¿Qué es la competencia interespecífica?
La competencia interespecífica es un tipo de interacción donde miembros de distintas especies persiguen un recurso común limitado. La competencia es un tipo de interacción que no solo se aplica a los animales, también se aplica a los demás seres vivos.
Muchas veces la competencia no ocurre por una lucha directa entre las especies (combates, agresiones, entre otras). También puede ocurrir de manera indirecta. La competencia es un factor muy importante —además de otros componentes bióticos y abióticos— que se encarga de modelar la estructura de las comunidades. En general, las interacciones entre las especies tienen consecuencias ecológicas y evolutivas.
La competencia interespecífica se opone al concepto de competencia intraespecífica, donde los miembros de la interacción pertenecen a la misma especie.
Interacciones ecológicas
Los organismos viven en lo que denominamos “comunidad ecológica”. La naturaleza de la interacción viene determinada por el contexto evolutivo y las condiciones ambientales en las que esta ocurre.
Por estas razones, las interacciones ecológicas entre los organismos son difíciles de definir, ya que dependen de la escala en la que quiera ser cuantificada y del contexto en que se desarrolla la interacción.
En estas asociaciones, los individuos de distintas especies interactúan de manera directa o indirecta. Además, las interacciones pueden favorecer a ambas partes, o bien ser antagonistas.
Características de la competencia
- La competencia es considerada como una interacción entre individuos que persiguen un recurso común en particular.
- El recurso, en dichas circunstancias, se encuentra en cantidades limitadas.
- La competencia es una interacción directa o indirecta entre los organismos que lleva al cambio en su fitness cuando los organismos comparten el recurso en cuestión.
- El resultado de la interacción es negativo, particularmente para la parte más “débil” de la interacción.
Clasificación de la competencia
Por especies
La competencia se clasifica de varias maneras, y una de las más habituales es separarla de acuerdo a las especies que estén involucradas. Si la competencia ocurre entre miembros de la misma especie es intraespecífica, y si ocurre entre especies distintas, es interespecífica.
Por mecanismos
La competencia se clasifica en tres tipos: por interferencia, por explotación y aparente. Esta última no es considerada como un tipo de competencia real.
La competencia por interferencia ocurre entre los individuos de manera directa, mientras que las dos restantes ocurren de manera indirecta. A continuación ampliaremos un poco más estos conceptos.
Competencia por interferencia
Ocurre cuando un individuo altera de manera directa la obtención del recurso de otro. Por ejemplo, cuando un macho de determinada especie altera el acceso a las hembras para el resto de los machos del grupo.
Esto lo puede hacer por medio de comportamientos agresivos y combates. En este caso, el macho dominante restringe a los demás machos.
Competencia por explotación
Ocurre cuando individuos diferentes interactúan de manera indirecta por el mismo recurso. De esta manera, el uso del recurso por una de las especies afecta indirectamente a la otra especie involucrada en la interacción.
Supongamos dos especies de aves que se alimentan de la misma fruta. El consumo de la fruta por parte de la especie A afectará a la especie B.
El mismo pensamiento se aplica a los leones y las hienas. Ambas especies consumen presas similares y afectan mutuamente sus poblaciones, aunque la lucha no sea “cuerpo a cuerpo”.
Competencia aparente
Ocurre cuando dos individuos que no están compitiendo directamente por un recurso se ven afectados mutuamente, ya que son presas del mismo depredador. Es decir, tienen enemigos en común.
Supongamos que el predador A (puede ser una lechuza o un águila) tiene dos presas como objetivo, Y y X (pueden ser pequeños mamíferos como ratoncillos o ardillas).
Si la población de Y aumenta, favorecerá la población de X, ya que ahora Y será la presa de A en mayor proporción. Del mismo modo, un aumento en Y también lleva a un aumento en A (el depredador), afectando de manera negativa a X.
El mismo razonamiento se aplica a la disminución en las poblaciones de Y y X. Por ello, la interacción depende del contexto ecológico. Este tipo de escenario competitivo es difícil de identificar en la naturaleza, ya que es compleja e involucra múltiples especies.
Modelo de Lotka-Volterra
Si se quiere predecir el resultado de la competencia, se puede aplicar el modelo matemático de Lotka-Volterra. El modelo relaciona la densidad de la población y la capacidad de carga de los integrantes de la interacción competitiva.
El modelo tiene varios resultados posibles: la especie A excluye a la especie B, la especie B excluye a la especie A, cualquiera de las dos especies gana debido a su densidad poblacional o las dos especies pueden coexistir.
Las especies pueden sobrevivir en el mismo contexto si la competencia intraespecífica es mayor que la competencia interespecífica. El modelo predice que dos especies no pueden competir de manera estable si ambas persiguen los mismos recursos ecológicos.
Esto quiere decir que cada especie debe inhibir su propia población antes de inhibir la población de la especie con la que está compitiendo, y el resultado es la coexistencia.
En el caso donde una especie excluye a la otra es un evento denominado exclusión competitiva o regla de Gause. Indica que una especie permanece en la naturaleza y la otra se extingue localmente, debido a la competencia.
Principio de exclusión competitiva, ejemplos
Este principio se resume en la frase: “competidores totales no pueden coexistir”. La selección natural busca disminuir la competencia y una manera de lograrlo es desarrollando historias de vida alternativas y explotando otro tipo de recursos. En otras palabras, las especies deben separarse en al menos un eje del nicho ecológico.
El ejemplo más icónico de la literatura involucra a los pinzones de Darwin de las islas Galápagos. La evolución del tamaño del pico ha sido exhaustivamente estudiada y se ha demostrado que cumple con el principio de exclusión.
Cuando dos especies que consumen las mismas semillas viven en islas separadas, los picos son similares entre sí. Sin embargo, cuando las especies coexisten en la misma isla, los picos exhiben diferencias morfológicas para evitar la competencia y separarse en el tipo de semillas que consumen.
La separación puede no ser morfológica, también puede ser temporal (usar el recurso en distintos horarios, como las aves y los murciélagos insectívoros) o bien espacial (ocupar diferentes regiones espaciales, como las aves que se dispersan en distintas zonas de un mismo árbol).
Otros ejemplos
- Las palomas en las ciudades compiten por alimento con otras aves, especialmente en plazas y parques.
- Las hienas y los leones compiten por las presas disponibles (roedores y herbívoros pequeños).
- Los grandes herbívoros africanos compiten por los limitados pozos de agua y lagunas.
- La introducción del conejo en los ecosistemas australianos ha dado como consecuencia una terrible competencia por los recursos, sobre todo con el crecimiento indiscriminado de estos roedores, pues no tienen depredadores naturales.
Referencias
- Andrewartha, H. G., & Browning, T. O. Williamson’s theory of interspecific competition. Nature.
- Hardin, G. The competitive exclusion principle. Science.
- Lang, J. M. & Benbow, M. E. Species Interactions and Competition. Nature Education Knowledge.