¿Qué son los antidepresivos?
Los antidepresivos, conocidos popularmente como “pastillas para la depresión”, son medicamentos psicotrópicos diseñados para tratar los síntomas de la depresión, aunque en muchas ocasiones los profesionales sanitarios los recetan para tratar otros problemas, como la ansiedad, el insomnio o algunos desórdenes alimenticios.
El hecho de que sea un medicamento psicotrópico significa que actúa sobre el Sistema Nervioso Central (SNC), produciendo cambios temporales en las funciones psíquicas como la percepción, la atención, la concentración, el estado de ánimo o la conciencia.
Algunos de los antidepresivos más conocidos y consumidos son la fluoxetina, paroxetina, sertralina, escitalopram o la duloxetina.
¿Te suena alguno de ellos? Si no te suenan por sus nombres genéricos, puede que te resulten más familiares por sus nombres comerciales: Prozac, Paxil, Zoloft, Lexapro y Cymbata.
Los antidepresivos son los medicamentos de primera elección para tratar la depresión, problema que afecta a 350 millones de personas en todo el mundo.
Al hablar de depresión nos referimos a un estado de tristeza, apatía, desgana, aislamiento, falta de interés o de vitalidad que se produce en la persona durante todo el día y de manera continuada en el tiempo, impidiéndole llevar una vida normal.
Muchas personas confunden tener los síntomas anteriormente citados en un momento dado con padecer depresión, y no es así. Si un día se está triste, desanimado y desganado, no significa que se padezca depresión, significa que se está triste, desanimado y desganado.
Hay que recordar que la depresión es un problema serio cuyos síntomas se mantienen a lo largo del tiempo, alcanzando semanas, meses e incluso años de duración, y que no se debe confundir con tener un bajo estado de ánimo en un momento determinado.
Nombres de marcas y antidepresivos más comunes
Los antidepresivos que hemos nombrado pertenecen al grupo de los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS) y al grupo de los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina y Noradrenalina (IRSN).
Estos dos grupos de antidepresivos son los que menos efectos secundarios producen, motivo por el cual los médicos los eligen como fármacos de primera elección para tratar la depresión.
Estos antidepresivos ayudan a que el cerebro utilice mejor determinadas sustancias químicas relacionadas con el estado de ánimo y el estrés.
A continuación, se analizarán los cinco antidepresivos más consumidos:
Fluoxetina
La Fluoxetina, más conocida como Prozac, se utiliza principalmente para el tratamiento de los trastornos depresivos, el trastorno obsesivo-compulsivo, la bulimia nerviosa y, en determinados casos, para tratar el alcoholismo.
Se utiliza tanto con adultos como con niños y pertenece al grupo de los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS).
Su efecto secundario principal son los problemas y disfunciones sexuales.
Paroxetina
La paroxetina, más conocida como Paxil, se utiliza para tratar la depresión y, gracias a su efecto ansiolítico, para tratar los trastornos de ansiedad (trastorno de angustia con y sin agorafobia, fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo…).
Este antidepresivo se utilizaba hace unos años tanto con adultos como con adolescentes y niños, pero estudios recientes han demostrado que su uso en menores de edad no es adecuado porque incrementan sus ideas suicidas y los intentos de hacerse daño.
Pertenece al grupo de los ISRS. Sus efectos secundarios principales son:
– Náuseas y vómitos.
– Problemas y disfunciones sexuales.
Si entre los efectos secundarios de un fármaco se encuentran náuseas y mareos, se debe tener especial precaución a la hora de conducir. Ante cualquier duda, consultar al médico.
Sertralina
La sertralina, más conocida como Zoloft, se prescribe para el tratamiento de la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y para el trastorno de angustia con y sin agorafobia. Pertenece al grupo de los ISRS.
Dependiendo del problema que se quiera tratar, se puede utilizar solo con adultos o también con niños y adolescentes. Sus efectos secundarios principales son:
– Diarrea.
– Problemas y disfunciones sexuales.
Escitalopram
El escitalopram, más conocido como Lexapro, se utiliza principalmente para el tratamiento de los trastornos depresivos, trastorno de angustia con y sin agorafobia, fobia social, trastorno de ansiedad generalizada y trastorno obsesivo-compulsivo.
No se debe tomar este fármaco si la persona padece epilepsia. Pertenece al grupo de los ISRS. Sus efectos secundarios principales son:
– Insomnio y somnolencia.
– Problemas y disfunciones sexuales.
Duloxetina
La duloxetina, más conocida como Cymbalta, es el único que pertenece a los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina y Noradrenalina (IRSN) de este grupo.
Se utiliza para tratar episodios depresivos mayores, trastornos de ansiedad generalizada y el dolor asociado a diversas enfermedades físicas. Sus efectos secundarios principales son:
– Cefaleas.
– Náuseas.
– Sequedad de la boca.
La duloxetina es uno de los mejores antidepresivos que se pueden utilizar, ya que produce pocos efectos secundarios y minimiza algunos desagradables (como las disfunciones y problemas sexuales) sin que su efecto varíe.
Consumo de antidepresivos
Los antidepresivos solo se deben consumir bajo prescripción médica y siguiendo siempre las pautas indicadas por el profesional sanitario.
Los médicos y los psiquiatras son los profesionales que tienen la responsabilidad de conocer y evaluar correctamente al paciente para finalmente decidir si necesita algún tipo de antidepresivos para superar su problema o, por el contrario, no es necesario.
En muchos casos, la persona que acude al médico en busca de un antidepresivo que le alivie sus síntomas no necesita tomarlo, ya sea porque su depresión es leve y se puede curar a través de otras vías, o porque sus síntomas no llegan a calificarse como depresión.
Algunas de estas personas acuden porque se acaban de separar o divorciar, porque han perdido su empleo, porque ha fallecido un ser querido, por una crisis existencial…
Si finalmente el médico decide que debe tomar antidepresivos para poder mejorar, hay que saber que su acción no es inmediata. Se puede tardar días, semanas e incluso un mes en ver sus efectos y en notar la mejoría del fármaco.
En muchos casos, la persona tiene que probar varios tipos de antidepresivos y modificar varias veces la dosis hasta encontrar aquel que mejor alivie sus síntomas y menos efectos secundarios le produzca.
Según las estadísticas, solo tres de cada cinco personas con depresión empiezan a mejorar nada más comenzar a tomar un antidepresivo.
Como se puede observar, el inicio del tratamiento de la depresión en muchos casos es lento, pero, a pesar de las dificultades que se pueden encontrar al comienzo, se debe ser constante y responsable con el consumo de antidepresivos.
Estos fármacos actúan a nivel cerebral, por lo que no se deben retirar nunca de manera repentina. Aunque al comienzo del tratamiento los efectos y las mejoras sean lentos, hay que tener paciencia y nunca abandonar el tratamiento sin supervisión médica.
Aunque no sucede en el cien por cien de los casos, los antidepresivos deben considerarse tratamiento de segunda línea, es decir, antes de consumir antidepresivos se deberían explorar otras vías de mejora, como por ejemplo, la terapia psicológica.
A continuación se exponen los principales beneficios de la terapia psicológica en la depresión, en comparación con los antidepresivos:
– Es más eficaz que los fármacos antidepresivos
– Es eficaz tanto a corto como a largo plazo
– Reduce los síntomas de la depresión
– Conlleva menos riesgos para la salud
– Tiene menos efectos secundarios
– Existe una mayor adherencia al tratamiento
– Menor tasa de abandono
– Evita la cronificación del trastorno
– Previene recaídas
– Reduce el absentismo laboral
– Es más barata
– No discrimina entre niños, adolescentes, embarazadas, adultos y ancianos.
Por estas y otras muchas razones, la terapia psicológica es la recomendación principal en el tratamiento de los trastornos depresivos.
Precauciones a la hora de tomar antidepresivos
Antes de iniciar un tratamiento con fármacos antidepresivos, se debe consultar con el médico o psiquiatra e informarse sobre las precauciones que se deben tener antes, durante y después del tratamiento.
Por ejemplo, si se está tomando algún tipo de medicamento, vitamina o producto de herbolario, hay que contárselo al profesional sanitario que esté supervisando el caso, ya que la combinación de dichos productos con los antidepresivos puede tener efectos no deseados.
Si se bebe alcohol con regularidad, se debe tener cuidado al inicio del tratamiento. Conviene no combinar ambas sustancias hasta saber qué fármaco y dosis van bien y hasta que se vea cómo afectan al cuerpo los fármacos para la depresión.
También es muy importante conocer los principales efectos secundarios que producen estos medicamentos psicotrópicos:
– Aumento de peso
– Aumento del ritmo cardiaco
– Cansancio
– Confusión
– Dolor de cabeza
– Náuseas
– Nerviosismo
– Mareos
– Sensación de debilidad
– Sequedad de la boca
– Somnolencia
– Sudoración
– Temblores
– Pánico
– Pensamientos e ideas suicidas
– Problemas de ansiedad
– Problemas para dormir (insomnio e hipersomnia)
– Problemas sexuales
– Visión borrosa
– Vómitos.
Estos efectos secundarios se producen en las primeras semanas de tratamiento y van disminuyendo con el paso del tiempo. Si no disminuyesen, hay que consultar con el médico, ya que puede que la dosis o el medicamento no sea el adecuado.
Para evitar dichos efectos secundarios o para minimizarlos en la medida de lo posible, se debe empezar a consumir los antidepresivos en dosis bajas.
Cómo dejar los antidepresivos
Este tipo de fármacos se deben dejar de manera adecuada, es decir, reduciendo la dosis de manera gradual y siempre bajo supervisión médica. Si se deja de tomar los antidepresivos de manera brusca y repentina, se sufrirán efectos secundarios indeseados y molestos como:
– Síntomas de abstinencia como dolor de cabeza, mareos, desmayos, náuseas, vómitos, irritabilidad, ansiedad, problemas de sueño, tristeza…
– Incremento de las ideas e intentos de suicidio.
– Retorno de la depresión.
Por este motivo nunca se debe dejar el tratamiento con antidepresivos de manera abrupta y sin consultar previamente con el médico o psiquiatra.
Muchas personas abandonan sin previo aviso el tratamiento con antidepresivos porque se encuentran mejor que al principio. Creen que al encontrarse mejor no deben seguir tomándolos y los dejan sin consultar antes con su médico.
A pesar de sentirse mejor, uno nunca debe dejar los fármacos para la depresión de esta manera, ya que los síntomas de abstinencia, las ideas suicidas y la depresión pueden regresar y habrá que volver a empezar de nuevo el tratamiento.
Cualquier cambio o modificación debe realizarse bajo supervisión médica.
La depresión y sus síntomas
La depresión puede surgir en una persona por la vivencia de un acontecimiento estresante, a raíz de una enfermedad, por sus rasgos de personalidad, por herencia genética, por desequilibrios bioquímicos en el cerebro…
Es decir, la depresión puede surgir por muchos y muy variados motivos.
Independientemente del motivo por el cual se desarrolle la depresión en la persona, los síntomas más comunes que derivan de tal patología son:
– Aislamiento social
– Apatía
– Baja autoestima
– Bajo nivel de energía
– Cambios en la alimentación (comer más o comer menos de lo habitual)
– Dificultad para pensar
– Disminución de la vitalidad
– Disminución del interés sexual
– Fatiga
– Ideas suicidas e intentos autolíticos
– Incapacidad para tomar decisiones
– Irritabilidad
– Pensamientos de muerte
– Pérdida de interés en aquello que antes interesaba y resultaba placentero
– Pérdida de peso
– Pesimismo
– Problemas de ansiedad
– Problemas de concentración
– Problemas de sueño (insomnio e hipersomnia)
– Problemas físicos (dolores de cabeza, problemas gastrointestinales…)
– Sentimientos de culpabilidad, inutilidad, desesperación, desesperanza, impotencia, vacío…
– Tristeza
Quién mejor detecta estos síntomas no suele ser la persona deprimida sino quienes están frecuentemente a su lado (los familiares, la pareja, los amigos, los compañeros de trabajo…).
Por este motivo no es extraño que una persona ya deprimida o en proceso de depresión acuda a consulta por petición expresa de un familiar o amigo que está preocupado por su estado actual.
Referencias
- American Psychiatric Association (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (5ª ed.). Editorial Médica Panamericana.
- Dharmshaktu, P. Tayal, V. Kalra, B. S. (2013). Efficacy of Antidepressants as Analgesics: A Review. The Journal of Clinical Pharmacology.