pudo ser sobre el 6000 a.C. En un primer momento, el ser humano usó el cobre en su estado natural, ya que todavía no sabía cómo fundirlo. Las técnicas utilizadas eran el martillado y el batido, todo en frío. Cuando profundizó en el uso del fuego se produjo el nacimiento de la metalurgia. Entre los utensilios que se fabricaban con cobre, además de los meramente ornamentales, se encuentran las agujas y punzones. Después, la mejora de las técnicas metalúrgicas permitió que se crearan herramientas más complejas e, incluso, algunos símbolos religiosos. De igual forma, el ser humano empezó a elaborar armas con este metal. Esto aumentó su capacidad para cazar animales y, también, para defenderse o atacar a otros asentamientos.
- Edad del Bronce. El ser humano no se conformó con trabajar el cobre, sino que empezó a experimentar y mezclarlo con otros materiales. El resultado fue la aparición del bronce, aleación entre el cobre y el estaño que dio nombre a la segunda etapa de la Edad de los Metales, entre el 1700 y el 800 a.C. La Edad del Bronce se divide a su vez en tres etapas: el Bronce Antiguo, el Bronce Medio y el Bronce Final, dependiendo de la evolución en la calidad de este metal. Su origen se sitúa en Oriente Próximo, desde donde se extendió a otras áreas del planeta. El bronce era bastante más duro que el cobre, lo que permitió que se utilizara para mejorar las armas y las herramientas. En el primer caso, parece que el uso de armas elaboradas con esta aleación por los aqueos fue una de las causas de la desaparición de la civilización minoica. Además de las consecuencias directas del uso de este metal, un efecto secundario fue la búsqueda intensiva de yacimientos. Al mismo tiempo, el comercio se fortaleció y los contactos entre las diferentes culturas fueron intensificándose.
- Edad del Hierro. El último de los periodos de la prehistoria fue la Edad del Hierro. Aunque hay diferencias geográficas importantes, en general se sitúa su comienzo en el año 1500 a.C y su finalización en el 500 a.C. La característica principal de esta etapa, y lo que le da su nombre, es el uso del hierro como materia prima más importante. No se conoce a ciencia cierta cómo y cuándo se descubrió este elemento, pero su dureza y su mayor abundancia provocó que se convirtiera en muy popular en todos los ámbitos. El hierro pasó a ser fundamental para la fabricación de nuevas herramientas para la agricultura, como los picos o las hachas. De igual forma, se utilizó para hacer más resistentes martillos y mandarrias. Sin embargo, el ámbito en el que el hierro adquirió mayor importancia fue en el bélico. Su dureza convirtió este metal en el mejor material para fabricar espadas, puntas de lanzas, cascos e, incluso, armaduras.
Características de la prehistoria
– Ausencia de escritura. La característica más importante es la falta de registros escritos. La información sobre este período se obtiene a través de artefactos arqueológicos, restos humanos y otras evidencias materiales.
– Desarrollo del lenguaje. Aunque no hay evidencia escrita, se cree que las primitivas sociedades prehistóricas desarrollaron sistemas complejos de comunicación oral para transmitir conocimientos, y luego mitos y tradiciones.
– Nomadismo. Durante el Paleolítico, los seres humanos eran principalmente nómadas, dependían de la caza, la pesca y la recolección de alimentos para sobrevivir. Vivían en pequeños grupos y se desplazaban continuamente en busca de recursos.
– Herramientas de piedra. En el Paleolítico, los humanos comenzaron a fabricar herramientas de piedra, madera y hueso para cazar, cortar y procesar alimentos. Estas herramientas fueron esenciales para su supervivencia.
– Control del fuego. Esto fue un avance fundamental en la prehistoria. Proporcionó calor, luz y protección contra depredadores, y también se utilizó para cocinar alimentos. Hay registros de su utilización para cocinar que datan de hace 780.000 años. Comer alimentos cocidos, como la carne o algunas verduras (con mucha celulosa, que no podía digerir el humano) hizo que el cuerpo de los Homo sapiens evolucionara: creció el cerebro y el intestino se redujo, todo lo cual ayudó a la evolución humana. Por otra parte, el control del fuego incluyó saber cómo producirlo, sin necesidad de esperar por un rayo en una tormenta, manejarlo y conservarlo.
– Expresión artística. Durante la prehistoria, muchas sociedades dejaron evidencia de su expresión artística en forma de pinturas rupestres, esculturas y otros artefactos decorativos. La pintura rupestre, por ejemplo, fue hecha sobre piedra en cuevas o cavernas, utilizando carbón vegetal o diversas materias vegetales y minerales. Las cuevas más antiguas datan de hace 40.000 años o más, y se encuentran en España y Francia. En Norteamérica, se han descubierto pinturas de hace 20.000 años, y en Sudamérica, algunas van desde los 11.000 hasta los 5.000 años de antigüedad (aquí destaca la Cueva de las Manos, en la Patagonia argentina).
– Revolución agrícola. En el Neolítico, se produjo la transición a la agricultura y la domesticación de animales. Este cambio permitió la sedentarización y el desarrollo de comunidades agrícolas más complejas, y eventualmente la formación de ciudades.
– Comercio incipiente. Los asentamientos permitieron el desarrollo del comercio, que comenzó a ser más frecuente. Esta circunstancia no solo fue importante económicamente, sino que también permitió que se produjeran intercambios culturales entre las diversas tribus que comerciaban entre sí.
Forma de vida de los humanos en la prehistoria
Los restos fósiles apuntan a que los homínidos empezaron a aparecer hace entre 7 y 5 millones de años. La cronología de las primeras etapas evolutivas aún no ha terminado de establecerse del todo, aunque los yacimientos que se descubren van aportando cada vez más datos.
La hominización se define como el proceso mediante el que el ser humano fue separándose evolutivamente del resto de los primates hasta llegar a convertirse en Homo sapiens. La teoría que goza de mayor aceptación afirma que la cuna de la humanidad se encuentra en África y que, desde allí, los homínidos se expandieron al resto del planeta.
- Organización tribal. En la prehistoria se desarrollaron las primeras formas de organización social. Los primeros grupos estuvieron basados en las relaciones familiares, con los más fuertes como líderes. El grupo permitía tener más posibilidades de sobrevivir, defenderse de los peligros y cazar para alimentarse. Poco a poco, esas familias fueron convirtiéndose en clanes familiares más amplios y poderosos. Finalmente, la unión de varios clanes dio lugar a la aparición de tribus. Estas necesitaron nuevas formas de organización social y económica y desembocaron en sociedades jerarquizadas y con trabajos especializados.
- El Paleolítico: una economía recolectora y cazadora. Durante el Paleolítico, los diferentes grupos humanos basaban su alimentación en la caza, la pesca y la recolección. Aunque siempre se ha señalado que existía una diferenciación de las labores según el género, los últimos hallazgos apuntan a que las mujeres participaban activamente en la captura de animales. En ese periodo, los clanes, formados por 30 o 40 personas, eran nómadas o seminómadas. Así, buscaban sitios en los que hubiera agua y animales y se asentaban hasta agotar los recursos, momento en el que se desplazaban a otra zona. Para descansar y protegerse, lo más frecuente era que buscaran ubicaciones donde existieran cuevas. En caso de que el clima lo permitiera, el grupo podía quedarse al aíre libre. Conforme fueron dominando el fuego, las posibilidades se multiplicaron, ya que les permitía combatir el frío, iluminar las cavernas y ahuyentar a los animales.
- El Neolítico y la agricultura. Los seres humanos empezaron a abandonar sus refugios en cuevas y cavernas debido al aumento de temperaturas. La mejora de las condiciones climáticas permitió que empezaran a levantar poblados al aire libre, que serían la base para los primeros asentamientos fijos. A esto hay que unir el creciente dominio de las labores agrícolas. Todo lo anterior dio lugar a lo que se conoce como “revolución neolítica”, proceso por el que el ser humano pasó de ser nómada, cazador y recolector y se convirtió en sedentario, agricultor y ganadero. La transformación de su forma de vida también supuso cambios en la organización social y en las herramientas que utilizaba. En este segundo aspecto, destacaron las nuevas técnicas de pulido de piedras, que permitieron la fabricación de herramientas agrícolas. De igual forma, los seres humanos empezaron a trabajar la cerámica y los textiles. Por otra parte, los asentamientos estaban siempre cerca de fuentes de agua, elemento vital para la agricultura y para la ganadería. Las primeras viviendas eran cabañas de reducido tamaño y se levantaban sobre terrenos algo elevados. Entre las novedades que surgieron en la organización social se encuentra la aparición del concepto de propiedad privada. A corto plazo, esto condujo a que aparecieran diferencias económicas y, por lo tanto, a la necesidad de una estructura de poder.
- Culto a los muertos. Los investigadores han encontrado restos que sugieren ritos funerarios ya desde el Paleolítico. Sin embargo, fue en el Neolítico cuando estas prácticas se hicieron más comunes. Los hallazgos muestran que los muertos eran enterrados con ajuares. Igualmente, se han encontrado pruebas de que se desarrollaban algunos ritos religiosos. La construcción de grandes monumentos de piedra de carácter funerario, como los menhires, los cromlechs o los dólmenes son pruebas de que el ser humano había desarrollado una serie de ritos asociados a la muerte.
- Metales. La siguiente gran oleada de cambios, después de la “revolución neolítica”, se produjo con la expansión del uso de los metales. Las transformaciones abarcaron todas las áreas, desde la economía hasta la sociedad. Por una parte, los trabajadores prehistóricos debieron diversificarse. Ya no solo existían agricultores y ganaderos, sino también mineros, herreros, artesanos y comerciantes. Además, gracias al uso de estos nuevos materiales, más maleables y resistentes que los anteriores, se fabricaron utensilios más eficaces para trabajar la tierra. Con el tiempo, ambos factores hicieron que los poblados fueran más prósperos. La población aumentó y empezaron a aparecer las primeras ciudades. A su vez, esto provocó que la sociedad fuera más compleja. Unos pocos fueron acumulando gran parte de la nueva riqueza generada. Junto al poder económico, esos privilegiados acabaron asumiendo el poder político.
- El hogar. Los primeros humanos se refugiaban en la parte exterior de accidentes geográficos, como las entradas de las cuevas. De esta manera, podían aprovechar la luz natural proveniente del exterior mientras aprovechaban las paredes y techos como refugio. La cueva se elegía considerando la posición del sol y el lugar donde se contara con más horas de luz.
Religión en la prehistoria
El hecho religioso estuvo presente desde la prehistoria, aunque no organizado. En un principio, el ser humano practicaba ceremonias para obtener una buena caza o para que la cosecha fuera abundante. La fertilidad era otra de las motivaciones por las que empezaron a realizar estos rituales.
Creían en varios seres, que con el tiempo se convertirían en dioses. Los más importantes representaban la fertilidad de la tierra y la caza. En este sentido, muchos grupos eran animistas y adoraban a animales o a fieras que representaban en tótems.
Dado que no existía una casta sacerdotal, al principio eran los ancianos de la tribu los que dirigían los rituales. Con el tiempo, comenzaron a aparecer sacerdotes y se organizó una jerarquía religiosa.
Las tumbas
Una vez muerta una persona se introducía el cuerpo en una cueva que estuviera ubicada en la ladera de una montaña y se decoraba de manera diferente. En otros casos, los cadáveres eran colocados sobre montículos de tierra que se recubrían con piedras.
En algunos casos en las cámaras funerarias también se encontraban objetos relacionados con la persona, como muebles, ropa, tejidos, entre otras.
Sociedad en la prehistoria
Las sociedades tribales de la prehistoria apenas tenían una organización jerárquica. Sin embargo, conforme el ser humano fue volviéndose sedentario, el sistema social evolucionó hasta que se formaron distintos estamentos.
En el ámbito político, aparecieron gobernantes y sacerdotes como clases más poderosas. Tras ellos, se crearon clases formadas por guerreros, artesanos y campesinos.
Ya en la Edad de los Metales apareció un nuevo grupo social que ocupó la parte más baja de la pirámide: los esclavos.
Armas de la prehistoria
El ser humano se dotó pronto de armas, ya fuera para cazar animales o para defenderse de tribus rivales. Al principio, como ocurrió con las herramientas, utilizaron piedras, huesos o palos. Más adelante, con los adelantos en las técnicas de tallar la piedra, empezaron a fabricar armas más resistentes.
Muchas de estas armas primitivas sirvieron como base para las que se construirían posteriormente, ya durante la Edad de los Metales.
- Primeras armas. La habilidad de los primeros humanos para fabricar armas les permitió disponer de una amplia variedad. Entre ellas, destacaron el hacha, el garrote, la lanza y las flechas. Su primer objetivo fue la caza y todo lo relacionado con el tratamiento de la carne. Siguiendo el orden cronológico, la primera arma que el ser humano utilizó fue la piedra. En un primer momento, estas piedras se usaban para romper frutos o huesos o abrir conchas. Una vez que aprendió a trabajar la piedra, empezó a fabricar hachas de mano. Para construirlas utilizaba el sílex, un tipo de material que aunaba maleabilidad y dureza. Otro adelanto importante, especialmente porque permitió cazar a distancia, fue la flecha y el lanzador. En ambos casos, lo importante era que estuvieran bien afiladas para que aumentara su efectividad. Algo similar se puede afirmar de las lanzas. Los primeros ejemplares eran, simplemente, palos con la punta afilada. Cuando se controló el fuego, esta punta se acercaba a la hoguera para que se endureciera. Más tarde, se unió una punta elaborada con sílex bien afilado.
- Revolución de los metales. La Edad de los Metales representó una revolución en la fabricación de armas. Durante la primera etapa, la del cobre, el ser humano empezó a utilizarlo para mejorar su función. Con el cobre se elaboraron las primeras dagas, dotadas de hojas triangulares y bastante anchas. Ya al final de la prehistoria, en la Edad de Hierro, las armas adquirieron una nueva dimensión. Ese metal, además de ser abundante, era fácilmente moldeable y su dureza lo hacía perfecto para fabricar desde espadas hasta cascos.
Arte en la prehistoria
La expresión artística por excelencia de la prehistoria fue la pintura rupestre. El ser humano utilizó las paredes de las cuevas para dejar constancia de su forma de vida y de su manera de ver el mundo que lo rodeaba.
Muchos expertos, no obstante, difieren en considerar arte a ese tipo de manifestaciones. Para esta corriente, los autores de esas pinturas no tenían como objetivo el disfrute de la obra, pues esta tenía una función ritual y mágica.
- Arte en el Paleolítico. El arte rupestre fue protagonista en el Paleolítico. Lo habitual era que se aprovecharan las paredes de las cuevas donde el ser humano vivía para hacer las pinturas. En algunos casos, también se pintaba en el exterior. Casi todos los ejemplos de este tipo de arte se han encontrado en el sur de Europa, concretamente a partir del límite que marcaron los hielos producidos por la glaciación de Würm. La característica principal de estas pinturas era el naturalismo. Muchas de ellas reflejaban escenas de caza, con muchas figuras representando las presas y los cazadores. Una de las teorías existentes apunta a que las pinturas tenían una función ritual, para que las capturas fueran abundantes. Los primeros artistas de la humanidad usaron técnicas bastante sencillas. Las pinturas solo tenían uno o dos colores, obtenidos de diversos pigmentos minerales y vegetales.
- Arte en el Neolítico. La “revolución neolítica” también tuvo su reflejo en el arte. Durante este periodo, el ser humano aprovechó el fin de la glaciación para empezar a vivir en el exterior de las cuevas. Esto, junto al desarrollo de la agricultura y la ganadería, provocó que abandonara el nomadismo para vivir en asentamientos estables. Esos cambios se reflejaron en las manifestaciones artísticas. Como en el Paleolítico, muchas de las obras utilizaban la piedra como material primordial, pero las nuevas técnicas de pulido hicieron que el resultado fuera bastante más refinado. Otro material que empezó a cobrar protagonismo fue la cerámica. A pesar de que las creaciones eran puramente utilitarias, principalmente recipientes para conservar alimentos, se considera que representaron el nacimiento de un nuevo tipo de expresión artística. Por otra parte, también se elaboraron pequeñas estatuillas que solían representar a figuras femeninas relacionadas con la fertilidad. Los materiales más utilizados para elaborarlas fueron la piedra y la arcilla.
- Arte en la Edad de los Metales. Al empezar a trabajar los metales, el ser humano contó con un nuevo material para elaborar sus obras artísticas. En la primera etapa, la Edad del Cobre, utilizó ese metal para fabricar artículos meramente decorativos, como anillos o brazaletes. El siguiente periodo, la Edad del Bronce, se caracterizó por la diversidad de las creaciones artísticas y por sus diferencias regionales. Los utensilios domésticos empezaron a decorarse con imágenes y las estatuas eran más realistas. La aparición de diferentes estamentos sociales y económicos también se vio reflejado en el ámbito artístico. Los más privilegiados tenían como signo de distinción la posibilidad de poseer objetos más lujosos y mejor decorados, algo que se reflejó en las costumbres funerarias y religiosas.
Referencias
- Etapas de la prehistoria. Recuperado de mundoantiguo.net.
- Prehistory. Recuperado de newworldencyclopedia.org.
- Paleolithic Period. Recuperado de britannica.com.
- Hendry, Lisa. Homo erectus , our ancient ancestor. Obtenido de nhm.ac.uk
- National Geographic. Early Human Milestones. Obtenido de genographic.nationalgeographic.com