Regosol es un grupo de suelos de referencia en la clasificación de la base referencial mundial del recurso suelo (World Reference Base for Soil Resources). En la clasificación del Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA soil taxonomy) se les conoce como Entisoles.
Se trata de suelos cuya formación está relacionada con su posición topográfica, similar a como ocurre con los Litosoles (leptosoles), pero se diferencian de estos en que poseen una profundidad mayor a los 25 cm.
Los regosoles están formados por material fino no consolidado debido a que se desarrollan sobre rocas deleznables (que se deshacen).
Al estar compuesto por material no consolidado, con muy escasa materia orgánica, retienen poca humedad. Además su horizonte ócrico superficial tiende a formar costra en la época seca dificultando tanto la infiltración del agua como la emergencia de plántulas.
Se desarrollan en zonas de montaña, así como en sedimentos de ríos y marinos, en todo tipo de climas y en todas partes del mundo. Son más abundantes en zonas secas cálidas y frías.
Dadas sus propiedades físicas y escasa fertilidad no son muy productivos desde el punto de vista agrícola.Sin embargo, con el manejo adecuado pueden cultivarse en ellos diversas hortalizas o establecer huertos frutales.
Por otra parte, cuando sustentan herbazales naturales, pueden emplearse para el pastoreo con una carga animal baja. En todo caso, en condiciones de alta pendiente, dada su predisposición a la erosión, es preferible destinarlos a la conservación de la vegetación natural original.
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Características de los regosoles
Dentro de los regosoles se incluye a todos aquellos suelos jóvenes que no entran en el resto de grupos establecidos. Por tanto, se describen más por características que no poseen que por características diagnósticas propias.
En este sentido son suelos similares a los leptosoles o litosoles, pero con mayor profundidad y sobre roca deleznable. Igualmente, muestran similitud con los aridisoles, pero son poco arenosos y presentan semejanza con los fluvisoles (sin presentar el moteado de estos por los procesos de oxidación y reducción).
En general, se trata de suelos minerales profundos, poco desarrollados, con un horizonte superficial ócrico sobre el material original aún no consolidado. La presencia de ese material grueso en la mayor parte del perfil, le confiere un buen drenaje debido a su alta porosidad.
Material parental y formación
Son suelos minerales poco evolucionados que se forman sobre diversos tipos de material parental deleznable, expuestos a la erosión por su posición topográfica. El material parental puede ser de sedimentos de ríos o marinos, así como sedimentos volcánicos, areniscas o arcillas.
Se trata de materiales de grano fino no consolidados, debido a bajas temperaturas en el suelo, a sequía extrema o a procesos erosivos permanentes. Por otra parte, su escasa materia orgánica no permite formar agregados, por lo que en estas condiciones se da un escaso desarrollo de suelo.
La roca deleznable se deshace bajo la acción de los factores de meteorización (agua, viento, vegetación) y se va acumulando. Con el tiempo se va formando un primer horizonte delgado, pero el resto de la profundidad del perfil permanece compuesto del material deshecho original.
En este grupo también se incluyen suelos en formación (jóvenes) a partir de desechos mineros, rellenos sanitarios y otros materiales por la acción del ser humano.
Perfil
Si bien se trata de suelos profundos, no presentan una definición de horizontes, salvo un horizonte superficial ócrico sobre el material original poco alterado. El ócrico es un horizonte diagnóstico superficial (epipedón), caracterizado por presentar un color muy claro, con muy poco carbono orgánico y se endurece al secarse.
En condiciones de clima frío la materia orgánica presente en este horizonte está pobremente descompuesta. Así mismo, los regosoles de pantanos costeros que tienen materiales sulfídicos (a base de azufre) forman un epipedón hístico.
Por otra parte, dependiendo del material parental que les da origen y de las condiciones ambientales de formación, se identifican distintos tipos de regosoles. Entre ellos están los regosoles calcáricos, caracterizados por concentraciones altas de carbonato de calcio.
Asimismo, los regosoles dístricos con escaso contenido de bases y los regosoles éutricos con abundantes bases. Otro tipo son los regosoles gleicos, con típicas tonalidades grises y verde azuladas, ya que al estar saturados de agua parte del año sufren procesos de reducción.
Ambientes y regiones donde se desarrollan
Los regosoles predominan en zonas áridas y en áreas montañosas donde se presenten tipos de rocas deleznables o que se deshacen con facilidad. Son, junto a los leptosoles, uno de los grupos de suelos más extendidos en el planeta, abarcando cerca de 260 millones de hectáreas.
Son especialmente abundantes en el medio oeste norteamericano, zonas secas de Centro y Sudamérica, África del norte, Australia y Oriente Medio. En Europa, los regosoles son más comunes al sur del continente que en el norte, especialmente en la zona del Mediterráneo y los Balcanes.
Desde el punto de vista climático se encuentran tanto en climas tropicales, como templados y fríos en todo el planeta (suelos azonales). Por la condición material que los conforma, son susceptibles a la formación de cárcavas (grandes trincheras o grietas socavadas por el agua de escorrentía, el viento o el hielo).
Usos
Los regosoles debido a su escaso desarrollo, poca retención de humedad, susceptibilidad a la erosión y compactación, no son muy productivos. Sin embargo, con el manejo adecuado pueden destinarse a la producción agrícola de ciertos cultivos y al pastoreo, sin expectativas de alta productividad.
Limitaciones y manejo
Debido a la condición poco consolidada del material que compone a los regosoles, son muy susceptibles a la erosión. Esto sobre todo cuando están en condiciones de alta pendiente, lo cual dificulta su uso para la agricultura.
Por su alta porosidad tienen muy baja capacidad para retener el agua, siendo sensibles a la sequía y el horizonte superficial ócrico tiende a formar costra al secarse. Esto último dificulta la infiltración del agua, incrementando la escorrentía superficial y formando una barrera para la emergencia de las plántulas.
Ante estas condiciones, estos suelos requieren un manejo adecuado para la producción agrícola, entendiendo que no serán muy productivos. Entre otras cosas requieren riego abundante o técnicas como el riego por goteo que maximizan la eficiencia en el uso del agua.
Mientras que en zonas montañosas con altas pendientes es preferible no intervenirlos, dejando la vegetación natural. Donde alcanzan una mayor productividad es en condiciones de clima fresco y húmedo.
Cultivos
Con el adecuado manejo y en zonas planas o de muy baja pendiente, se pueden cultivar diversas hortalizas, como por ejemplo la remolacha azucarera. También es posible el establecimiento de huertas frutales en suelos de este tipo.
Pastizales
La vegetación natural en estos suelos en muchas ocasiones consiste en herbazales, por lo que pueden dedicarse al pastoreo extensivo. Sin embargo, su baja productividad y problemas de erosión, ameritan que la carga animal sea baja, ya que el exceso de pisoteo los compacta en superficie.
Referencias
- Duchaufour, P. (1984). Edafología 1. Edafogénesis y clasificación. Ed. Toray-Masson. Barcelona.
- Driessen, P. (Edit). (2001). Lecture notes on the major soils of the world. FAO.
- FAO-Unesco. The FAO-Unesco Soil Classification System. The World Reference Base for soil resources. (Visto el 11 de abril 2020). Tomado de: http://www.fao.org/3/Y1899E/y1899e00.htm#toc
- Jaramillo, D.F. (2002). Introducción a la ciencia del suelo. Facultad de Ciencias, Universidad Nacional de Colombia.
- Lal, R. (2001). Soil degradation by erosion. Land Degradation and Development.
- USDA (1999). Soil Taxonomy A Basic System of Soil Classification for Making and Interpreting Soil Surveys. United States Department of Agriculture, Natural Resources Conservation Service. Second Edition.