El castigo positivo es una de las cinco técnicas de enseñanza derivadas del condicionamiento operante y una de las más eficaces dentro del conductismo. Consiste en la aplicación de un estímulo desagradable o dañino cuando un organismo realiza una conducta determinada, con el objetivo de que en el futuro sea menos probable que la vuelva a repetir.
El nombre de esta técnica puede dar lugar a confusión, ya que muchas personas asocian el término “positivo” a algo agradable. Sin embargo, en el contexto del condicionamiento operante esta palabra se refiere al hecho de que se le proporciona un estímulo al individuo, que puede ser tanto un refuerzo como un castigo.
El castigo positivo hace uso del principio de evitación del dolor, que es uno de los instintos más básicos de todos los animales. Así, mediante la aplicación de un estímulo desagradable, el castigo positivo consigue que el sujeto asocie una determinada conducta con una experiencia dolorosa a nivel físico o mental. De esta manera será mucho menos probable que la repita en el futuro.
A pesar de que el castigo positivo es una de las técnicas de modificación de conducta más efectivas que existen, en la actualidad su uso está mal visto en la mayoría de contextos. Sin embargo, a día de hoy sigue siendo una herramienta muy útil que hay que conocer y que puede estar justificada en determinados momentos.
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Características del castigo positivo
– Disminuye la frecuencia de una respuesta
La principal característica del castigo positivo es que cuando se utiliza correctamente frente a un comportamiento, la probabilidad de que el organismo vuelva a repetirlo en el futuro disminuye considerablemente. Así, su función más importante es la de eliminar o reducir comportamientos indeseados.
Un ejemplo muy claro de esto es lo que ocurre cuando tocamos por accidente una superficie a muy alta temperatura. El dolor que nos produce la quemadura hace que estemos más atentos en el futuro para no volver a pasar por la misma experiencia, haciendo falta tan solo una situación de este tipo para aprender la lección.
– Implica la aplicación de un estímulo desagradable
El castigo positivo se diferencia del negativo en que en el primero el organismo sufre una consecuencia indeseada debido a la aplicación de un estímulo doloroso o desagradable. En el segundo, por el contrario, el castigo se produce al retirar un estímulo agradable o apreciado por el individuo.
El ejemplo más fácilmente comprensible de castigo positivo es la aplicación de dolor, tanto físico como emocional. Por ejemplo, al gritarle una persona que se ha comportado de manera inadecuada estamos añadiendo un estímulo desagradable que hace menos probable que vuelva a reproducir su conducta en el futuro.
Por el contrario, un ejemplo de castigo negativo podría ser quitarle a un niño su juguete favorito cuando se porta mal. En este caso, el castigo se produciría el eliminar un estímulo desagradable como consecuencia de una conducta indeseada.
– Puede darse de forma consciente o inconsciente
El condicionamiento operante es un mecanismo de aprendizaje que se produce de manera natural en multitud de situaciones. Debido a ello, el castigo positivo también puede aparecer sin que sea necesaria la aplicación consciente por parte de una persona.
En el ejemplo de la quemadura que ya hemos citado, se está produciendo una situación de castigo positivo sin que nadie haya tenido que intervenir de manera deliberada. Lo mismo ocurriría en muchas otras situaciones, como por ejemplo al sufrir una herida mientras se practica un deporte o se realiza una conducta de riesgo.
Sin embargo, por otro lado el castigo positivo puede utilizarse de manera deliberada como parte de un programa de aprendizaje con un objetivo consciente. Antiguamente los castigos positivos se empleaban muy a menudo en ámbitos como la educación o la paternidad, aunque hoy en día su uso ya no es tan habitual.
– El sujeto no tiene por qué ser consciente de lo que ocurre
Una de las características más importantes del castigo positivo y del resto de herramientas del condicionamiento operante es que el individuo sobre el que se aplica no tiene por qué darse cuenta de lo que está pasando para que el proceso de resultado. De hecho, algunas investigaciones apuntan a que esta técnica funciona mejor cuando la persona no es consciente de lo que ocurre.
Esta característica, en conjunto con la anterior, provoca que en nuestra vida cotidiana suframos todo tipo de procesos de castigo positivo que van cambiando nuestra manera de actuar sin darnos cuenta de ello.
Por ejemplo, puede que evitemos pasear por una zona en la que tuvimos una mala experiencia; o que dejemos de comer cierto tipo de alimento que nos sentó mal en una ocasión.
Ejemplos de castigo positivo
En el trabajo
El entorno laboral ofrece multitud de situaciones en las que entra el juego el castigo positivo, ya que se trata de una herramienta muy útil para modificar la conducta de los trabajadores. Algunos ejemplos son los siguientes:
– Recibir una reprimenda por parte de un superior como consecuencia de un comportamiento inadecuado.
– Tener que asistir a un entrenamiento obligatorio como resultado de una manera de actuar que la empresa no considera adecuada.
En el aula
El ámbito de la educación es uno de los que más se prestan al uso del castigo positivo. Algunos ejemplos comunes en este área son los siguientes:
– Obligar a un estudiante a quedarse en el aula de castigos después de clase porque se ha comportado mal.
– Hacer que un niño escriba un número muy elevado de veces una frase en la que explica el comportamiento indeseado que ha llevado a cabo.
En casa
Aunque puedan hacerlo sin darse cuenta, la mayoría de padres también utilizan los castigos positivos para modificar la conducta de sus hijos cuando estos se portan mal. Esto ocurre por ejemplo en las siguientes situaciones:
– Hacer que el niño cumpla con tareas domésticas extra como castigo por haberse comportado de forma inadecuada.
– Regañarle de manera verbal cuando hace algo que los padres no consideran adecuado.
Multas de tráfico
A nivel social también existen muchos ejemplos de uso del castigo positivo para disminuir la frecuencia con la que las personas llevan a cabo ciertos comportamientos. Las multas son una herramienta que se basan por completo en este concepto, ya que buscan evitar acciones añadiendo una consecuencia muy negativa a quienes las hacen.
Un ejemplo muy común es el de las multas de tráfico. Cuando una persona respeta el límite de velocidad cuando está conduciendo su coche, muchas veces lo hace simplemente para evitar tener que pagar una sanción económica si le descubre un agente de policía o un radar.
Pena de cárcel
A un nivel todavía más extremo, la cárcel sirve como un castigo positivo para todas aquellas personas que han cometido algún crimen realmente grave. La prisión es una consecuencia muy negativa cuya simple amenaza disminuye la frecuencia con la que los individuos están dispuestos a saltarse la ley o a romper alguna norma.
Otros ejemplos
Aunque estas son las tres áreas en las que más fácilmente se puede observar el castigo positivo, lo cierto es que también se da en muchas otras. Por ejemplo, las multas de tráfico son un ejemplo muy claro de esta herramienta derivada del condicionamiento operante.
Referencias
- “What is positive punishment?” en: Healthline. Recuperado en: 29 Junio 2020 de Healthline: healthline.com.
- “12 Examples of Positive Punishment & Negative Reinforcement” en: Positive Psychology. Recuperado en: 29 Junio 2020 de Positive Psychology: positivepsychology.com.
- “Positive Punishment and Operant Conditioning” en: VeryWell Mind. Recuperado en: 29 Junio 2020 de VeryWell Mind: verywellmind.com.
- “Real life examples of positive punishment” en: Your Dictionary. Recuperado en: 29 Junio 2020 de Your Diciontary: examples.yourdictionary.com.
- “Positive punishment” en: Psychestudy. Recuperado en: 29 Junio 2020 de Psychestudy: psychestudy.com.