Algunas de las consecuencias de la comida chatarra que más afectan la salud humana son el aumento de peso, la retención de líquidos, los problemas respiratorios, el aumento del riesgo de cáncer o el deterioro del funcionamiento cognitivo.
Un ritmo de vida acelerado y el estrés pueden hacer que las personas decidan consumir comida chatarra en cantidades nocivas para su cuerpo. Ya sea por no tener tiempo para cocinar o por no poder resistirse al encanto de una hamburguesa con papas fritas, cada año aumentan los índices de obesidad y de personas que fallecen por condiciones cardíacas derivadas de una mala alimentación.
¿Cuáles son las consecuencias de la comida chatarra?
Aumento de peso y diabetes tipo 2
Aunque el daño también ocurre internamente, la obesidad es el aviso físico exterior de que algo no está funcionando bien. Si una persona experimenta un aumento considerable de peso, más allá de la apariencia, esto suele afectar su movilidad, ocasionando intensos dolores en áreas como las rodillas, cadera y espalda.
Esto ocurre porque en muchos casos la comida chatarra es altamente procesada y contiene grandes cantidades de azúcares, sodio, carbohidratos y grasas no saludables. Ese enorme aumento de calorías se suma al poco aporte nutricional que recibe la persona.
Es decir, el cuerpo aumenta de peso, pero los niveles nutricionales son nulos. Por lo tanto, aunque haya ingerido muchas calorías, la persona no está bien alimentada. Si se añade el sedentarismo, entre otros factores, los individuos el sobrepeso se convertirá en obesidad.
La combinación de harina refinada, grasas saturadas y exceso de sodio también puede causar diabetes tipo 2. Cuando la dieta es saludable, el flujo de la glucosa es constante y se mantiene la sensibilidad a la insulina.
La comida rápida, carente de fibras, puede afectar el funcionamiento de la insulina ocasionando un aumento desproporcionado en los niveles de azúcar en la sangre. El cuerpo producirá insulina, pero esta será insuficiente, o no servirá, para regular la gran cantidad de glucosa en sangre.
Presión arterial alta y enfermedades cardiovasculares
La comida rápida está conformada principalmente de alimentos fritos, que contienen altos niveles de grasas saturadas. Por lo tanto, el abuso de ese pequeño gusto para ahorrar tiempo puede ocasionar en el futuro padecimientos cardiovasculares.
Esto puede deberse, entre otros factores, a que la sal aumenta la tensión arterial y a su vez las grasas incrementan los niveles de triglicéridos y colesterol malo en la sangre.
Cuando estos dos factores se unen, forman placas de grasa que se adhieren a las paredes de las arterias y bloquean el flujo de sangre al corazón. El colesterol alto es un atacante silencioso, ya que no presenta síntomas y solo puede detectarse mediante un análisis de sangre.
La pérdida de flexibilidad en las arterias puede ocurrir en cualquiera de los vasos sanguíneos. Por eso, cuando la persona sufre de colesterol alto, es más propensa a desarrollar un infarto cerebral.
Además, si algunas de las placas se rompen y liberan el colesterol, pueden ocasionar un coágulo que impida el flujo de la sangre al corazón y a los órganos.
Depresión, ansiedad, confusión y fatiga
Las personas que pasan por un momento difícil recurren a la comida rápida para aliviar sus penas. Un estudio demostró que la comida chatarra y la tristeza pueden ir de la mano.
Esto se debe a que contiene mucha sal y otros aditivos que generan dopamina, una sustancia que nos hace sentir bien. Al consumir la comida chatarra, el cuerpo se siente gratificado, pero dura muy poco y hay que volver a comer para sentirse igual de bien. Las personas se vuelven adictas. Es un círculo vicioso que solo se rompe con hábitos saludables: actividad física y una dieta balanceada, completa, con muchas frutas y verduras.
Inflamación y retención de líquidos
En la elaboración de las comidas chatarra se agrega grandes cantidades de sodio, ya sea para aumentar su sabor o para usarlo como conservante. Los niveles de sodio normales para una persona adulta deben ser inferiores a 1.500 miligramos por día y nunca se deberían consumir más de 2.300 miligramos.
El problema es que una sola comida rápida puede exceder esa cantidad. Cuando hay demasiado sodio, el organismo sufre retención de líquidos.
Este problema afecta a hombres y mujeres por igual. Un edema es la hinchazón de tejidos y puede producirse en los pies, tobillos, piernas, manos, rostros y vientre. Además de que la persona se ve muy hinchada, la retención de líquidos puede causar un rápido e inexplicado aumento de peso, alrededor de 3 kilos en apenas 24 horas.
Empeoramiento de memoria y funcionamiento cognitivo
Además de la depresión y la ansiedad, el consumo frecuente de comida chatarra puede afectar la memoria y el funcionamiento cognitivo general.
Es decir, las grasas saturadas de hamburguesas, pollos y papas fritas no solo afectan al corazón, sino que también intervienen en la función cerebral, y ralentizan la velocidad de la memoria prospectiva, encargada de recordar qué es lo que iba a hacer la persona en determinado momento.
Esto deriva de que las dietas pobres y tóxicas pueden generar ciertas reacciones químicas, que a su vez afectan e inflaman la región del hipocampo asociada a la memoria y el reconocimiento.
Cuando los alimentos contienen grandes cantidades de azúcares y grasas, el cerebro suprime las actividades encargadas de la memoria y el aprendizaje. Ingerir demasiadas calorías vacías puede interferir con la producción saludable y el funcionamiento de la sinapsis cerebral responsable de los recuerdos.
Puede disminuir la fertilidad
La comida chatarra puede considerarse un anticonceptivo silencioso. Un estudio realizado por una conocida revista enfocada en la fertilidad, confirmó que las mujeres que diariamente ingieren comida rápida tienen dificultad para quedar embarazadas.
Como las grasas, las calorías y los azúcares generan tanto descontrol hormonal, es recomendable que aquellas mujeres que están buscando un hijo, minimicen lo más que puedan ese tipo de alimentos, para que su fertilidad aumente.
Problemas de riñones y estómago
Las personas adictas a la comida chatarra, en algún momento de su vida podrían padecer problemas digestivos, como el síndrome del colon irritable o reflujo.
Esto se debe a que la mayoría de estos alimentos se fríen y el aceite de la comida se deposita en las paredes del estómago aumentando la producción de ácidos que lo irritan y empeoran el flujo de la digestión. A su vez, la carencia de fibras evita que el cuerpo expulse los desechos, produciendo problemas de estreñimiento, hemorroides o constipación.
Aunque el individuo sepa que le hace daño a su organismo, la razón por la que no se niega ante un plato de papas fritas es que el alto nivel de sales procesadas aumenta la salivación y la secreción de enzimas que intervienen en el incremento del antojo por este tipo de alimentos.
Sin embargo, los altos niveles de grasas y sodio afectan directamente a los riñones, encargados de filtrar las toxinas de la sangre.
Por ello, consumir comida chatarra podría ponerlos a trabajar doblemente, hasta llegar a un punto en el que se produzcan enfermedades como los cálculos, e inclusive una insuficiencia renal, que derivaría en el uso de terapias como la diálisis para que el cuerpo pueda expulsar todas esas toxinas.
Problemas respiratorios
De acuerdo con varios estudios, la comida chatarra puede provocar asma, rinitis y muchas otras alergias. Los adolescentes que acostumbran a ingerirlas al menos tres veces por semana, aumentan un 39% el riesgo de padecer problemas respiratorios.
Los refrescos, dulces y embutidos que forman parte del menú contienen derivados de azufre, que debilitan el sistema inmunológico. Así. el organismo es más propenso a desencadenar asma. Claramente, las grasas producen sobrepeso y la obesidad afecta la tensión en el corazón, que pone a trabajar a los pulmones aún más para obtener el oxígeno que necesitan.
Cuando los niveles de colesterol son sumamente altos, el oxígeno no puede desplazarse fácilmente por el organismo y esto podría significar un problema mortal para la persona.
Para evitarlo, lo ideal es cambiar ese estilo de vida y los malos hábitos alimenticios. La persona puede ayudar a su organismo a desechar todas esas toxinas mediante la ingesta de frutas y haciendo actividad física.
Problemas de la piel, disminución de la masa muscular y densidad ósea
La comida rápida suele causar problemas en la piel, como acné y la acumulación de grasas en ciertas zonas del cuerpo, conocida como celulitis. Estos problemas estéticos casi siempre afectan más a las mujeres que a los hombres.
Contrario a lo que se cree, los componentes fritos no son los únicos culpables: los azúcares simples, la harina refinada y los carbohidratos vacíos también influyen en la aparición de esas imperfecciones.
Pero más allá de lo externo, existe una condición mucho más grave y que en muchos casos no se nota hasta cierta edad: la densidad ósea. Los músculos se encargan de proteger los huesos, pero con una dieta poco saludable y baja en proteínas, no tienen los nutrientes necesarios para desarrollarse y se produce una disminución de la masa muscular. Por otro lado, un alto consumo de sodio puede causar que los huesos se debiliten, lo que lleva a una posible osteoporosis.
Esta enfermedad cada vez es más frecuente y los estudios han señalado que suele presentarse en los países con alto consumo de comida chatarra. Aunque se piensa que es un problema solo de la población adulta mayor, hay muchas personas jóvenes que tienen problemas de densidad ósea y se dan cuenta cuando una mínima caída les genera fracturas.
Incrementa el riesgo de cáncer
Las personas que consumen comida chatarra con frecuencia tienen una probabilidad mayor de sufrir cáncer que aquellas que solo lo hacen de manera ocasional. Diversas investigaciones respaldan esta afirmación.
Quienes consumen habitualmente comida chatarra son propensos a sufrir cáncer colorrectal, estómago y del tracto respiratorio (que comprende labios, boca, lengua, partes del esófago y tráquea). Los hombres demostraron ser más vulnerables a desarrollar cáncer de pulmón, mientras que en las mujeres fue el cáncer de hígado y mama.
Problemas de autoestima
Comer comida chatarra puede hacer que una persona entre en un ciclo del que es difícil salir. Primero come comida basura para aliviar problemas de ansiedad o depresión, esto le hace ganar peso, lo cual influye en la autoestima, que a su vez produce más problemas de depresión o ansiedad.