¿Qué es la penterafobia?
La penterafobia es el miedo irracional y aversión a las suegras. Este puede ser injustificado y persistente, siendo todo un problema para el afectado, que puede ver su vida muy limitada en ciertos aspectos.
Aunque pueda parecer una broma, debido a los chascarrillos que se han creado siempre en torno a la figura de la suegra, lo cierto es que es totalmente real y son muchas las personas que de una manera u otra tienen que convivir con el miedo constante a un familiar tan cercano.
No es precisamente una de las fobias más comunes, pero merece la pena definir y conocer los síntomas, causas y tratamiento de este trastorno.
Síntomas
Los síntomas varían según el estado mental de la persona que sufre el trastorno, además de la exposición que padece o no. Es decir, al igual que con cualquier otra fobia, el nivel del miedo varía en función de la propia persona.
Algunos de los síntomas más comunes en la fobia a las suegras son:
– Náuseas y vómitos
– Mareos
– Incomodidad
– Temblores
– Falta de aliento
– Respiración y ritmo cardiaco acelerado e irregular
– Sudoración excesiva
– Sequedad de boca
– Incapacidad de articular palabra
– Gritos y llantos
– Descontrol sobre sí mismo
– Ataques de pánico
– Ansiedad extrema
Ante esta situación, el yerno o la nuera optan por evitar cualquier tipo de contacto con su suegra. Además, será difícil al encontrar una foto o un regalo de ella, ya que la fobia se desprende de cualquier elemento que le haga recordar su presencia.
Causas
Al ser una fobia tan peculiar es difícil determinar cuáles son las causas que pueden desarrollar este miedo irracional.
De manera general, se cree que las fobias surgen a raíz de eventos traumáticos en la infancia. Algo que se tiene que descartar en este caso, porque es raro que ningún infante tenga suegra a edades tan tempranas.
En todo caso, puede ser por la mala experiencia de uno de sus progenitores con su suegra, que es a su vez la abuela del afectado. En ese supuesto, se debería a lo que se denomina condicionamiento familiar.
Algunos científicos tienen la teoría de que la genética tiene mucha influencia a la hora de desarrollar una fobia, siendo proclives a pensar que si tienes un familiar con ese problema, tú puedes tener más posibilidades que otra persona de desarrollarlo también.
Es de suponer que la sociología tiene un papel importante en este caso. A lo largo de las distintas épocas, las suegras han sido catalogadas como pesadas, envidiosas, controladoras o competidoras. Cierto o no, esto ha influido mucho en la visión que se tiene sobre ellas.
Tratamiento
Como siempre advertimos, cuando padezcas algún tipo de fobia, cerciórate de que cumple los requisitos del DSM y ponte en manos de un psicólogo o cualquier otro profesional que esté especializado en el tema.
Ellos te ayudarán a hacer frente y a entender qué es lo que causa tu problema, para poderlo resolver.
Alguno de los tipos de tratamiento más recurrentes por estos especialistas son:
Hipnoterapia
La persona, con la ayuda de un especialista, deja abrir su mente subconsciente para dejarse cambiar sus patrones de comportamiento. Si se le encuentra además la causa, el problema se resolverá antes y la terapia será más efectiva.
El profesional introducirá en tu mente ideas positivas sobre tu suegra. Una especie de corrección de la mente para superar el miedo.
Aunque es una terapia aprobada por la Asociación American de Médicos en 1958, muchas personas son reticentes a dejar que otra persona juegue con su mente.
Programación Neurolingüística (PNL)
La PNL se basa en terapias de desarrollo personal y psicoterapia que se aplican para modificar las conductas o habilidades de la persona que sufre la fobia. Para aplicarlas es necesario llegar a la raíz del problema.
Con ello se podrán remodelar los pensamientos y modificar las nociones preconcebidas acercas de las suegras.
Terapias de relajación
Apartado relacionado con la psicología de la energía. Este tipo de terapia utiliza técnicas como el yoga, pilates, tai-chi o la acupresión.
Con ello se modificarán algunos hábitos de vida que mejorarán la energía en la superficie de la piel y estimularán la electroquímica en el cerebro.
Habría que reseñar que aunque cada vez tiene más adeptos dentro de los expertos, sigue siendo una terapia algo controvertida, por no quedar muy claro si de verdad puede ayudar a superar o mejorar una fobia.
Consejos
– Ser positivo y prepararse mentalmente para combatir el miedo.
– No recurrir a lo básico. Tomar drogas, alcohol o ciertos antidepresivos solo servirán para empeorar la situación.
– Tratar el miedo con normalidad, no ignorarlo. No esconder lo que se siente.
– El conocimiento es poder.
– Rodearse de personas de confianza. Estas te servirán de muleta en la lucha contra esta enfermedad.
– Evitar personas tóxicas o negativas. Solo ralentizarán o empeorarán el tratamiento y la recuperación.
– Asistir a terapias de grupo donde conocer a más personas como uno.
– Mirar la evidencia y entender que el miedo no es para tanto.
– Imaginar qué es lo peor que puede pasar. El miedo huye cuanto más lo persigues.
– Hacer frente a los miedos. El primer día lo pasarás mal, pero poco a poco podrás vencer aquello que te atemoriza.
– Prémiate. Cuando consigas algún avance, date un capricho o tómate un descanso.