¿Qué es la asertividad?
La asertividad es un estilo de comunicación mediante el cual una persona es capaz de expresar sus opiniones y hacerse respetar, sin ser agresiva. Es una habilidad social donde se respeta, al mismo tiempo, los derechos de los demás.
Según la psicología y la psiquiatría, la asertividad es una habilidad que se puede aprender y entrenar, no una característica innata que solo poseen ciertas personas. Por ello, estas disciplinas han desarrollado técnicas y programas que ayudan a las personas no asertivas a mejorar en este ámbito de su vida.
Alguien asertivo es capaz de expresar sus opiniones y derechos y de hacerse respetar. No necesitan recurrir a violencias ni amenazas, ni ignorar las necesidades de los otros para conseguirlo.
Debido a las ventajas que proporciona la asertividad, en los últimos años la popularidad de este estilo de comunicación ha aumentado exponencialmente.
Características de la asertividad
– Expresión directa. Las personas asertivas son capaces de expresar sus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y directa, sin ambigüedades.
– Respeto. Implica respetarse a sí mismo y a los demás, lo que significa reconocer y defender el derecho propio, al tiempo que se reconoce y respeta los derechos ajenos.
– Autoafirmación. También implica afirmar las propias necesidades y derechos de forma positiva y constructiva, sin ser agresivo ni sumiso.
– Honestidad. Este tipo de personas son sinceras y honestas al comunicarse. No disimulan ni ocultan información de manera deliberada.
– Escucha activa. Suelen ser buenos oyentes, prestan atención a las necesidades y opiniones de los demás y responden con empatía.
– No se rehúyen los conflictos. Los conflictos no se evitan, pero tampoco se buscan innecesariamente. La asertividad aborda los desacuerdos de forma respetuosa y busca soluciones beneficiosas para todos.
– Autocontrol emocional. Ser asertivo significa gestionar las emociones de manera equilibrada, no permitir que la ira o la frustración dominen la comunicación, sino expresar las emociones de un modo controlado y constructivo.
– Confianza en uno mismo. También requiere confianza en uno mismo para expresar pensamientos y necesidades, sin temor excesivo a la crítica o al rechazo.
Tipos de asertividad
- Asertividad básica. Es la versión más sencilla de este tipo de comunicación. Se trata simplemente de afirmar y expresar los propios derechos, opiniones, sentimientos o necesidades. También saber decir sí o no cuando es necesario podría considerarse una forma de asertividad básica. La forma más común en la que se presenta es mediante el uso de frases que comienzan con la fórmula “Me gustaría…” u otras similares. De esta manera se pueden expresar deseos y opiniones, sin necesidad de convertirlas en necesidades, y dando espacio a la negociación. Algunos ejemplos serían los siguientes:
- “Me gustaría que cuando discutimos me cuentes lo que te pasa en lugar de gritarme”.
- “Preferiría ir a cenar a algún sitio en el que no haga falta ir vestido muy elegante”.
- “Me gustaría que nos viésemos más a menudo, por ejemplo, un par de veces a la semana”.
- Asertividad contextual. Es la habilidad de hacerles saber a los demás el efecto que sus acciones están teniendo sobre uno, sin necesidad de echarles la culpa o de atacarles. Es una capacidad fundamental para resolver conflictos y minimizar las peleas, a la vez que se mejoran las relaciones con otras personas. Debido a que es una de las partes más complicadas de dominar, se enseña una fórmula que puede aplicarse siempre que se necesite. Consta de cuatro pasos:
- “Cuando tú…”. Aquí se describe el comportamiento de la otra persona sin juzgarla, tan solo mencionando los hechos concretos y objetivos.
- “Los efectos son…”. El interlocutor menciona lo que provoca el comportamiento de la otra persona en su propia vida, pero sin decir en ningún momento frases como “me haces sentir” o echarle la culpa de ninguna manera.
- “Entonces me siento…”. El tercer paso consiste en describir las emociones que provoca el comportamiento de la otra persona, pero sin culparle de lo que ocurre. Es necesario mantenerse tan objetivo como sea posible.
- “Preferiría…”. Por último, se le ofrece a la otra persona un comportamiento alternativo que mejoraría la relación.
- Asertividad empática. El tercer tipo de asertividad se utiliza para reconocer y afirmar los sentimientos, puntos de vista o necesidades de la otra persona. Después, se suelen expresar peticiones, o los propios sentimientos o puntos de vista. La asertividad empática es especialmente importante en las relaciones sentimentales, ya que el interlocutor normalmente aceptará mejor lo que se le dice si siente que se le entiende y respeta. Es particularmente útil cuando una de las dos personas tiende a reaccionar de manera agresiva. Las expresiones de asertividad empática tienen dos partes. La primera consiste en mencionar los sentimientos o necesidades de la otra persona, sin valorarlos o juzgarlos. La segunda es una frase de asertividad básica, en la que se expresan los propios deseos. Un ejemplo podría ser el siguiente:
- “Entiendo que te sientas presionada y no quieras hablar de cómo te sientes. Sin embargo, me sentiría mucho más cómodo si lo hicieras”.
- Asertividad escalada. Cuando una persona se enfrenta a otra que insiste en violar los derechos o límites, o en ignorar las preferencias ajenas, es necesario utilizar la asertividad escalada. Esta consiste en volver a expresar los propios deseos o necesidades cada vez con mayor firmeza, pero sin llegar en ningún momento a ser agresivos. Por ejemplo, en el caso de que alguien pregunte cuánto gana el interlocutor, y este no queramos decirlo, una buena forma de utilizar la asertividad escalada sería la siguiente:
- Frase 1: “Preferiría no decir cuánto dinero gano”.
- Frase 2: “Sé que hay personas a las que no les importa decir cuánto ganan, pero yo no me siento cómodo haciéndolo”.
- Frase 3: “Insisto en que cambiemos de tema”.
Técnicas asertivas: consejos
Cambiar pensamientos negativos por positivos
La negatividad tiene un efecto limitante para las metas que una persona se traza. Por eso es necesario cambiar algunos esquemas mentales a la hora de pensar sobre uno mismo y sobre lo que se quiere conseguir. Los pensamientos negativos instauran creencias falsas sobre el propio desempeño.
La idea es que al notar que se piensa de forma negativa, se cambie el pensamiento a una afirmación positiva. Por ejemplo: en lugar de pensar: “soy una mala persona si no le dejo dinero a mi amigo”, pensar: “tengo derecho a decidir qué quiero hacer con mi dinero, y a ser libre de prestarlo cuando quiera y a quien quiera”.
Valorarse a sí mismo y a sus derechos
Para ser más asertivo, lo primero que hay que hacer es entenderse uno mismo y desarrollar confianza en la propia valía. Si no se es capaz de desarrollar la creencia del propio valor, no se podrán defender los derechos ni opiniones, y costará mucho decirles que no a los demás o luchar por lo que se cree.
Expresar las necesidades
Hay que ser capaz de expresar en voz alta pensamientos, creencias, necesidades y derechos. Muchas personas esperan que los demás se den cuenta de lo que necesitan o sienten, y que actúen considerando estos factores, pero este enfoque no suele ser efectivo.
En lugar de sacrificarse para que los demás estén contentos, o de guardar lo que se siente para no molestar al resto, conviene comunicar aquello que verdaderamente se piensa o se necesita. Esto evitará muchos conflictos, frustraciones y problemas en las relaciones personales.
Hablar desde “yo” y no desde “tú”
Cuando se habla y se menciona la palabra tú, el interlocutor puede sentirse acusado y la situación tornarse todo más difícil. Para comunicarle a alguien algo, sin hacer referencia a la segunda persona (tú), uno puede comunicarse desde sí mismo (yo).
Algunos ejemplos: “Me gustaría terminar de hablar sin tener interrupciones”, en lugar de: “deja de interrumpirme” o “me siento incómodo cuando no puedo sentarme en mi mesa habitual de trabajo” en lugar de “no quiero que te sientes en mi sitio”.
Tomar responsabilidad de sí mismo
Uno de los conceptos más importantes para el desarrollo de la asertividad es el de la responsabilidad radical. La idea es que cada uno es 100% dueño de sus acciones, sentimientos y pensamientos; nadie puede influirlos si uno no lo permite.
El problema con este concepto es doble. Por un lado, al adoptarlo hay que dejar de culpar a los demás si su comportamiento produce en uno enfado, malestar o incomodidad. Por otro, también hay que aceptar que el resto no siempre actuará como uno quisiera.
Adoptar la idea de la responsabilidad radical ayudará a entender que se tiene todo el derecho del mundo a expresar opiniones, necesidades y deseos, pero que no hay que enfadarse cuando alguien no los acepta o no acomoda su comportamiento a lo que a uno le gustaría que ocurriese.
Expresarse de forma positiva
Es importante decir lo que se tiene en mente, incluso si se trata de un tema negativo o complicado de resolver. Por ello, es incluso crucial hacerlo de manera constructiva y empática.
No hay que tener miedo de luchar por uno mismo y lo que se cree que es correcto cuando otras personas atacan, ya sea las opiniones o los derechos. Incluso, en ocasiones puede ser útil o positivo enfadarse. Sin embargo, es preciso siempre controlar las emociones y mantenerse dentro de un contexto de respeto hacia los demás.
Aprender a decir no
Una de las habilidades asertivas más complicadas de conseguir, pero a la vez una de las más necesarias, es la capacidad de decir no cuando no se quiere hacer hacer algo.
Decir que no puede ser extremadamente difícil para algunas personas, ya que la sociedad tiende a educar para conformarse y obedecer. Sin embargo, si no se aprende a decir que no, se acabará una y otra vez en situaciones incómodas, que generen resentimiento.
Es fundamental practicar la capacidad para negarse a hacer tareas que uno considere que no tiene por qué hacer, ya sea en el trabajo, con amigos o familiares, o con la pareja.
Dejar de pensar que los demás pueden leer los pensamientos
Muchas personas asumen que los demás pueden saber en qué están pensando. Pero nadie tiene el poder de leer la mente. Igual que ellos no pueden saber en qué piensa uno, uno tampoco puede saber cómo reaccionarán o qué están realmente esperando.
La forma de averiguarlo es sencillmente una comunicación asertiva.
Recordar cuál es el objetivo
Ser asertivo no solo significa decirle a los demás lo que se piensa, sino dejar claro qué se quiere conseguir. Para lograr los objetivos, primero hay que averiguar cuáles son. Pensar y visualizar las metas proporcionará más confianza en uno mismo, y más motivación a la hora de intentarlo.
Ejemplos de asertividad
- Pedir ayuda: “Tengo dificultades con esto y me gustaría tu ayuda. ¿Podrías dedicar un momento para colaborar conmigo?”.
- Establecer límites: “Me encantaría verte. Estoy disponible el sábado y el lunes por la tarde. ¿Cuál de esas opciones funciona mejor para ti?”.
- Disentir: “Respeto tu opinión, pero veo la situación de forma diferente. ¿Podemos discutirlo para entender mejor nuestros puntos de vista?”.
- Decir no: “Aprecio que pienses en mí, pero ahora no puedo comprometerme. Gracias por entender”.
- Expresar sentimientos: “Me siento decepcionada porque habíamos planeado viajar juntos y ya no podremos. ¿Podemos hablar sobre esto y encontrar una solución?”.
Referencias
- Assertive, Nonassertive, and Aggressive Behaviors. Recuperado de oavi.tcnj.edu.
- Types of assertiveness. Recuperado de mun.ca.
- Assertiveness and the four styles of communication. Recuperado de serenityonlinetherapy.com.
- How to be assertive. Recuperado de mindtools.com.
- Assertiveness. Recuperado de en.wikipedia.org.